El poema describe la triste realidad del carnaval en Venezuela, donde la gente es asesinada día y noche por malandros y policías. El autor busca desesperadamente leche y harina para darle una última comida a su hijo universitario que se une a las protestas para luchar por un nuevo país, arriesgando su vida. El carnaval ya no trae alegría sino muerte y miedo.