La explotación infantil se produce principalmente por la extrema pobreza y marginación social que enfrentan muchas familias, lo que las obliga a que sus hijos trabajen para mantenerlos. También existe la explotación por parte de redes criminales que usan niños para la mendicidad, la prostitución y otros fines económicos. Finalmente, durante conflictos armados los niños son víctimas de abusos, y a veces la presión de amigos lleva a algunos adolescentes a trabajar y pasar mucho tiempo en la calle.