Este documento discute cómo Facebook se ha convertido en una parte común de nuestra vida cotidiana, pero también ha permitido la propagación de noticias falsas y desinformación. Aunque inicialmente se concibió para unir a las personas, Facebook ahora depende de algoritmos que promueven contenido indignante para mantener la atención de los usuarios. Algunos estudios muestran que las personas están comenzando a darse cuenta de los efectos perjudiciales de exponerse constantemente a las opiniones de otros en las redes sociales.