Este poema describe las manos de una madre que ha trabajado arduamente para cuidar a sus hijos. Sus manos, ahora callosas por el trabajo, merecen ser llenadas con pétalos de rosas para aliviar el dolor y las heridas del pasado. El poema también celebra las manos de diferentes mujeres, incluyendo las manos suaves de una madre con su bebé, las habilidosas manos de una pianista y una secretaria, y las manos endurecidas de una obrera.