Las amistades se forman a través de pequeños momentos compartidos de calidad más que de la cantidad de tiempo. Algunas amistades se forman a través de risas, dolores compartidos, la escuela, o correos electrónicos, mientras que otras surgen sin explicación. Aunque a veces no se ven o escuchan, las amistades pueden mantenerse vivas a través de comunicaciones electrónicas que permiten reír y llorar juntos a distancia. Los pequeños momentos vividos con los amigos son valiosos y deben atesorarse.