España tiene una configuración peninsular con costas rectilíneas y pequeñas, rodeada por el mar Mediterráneo y el océano Atlántico. Su territorio es montañoso con una meseta de alta altitud y cadenas montañosas como los Pirineos, lo que dificulta la comunicación terrestre y hace que sus ríos sean poco caudalosos e irregulares a pesar de salvar grandes desniveles en recortos trayectos.