Dios creó el país más hermoso del mundo para que sus habitantes pudieran vivir felices y experimentar una pequeña parte del paraíso. Le dio dos océanos, tres cordilleras, una rica biodiversidad y gente maravillosa. Aunque el país ahora sufre dificultades, Dios tiene esperanza en que los panameños valoren los dones recibidos y demuestren su orgullo por su patria.