La energía hidráulica aprovecha la energía potencial del agua almacenada a cierta altura para generar energía cinética. Sin embargo, la construcción de presas para aprovechar esta energía renovable puede dañar el medio ambiente, alterando los hábitats acuáticos y terrestres circundantes y modificando el curso natural de los ríos. Además, el funcionamiento continuo de las presas también puede ocasionar efectos negativos sobre la ecología local.