Institucion educativa la esperanza sede la magdalena
Tu cara me suena
1. 58 Deustopía 121
Imagen de Bruce Krasting (CC by)
En cuántas películas y series de televi-sión
habremos visto aplicaciones in-formáticas
que, a modo de escáner, ana-lizaban
imágenes de una cámara para
reconocer las caras de personas utilizan-do
una inmensa base de datos. ¿Rea-lidad
o ficción? Pues lamentablemente
para nuestra intimidad, cada vez menos
ficción. Y no estamos hablando de he-rramientas
del FBI (que también), sino
más bien de redes sociales, que van acu-mulando
una cantidad ingente de fo-tografías
con rostros en ese nuevo con-cepto
de moda en internet que es el Big
Data.
¿Qué herramientas de reconocimiento fa-cial
hay en el mercado? Empecemos por
lo esperado: las agencias de seguridad. A
través de la documentación fi ltrada por
Edward Snowden descubrimos que la NSA
(la Agencia de Seguridad Nacional esta-dounidense)
recolecta de manera masiva
imágenes de internet para hacer pruebas
con su software de reconocimiento de ros-tros,
llamado Tundra Freeze. El FBI también
acaba de estrenar un sistema denominado
Next Generation Identifi cation (NGI) con
millones de imágenes en una base de datos
de los 50 estados norteamericanos. Pero es
curioso saber que NGI no es muy bueno
que digamos: a una fotografía dada, de-vuelve
una lista de 50 posibilidades, con un
85% de posibilidades de que la persona
correcta esté en esa lista.
Como no podía ser de otra manera cuan-do
hablamos de caras, Facebook tenía que
estar en la picota con su sistema DeepFa-ce.
Si le damos dos imágenes, nos dirá
con un 97% de precisión si son la misma
persona. ¿Por qué es más potente el siste-ma
de Facebook que el del FBI? Sencillo:
porque cuenta con más fotografías (250
billones de imágenes frente a 50 millones)
y de mejor calidad. Mientras que muchas
de las que tiene el FBI están tomadas por
cámaras de videovigilancia, siendo la reso-lución
y el ángulo malo, Facebook cuen-ta
con las que nosotros subimos, de una
gran calidad y haciéndole parte del trabajo
con el etiquetado de personas.
Por supuesto, Google no se queda fuera
del juego. Con su producto estrella, las
Google Glass, está trabajando en progra-mas
de reconocimiento facial, aunque lo
hace con cautela por las presiones que
está recibiendo del Senado de Estados
Unidos. De hecho, ya han trascendido no-ticias
de que la policía de Nueva York las
está probando para disponer rápidamente
de información sobre sospechosos.
Tenemos también otras apps como es el
caso de NameTag1, una herramienta que
permite que saquemos una foto con el
móvil y esta sea contrastada con millones
de imágenes de personas extraídas de las
redes sociales. Si hay alguna coincidencia,
no solo nos devolverá su nombre, sino
también otras imágenes y sus perfi les en
diferentes redes sociales como Facebook,
Twitter e Instagram. Incluso podremos sa-ber
si esa persona está buscando pareja en
servicios de citas online tipo Match.com.
Está disponible para Android, iOS y quie-ren
también integrarla en Google Glass.
Otros sistemas combinan el reconocimien-to
facial y la geolocalización. Es el caso del
proyecto Facedeals. La idea es que no sea
necesario ya que hagamos checkin en los
lugares de manera activa a través de redes
tipo Foursquare, sino que directamente,
esos espacios cuenten con una cámara
que, al entrar, compruebe si estamos en la
base de datos de usuarios que han dado
su aprobación a Facedeals en Facebook.
De esta manera, podrá consultar los «Me
gusta» que tenemos en esta red social
para enviarnos al móvil una promoción
exclusiva en base a nuestros gustos.
El reconocimiento facial también se está
trabajando como elemento biométrico de
acceso a sistemas. Es decir, que nuestra
cara podría ser nuestra próxima contra-seña.
Por supuesto, hay que evolucionar
aún mucho estas herramientas para que
no haya peligro de suplantación con más-caras.
Por ejemplo, se están investigando
medidas que supongan el movimiento de
nuestra cara, como es el caso de un guiño.
Lejos van a quedar esos días en los que, las
personas que somos terriblemente malas
recordando nombres y caras, tengamos
problemas. O incluso aquellas que sufren
de prosopagnosia (enfermedad caracte-rizada
por una incapacidad de reconocer
los rostros) podrán tener más herramien-tas
para relacionarse socialmente. Ahora
bien, las historias distópicas de un Gran
Hermano se confi rman con cada paso
que da la tecnología y las personas que
usamos esa tecnología. Algún día quizás
tengamos que explicar a nuestros nietos y
nietas el concepto de la intimidad, porque
no les resulte familiar.
[1] NameTag: http://www.nametag.ws
[2] Facedeals: http://getfacedeals.com
Lorena Fernández
loretahur@gmail.com
internet
Tu cara me suena