La generación de energía nuclear reduce la dependencia de los combustibles fósiles y emisiones de gases de efecto invernadero. Aunque es una fuente de energía continua y eficiente, presenta desafíos como la gestión segura a largo plazo de residuos radiactivos y el riesgo humano de accidentes con graves consecuencias como ocurrió en Chernobyl y Fukushima. Se necesitarán construir nuevos reactores para reemplazar a los existentes que llegarán al final de su vida útil.