Los antiguos romanos y griegos ya aprovechaban la energía hidráulica mediante ruedas hidráulicas para moler trigo. La primera central hidroeléctrica moderna se construyó en 1880 en Gran Bretaña. Una central hidroeléctrica aprovecha la energía potencial del agua de un cauce natural al caer desde cierta altura para generar energía eléctrica mediante una turbina hidráulica.