La revolución nacional de 1952 en Bolivia comenzó con una insurrección del cuerpo de carabineros liderada por el general Antonio Seleme en respuesta a las malas condiciones laborales y bajos salarios. Los carabineros tomaron estaciones de radio e instituciones gubernamentales clave para anunciar el levantamiento y reclutaron a civiles. La revolución resultó en la nacionalización de las minas de estaño y otros recursos naturales que habían estado controlados por tres magnates: Simón Patiño, Mauricio Hochschild