María Alejandra Cruz, una niña de 8 años, tuvo que migrar de Honduras a Estados Unidos de forma ilegal con su familia debido a la violencia. Fueron detenidos en la frontera de México y deportados de regreso a Honduras después de dos meses. Sus padres intentaron reinscribir a María en la tercer grado de su escuela anterior, pero el director se negó, alegando que había pasado demasiado tiempo. Los maestros también acordaron no aceptarla, por lo que se le negó el derecho a la educación.