Las amistades están hechas de trozos de tiempo compartidos con otras personas, ya sea días enteros o solo cinco minutos. La calidad, no la cantidad, de tiempo que pasamos con un amigo es lo que importa. Algunas amistades se forman a través de risas, dolores compartidos, la escuela, o actividades de la juventud, mientras que otras surgen de forma inesperada a través de momentos clave vividos juntos o de silencios comprendidos.