SlideShare una empresa de Scribd logo
1
LA ALQUIMIA AYER Y HOY
«Ha sido mi propósito hacer un cuidadoso estudio de la naturaleza; y una de las cosas que he investigado
es la hipótesis de los alquimistas. La mayoría de los estudiosos y eruditos eran opuestos a las opiniones de
esta gente y declaraban que sus hipótesis no tenían fundamento. Como filósofo no tuve otra alternativa
que investigar los argumentos de ambas partes.
Al examinar los escritos de los que reivindican este arte los encontré desprovistos de todo razonamiento
lógico, que es la base de cualquier conocimiento, mientras que la mayor parte de sus contenidos eran casi
necedades.
Luego consulté las obras de sus oponentes, pero no encontré nada, excepto una débil refutación apoyada
en razonamientos tan pueriles que con ellos ninguna ciencia podía ser desaprobada.
Tras meditar sobre el asunto largo tiempo, me dije: "Si este cosa es posible, ¿qué hace que lo sea? Y si es
algo que no puede ser, ¿por qué es este el caso?"» (1)
Sean o no de Avicena, estas palabras tienen mil años, siglo más o menos, pero aún nos sirven para situar la
cuestión en la actualidad. Verdadera o falsa, la alquimia existe. Y como método de investigación podemos
empezar considerándola como un conjunto de hipótesis que unos defienden y otros rechazan.
En el presente trabajo nos proponemos hacer un recorrido, no demasiado sistemático ni exhaustivo, por textos y
contextos, para intentar averiguar algo sobre esas hipótesis. La visita a la alquimia esotérica actual será breve y
superficial, nos detendremos algo más en la alquimia antigua en su fase griega, la árabe la veremos sólo de lejos,
con más detalle la medieval y clásica.
METAFÍSICA, RELIGIÓN Y TRANSMUTACIÓN.
Si se visita el website Contrapoints, gestionado por la libreria-editorial La Table d'Émeraude, página Alchimie,
nos encontramos con un lema que es a la vez una definición: Alquimia: una Metafísica en acción.(2)
El concepto de alquimia como "metafísica" está hoy bastante extendido. Seguramente el inspirador directo de
esta expresión ha sido G. Béatrice, quien como rechazo de la correinte puramente "espiritualista" que la
consideraba como «una especie de acercamiento figurativo a las realidades arquetípicas del hombre y su
pensamiento», escribió:(3)
«La Alquimia no es en absoluto una teosofía, sino bien una metafísica experimental,
una "filosofía" natural manipulatoria.»
Mientras la expresión filosofía natural (aunque sin comillas) nos llevaría a los viejos alquimistas medievales,
como veremos más adelante, el término metafísica en esoterismo remite a Guénon y de él tanto a la filosofía
vedanta como al sufismo. Claude d'Ygé(4)
, respetuoso con «el conjunto de la obra de Réné Guénon» -disentía en
cuanto a la alquimia- consideraba que «no hay Alquimia verdadera sin el perfecto conocimiento de los principios
metafísicos, y sin oratorio; pero no hay Alquimia verdadera posible sin una comunión cotidiana del alquimista
con la naturaleza, con su Materia (su Beatriz, la dama de sus pensamientos) y sin la experiencia de laboratorio.
[...] La Alquimia verdadera, espiritual, operativa natural, es una de las vías más completas para la conquista de la
Luz divina.»
2
Un año antes, R. Alleau(5)
había expuesto conceptos muy similares: «Aunque positiva, experimental y concreta,
la alquimia toma sus principios de la "metafísica tradicional", de la que representa una de las aplicaciones en el
dominio "formal", así como de las relaciones de la "forma" y de la "luz".» Unas páginas más adelante escribe:
«De alguna manera, conviene considerar sobre todo la alquimia como una religión experimental, concreta, cuyo
fin era la iluminación de la conciencia, la "liberación del espíritu y del cuerpo".» Habría para sorprenderse por la
expresión «religión experimental», sobre todo proviniendo de un estudioso de la historia de la religiones. ¿No
son acaso experimentales todas las religiones? Lo novedoso, lo específicamente alquímico, consiste en que esa
"experimentación" se realiza a nivel de laboratorio, según Alleau: «[...] está fuera de duda que las
manipulaciones alquímicas servían de soportes materiales a una ascesis interior». Y precisa aún más: «Así la
alquimia pertenece más bien a la historia de las religiones que a la historia de las ciencias.»
Entendida así, la alquimia es una mezcla de metafísica trascendente guenonista, experiencia metalúrgica sacra
inspirada de Eliade, liberación hinduista e iluminación taoísta. Tal parece ser la tendencia mayoritaria de la
alquimia de finales del siglo 20.
Preguntémonos ahora qué lugar ocupa en ese edificio parametafísico la transmutación. E. Michelena(6)
replicaba
así a la antigua definición de la Academia de la Lengua («es un arte con el que se pretendía hallar la piedra
filosofal y la panacea universal»):
«Esa piedra no constituye en sí misma el objetivo supremo de la Alquimia. Ni siquiera de la Alquimia Operativa,
que es la más concretamente encaminada en esa dirección [...] En este Arte Hermético, la transmutación
metálica, con la obtención de oro (crisopea), o plata (argiropea), a partir de los llamados "metales innobles"
(plomo, estaño, mercurio), no es en modo alguno el objetivo final del proceso, sino solamente una de las etapas
finales del Magisterio, con finalidades verificatorias definitivas, en unas pruebas que hoy denominaríamos test
de eficacia y comprobación final».
El autor no nos dice qué es lo que pretendían «verificar y comprobar» los alquimistas. Para encontrarle un
sentido quizás habría que recurrir a la teoría del perfeccionamiento paralelo materia-alquimista, idea muy común
expresada ya por d'Ygé: «La práctica de la Gran Obra sigue paso a paso la accesis espiritual del hombre».
En el website de Contrapoints mencionadoAndreae , J. Valentinius (?) da un paso más y afirma que «la materia
no puede ser transmutada sin que el sujeto no sea él mismo también transmutado». Aunque la Transmutación no
es sino nombre para designar la Síntesis última «otro en la que la materia se regenera en el misterio de su
origen.»
Este menosprecio, cuando no desprecio, de la ayer soberbia, hoy humilde transmutación metálica, que recorre
casi todas las concepciones alquímicas actuales no es nuevo, naturalmente. Tiene su más genuino predecesor en
la alquimia paralcesista, mística y antipapista, y más concretamente en la presentada por su producción más
llamativa, la Fraternidad Rosacruz, que distingue entre los "impíos" hacedores de oro y los "verdaderos"
filósofos:
«los hacedores de oro incita a una multitud El gran éxito actual del arte impío de de bribones escapados de la
horca a a cometer grandes canalladas abusando de la buena fe y de la
ingenuidad de numerosas personasde ellas están . Algunas honestamente
convencidas de que la transmutación metálica es la cima de la filosofía y su
resultado y que hay que consagrarse enteramente a ello porque la fabricación
de grandes masas de lingotes de oro agrada a Dios especialmente [...] Lo que
proclamamos al respecto es lo siguiente: estas concepciones son erróneas.
Los verdaderos filósofos opinan que la fabricación de oro no es sino un
trabajo preliminar de escasa importancia, uno más entre los miles de ellos
que tienen que realizar, la mayor parte de ellos de bastante más envergadura.
Repetimos el dicho de nuestro bienamado C. R. C.: ¡Uf! ¡Oro! ¡Nada más
3
que oro! Aquel ante cuyos ojos se abre la naturaleza entera no se alegra por poder hacer oro para, según palabras
de Cristo, cebar a los diablos. Se alegra por ver cómo el cielo se desvela, cómo suben y bajan los ángeles del
Señor, y de que su nombre esté inscrito en el Libro de la Vida.» (7)
La reivindicación de la filiación de las ideas propias con lo genuino, auténtico y verdadero puede seguir
derroteros curiosos. Así, sobre la cuestión de si los autores de la Fama eran o no los "verdaderos Rosacruces",
remitimos al lector esoterista a la obra de Fulcanelli y de Guénon(8)
.
Pero ya les pareció a los rosacruces -tan auténticos no los hubo antes ni los habría después, en nuestra opinión-
que habían exagerado la nota, y la Confessio pone de nuevo el velo al cielo, quita la escalera de Jacob, y deja a la
alquimia otra vez en sus límites naturales, metálicos y medicinales:
«Acerca del juicio emitido por la Fama sobre los impostores en cuestión de transmutaciones metálicas y de
medicina suprema en este mundo, esto es lo que queremos decir: no queremos en absoluto arruinar ni
disminuir este don divino de una excelencia semejante. Sin embargo, como no siempre aporta enseñanzas y
revelaciones suficientes sobre la transformación de los metales, sobre la medicina y sobre una infinidad de
otros misterios y maravillas naturales, pensamos que es justo consagrar lo esencial de nuestros esfuerzos a
adquirir la comprensión y ciencia de la filosofía. Por ello debe evitarse iniciar en la tintura metálica a
excelentes espíritus que no tengan una buena práctica anterior del conocimiento de la naturaleza.»
En general ya no se puede acusar a los "científicos" de poca sensibilidad respecto a los puntos de vista
esoteristas. Así opinaba John Read:
«Mucha gente que en el momento actual piensa sobre la alquimia (y no hay muchos que lo hacen) la despacha
como el pretendido arte de transmutar metales no nobles, como estaño o plomo, en los nobles plata y oro. [...]
Sin embargo, en su interpretación más ancha la alquimia fue un grandioso sistema filosófico que se propuso
penetrar y armonizar los misterios de la creación y de la vida. Buscaba poner en relación el microcosmos del
hombre con el macrocosmos del universo. Situada en este contexto más amplio, la transmutación de una forma
de materia inanimada en otra fue simplemente un objetivo marginal de la alquimia, cuyo propósito era
suministrar pruebas en el plano material de sus principios más amplios, en particular de la esencial unidad de
todas las cosas.» (9)
F. S. Taylor es algo más prudente e indeciso:
«No es fácil definir la alquimia. Algunos querrían limitar su significado al de "Transmutación de los metales";
otros querrían incluir dentro de su alcance todo lo perteneciente a las nociones de exaltación y regeneración,
tanto de los metales como de la mente humana. La alquimia no es idéntica ni al misticismo ni a la metalurgia.
sucintamente con su título la naturaleza del Arte que describe -que puede definirse como: -Un Arte que pretende
estar relacionado con la transmutación de los metales, y descrito con una terminología a la vez Física y Mística».
(10)
Todas las visiones anteriores son bien conocidas y, exceptuada la de Taylor -cuyo defecto es el de la
generalización-, tienen en común que exponen conceptos nacidos, no tanto de la lectura de textos alquímicos
como del análisis de lo que podríamos llamar el fenómeno alquímico desde un punto de vista social.
Nos acercaremos ahora a la alquimia del pasado, pero para delimitar la materia, inmensa, leeremos y
comentaremos algunos términos y sobre todo definiciones relativos al arte.
4
NATURAL Y MISTERIOSA.
El texto griego considerado más antiguo es el atribuido a Demócrito, Cuestiones naturales y místicas (Phusikà
kaì mustiká), cuyo título seguramente tardío es casi un programa que llamó la atención del fundador de Ambix,
como hemos visto.
El apelativo natural nos lleva directamente al núcleo mismo del debate sobre el propósito de la alquimia
alejandrina. Aparentemente, la obra de Demócrito trata los mismos temas que los recetarios conservados en los
papiros de Leiden y Estocolmo: imitación de metales preciosos, tinturas y gemas. Sin embargo hay una
diferencia esencial: a partir del intento de producir estas sustancias o simplemente de dotar a los cuerpos de
cualidades más nobles, en el Phusiká hay un interés evidente por descubrir cuáles son las leyes naturales que
rigen estas combinaciones y cambios. Según son presentados por los textos, quienes investigan los
procedimientos de transformación de las sustancias no son simples artesanos, imitadores o falsarios, sino
sacerdotes, profetas y filósofos, es decir, aparentemente, detrás del análisis de las recetas está la filosofía, que se
pregunta sobre los mecanismos que sigue la naturaleza para alcanzar la perfección de sus producciones, sean
metales, gemas o pigmentos. Las conclusiones de Demócrito parecen ser las siguientes: combinando
adecuadamente las sustancias, pueden obtenerse cuerpos perfectos, o similares en cualidades a los perfectos.
Para que esta mejora sea real, hay que conseguir «armonizar las naturalezas» aplicando sus leyes: «La naturaleza
se deleita en la naturaleza, la naturaleza vence a la naturaleza, la naturaleza domina a la naturaleza».(11)
Las
recetas no parecen en definitiva más que una demostración de la operatividad de esta ley.
Desde sus inicios por tanto, la auténtica física es considerada como un conocimiento místico o misterioso. Es
probable que en sus orígenes la alquimia se transmitiese a la manera de los misterios, es decir, de forma cerrada
y reservada a unos pocos; pero en general pronto se entiende que los textos ocultan verdades no comunes y que
han de leerse de manera alegórica, de ahí que el corpus alquímico, como el religioso, esté constituido en su
mayor parte por exégesis más o menos autorizadas. Los que acceden a los textos de forma vulgar, dice
Demócrito, quedan decepcionados y terminan negando la ciencia, «pues creen que transmitimos enseñanzas
míticas [falsas] en lugar de místicas». (12)
ARTE SAGRADO.
Otro texto considerado de los más antiguos es el de La profetisa Isis a su hijo Horus. Aquí, la alquimia aparece
designada con su nombre más frecuente, «arte hierático de Egipto (hierà tékhne Aigúptou)»
En un sentido restringido, el término tékhne (latín ars) designa en general la habilidad manual para realizar algo
útil, adquirida por el estudio o la experiencia. En este sentido se opone a epistéme (latín scientia) y sobre todo a
filosofía, en los que el conocimiento no tiene finalidad práctica. Pero exceptuada la filosofía, que quedará como
designación genérica, los demás son generalmente sinónimos.
En Isis encontramos por primera vez el enunciado alquímico de otra ley natural, "genética" esta vez, que asimila
los tres reinos naturales: «El que siembra trigo recoge trigo, el león engendra al león, el hombre al hombre y el
oro al oro». Aunque atribuyéndola a Hermes, también Zósimo transmite esta máxima, que será repetida multitud
de veces por los alquimistas europeos, siempre en relación con la necesidad de buscar la "simiente" metálica.
De las finalidades del arte, "Isis" sólo menciona la «fabricación del oro y de la plata (khrusoû kaì argúrou
kataskeué)». El calificativo hierático abarca los sentidos de sacerdotal y sagrado. Según Zósimo(13)
, en Egipto la
explotación de minas y el tratamiento de los minerales y metales era monopolio de los reyes y su control un
privilegio de la casta sacerdotal. Entre los sacerdotes estos conocimientos estaban rodeados sin duda de un halo
sagrado, como todo saber monopolizado, pero no hay que pensar que la metalurgia tuviese un auténtico carácter
religioso, como podía tenerlo, por ejemplo, un rito sacrificial. Es poco probable que los sacerdotes se interesasen
por las leyes naturales que transcienden la operación metalúrgica; es un paso que encaja mejor con la
racionalidad de la mentalidad griega. De hecho, en las reliquias de la literatura alquímica griega que nos han
5
llegado, no hay autores egipcios propiamente dichos e incluso la figura de Hermes Trismegisto aparece desvaída:
los fragmentarios textos conservados pertenecen todos a "filósofos" griegos. Sin embargo la tendencia a enraizar
con el pasado, común en cualquier doctrina nueva, llevó a los alquimistas a rodearse de antepasados fabulosos:
sacerdotes, profetas, filósofos. Hay que descartar sin embargo a los dioses; cuando aparecen, como es el caso de
Isis, Hermes o Agatodemón, están evemerizados y esta será una constante de la alquimia que la diferencia
claramente de la magia. Entre estos antepasados, los sacerdotes egipcios tienen un lugar de privilegio, pues,
desde al menos el siglo 5 aC, son los únicos a los que los griegos cultos admiran, creyéndolos depositarios de
venerables conocimientos antiquísismos. Los griegos de principios de nuestra era, apasionados por los
conocimientos "misteriosos", siguen mostrando gran respeto y admiración por los antiguos, pero, con todo, la
leyenda de Ostanes y Demócrito aleccionando a sacerdotes egipcios muestra que algo ha cambiado. Esta
degradación conceptual de la sabiduría sacerdotal es ya un hecho en el siglo 3, pues Zósimo se burla de los
métodos de un sacerdote que intenta impresionar a Teosebia. El comentario de Sinesio es también una enseñanza
dirigida a un sacerdote de Serapis.
Es difícil que las recetas de imitación, auténtico material de investigación sobre el que trabajan los alquimistas,
hayan salido de los talleres y fábricas de los templos egipcios; lo verosímil es que haya sido en el exterior donde
se produjesen las imitaciones fraudulentas, en talleres de orfebres tal vez judíos. Sea como sea, lo importante es
que estos procedimientos gozaron de un alto prestigio al ser atribuidos por los quimeutas alejandrinos y
bizantinos a antiguos sacerdotes egipcios y a sabios de otras nacionalidades. "Demócrito" menciona textos
persas(14)
, Zósimo da nombres de autores judíos y cita con frecuencia a María.
Según la leyenda transmitida por el Libro de Enoc (¿siglo 2 aC?), los ángeles "rebeldes" se enamoraron de las
mujeres y tuvieron relaciones con ellas, enseñándoles agradecidos las artes; es la versión judía de la creencia
común a otras culturas de que las "artes" (agricultura, metalurgia, etc.) tienen un origen divino. En el texto de
"Isis" los ángeles (o demonios) se enamoran también de las mujeres, a las que ofrecen conocimientos a cambio
de un momento placer; pero los misterios de la alquimia son de un carácter tan elevado que ni siquiera todos los
ángeles lo poseen, por ello "Isis" tiene que esperar a ser iniciada por uno de los primeros ángeles.
La aportación a la alquimia de egipcios, judios, iranios o babilónicos, es de la misma naturaleza que la de las
corrientes gnósticas: sincretismo, a nivel simbólico, de leyendas y mitos divergentes. Relacionar a Isis con los
ángeles caídos tiene el propósito evidente de armonizar los orígenes egipcio y judío; sin duda debió haber una
cierta polémica sobre este tema, pues también Zósimo alude a estos dos orígenes.
ARTE DIVINO.
El arte es calificado también de divino (theía)(15)
, término que no debe inducirnos a engaños prematuros: divino
es sinónimo de admirable, extraordinario, poco común; es un adjetivo que los griegos usan con banal frecuencia:
lo vemos igualmente aplicado a los filósofos y al algunas sustancias. Sin embargo, las leyendas de "Isis" iniciada
por el ángel Amnael o "Demócrito" invocando el espíritu de "Ostanes" muestran que ya existía una cierta
conciencia de que los conocimientos alquímicos eran de carácter "inspirado". Sin duda el calificativo "divino"
fue el que propició que en la alquimia árabe y europea sea Dios directamente el inspirador.
El arte busca ennoblecerse adoptando también otras denominaciones menos "manuales", como filosofía
excelente o hermosa (aristé, kalé philosophía); obra divina (theîon érgon); ciencia (epistéme), ciencia de la
crisopeya o simplemente crisopeya (khrusopóiia), aunque ésta no es de hecho más que uno de sus objetivos, la
fabricación de oro.
6
FILÓSOFOS Y POETAS.
En la época más antigua, los practicantes del arte no parecen tener ningún nombre especial; se les nombra por el
rango social que se les atribuye en razón de su origen: los egipcios son "sacerdotes", los griegos "filósofos", los
persas "profetas". El término filósofo será el que prevalecerá, algo comprensible desde el punto de vista griego.
Para los alquimistas alejandrino-bizantinos, el "filósofo" por antonomasia es "Demócrito", de la misma manera
que para los árabes es Hermes y para los europeos medievales "Aristóteles". Los adjetivos laudatorios no son
infrecuentes. Sinesio llama divino a Demócrito y grandea Ostanes; Zósimo llama divina a María; el mismo
adjetivo aplica Olimpiodoro a Zósimo. Hermes es grande, mil veces grande o tres veces máximo (mégas,
muriómegas, trismégistos).
En ocasiones los alquimistas reciben el nombre de poetas (poietés, el que hace). Entre los considerados "poetas"
por los bizantinos destaquemos aquellos que también podemos encontrar en Europa: Platón, Aristóteles, Hermes,
Demócrito, Zósimo, Esteban, Ostanes, María, Cleopatra, Heracleo y otros. Los lugares especialmente
mencionados en los que se practicaba el arte eran Egipto, sobre todo en el templo de Menfis, Tracia y Chipre.
Casi no hay que mencionar que Egipto destaca también por la magia y Tracia por sus brujas.
KHUMEÍA.
Es difícil decidirse por la primera aparición conservada del étimo de alquimia. Jorge el Sincelo, un cronista
bizantino del siglo VIII, hace una cita de un libro de Zósimo en la que éste explica a su "hermana" Teosebia que
el nombre chêma (variante: chemeía) aplicado al "arte más excelente", está tomado del título del libro en el que
los ángeles caídos transmitieron a los humanos las "obras de la naturaleza".
Olimpiodoro designa la alquimia como el «arte oculta de la química» (kekruméne tékhne tês khumeías);
variantes ortográficas (16)
: khimeías, khemeías). También atribuye a Agatodemón, a quien considera de origen
egipcio,(17)
un «libro quiméutico» (bíblos khemeutiké).
Estos dos libros son, sin duda, el mismo visto desde dos ángulos diferentes, el judío y el egipcio, es decir,
reproducen el doble origen visto en Isis.
Un fragmento inconexo, que por el contexto parece referirse a un libro de Zósimo, pero que igualmente podría
ser el de "Demócrito", dice así:
«Este libro es llamado libro metalliké khumeutiké; trata de la crisopeya, la argiropeya, la fijación del mercurio;
contiene sublimados, tinturas [...] de piedras verdes, granates y de todos los demás colores y de perlas; los
teñidos con rubia de pieles destinadas a los reyes. Todas estas cosas se producen con aguas marinas, con huevos,
por medio del arte metalliké.»
Si no hay error de copia, metalliké y khumeutiké son casi sinónimos y designan en ambos casos tanto al libro
como al arte. Es probable que khumeía designe más bien a las aleaciones, lo que se correspondería bien con el
significado de "sustancia metálica" y de "masa", término este último que ha pasado también a la tradición latina,
según veremos más adelante. En textos más tardíos aparece un derivado aplicado al alquimista: chumeutós.
La etimología del término ha sido relacionada desde el Renacimiento con el copto kéme o chémi, transmitido por
Plutarco (18)
: «Como Egipto es una tierra negra, tan obscura como la niña de los ojos, los egipcios dan a este país
el nombre de Khemía» Si se admite esta interpretación, habríamos de considerar idénticas las expresiones de
Olimpiodoro, téchne tês khumeías, y la de "Isis" téchne tês Aigúptou (19)
. Podríamos podríamos traducir bíblos
metalliké khumeutiké como "libro egipcio sobre los metales".
R. Halleaux escribe:
7
«Se puede suponer con Jack Lindsay que un término originalmente griego, que designaba las operaciones de los
metales en estado fundido, haya sido, en la escuela de Alejandría, puesto un poco artificialmente en relación con
una familia léxica egipcia rica en armónicos diversos.»
El término "química" se impuso en época bizantina y aparece en autores no alquimistas; el léxico Suda (o de
Suidas, siglo 10) la recoge con la grafía khemeía y la define como la «fabricación de oro y plata (he toû khrusoû
kaì argúrou kataskeué)». Es exactamente la definición que hemos encontrado en Isis. Del griego pasó al árabe,
transcrito con artículo al-kimiya. En el paso del árabe al latín aparecen diversas variantes: alkimia, alquimia,
alchimia, alchemia.
CLASIFICACIONES.
A mediados del siglo 12 Europa empezó a interesarse por las ciencias árabes, entre ellas la alquimia. Gonsalbo,
traductor de la escuela de Toledo, compuso un tratado de carácter filosófico titulado Sobre la división de la
filosofía (c. 1140), en el que hacía una clasificación de los conocimientos, siguiendo el Catálogo de la ciencias
de Alfarabi traducido quizás por él mismo. Gonsalbo dividía la Filosofía en Teoría y Práctica y estas en
diferentes ciencias, que a su vez pueden ser universales o particulares; entre la universales está la scientia
naturalis:
«La ciencia natural es universal porque en ella hay contenidas ocho ciencias, a saber, la ciencia de la medicina,
la ciencia de los indicios, la ciencia de la navegación la ciencia de los espejos, la ciencia de la alquimia, que es la
ciencia de la conversión de las cosas en otras especies; y estas son las ocho especies de la ciencia natural».
Gonsalbo parece considerar la alquimia como una suma de conocimientos prácticos desprovistos de teoría
propia; si la hace depender de la Física es por lo que aporta de útil al conocimiento de la naturaleza.
Un siglo después Vincent de Beauvais clasifica la alquimia entres las artes mecánicas, valorándola sobre todo
por la ayuda que presta a otras ciencias como la metalurgia y la medicina. La aplicación en medicina de técnicas
alquímicas, tales como "sublimaciones, destilaciones y soluciones", es de origen árabe también, pues aparece en
el Vademecum de Abulcasis (Abu-l-Qasim, s. 10-11), obra médica traducida al latín por Gerardo de Cremona a
finales del siglo 12.
En esa misma época, Miguel Scot, que fue alquimista al parecer, unificó los dos criterios anteriores haciendo
corresponder a cada parte de la Física teórica una ciencia práctica; la alquimia queda en este autor equiparada a
la medicina, agricultura o navegación.
SUSTANCIA METÁLICA.
Se atribuye a Robert de Ketton la primera traducción de una obra alquímica del árabe al latín, realizada en
Toledo en 1144. El traductor le antepuso un un prólogo explicativo en el que cita una definición de alquimia:
«Este libro se llama Libro sobre la composición de la alquimia. El filósofo Hermes y otros que vivieron después
que él definen así este vocablo, como en el libro Sobre la transmutación de las sustancias: "Alquimia es una
sustancia corpórea, compuesta de uno y por uno, que une entre sí por consanguinidad y efecto las cosas más
preciadas y que, en la misma mezcla natural, mejora de manera natural sus cualidades".»(20)
El título del libro y la definición aluden con la palabra alquimia a una sustancia, no una actividad o ciencia. Es
más que probable que el calificativo corpórea indique su cualidad metálica, lo que nos llevaría al sentido de
8
aleación o mezcla. Esta sustancia compuesta de uno y por uno nos remite al axioma griego de la unidad,
atribuido a diferentes autores y que veremos más adelante.
El resto de la definición hace referencia a su aplicación y modo de actuar. Aunque no queda muy claro, puede
entenderse lo siguiente: esta sustancia sirve como medio para unir sustancias diferentes que tienen entre si una
cierta afinidad, o bien para unir de manera irreductible (por consanguinidad y efecto) las partes más puras de un
mismo compuesto; en todo caso, la sustancia resultante es de una condición cualitativa superior a la de sus
componentes.
Una propuesta de etimología relaciona este significado de alquimia-sustancia con un origen chino. Esta
hipótesis, que Halleaux califica de "acrobática!, se debe al erudito paquistaní S. Mahdihassan y la apoya y
amplía H. H. Dubs(21)
. Según estos autores, el árabe kimia podría derivar de la pronunciación en un dialecto
antiguo de la palabra ahora pronunciada jin-yi , que significa jugo o esperma de oro, un nombre usado con cierta
frecuencia en el siglo 7 para designar el elixir chino de inmortalidad. Para Dubs:
«Esta identidad se ve reforzada por la circunstancia de que la palabra kimia en árabe no denota una abstracción,
como la palabra inglesa "alquimia", sino que denota una sustancia, por medio de la cual se efectúa la
transmutación de los metales. Este es el significado de la palabra china jin-yin, y no el de la palabra inglesa
"alquimia".»
PROLONGACIÓN DE LA VIDA.
Receloso en un principio de la alquimia, Roger Bacon la tomó después como ejemplo supremo de su nuevo
enfoque del saber en el que la práctica, el experimentum, es el único criterio de conocimiento objetivo, frente a
aquellos que, como Tomás de Aquino, consideraban superior y suficiente el razonamiento. Bacon distingue dos
alquimias, una especulativa y otra práctica:
«La alquimia especulativa [es] la que especula sobre todo lo inanimado y toda la generación de las cosas a partir
de los elementos. Hay sin embargo una alquimia operativa y práctica que enseña a hacer metales nobles y
colores y otras muchas cosas artificialmente, mejor y en más abundancia de lo que se producen por la naturaleza.
[...] enseña a encontrar otras que pueden prolongar la vida humana.»(22)
Elevada a la categoría de Ciencia experimental por antonomasia, la alquimia no parece tener límites en aquello
que es capaz de conseguir. Aunque lo atribuye a otros, parece que es un desarrollo propio de Bacon el extender a
las propias sustancias producidas para la transmutación valores medicinales:
«Los sabios consideran que aquella medicina que quita todas las inmundicias y corrupciones del metal más vil,
para convertirlo en plata y oro purísimo, puede eliminar también las corrupciones del cuerpo humano, en tal
grado que puede prolongar la vida durante muchos siglos.»(23)
«Las obras de esta ciencia contienen los máximos secretos, de tal manera que alcanzan el secreto de los secretos,
a saber, el que es causa de la prolongación de la vida, y por ello no deben ser escritos abiertamente.» (24)
El Rosario arnaldiano, obra de principios del siglo 14, describe los efectos curativos del elixir en las
enfermedades humanas. Según esta obra, la alquimia permite
«acabar y transformar todo cuerpo no perfecto en verdadera plata u oro, según haya sido preparado el elixir. Y
digo que tiene tal virtud y eficacia sobre todas las otras medicinas de los médicos, para sanar todas las
enfermedades, tanto calientes o frías, sean cual sean, pues es algo muy oculto y de sutil naturaleza. Por ello
conserva la salud, reafirma la fuerza y la virtud, al viejo convierte en joven y rechaza del cuerpo toda
enfermedad, rechaza todo veneno, purifica todos los miembros del cuerpo, los sana y mantiene sanos, purga la
9
sangre y purifica y purifica y conserca limpias todas las partes de los espíritus sensibles. Y si la enfermedad ha
sido muy larga, se cual sea, la cura en un mes.» (25)
ELIXIRES Y MEDICINAS.
En un texto atribuido a R. Bacon, posiblemente pseudepigráfico, encontramos reunidas varias definiciones:
«Hermes dice de esta ciencia: alquimia es una ciencia corpórea compuesta simplemente de uno por uno [...]
Algún otro dice: Alquimia es una ciencia que enseña a transformar una especie de metal en otra. Y esto por
medio de una medicina propia, como aparece evidente en muchos libros de los filósofos. Por ello, alquimia es
una ciencia que enseña a hacer y generar una cierta medicina, llamada elixir, la cual, cuando es proyectada sobre
los metales o cuerpos imperfectos, los perfecciona completamente en el momento de la proyección.» (26)
La primera definición ya la hemos visto. Destaquemos únicamente la sustitución de substantia por scientia, que
muestra de paso cómo puede afectar a un texto un error de copista. ¿Cómo entender lo de "ciencia corpórea",
acaso "ciencia de los cuerpos" o "ciencia de los metales"?
Hemos visto que los árabes daban el nombre de "alquimia" a la sustancia capaz de dar la perfección a los
metales, pero su nombre más corriente en la Edad Media es el de medicina o elixir(27)
. Ar-Razi define el elixir
como «medicina que proyectada sobre un cuerpo en fusión lo convierte en plata u oro, o sea, cambia su color a
blanco y amarillo». (28)
En la alquimia yabiriana (siglo 9-10) cada cuerpo, como cada enfermedad, necesita un elixir propio que lo
mejora, que puede obtenerse a partir de muchas sustancias procedentes de cualquier reino de la naturaleza; con
todo hay un "elixir mayor" que sirve de medicina universal para todos los metales (29)
y que hay que considerar
como el antepasado más directo de la piedra filosofal.
Un autor de árabe de mediados del siglo 13, al-Iraqi (30)
, hace un análisis teórico del modo de actuación. El
hombre enferma cuando se ve afectado por una cualidad accidental; la medicina rechaza esta cualidad y restaura
la salud. De la misma manera, los metales, exceptuado el oro, se ven afectados en sus menas por cualidades
accidentales: o bien son demasiado calientes o demasiado fríos; el elixir que se administra a los metales es como
la medicina que se aplica a los hombres para restaurarles la salud. Al-Iraqi reduce los elixires a dos clases, uno
cálido y rojo, que sólo se aplica a la plata para convertirla en oro, otro frío y blanco, que se aplica a todos los
demás metales para convertirlos en plata.
Algo más tardía, de finales del siglo 13, es la Summa perfectionis magisterii de Géber. Según este autor, la
medicina ha de ser capaz de eliminar de los cuerpos las superfluidades y de suministrar el color blanco o
amarillo, según la intención del operador. Géber clasifica las medicinas en tres clases u órdenes: las de primer
orden aportan unas mejoras inestables que no impiden ni el cambio de color ni la corrupción; las de segundo
orden son capaces de aplicar un color fijo, pero no impiden la corrupción; de tercer orden sólo hay una medicina,
y es la que consigue dar la perfección total; esta medicina se identifica por tanto con el elixir mayor de Yabir.
Géber llama a los procedimientos para adquirir estas tres medicinas obra menor, obra media y obra mayor,
división que se encuentra ya en la alquimia árabe yabiriana. Otras obras, como el lapidario de Alfonso X o el
Diálogo de Calid y Morieno, usan "mayor" como calificativo de la obra; la obra árabe atribuida a Artefio tiene el
título de Clavis maioris sapientiae (31)
, Llave de la sabiduría mayor, denominación a veces incomprendida que
algunos han corregido en Llave mayor de la sabiduría.
H. H. Dubs (artículo citado) propone como origen etimológico del árabe al-iksir la frase china yi-jzh, que
«denota la sustancia de una secreción fluida, es decir, el agente activo en el elixir».
Una definición en la que interviene el concepto de "enfermedad" metálica es la del Lilium de spinis evulsum (32)
:
10
«[...] la intención del presente arte es cómo llevarlos [los metales] de la enfermedad a la salud, de disminuidos a
su plenitud, añadiendo o eliminando a cada uno aquello les fue adjudicado por la naturaleza de más o de menos».
ALCHIMO EL INVENTOR.
Un tratado atribuido a Alberto Magno da la siguiente definición:
«Alquimia es un arte inventada por Alquimo, y toma su nombre de archimos en griego, que equivale a massa en
latín. Mediante este arte son llevados a la perfección los metales que en sus minas son corruptos e imperfectos.»
(33)
En una obra traducida del árabe atribuida al príncipe Khalid (siglo 8), se encuentra, con toda seguridad
interpolada, esta variante más "culta":
«Alquimia es el arte de las artes, la ciencia de las ciencias, inventada por Alquimo. En efecto, chimia en griego
se dice massa en latín; por este arte, los metales, que en la mina son imperfectos, son llevados a la perfección, de
corruptibles a incorruptibles.» (34)
Esta definición mezcla los significados de "arte" y "sustancia" y además ofrece dos
etimologías. La primera recurre a un autor epónimo, Alquimo. Este autor aparece
ciertamente citado por autores griegos, con las variantes Chúmes, Chímes, Chémes,
aunque allí no se le atribuye la invención del arte. Zósimo y Olimpiodoro lo citan
como autor del famoso principio del hen tò pân (35)
, fórmula relacionada con la
serpiente ouróboros. El término todo (pân), que también aparece en "Demócrito",
aunque con cierto aire de interpolación, no tiene en los textos más antiguos ningún
valor cosmológico. Es la misma substantia ex uno, per unum, que hemos visto en la
cita de Roberto Castrense.
El autor Chimes, el libro Chêma escrito por los ángeles rebeldes, el "demonio" que
inicia a "Isis" en el arte, el libro chumeutiké escrito por Agathodaímon, es decir, el
"buen demonio" identificado por los árabes con Enoc-Hermes, parecen diferentes
interpretaciones e intentos de síntesis de leyendas acerca de la transmisión de los conocimientos a los hombres.
La equivalencia entre chimia (archymos es una variante de transcripción) y massa (griego mâza) nos lleva a otro
posible étimo: chúma. Según la interpretación corriente ambos términos designaban en metalurgia a los lingotes,
pero según Estefánides(39)
chúma designaba las masas o montones de pequeñas partículas de oro obtenidas en los
depósitos arenosos de los ríos o en las minas; la preparación a que se sometía este oro recibía el nombre de
chumeía y el epónimo Chúmes no sería, en su opinión, más que una personificación del oro en pepitas u oro
puro.
El termino mâza aparece también en la alquimia griega. En el papiro de Leiden hay una receta (séptima) titulada
anékleiptos mâza "masa inagotable", que trata de una aleación que imita a la plata y que puede multiplicarse en
cantidad indefinidamente. Zósimo(36)
menciona una máza Móseos, que podría ser también el título de un libro,
refiriéndose a esa masa inagotable que Moisés obtuvo «por la palabra del Señor». Zósimo interpreta que la mâza
es el cobre, en un contexto en el que hay que entender a este como la sustancia que procura el íos(37)
, símbolo que
estaríamos tentados de relacionar con una sustancia que aparece continuamente en los recetarios medievales, el
cardenillo o verdín, de demostrada toxicidad.
En una versión griega de la obra citada de "Alberto Magno", conservada en un manuscrito de mediados del siglo
XV, la definición dice así: «Alquimia es una cosa descubierta por los antiguos; se dice chimia en latín, en
francés maza(38)
». El traductor o copista griego ha hecho varias correcciones: el término alchimia (traducido
11
archemia) se conserva como si fuera griego, Alchimo pasa a archaíon, chimia se hace latín y masa francés. Un
buen lío.
MAESTRÍA.
El Lapidario de Alfonso X (traducido hacia 1250) nos lleva a una época árabo-persa en cuanto al lapidario
mismo. En la descripción de algunos minerales se menciona su uso en alquimia y pertenece seguramente al
original; hay sin embargo un comentario a propósito del oro que nos parece que refleja la opinión de los
traductores, y que además puede ser una buena definición:
«Los que se ocupan de alquimia a la que llaman obra mayor, deben parar mientes que no dañen el nombre del
saber, pues alquimia tanto quiere decir como maestría para mejorar las cosas, que no empeorarlas.»
Más adelante comentaremos el calificativo de mayor aplicado a la obra.
ALQUIMIA Y FILOSOFÍA NATURAL.
En el Testamento luliano, de mediados del siglo 14, se encuentra la siguiente definición:
«Alquimia es una parte celeste [var celada] y la más necesaria de la filosofía natural oculta; constituye y hace un
arte y ciencia que no es conocida por todos, y enseña a limpiar y purificar todas las piedras preciosas, no las
perfectas sino las defectuosas, y llevarlas a su verdadero temperamento; también enseña a restituir todos los
cuerpos humanos caídos y enfermos a su verdadero temperamento y óptima salud; también a transmutar todos
los cuerpos metálicos en verdadera luna, luego en verdadero sol; esto mediante un cuerpo medicinal universal, al
cual todas las medicinas son y han sido reducidas.» (40)
El Testamento luliano, como el Rosario arnaldiano, se adapta a la división escolástica de Teórica y Práctica; la
definición citada se encuentra al comienzo de esta última y designa propiamente sólo a la práctica. Esta
definición fija ya casi definitivamente el objetivo supremo de la alquimia: la obtención de una «medicina
universal», capaz de mejorar también las piedras preciosas, aplicación que había sido prácticamente dejada de
lado desde la alquimia griega.
El Testamento admite la dependencia de la alquimia respecto a la filosofía natural, como habían hecho
enciclopedistas, filósofos y también la Suma de Géber, quien la califica ba de «excelentísima y noble parte de la
Filosofía».
LA CIENCIA DE LOS CUATRO ELEMENTOS.
De finales del siglo 14 o principios del 15 es un texto que ofrece una definición que se aparta de la normal visión
metálica y destaca su aspecto de filosofía de los elementos.
«Sabe que nuestra ciencia es la ciencia de los cuatro elementos, de los tiempos, de las cualidades y su conversión
mutua, y en esto están de acuerdo todos los filósofos.»(41)
Este enfoque se adapta parcialmente a la definición, ya vista, que Roger Bacon aplica a la alquimia especulativa
o teórica, como ciencia que «especula sobre todas lo inanimado y toda generación a partir de los elementos». Sin
embargo, en este texto el término "elemento" tiene un sentido más práctico que teórico.
Una variante se encuentra en la versión del Désir désiré atribuido a Flamel. Pero mientras que aquella la
"conversión" va referida a los elementos (eorum), lo que está de acuerdo con la teoría corriente de la rotación, en
ésta, por un pequeño error de traducción, lo que cambian unas en otras son las cualidades:
12
«Sabed pues que nuestra ciencia consiste en el conocimiento de los cuatro Elementos, cuyas cualidades son
cambiadas recíprocamente las unas en las otras; sobre ello todos los filósofos tienen una opinión semejante.»
TRANSMUTACIÓN DE PIEDRAS PRECIOSAS.
Nicolás Grosparmy, destaca la importancia de comprender la teoría antes de iniciarse en la práctica, y, al igual
que Nicolás Valois, aconseja leer los libros de "Lulio", especialmente el Testamento (Teorica y Practica) y el
Vademecum o Codicilo. La semejanza de su definición con la de "Lulio" es evidente (42)
, pero en la traducción se
ha deslizado un pequeña variante: las piedras preciosas también pueden ser transmutadas, en lugar de sólo
mejoradas.
«[...] El arte de alquimia es la más sutil parte de la filosofía natural, que trata y enseña la muy perfecta
transmutación de los metales y de las piedras preciosas, y cómo todo cuerpo enfermo puede ser devuelto a la
salud.»
IMITAR A LA NATURALEZA.
De la misma época es el gentilhombre Zachaire que no es especialmente lulista:
«Esta ciencia (comúnmente llamada Alquimia) [...] es una parte de la filosofía natural, que muestra la manera de
perfeccionar los metales sobre la tierra, imitando a la naturaleza en sus operaciones lo más cerca que le es
posible.»
«[...] Hemos de convenir, con todos los filósofos, que nuestra ciencia está comprendida bajo la parte de la
filosofía natural que han llamado con bastante propiedad operativa, equiparándola asimilándola así a la
medicina.» (43)
Esta definición incide sólo en el aspecto metálico de la alquimia y destaca la necesidad de imitar a la naturaleza,
máxima ésta antigua que, tal como la expone Zachaire, se remonta a la Suma de Géber.
La asimilación de la alquimia la medicina, en cuanto ciencias operativas se remonta a la clasificación de Tomás
de Aquino. Durante el Renacimiento hubo más desacuerdos en su clasificación (44)
. El humanista Gesner (1545)
la sitúa entre las artes operativas porque «se trabaja sobre todo con hornos, como otras artes metalúrgicas, y es
realizada sin destreza por hombres casi ignorantes e iletrados». Sin duda Zachaire intentaba huir de esta
incómoda clasificación, que confunde "filósofos" y "sopladores".
Comparando esta definición con la del Testamento vemos que ha desaparecido el término"oculta" aplicado a
filosofía. Puede deberse a que, a raíz de la publicación del De occulta philosophia de Agripa (1531), esta
apelación se aplica casi exclusivamente a la magia natural.
VOARCHADUMIA CONTRA ALCHIMIA.
El sacerdote veneciano Giovanni Agostino Pantheo publicó en 1518 una obra obra titulada Ars transmutationis
metallicae en la que designaba la obra como Cabalisticum archimicae artis magisterium ("magisterio cabalístico
del arte arquímico"). Es quizás el primer autor en relacionar cábala y alquimia, introduciendo un uso tímido de
nombres hebreos, el tetragrámmaton en especial, y de la guematría. En 1530, con el título Voarchadumia, ars
distincta ab Archimia et Sophia, publicó una refundición de esta misma obra con importantes añadidos y ciertos
cambios a nivel teórico. Panteo reconsidera sus opiniones acerca de la alquimia y ofrece un intento de clarificar
el confuso panorama de los métodos y objetivos de ésta.
En esta segunda versión, distingue cuatro vías que persiguen la transmutación metálica. La primera es la
alquimia, cuyo nombre procede del autor Alchemo, el oro y plata que fabrica son fraudulentos, es una actividad
que ha sido condenada, es condenable y debe ser totalmente erradicada. Vemos por tanto que en Panteo aparecen
13
ya totalmente degradados los términos alquimia, alquimista, que en muchos autores pasarán a designar al
ignorante a nivel teórico, al estafador a nivel práctico.
La segunda vía es la arquimia, cuya etimología explica a partir del griego arché (principio) y mía (uno) y lo
interpreta como "principio de la unidad". Esta es la ciencia que han cultivado muchos hombres excelentes, que
esperaban confeccionar elixires capaces de transmutar en plata y oro casi hasta el infinito. De estos hay multitud
de tratados, por ejemplo de «Tubalcaín, es decir, Hermes, Géber, Alfidio, Avicena, la Turba, Hortulano, Rosino,
Alberto, Arnaldo, Raimundo, María la profetisa, Morieno, Cristóbal Parisiense y de otros muchísimos árabes,
caldeos, griegos, hebreos, hindúes y latinos». La dificultad de esta práctica es tal, que se le puede aplicar lo que
el Filósofo dijo de la cuadratura del círculo: es cognoscible, pero no conocida. Aunque la considera una ciencia
noble, Panteo no deja de mostrar su decepción afirmando que «las promesas de la arquimia son mayores que sus
realizaciones». (45)
SAL FUSIBLE.
En la segunda mitad del siglo 16 aparecen algunos autores eruditos que buscan la etimología del prefijo al- no en
el árabe sino en el griego. Al igual que Panteo, Crisipo Faniano (46)
, intenta poner un poco de orden en las teorías
distinguiendo tres artes relacionadas con los metales: una trata del laboreo de minas, otra de su fusión, «que se
llama también metalurgia y química, derivada de chemeía»; ambas son artes mecánicas.
«La tercera [arte trata] de la metamorfosis [metálica] y es llamada alquimística de alquimia; en efecto, los
griegos llaman háls a la sal, chemeía a la fusión: y este arte versa particularmente sobre una cierta sal fusible.
[...] Es una parte de aquella Filosofia que trata de la naturaleza de las cosas y sus causas. En efecto, [la alquimia]
enseña las naturalezas y las causas de los metales y también de las otras cosas que están unidas con estos por
algún vínculo de la naturaleza.»
Unos treinta años más tarde Gastón Duclo retoma la etimología de Faniano, con una explicación añadida. Según
él, alquimia proviene de «háls y chemeía, como si el fin de este arte no fuese otro que enseñar por qué método y
razonamiento puede confeccionarse una sal aurífica y fusible». Esta sal peculiar, fusible, aurífica y
metamorfoseadora de los metales no es otra que la medicina o elixir, es decir, la piedra de los filósofos o piedra
filosofal.
El nombre de metamorfosis metálica gozará de una cierta fama; medio siglo más tarde Filaleteo aún lo elige
como título de uno de sus tratados.
FILÓSOFOS POR EL FUEGO.
Como hemos visto, Chartier relacionaba Chemia con Cam, el hijo de Noé a quien correspondió la tierra de
Egipto. Según este autor, Cham proviene de la raíz árabe chammon que significa fuego. Esta curiosa relación
etimológica la encontramos incluida en una definición en el anónimo del siglo 17, Instrucción de un padre a su
hijo acerca del árbol solar, definición seguida también por Vauquelin (47)
:
«L'alchimie, qui en arabe veut dire "feu", nous enseigne l'art de parfaire les pierres les plus imparfaites, de
convertir tous les métaux en pur or et de donner la perfection et la santé à tous les corps vivants, par un
medicament universel.»
Desarrollar el acróstico del término alchimia es un virtuosismo al que no se han sustraído algunos alquimistas.
El primero que encontramos es el de Constantino de Pisa, autor de finales del siglo 13:
«Qué es la alquimia lo especifica ella misma por el significado de sus letras. A, actividad; L, ligera; C, que
confiere; H, honor; I, infinito; M, suministrando; I, por el fuego; A, plata y oro y piedras preciosas, las tres cosas
en las que consiste todo tesoro perpetuo.» (48)
14
Pero el acróstico más conocido es seguramente el del grabado Alchimia de Barent Coenders (1693), desarrollado
así:
«Ars Laboriosa Convertens Humiditate Ignea Metalla In [símbolo gráfico del Argento vivo] (Arte laborioso que
convierte, por la humedad ígnea, los metales en mercurio)».
A propósito del apelativo laboriosa, escribe E. Canseliet: «¡Laboriosa! El epíteto no es excesivo, el cual, al igual
que GRANDE en su aposición, expresa bien los cuidados y fatigas inmensas exigidos por una OBRA sin otro
ejemplo sobre la tierra.»(49)
La necesidad del esfuerzo es un tópico que se encuentra ya en un autor bizantino tardío, el monje Cosmas: «Esta
química verdadera y misteriosa exige mucho trabajo, pero poco gasto». Es por tanto
posible que la actio leuis de Constantino se refiera, no al esfuerzo, sino al gasto.
Ambas definiciones, la de Constantino y Barent, insisten en la el papel del "fuego".
Mientras que la primera sigue los conceptos transmutatorios vistos repetidamente, la
segunda pone el acento en una operación intermedia:la solución, cuya interpretación e
importanica depende de los autores. La Suma da este nombre a una de las operaciones
que dotan a la medicina de las cualidades requeridas. Por su parte, el Rosario (2, 2)
arnaldiano llama así a la operación que realiza la reducción de los metales en "materia
prima", condición sine qua non, según "Aristóteles-Avicena", para que la transmutación
fuese posible.
El "disolvente" es uno de los grandes secretos del arte y recibe numerosos nombres. El
Rosario le llama argento vivo, confundiéndole así expresamente con la materia prima
metálica. Con el nombre de "humedad ígnea" Barent hace referencia a su composición
o preparación, asimilándolo a la preparación del baño del rey.
Pontano (finales siglo 16) fue el primero en llamar la atención sobre la importancia
capital de ese fuego "filosófico", aunque su breve opúsculo no das más información y
remite al Libro secreto de "Artefio", falsificación reciente medievalizante y que no
aportaba nada a la solución del problema suscitado por Pontano. Este enfoque del fuego
tuvo una repercusión extraordinaria y casi todos los autores trataron de integrarlo en sus
respectivas visiones de la alquimia, multiplicándose las exégesis que lo relacionaban ya con la sal, ya con el
mercurio, bien con el azufre. Antes de Pontano la dificultad del fuego parecía residir en el "régimen" o
aplicación de la temperatura adecuada; después de Pontano el misterio girará sobre su origen y su carácter
celeste, casi mágico, con el que la alquimia reemprende su aspecto astrológico, omnipresente hoy, pero casi
totalmente marginado desde los árabes.
EL HERMES DEL NUEVO MUNDO.
Cerraremos esta exposición cediendo la palabra al más celebrado de los adeptos después de Hermes, Eireneo
Filaleteo, para que nos hable del arte y sus adeptos:
Sobre la metamorfosis de los metales, capítulo 2, "Del origen del arte y de sus escritores":
«Hermes, de sobrenombre Trismegisto, ha sido introducido en la escena de los Filósofos como Padre de este
Arte; los Autores muestran diversas opiniones sobre su identidad; no faltan quienes afirmen que fue Moisés;
todos convienen al menos en que fue un filósofo perspicacísimo nacido en Egipto. Es llamado Padre de esta
Filosofía, por ser el primero (cuyos libros nos han llegado) en tratar de la Filosofía. Sin embargo algunos
arguyen que esta ciencia deriva de Enoc, el cual, previniendo el diluvio, escribió en unas tablillas las siete artes
liberales (entre las cuales está la Química) y las dejó a la posteridad. Al entrar Hermes en el valle Hebrón
encontró aquellas tablas que hoy se llaman Esmeraldinas y de allí extrajo su sabiduría. Otros defienden con
energía que Noé poseyó este arte y lo llevó en su arca. No pocos se afanan en establecer el arte a partir de
15
algunos lugares de las Escrituras, y escriben que Salomón la poseyó. Algunos la hacen remontar desde Adán
mismo a Abel y luego a Set. A mí, que tengo intención de escribir sobre la simplicidad de la naturaleza, no me
agradan estas sutilezas, pues no ilustran el Arte, sino más bien lo oscurecen, de manera que parece Fanático, y
quienes así escriben sólo suministran un motivo de risa a los atrevidos Misoquímicos(50)
. [...] Bernardo
Trevirensis (muy venerado por mí) es de gran candidez en este arte; también el inglés Ripleo, el francés Flamel,
Sendivogio, autor de la Nueva Luz, el autor anónimo del Arcano Hermético, quien dio su nombre en un doble
anagrama, spes mea est in agno en el libro titulado Enquiridión de la física restituida, y penes nos unda Tagi en
su Arcano Hermético. No quiero dejar pasar aquí la Escala de los filósofos, el Rosario magno, la obra de
Arnaldo, el Juego de niños, el opúsculo de Dionisio Zacarías, Egidio de Vadis, la obra de Morieno, los poemas
de la Chrysopoeia de Augurelli, los cinco tratados del Rosario abreviado, la obra de Pedro Bueno Ferrarense; mi
voluntad sería incluir todos los libros que están de acuerdo con los mencionados y excluir a los que están en
contra.»
Breve guía al rubí celeste:
«La piedra de los filósofos es una cierta sustancia celeste, espiritual, penetrativa, fija, perfeccionadora de todos
los metales en verdaderos oro y plata (según la cualidad de la medicina) expuestos a toda prueba; y ello por
imitación de la Naturaleza y de sus operaciones, lo más aproximado que puede hacerse. El Arte Químico versa
sobre esta sustancia, tratando el modo y manera de perfeccionarla.»
ILUSTRACIONES.
1. La lucha de los dragones, sugestivo símbolo creado por "Flamel" en el Sumario, es también una imagen
expresiva de la Alquimia y sus contradicciones. (Abraham Eleazar, Uraltes chemisches Werk, 1760).
2. La "escalera de los sabios", imaginada por el rosacruz Robert Fludd. (Utriusque cosmi historia, 1619).
3. El uróboro o serpiente que se muerede la cola es (según Horapolo, siglo 5) un jeroglífico usado por los
antiguos egipcios para representar el universo. (Ilustración de un códice alquímico bizantino del siglo 11).
4. El baño regenerativo del rey, asimilado al bautismo de Jesús. (Ilustración de un manuscrito del Splendor Solis,
siglo 16).
5. Interpretación del uróboro como samsara: Neither Beginning nor End. The End is swalowed up by the
Beginning. (D. A. Freher, Paradoxa emblemata, ms siglo 18).
NOTAS.
1. Tratado sobre la oculta sabiduría, escrito por el sayj Abu Ali Sina al sayj Abu l-Hasan. Traducción inglesa en
H. E. Stapleton y otros, «Two alchemical treatises attributed to Avicena», Ambix, 10-2 (1962), p. 53. Hay una
traducción latina en Theat. Chem. 4, p. 836.
2. Alchimie: une Métaphysique en action. http://www.contrepoints.com/alchimie/index.html (enlace activo en
octubre-99).
3. En la revista La Tourbe des Philosophes, 2, 1 (1978), p. 63.
4. Claude d'Ygé, Nouvelle Assembée des Philosophes Chymiques (1954; París: Dervy-Livres, 1972). Capítulo
"L'Alchimie".
5. Réné Alleau, Aspects de l'Alchimie traditionelle (Paris: Les Éditions de Minuit, 1953; 1970). "Introducción".
16
6. E. Michelena fue un colaborador asiduo de la antigua revista Karma-7. El artículo que citamos se titula "Qué
es la alquimia", de mediados de los setenta, pero no tenemos la referencia exacta de número y año.
7. Fama Fraternitatis (1614). Citamos de la traducción de Biblioteca Esotérica, 1983.
8. Guénon ha tratado el tema en L'ésotérisme de Dante, cap. 3; Le roi du monde, cap. 8; Aperçus sur l'initiation,
cap. 37 y 38. Por su parte Fulcanelli lo trata en Las moradas filosofales, cap. "Luis d'Estissac".
9. John Read, Throug Alchemy to Chemistry (New York, 1957). "The nature of Alchemy".
10. F. S. Taylor, "The origins of Greek Alchemy", Ambix, 1 (1937), pág. 30.
11. «He phúsis têi phúsei térpetai, kaí he phúsis tèn phúsin nikâi kaì he phúsis tèn phúsin krateî». El mismo
"Demócrito" y otros autores griegos posteriores amplían esta excesivamente sintética exposición. El axioma ha
pasado a Europa, generalmente atribuido al Parménides de la Turba y el varía según las versiones.
12. «dokoûntes gàr hemâs muthikòn, all' ou mustikòn apaggéllein lógon».
13. To prôton bíblion tês teleutaías apochês, en CAAG, 3, 51. Citado también por Olimpiodoro, 2, 4, 35. Cf. F.
S. Taylor, The alchemists (1949), cap. 3.
14. En el Quinto libro a Leucipo, una atribución posterior al Phusiká.
15. Por ejemplo, en dos de los manuscritos, la obra de Olimpiodoro lleva el siguiente título: Del filósofo
Olimpiodoro al rey de Armenia acerca del arte divino y sagrado de la piedra de los filósofos (... perí tês theías
kaì hieràs tékhnes toû líthou tôn philosóphon).
16. En griego tardío la eta, hípsilon, iota (e, i, u) y los diptongos ei, oi, se pronuncian como i, de aquí las
variantes ortográficas que se encuentran en los manuscritos.
17. Cf. Cf. H. E. Stapleton, art. cit., pág. 26. Se conserva un texto árabe atribuido a Agatodemón en el que se
declara discipulo de Hermes. Un autor árabe del siglo 13 le hace discípulo de Enoc, a quien lo árabes identifican
con Hermes. Para F. S. Taylor es un dios-serpiente fenicio.
18. Sobre Isis y Osiris, 33, 364C. Plutarco es un autor griego del siglo 1-2.
19. Esta relación etimológica aparece en J. Chartier, La science du plomb sacré des sages (Paris, 1651). Chartier
consultó a un químico oficial la razón de escribir Chemie y no Chymie; éste le respondió, siguiendo al parecer a
Kircher: «CHEMIA ou ALCHEMIA signifioit LA SCIENCE D'EGIPTE, que l'on avoit ignoré jusqu'à present
que la diction CHEMIE venoit de XEMI, Chemi, ancienne diction des coptites; tiré de Cham fils de Noé.»
20. «Hic autem est liber qui nominatus est Liber de compositione alchymiae. Hermes vero philosophus et alii qui
post ipsum fuere hoc vocabulum ita definiunt, ut in libro De substantiarum mutatione: Alchymia est substantia
corporea ex uno et per unum composita, preciosiora ad invicem per cognationem et effectum coniugens, et
eadem naturali commixtione, ingeniis melioribus naturaliter convertens.» Ref. Chrysopoeia, 4 (1990-1991), pág.
6.
21. "The origin of alchemy", Ambix, 9 (1961), pág. 33 ss.
22. Opus tertium, 12: «[...] alkimia speculativa, quae speculatur de omnibus inanimatis et tota generatione rerum
ab elementis. Est autem alkimia operativa et practica, quae docet facere metalla nobilia et colores et alia multa
melius et copiosius per artificium quam per naturam fiant. [...] docet invenire talia quae vitam humanam possunt
prolongare.»
17
23. Opus maius: «Nam illa medicina quae tolleret immunditias et corruptiones metalli vilioris, ut fieret argentum
et aurum purissimum, aestimatur a sapientibus posse tollere corruptiones corporis humani in tantum, ut vita per
multa saecula prolongaret.»
24. Opus tertium: «Opera huius scientie continent maxima secreta, ita etiam ut secretum secretorum attingant,
scilicet illud quod est causa prolongationis vitae, ideo non debent scribi in aperto.»
25. Seguimos la lectura del Rosarius alchimicus Montipessulani, editada por Antoine Calvet (Paris: Presses de
l'Université Paris-Sorbonne, 1997), capít. 31: «[...] tot quant es necesari ad acabar et transformar tot coprs non
perfieg en veray argen o veray aur, segon que l'elixir sera preparat. Et dic que el a aytaben vertut et efficassia
sobre totes las autras medecinas dels mejes a sanar totas malatias tant caudas com frejas, quals que sien, quar es
cuasa recosta et de sotil natura. Per que conserva sanetat, confirma forsa et vertut, del viel fa jove et gieta del
cors tota malutia, tot veri cassa, mondifica toteas las causas que son dins lo corps et sana et conserva las en
sanetat, purga lo sanc et mondifica et totas las causas, que dins los speritz sensuals son, mondifica et conserva en
netesa. Et si la malautia es estada mot longa, qual que sia, el la geris dins un mes.»
26. Speculum alchemiae (en Theatr Chem, 2): «Hermes de hac scientia dicit: alchemia scientia corporea ex uno
et per unum simpliciter composita, preciosiora ad invicem per cognitionem et effectum conjungens et eadem
naturali conmixtione in genus melioris convertens. Alius quidam dicit: Alchemia est scientia docens
transformare omne genus metalli in alterum. Et hoc per medicinam propriam, sicut patet in multis
philosophorum libris. Quare alchemia est scientia docens facere et generare quandam medicinam, quae elixir
nuncupatum, quae, quando projicitur super metalla seu corpora imperfecta, perficit ipsa complete in momento
projectione.»
27. Del árabe al-iksir, a su vez del griego xerós, "seco", nombre dado a un polvo curativo, de ahí "medicina".
28. En Kitab al-Asrar. Ref. H. E. Stapleton y otros, art. cit.
29. P. Kraus, Jabir ibn Hayyan. Contribution à l'histoire des idées scientifiques dans l'Islam (1942-43).
30. Abu'l-Qâsim Muhammad ibn Ahmad al-Irâqî, (c. 1250). Edición y traducción de E. J. Holmyard , The book
of the knowledge acquired concerning the cultivation of gold (Paris, 1923).
31. Esta obra también ha sido atribuida a Alfonso X, lo que tal vez sea indicio de que proviene de su equipo de
traductores.
32. En Theat. Chem., 4: «[...] praesentis artis intentio est, quomodo ab infirmitate ad sanitatem et a diminutione
ad complementum reducantur, adiungendo vel auferendum singulis ideo quod a natura magis minusve est
adhibitum.»
33. "Alberto Magno", De Alchemia (= Libellus de alchimia, en Theat. Chem., 2): «Alchemia est ars ab Alchimo
inventa, et dicitur ab archymo graece, quod est massa latine. Per hanc enim artem reducuntur metalla quae in
mineris sunt corrupta et imperfecta, ad perfectionem.»
34. Liber trium verborum: «Alchimia est ars artium, scientia scientiarum ab Alchimo inventa: chimia autem
graece massa dicitur latine: per istam enim artem metalla, quae in minera imperfecta, reducuntur ad
perfectionem, de corruptione ad incorruptionem.» Esta obra también es atribuida a Rasis.
35. CAAG, 2, pág. 169.
36. CAAG, 3, 24, 4 y 3, 43, 6.
37. Zósimo, CAAG, 3, 24, 4 y 3, 43, 6.
18
38. CAAG, I, p. 209: «Arkhemía éstin prâgma parà tôn arkhaíon euriskoménen [sic], khimía dè légetai
rhomaisté, phraggikà de mâza.»
39. Ref. P. D. Zacharias, artículo citado.
40. «Alchymia est una pars naturalis philosophiae occultae coelica, magis necessaria, quae constituit et facit
unam artem et scientiam quae non omnibus est nota, et docet mundare et purificare omnes lapides preciosos, non
perfectos, sed decisos, et ponere ad verum temperamentum, et omnia humana corpora lapsa et infirma restituere
et ad verum temperamentum reducere ad optimam sanitatem et etiam transmutare omnia metallica corpora in
veram lunam, postea in verum solem per unum corpus medicinale universale, ad quod omnes medicinae reductae
sunt et fuerunt.»
41. Thesaurus philosophiae (en Theat. Chem., 3): «Scito quod scientia nostra est scientia 4 elementorum et
temporum et qualitatum et eorum ad invicem conversio: et in hoc omnes philosophi conveniunt.» Esta obra es
una versión del Flos florum arnaldiano (también conocido como Lumen luminum), con ampliaciones y más
aparato de citas.
42. Le trésor des tresors, ed. de B. Roger (Paris: Retz, 1975). «[...] l'art d'Alchymie [...] est la plus subtile partie
de philosophie naturelle, qui traite et enseigne la très parfaite transmutation des métaux et des pierres précieuses;
et comme tout corps malade peut estre ramené en santé.» D. Kahn (Alchimie, art, histoire et mithes) ha mostrado
que las dos partes de esta obra son resúmenes más o menos reelaborados del Testamento luliano y de la Clave de
Artefio.
43. Opuscule très excellent de la vraie philosophie naturelle des métaux (1567). pág. 47: «Ceste science
(communement appellée Alchimie) [...] c'est [...] une partie de la philosophie naturelle, laquelle demontre la
façon de parfaire les metaulx sur terre, imitant nature en ses operations au plus pres que luy est possible». pág.
49 «[...] il nous fault accorder avec tous les philosophes que nostre science est comprise soubz la partie de la
philosophie naturelle qu'ilz ont appellée assez proprement operative, la conjoindant en cela avec la medecine.»
44. J.-M. Mandosio, artículo citado.
45. «Archimiae vero maior est promissio quam operis executio.»
46. De arte metallicae metamorphoseos ad philoponum (1576): «Tertia metamorfoseos [...] vocaturque
Alchemistica ab Alchemia; hála enim Graeci salem apellant, chemeían fusionem: et haec ars circa fusibilem
quendam salem peculiariter versatur. [...] Una pars est Philosophiae eius, que circa rerum naturam causasque
vertitur. Docet enim et metallorum et caeterarum quoque rerum, quae cum his aliquo naturae vinculo coniunctae
sunt, naturas atque causas.»
47. De l'arbre de vie, texto editado por S. Matton en Chrysopoeia, 1 (1987).
48. «Per significationem litterarum specificat seipsam quid sit alchimia. Igitur A, id est actio; L, id est, leuis, C,
id est, conferens; H, scilicet, honorem; I, id est, infinitum; M, id este, ministrans; I, id est, igne; A, id este,
argentum et aurum et lapides pretiosos, in quibus tribus consistit omnis perpetuus thezaurus.»
49. Alchimie (Paris: J. J. Pauvert, 1964; 1978), pág. 13.
50. Aunque de un siglo posterior, aquí va un ejemplo que le hubiera encantado a Filaleteo: «Moisés había
aprendido todas las ciencias de los egipcios, es por ello que los sacerdotes decían que era un segundo Hermes,
viéndole explicar todos los jeroglíficos. Adán recibió de Dios mismo los principios de todas las ciencias; Adán
instruyó a Noé, éste instruyó a Set, cuyos descendientes comunicaron los mismos conocimientos a Abraham;
Abraham enseñó a los caldeos, los caldeos instruyeron a los egipcios y los egipcios instruyeron a Moisés.
Canaam significa el antiguo Hermes y nada más; Misraim era hermano de Cam. Hermes enseñó la medicina
universal a Isis, que curaba todas las enfermedades, según los antiguos. Isis es la luna y Osiris el sol, o el oro y la
19
plata. Tubalcaín fue el primer Vulcano antes del diluvio; Cam es el Júpiter de los antiguos; el niño egipcio es la
tierra de Cam; esta tierra de Cam, según Plutarco, es la Química; el anciano hebreo es el mismo que se llama
Zeus. Saturno es Noé, que descubrió a su padre; Vulcano fue Misraim, después del diluvio y Mercurio inventó
todas las artes entre los egipcios; este mismo Mercurio era hermano de Misraim». (Sabine Stuart de Chevalier,
Discours Philosophique).
La Alquimia en diversos pueblos.
En cuanto nos ponemos a investigar los comienzos de la alquimia india nos encontramos que existen pocos datos
y en realidad están poco claros. Pero esto nos deja siempre una duda, y es que al estar poco claros no quiere decir
que no existiera una larga tradición, también se puede interpretar como una tradición largamente cuidada y
tratada con sigilo a través de las generaciones.
En el famoso tratado de estado, llamado "Arthasastra de Kautyla" del Siglo IV a. C. nos encontramos que ya se
describen con precisión y de forma muy extensa los trucos de los falsificadores de oro.
Existe una afirmación de que la alquimia llegó a la India a raíz de los contactos que se establecieron con la
cultura árabe después de las expediciones de conquista a partir del siglo VIII, pero estas a decir de los estudiosos
no tienen base alguna. Y estos mismos afirman que más bien hay que pensar en influencias chinas.
El viajero árabe Al-Biruni (Siglo XI) menciona como alquimistas indios mas importantes a Vyadi y a Nagarjuna.
De modo parecido a la alquimia china, la meta de la alquimia india es la fabricación de drogas que proporcionen
la "Vida Eterna" y de "Remedios Milagrosos" contra las enfermedades.
Entre los materiales utilizados por los alquimistas, el mercurio (en sánscrito, "Rasa") ocupa un lugar muy
especial. Se le denomina "príncipe de los jugos", y según los alquimistas indios su ingesta limpiaba y purificaba
el cuerpo.
La base de la alquimia india es la teoría o sistema de los elementos: aire, fuego, agua y tierra, a los cuales se les
añade como quinto elemento el éter. Estos elementos estaban disponibles -según ellos- desde un buen principio o
se habían formado progresivamente a partir de lo que ellos denominaban el "protoespiritu" o "Atman" o de la
"protomateria" o "prakriti".
El proceso de creación se plantea como la formación de los elementos materiales a partir de elementos
incorpóreos. Todas las materias existentes, resultado de las mezclas de estos elementos, se clasifican según el
elemento dominante. Así los minerales, sales, etc. son sustancias de agua, el humo sustancia de fuego y los gases
sustancias de aire. El éter es el considerado como el vació de un cuerpo en el que se mueven las partes o
partículas mas pequeñas de los elementos.
En cuanto nos ponemos a investigar los comienzos de la alquimia india nos encontramos que existen pocos datos
y en realidad están poco claros. Pero esto nos deja siempre una duda, y es que al estar poco claros no quiere decir
que no existiera una larga tradición, también se puede interpretar como una tradición largamente cuidada y
tratada con sigilo a través de las generaciones.
En el famoso tratado de estado, llamado "Arthasastra de Kautyla" del Siglo IV a. C. nos encontramos que ya se
describen con precisión y de forma muy extensa los trucos de los falsificadores de oro.
Existe una afirmación de que la alquimia llegó a la India a raíz de los contactos que se establecieron con la
cultura árabe después de las expediciones de conquista a partir del siglo VIII, pero estas a decir de los estudiosos
no tienen base alguna. Y estos mismos afirman que más bien hay que pensar en influencias chinas.
20
El viajero árabe Al-Biruni (Siglo XI) menciona como alquimistas indios mas importantes a Vyadi y a Nagarjuna.
De modo parecido a la alquimia china, la meta de la alquimia india es la fabricación de drogas que proporcionen
la "Vida Eterna" y de "Remedios Milagrosos" contra las enfermedades.
Entre los materiales utilizados por los alquimistas, el mercurio (en sánscrito, "Rasa") ocupa un lugar muy
especial. Se le denomina "príncipe de los jugos", y según los alquimistas indios su ingesta limpiaba y purificaba
el cuerpo.
La base de la alquimia india es la teoría o sistema de los elementos: aire, fuego, agua y tierra, a los cuales se les
añade como quinto elemento el éter. Estos elementos estaban disponibles -según ellos- desde un buen principio o
se habían formado progresivamente a partir de lo que ellos denominaban el "protoespiritu" o "Atman" o de la
"protomateria" o "prakriti".
El proceso de creación se plantea como la formación de los elementos materiales a partir de elementos
incorpóreos. Todas las materias existentes, resultado de las mezclas de estos elementos, se clasifican según el
elemento dominante. Así los minerales, sales, etc. son sustancias de agua, el humo sustancia de fuego y los gases
sustancias de aire. El éter es el considerado como el vació de un cuerpo en el que se mueven las partes o
partículas mas pequeñas de los elementos.
En chino la alquimia se denomina el arte del amarillo y el blanco. Y se remonta de forma demostrable a la época
que va desde el 400 al 225 a.C. Pero incluso existen datos que nos podrían remontar hasta el siglo VI a.C.
La meta de la Alquimia China es la fabricación del "Chin Tan" que se trataba de un medicamento que
prolongaba la vida. En la primera época de la alquimia china, se confiaba en encantar ese medicamento en una
de las islas de la Inmortalidad. Existían tres de estas islas, las cuales recibían los nombres de: "P´en-Lai", "Fang
Chang" y "Jenchou".
Los primeros indicios los encontramos en el libro llamado "Shih Chi" (Notas Históricas) redactado por Ssu-Ma
Ch´ien que vivió sobre los años 163 a 85 a.C. Durante el periodo de la Dinastía Han (Siglo I a.C.) la alquimia
estaba muy extendida en China. Y en dicha disciplina además de la transformación de metales no preciosos en
oro y plata, también se estimaba y trataban todas las formas de magia. Fuentes de cronistas de la época, nos
cuentan que los alquimistas pretendían ser capaces de reconocer emisiones gaseosas del cuerpo humano, con las
cuales podían adivinar el futuro.
El tratado taoista del siglo II d. C. denominado "Wei P´o-yang" se considera la obra más antigua de la alquimia
china. Este libro trata los secretos de la alquimia, además de ocuparse del "Elixir de la Inmortalidad".
El alquimista chino mas conocido es Ko Hung (284-361 d.C.) el cual utilizaba el seudónimo "Pao-P´u-tzu" y que
publicó una extraña obra con este mismo nombre. En ella expuso de manera extensa y exhaustiva la
transformación de metales, como por ejemplo la transformación del plomo blanco en uno rojizo o al revés, y la
fabricación del "Elixir de la Vida". También mencionó una tintura dorada a la que denominó "Chin-Ye" que se
podía comparar con la tintura auri utilizada en la alquimia occidental.
Durante las Dinastías T´ang (618-907) y la Sung (960-1279), la alquimia gozó de protección y aprecio por parte
de los Emperadores. El alquimista mas conocido en ese periodo fue Chang Po-tuan (984-1082) el cual redactó un
libro con el titulo de "Wu-chen p´in" (Tratado sobre la Alquimia) en el que comentaba muy extensamente el
secreto arcano del que el llamaba "El Elixir Interno y Externo).
Al empezar la Dinastía Yuan (1279-1368) bajó la reputación de la Alquimia y los alquimistas se limitaron a
comentar los escritos difíciles de comprender. A partir de la Dinastía Ming, los alquimistas desaparecen de la
corte del Emperador y se refugian en las montañas.
21
La alquimia china se basa en el efecto de cambio de los principios opuestos "Yin" y "Yang", tan significativos
para el orden cosmico. Además contiene la teoría o sistema denominado "De los 5 elementos, es decir madera,
fuego, tierra, metal y agua), que puede pasar del uno al otro en un movimiento rotatorio
El conocimiento hermético del que eran depositarios los egipcios fue recogido por los hebreos; numerosos
pasajes de la Biblia, sobre todo el Pentateuco de Moisés, nos permiten adivinarlo (1). Por otra parte, también los
griegos se nutrieron de la sabiduría egipcia, adecuándola a su civilización y a sus divinidades y sirviendo de
transmisores de sus misterios (2).
Más tarde, bebiendo indistintamente en las fuentes griegas y en las egipcias, los sabios doctores del Islam
volvieron a actualizar y transmitieron de nuevo el conocimiento hermético. Fue, finalmente, a través de estos
tres, hebreos, griegos y árabes, como llegó a tierras europeas, donde volvemos a encontrarlo entre los alquimistas
medievales, más o menos intacto, hasta finales del siglo XVIII.
No es tampoco desdeñable, aunque no hablaremos ahora de ello, el papel ejercido por algunos padres de la
Iglesia en esta misteriosa transmisión. Durante la Edad Media aparecerán una serie de alquimistas cristianos que
compararán la Gran Obra con la vida de Cristo (3). Con todo, los elementos más importantes de la filosofía
hermética proceden en su mayoría, como veremos, de los griegos y de los egipcios.
Varias leyendas egipcias y griegas nos refieren que toda una serie de usos, enseñanzas y costumbres fueron
transmitidos al pueblo egipcio por Thot, dios que recibiría entre los griegos los nombres de Hermes y de
Mercurio (4). Dicho de otro modo, lo que exotéricamente se entiende por tradición, nos narra la leyenda que fue
transmitido al pueblo egipcio por Thot-Hermes. Alkandi (5) se refiere a él en estos términos «En tiempos de
Abraham vivía en Egipto Hermes o Idris segundo (6), que la paz sea con él, y fue apodado Trismegisto, porque
era poeta, rey y filósofo.
Enseñó el Arte de los metales, la Alquimia, al Astrología, la Magia, la Ciencia de los espíritus... », con ello
vemos que Thot o Hermes fue también el transmisor del esoterismo. Dom Pernety afirma que se consideraba a
Mercurio como el inventor de las artes y de los caracteres jeroglíficos, porque Hermes los inventó a propósito
del mercurio filosófico, uno de los arcanos de la Alquimia.
La helenización de Thot, Hermes Trismegisto, fue el Mercurio de los romanos; éste estaba considerado como el
padre de la Alquimia, que ha tomado de él el nombre de «filosofía hermética». Todos los alquimistas medievales
estaban de acuerdo en ello y se llamaban a sí mismos «filósofos herméticos», para diferenciarse de los filósofos
«profanos».
Entre los escritos de los filósofos herméticos, aquellos en los que se hace alguna alusión directa a la mitología
egipcia son muy numerosos; resultaría poco menos que imposible citarlos a todos. Muchos de ellos no han sido
traducidos nunca ni del latín ni del griego originales, y bastantes se conservan únicamente en forma de
manuscrito.
Entre los autores a los que hemos recurrido en el presente trabajo, señalaremos cuatro, que nos parecen los más
representativos: MICHAEL MAIER, médico y alquimista alemán del s. XVII, prolífico escritor: DOM
ANTOINE PERNETY, benedictino de la congregación de St. Maure, autor de un Diccionario Mito-Hermético
(s. XVIII) de obligada referencia; SAINT BAQUE de BUFOR, filósofo desconocido, del s. XVIII,
probablemente relacionado con Pernety o con el círculo hermético que éste presidía (7), y un filósofo anónimo
que se ocultaba bajo el anagrama de FILOVITA o URANICUS, autor de una Instrucción introductoria a una de
las obras de Esprit Gobineau de Montluisant.
Algún lector se extrañará al ver relacionado algo como la alquimia europea con la antigua mitología egipcia; las
pocas ideas que normalmente tenemos sobre ésta, proceden de nuestra educación escolar donde más que
comprender lo que hacíamos era aprender. Como ocurría con la interminable lista de reyes godos,
memorizábamos nombres de dioses, de diosas y de personajes mitológicos, pero no nos enterábamos ni de su
simbolismo ni de su sentido profundo; dicho de otro modo: no sabíamos a qué se referían y, lo que sin duda es
peor, no sabíamos que en el fondo eran símbolos y no mitos ni personajes reales de carne y hueso.
Para los verdaderos alquimistas no existía este problema, todo lo que los dioses y las fábulas egipcias
representaban ya era conocido por ellos, y no les era difícil reconocer los principios y operaciones de su arte en
las leyendas que nos han transmitido Plutarco, Diodoro de Sicilia o Porfirio.
Comentando el texto que aparecía en una columna egipcia, trascrito por el Abbé Bannier en su Mitología, Dom
Pernety afirmaba (8) que «si se comparaban estas expresiones con las de los Filósofos Herméticos, se las
encontrará tan conformes que se estará, por así decirlo obligado a convenir que el Autor de estas Inscripciones
contemplaba el mismo objeto que los Filósofos», y más adelante: «los Sacerdotes instruidos por Hermes tenían
otro objetivo que el de la historia (9), con la que no podrán conciliarse las diferentes cualidades de madre e hijo,
22
de esposo y esposa, de hermano y hermana, de padre e hija que se encuentran en las distintas historias de Isis y
Osiris, pero que convienen muy bien a la Obra Hermética, cuando se toma su única materia bajo todos los puntos
de vista» (10). «Basta con un solo libro de los Filósofos Herméticos – nos dice el mismo autor (11)- para ver que
han utilizado el mismo método que los Egipcios para hablar de la Piedra Filosofal: han utilizado los mismo
jeroglíficos y las mismas fábulas».
Así pues, vemos que los filósofos herméticos y los egipcios no sólo hablaban de los mismo, sino que empleaban
un mismo lenguaje. Para el profano resultan tan jeroglíficos los textos de los papiros como la mayoría de los
tratados de los alquimistas, y en ello reside la dificultad de traducción de los unos, de la que se quejan los
egiptólogos y de comprensión de los otros aunque, prácticamente, han escrito en nuestra lengua (12).
El personaje central de la mitología egipcia es Osiris, y lo que éste simboliza parece ser también el tema central
en los libros de muchos alquimistas. En el «Discurso XXIV» de su Atalanta Fugiens (13), Michael Maier
declara: « La alegoría de Osiris ha sido llevada por nosotros a su verdadero origen, que es químico, y explicaba
de manera completa en otro lugar... (Osiris) es el sol, pero el sol filosófico, y este nombre, que le encontramos
atribuido aquí y allá en los libros, ha sido interpretado como el sol exterior por el vulgo que no conoce otra luz
que la luz de este mundo.
El sol de los filósofos recibe su nombre del sol del mundo porque contiene todas las propiedades naturales que
descienden de este sol celeste o que le convienen». Contrariamente a lo que pudiera parecer, los egipcios no
adoraban en realidad a una pluralidad de divinidades, sino a un solo Dios en todas las cosas, como nos lo
demuestran por una parte Plutarco (14) y por otra Dom Pernety (15): «Léanse con atención los himnos de Orfeo,
particularmente el de Saturno, donde se dice que este dios está extendido por todas las partes que componen el
Universo y que no ha sido engendrado; que se reflexione en Asklepios de Hermes, en las palabras de Parménides
el Pitagórico, en las obras del mismo Pitágoras; en todas las partes se hallarán expresiones que manifiestan su
sentimiento sobre la unidad de un Dios, principio de todo, él mismo sin principio, y que todos los dioses
mencionados no son sino diferentes denominaciones, ya sean atributos, ya sean operaciones de la Naturaleza.
Sólo Jámblico es capaz de convencernos con lo que dice a propósito de los misterios de los egipcios (16)...
Hermes y los otros sabios sólo presentaron a los pueblos las figuras de las cosas como dioses, para manifestarles
un solo y único Dios en todas las cosas: ya que aquel que ve la Sabiduría, la Providencia y el Amor de Dios
manifestados en este mundo, ve a Dios mismo: ya que todas las criaturas no son más que espejos que reflejan
sobre nosotros los rayos de la sabiduría divina». Volviendo al sentido alquímico de las fábulas egipcias,
señalemos que, según los alquimistas, dos dificultades principales se presentan a aquel que quiere realizar la
Obra.
La primera es la determinación de qué materia ha de utilizarse y la segunda de cómo manipularla. Saint Baque
de Bufor nos explica que: «Los Filósofos Herméticos, en los escritos que nos han dejado, han hablado muy poco
de la primera materia (...) se han extendido mucho, aunque con mucha ambigüedad, sobre los diversos principios
del arte y sobre las formas progresivas que toma la materia en la segunda operación, pero han cubierto de un
velo impenetrable al primer agente ostensible, los primeros procesos y todo el desarrollo de la primera
operación... El Antiguo Testamento, la teología egipcia, griega y la de los druidas, al contrario, casi no hablan de
la segunda operación, pero se extienden tan prolijamente y de un modo tan variado sobre la primera que, a fuerza
de envolverla con parábolas, enigmas y ficciones, han formado un laberinto en el cual es casi imposible no
extraviarse (17)».
El proceso de la Obra alquímica consta de diversos pasos que aparecen representados en la iconografía
hermética, sumamente abundante. Uno de los pasos de esta misteriosísima obra recibía el nombre de
«conjunción». Se trata de la unión del «fijo y del volátil, del hermano y de la hermana, del Sol y de la Luna»
(18).
El lector familiarizado con la leyenda de Isis y Osiris comprenderá, con Dom Pernety, (19) que: «los egipcios
entendían por Isis y Osiris tanto la sustancia volátil y la sustancia fija de la materia de la obra, como el color
blanco y el rojo que toma en sus operaciones». En cuanto a Isis se refiere, citemos la opinión del Filósofo
anónimo que citábamos al principio de este artículo (20): «La diosa Isis era el húmedo radical universal, influido
por la Luna al que miraban como la madre original de toda generación y conservación. Las estatuas de Isis tenían
todos los símbolos de la Luna, incluso los del cielo astral y de la región celeste, a la que se consideraba hacía
tanto bien. Estaba vestida de negro para señalar la vía de la corrupción y de la muerte, comienzo de toda
generación natural... La ropa negra que se daba a Isis muestra también que la Luna, o la Naturaleza, o también el
Mercurio Filosófico que es su diminutivo y su sustancia operativa en todas las generaciones, no tiene luz por sí
mismo, al ser un cuerpo opaco, pero que este cuerpo esencial la ha recibido de otro, esto es, del Sol y de su
propio espíritu vivificante que está infuso en él y que es su agente.
23
Llevaba una ropa negra, blanca, amarilla y roja para significar los cuatro colores principales o grados hacia la
perfección de la generación o de la obra secreta de los Sabios, de la que también es el sujeto, el objeto y la
imagen. A menudo Isis estaba acompañada por una vaca negra y blanca, para dar a entender el trabajo asiduo
con el que debe ser observado el culto filosófico, y que debe ser seguido en la operación del negro y del blanco
perfecto que es engendrado por la Medicina Universal Lunar Hermética... Según Apuleyo, Isis hablaba así en su
fiesta: Mi religión comenzará mañana para durar eternamente.
O sea que la Ciencia religiosa de la Naturaleza y la Obra de su simiente primera, origen de toda producción y de
las maravillas del mundo, tiene tanta duración como el Universo y se observa y practica cada día». Y nuestro
autor añade que: «Cuando las Tempestades del Invierno sean apaciguadas, que el mar conmovido, alterado y
tempestuoso sea calmado, apaciguado y hecho navegable, mis sacerdotes me ofrecerán una barquilla, como
demostración de mi paso por el mar de Egipto, bajo la guía de Mercurio, mandado por Júpiter.
Esta es la clave del gran Secreto filosófico para la extracción de la materia de los Sabios y del huevo en el que
deben encerrarla y operar en el atanor de torre, comenzando por el régimen de la Saturnia Egipcia, que es la
corrupción del buen augurio, para la generación del Hijo real filosófico, que de allí debe nacer al final de los
siglos, o de las circulaciones requeridas». El texto de Apuleyo que Filovita o Uranicus citaba y comentaba gozó
también de gran estima entre los otros filósofos. Nos abstendremos de citarlo en su totalidad ya que el lector
podrá consultarlo en el artículo sobre Plutarco que firma Carlos del Tilo. Dom Pernety, por su parte, nos lo
explica de este modo (21): «Isis pasaba por ser la Luna, la Tierra y la Naturaleza.
Su corona, formada por un globo brillante como la Luna, la anuncia a todo el mundo... Las dos espigas que salen
indican que la materia del Arte Hermético es la misma que la que emplea la Naturaleza para hacerlo vegetar todo
en el Universo. Los colores que esta materia va tomando durante las operaciones, ¿no son exactamente
nombrados en la enumeración de los vestidos de Isis?». Y más adelante (22): «Parece que Apuleyo haya querido
decirnos que todos estos colores nacen los unos de los otros; que el blanco está contenido en el negro, el amarillo
en el blanco y el rojo en el amarillo; por ello el negro cubre a todos los demás».
Para Saint Baque de Bufor (23): «No hay ningún pasaje de los tratados que los Filósofos herméticos han escrito
que sea tan claro, tan verdadero y tan instructivo para el comienzo de la obra hermética como aquel que Apuleyo
ha referido a propósito de la fiesta de Isis. Isis era, en efecto, la madre de todas las cosas, porque unida a Osiris
componen juntos el fluido luminoso que da la vida a todos los seres; era la dueña de los elementos, porque unida
a Osiris, constituían los elementos simples que elemental a los cuatro elementos». He aquí lo que Pernety
explicaba a propósito de la historia mítica de Isis y de Osiris (24): «Esta misteriosa historia, o mejor dicho, esta
ficción, se convirtió en lo sucesivo en el fundamento de la Teología Egipcia... Osiris era para los ignorantes el
Sol o el Astro del día e Isis la Luna; los Sacerdotes veían en ellos a los dos principios de la Naturaleza y del Arte
Hermético... Algunos, como Plutarco, pretendían que Osiris significaba muy santo, otros, como Diodoro, Horus-
Apolo; Eusebio y Macrobio decían que quería decir que tiene muchos ojos, aquel que ve claro... Pero los
Filósofos veían en el nombre de este Dios al Sol terrestre, el fuego escondido de la Naturaleza (25), el principio
ígneo, fijo y radical que lo anima todo...Para los Sacerdotes, Isis era la Naturaleza misma, el principio material y
pasivo de todo... Herodoto nos enseña que los Egipcios la tomaban también por Ceres, creyendo que Apolo y
Diana eran sus hijos.
Hemos dicho que Osiris era el principio ígneo, suave y generador que la Naturaleza emplea en la formación de
los mixtos, y que Isis era el húmedo radical; por los tanto no hay que confundir al uno con el otro, porque
difieren entre sí como el humo y la llama, la luz y el aire, el azufre y el mercurio. El humor radical es en los
mixtos el asiento y el alimento del cálido ígneo o del fuego natural y celeste...». Para los filósofos herméticos
(26): «Las dos obras que son el objeto de este Arte están comprendidas, la primera, en la expedición de Osiris, la
segunda, en su muerte y apoteosis.
Por la primera se hace la Piedra, por la segunda se forma el Elixir. Osiris, en su viaje, recorre Etiopía, luego las
Indias, Europa y regresa a Egipto por el mar Rojo para gozar de la gloria que ha adquirido, pero halla la muerte.
Es como si dijéramos: en la primera obra, la materia pasa al principio por el color negro, luego por colores
variados, el gris, el blanco y finalmente aparece el rojo, que es la perfección de la primera obra y la de la piedra o
azufre filosófico... La segunda obra está muy bien representada en el tipo de muerte de Osiris y los honores que
se le rindieron... Siendo esta segunda operación semejante a la primera, su clave es la solución de la materia o la
división de los miembros de Osiris en muchas partes. El cofre en el que ha sido encerrado este Príncipe, es el
vaso filosófico, cerrado herméticamente. Tifón y sus cómplices son los agentes de la disolución... La dispersión
de los miembros del cuerpo de Osiris es la volatilización del oro Filosófico y la reunión de estos indica la
fijación. Se hace gracias a los cuidados de Isis o la Tierra, que, como un imán, dicen los filósofos, atrae a sí las
partes volatilizadas». (27) En su Atalanta Fugiens, Michael Maier dedica un emblema a Osiris [...]. Representa el
24
asesinato de este dios por Tifón. Sabemos por Plutarco, que Tifón era hermano de Osiris y fue su destructor, ya
que Osiris representa a la «Palabra» sagrada cuya restauración pertinente fue llevada a cabo por Isis. Numerosos
autores opinan que la muerte o el desmembramiento de Osiris en la tradición egipcia es lo mismo que la caída de
Adán en la judeo-cristiana.
El culpable de la caída, según los hebreos, es Samael (de samo: ‘cegar’) que se relacionará con Tifón (de tufoo:
‘cegar’, ‘oscurecer’). Veamos qué nos enseñaban los alquimistas a propósito de este hermano de Osiris: «Decían
que Tifón y Osiris eran hermanos y que este último le hacía siempre la guerra al primero. Osiris era el buen
principio o el humor radical, la base del mixto y su parte pura y homogénea; Tifón era el mal principio o las
partes heterogéneas, accidentales; principio de destrucción y de muerte, como Osiris lo era de vida y de
conservación (28) Tifón nació de la tierra, pero de la tierra grosera, siendo el principio de la corrupción. Fue el
causante de la muerte de Osiris... El fuego que saca por la boca indica su aspereza corrosiva y designa su
pretendida fraternidad con Osiris, porque éste es un fuego escondido, natural y vivificante; el otro es un fuego
tiránico y destructivo... Por eso d’Espagnet le llama el Tirano de Natura y el fraticida del fuego natural». (29)
Para Saint-Baque de Bufor, Tifón es el flogisto, y su nombre en latín Typhon es el anagrama de Python, la
serpiente que nació del barro, idea que nos vuelve a recordar algunas doctrinas judías.
Este autor escribe (30): «Cuando los dos principios que constituyen la materia pura del arte hermético han sido
llevados por las manipulaciones del artista a este grado de pureza, ya no son llamados o conocidos por los
nombres de Isis y Osiris o primera materia caótica, sino que en este estado son la materia de los Sabios
designada bajo el nombre de Horus, el que mató a Tifón. Dicho de otro modo, Isis y Osiris, que son los
principios de toda vida y de los cuales es formado Horus, son desembarazados de los principios de destrucción y
de muerte, Tifón, el flogisto o los vapores de la tierra que los habían condensado». Isis y Osiris son pues los
dioses principales de los Egipcios, junto con Horus que reinó en último lugar y que, para los alquimistas,
simbolizaba el «resultado del Arte Sacerdotal».
Por ello se le confundía con Harpócrates, el dios del secreto, pues Horus, o el Sol de los Sabios, es el gran
secreto de la Filosofía Hermética. Según cierta tradición, Horus: «Era considerado por ellos (los druidas) como
el hijo de Isis y de Osiris, o sea de la Naturaleza y del fuego solar, al que llamamos húmedo radical y calor
natural, que nos son enviados desde lo más alto de los Cielos por el Espíritu eterno de vida... Horus pasaba por
ser la luz en calidad de hijo de Osiris, representando al Sol (31), y llevaba también algunos atributos de Apolo,
hijo también del Sol y dios de la luz según la Fábula; por lo que estaban representados a sus lados, detrás de él y
siguiéndole, veinticuatro pequeños ancianos que significaban las veinticuatro horas que antiguamente dividían al
día y a la noche en veinticuatro partes». (32) Llegados al final del presente artículo, a modo de conclusión y de
síntesis, sólo nos queda proponer al lector las palabras de dos clásicos de la filosofía hermética.
El primero de ellos, con un lenguaje actual, expresa en dos versículos el misterio de Isis y de Osiris, o el del agua
y el fuego: «Os adoramos, Agua, madre de las aguas, pues el fuego vivo está en vuestro centro, y sois excelente
sobre todas las demás luces. El sol es vuestra producción magnífica (33). Santa Madre del fuego, socorrednos
ahora y en la hora del paso difícil. ¡Que así sea!» (34). « ¡Oh, fuego que fluye, que disuelve y coagula, nuestro
Señor fecundador!» (35) El segundo apunta, siempre bajo el discreto velo del símbolo, cuál es el objetivo de la
ciencia hermética, la recompensa del viajero que, abandonando la tierra de exilio, regresa a la Patria original:
«Es este Horus (36) o Apolo por quien Osiris emprendió un viaje tan largo y pasó tantos trabajos y fatigas. Es el
tesoro de los Filósofos, el de los Sacerdotes, el de los Reyes de Egipto: el niño filosófico nacido de Isis y Osiris».
(37).
BIBLIOGRAFIA
(1): Ver Hechos de los Apóstoles: VII,22. Aparte del contexto bíblico, los comentadores hebreos nos lo
confirman; por ejemplo Nahmánides en su Comentario sobre el Éxodo (XIII, 3) y en su Exordio al Génesis.
Filón el Judío, en su De vita Mosis (lib.1) relata que Moisés aprendió en Egipto la Filosofía simbólica o la
ciencia de la naturaleza. (2): Plutarco es, sin duda, el autor que mejor nos explica la adaptación de los Misterios
egipcios a los griegos. Ver, a este respecto, el artículo de Carlos del Tilo publicado en este mismo fascículo de
LA PUERTA (Egipto). (3): Citemos a modo de ejemplo, a Pierre Jean Favre o a Dom Belin. (4): Especialmente
Platón en su Fedra, 174 y ss. (5): Citado por Dom Pernety, Fables Egyptiennes et Grèques, dévoillées et reduites
au même principe, tomo I. París, Chez Delalain, MDCCLXXXVI p. 218. (6): Los antiguos distinguían a tres
Hermes, el primero de ellos fue Henoch. (7): Tras la publicación de su CONCORDANCIA MITO-Físico-
CABALO-HERMÉTICA (Edición bilingüe castellano-francesa, Obelisco, Barcelona 1986), hemos podido
averiguar que se trataba seguramente de Mr. Fabre de Bosquet, apellido cuyas letras constituyen un anagrama de
Falsos alquimistas
Falsos alquimistas
Falsos alquimistas

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

mensaje de navidad_1988_1989_anubis_sabaoth
mensaje de navidad_1988_1989_anubis_sabaothmensaje de navidad_1988_1989_anubis_sabaoth
mensaje de navidad_1988_1989_anubis_sabaoth
GNOSIS MONTZURI
 
Los misterios del esoterismo crístico
Los misterios del esoterismo crísticoLos misterios del esoterismo crístico
Los misterios del esoterismo crístico
GNOSIS MONTZURI
 
Los mistérios del fuego
Los mistérios del fuegoLos mistérios del fuego
Los mistérios del fuego
GNOSIS MONTZURI
 
Tratado de música
Tratado de músicaTratado de música
Tratado de música
GNOSIS MONTZURI
 
32 el sendero del rey...
32 el sendero del rey...32 el sendero del rey...
32 el sendero del rey...
GNOSIS MONTZURI
 
Luz en las tinieblas
Luz en las tinieblasLuz en las tinieblas
Luz en las tinieblas
GNOSIS MONTZURI
 
2b el magnus opus...
2b el magnus opus...2b el magnus opus...
2b el magnus opus...
GNOSIS MONTZURI
 
Asuntos esotéricos
Asuntos esotéricosAsuntos esotéricos
Asuntos esotéricos
GNOSIS MONTZURI
 
El collar del budha
El collar del budhaEl collar del budha
El collar del budha
GNOSIS MONTZURI
 
1 la sabiduria
1 la sabiduria1 la sabiduria
1 la sabiduria
GNOSIS MONTZURI
 
Mensaje de navidad 1965
Mensaje de navidad 1965Mensaje de navidad 1965
Mensaje de navidad 1965
GNOSIS MONTZURI
 
Tratado de alquímia sexual
Tratado de alquímia sexualTratado de alquímia sexual
Tratado de alquímia sexual
GNOSIS MONTZURI
 
La proyección astral
La proyección astralLa proyección astral
La proyección astral
GNOSIS MONTZURI
 
El eterno femenino
El eterno femeninoEl eterno femenino
El eterno femenino
GNOSIS MONTZURI
 
Liturgia funeral
Liturgia funeralLiturgia funeral
Liturgia funeral
GNOSIS MONTZURI
 
Logos mantran teúrgia
Logos mantran teúrgiaLogos mantran teúrgia
Logos mantran teúrgia
GNOSIS MONTZURI
 
Voluntad cristo
Voluntad cristoVoluntad cristo
Voluntad cristo
GNOSIS MONTZURI
 
15 reencarnacion, retorno y recurrencia...
15 reencarnacion, retorno y recurrencia...15 reencarnacion, retorno y recurrencia...
15 reencarnacion, retorno y recurrencia...
GNOSIS MONTZURI
 
Catecismo gnostico
Catecismo gnosticoCatecismo gnostico
Catecismo gnostico
GNOSIS MONTZURI
 
El regreso del mesías
El regreso del mesíasEl regreso del mesías
El regreso del mesías
GNOSIS MONTZURI
 

La actualidad más candente (20)

mensaje de navidad_1988_1989_anubis_sabaoth
mensaje de navidad_1988_1989_anubis_sabaothmensaje de navidad_1988_1989_anubis_sabaoth
mensaje de navidad_1988_1989_anubis_sabaoth
 
Los misterios del esoterismo crístico
Los misterios del esoterismo crísticoLos misterios del esoterismo crístico
Los misterios del esoterismo crístico
 
Los mistérios del fuego
Los mistérios del fuegoLos mistérios del fuego
Los mistérios del fuego
 
Tratado de música
Tratado de músicaTratado de música
Tratado de música
 
32 el sendero del rey...
32 el sendero del rey...32 el sendero del rey...
32 el sendero del rey...
 
Luz en las tinieblas
Luz en las tinieblasLuz en las tinieblas
Luz en las tinieblas
 
2b el magnus opus...
2b el magnus opus...2b el magnus opus...
2b el magnus opus...
 
Asuntos esotéricos
Asuntos esotéricosAsuntos esotéricos
Asuntos esotéricos
 
El collar del budha
El collar del budhaEl collar del budha
El collar del budha
 
1 la sabiduria
1 la sabiduria1 la sabiduria
1 la sabiduria
 
Mensaje de navidad 1965
Mensaje de navidad 1965Mensaje de navidad 1965
Mensaje de navidad 1965
 
Tratado de alquímia sexual
Tratado de alquímia sexualTratado de alquímia sexual
Tratado de alquímia sexual
 
La proyección astral
La proyección astralLa proyección astral
La proyección astral
 
El eterno femenino
El eterno femeninoEl eterno femenino
El eterno femenino
 
Liturgia funeral
Liturgia funeralLiturgia funeral
Liturgia funeral
 
Logos mantran teúrgia
Logos mantran teúrgiaLogos mantran teúrgia
Logos mantran teúrgia
 
Voluntad cristo
Voluntad cristoVoluntad cristo
Voluntad cristo
 
15 reencarnacion, retorno y recurrencia...
15 reencarnacion, retorno y recurrencia...15 reencarnacion, retorno y recurrencia...
15 reencarnacion, retorno y recurrencia...
 
Catecismo gnostico
Catecismo gnosticoCatecismo gnostico
Catecismo gnostico
 
El regreso del mesías
El regreso del mesíasEl regreso del mesías
El regreso del mesías
 

Similar a Falsos alquimistas

alquimia-enciclopedia-de-una-ciencia-herméticaa-claus-priesner-karin-figala.pdf
alquimia-enciclopedia-de-una-ciencia-herméticaa-claus-priesner-karin-figala.pdfalquimia-enciclopedia-de-una-ciencia-herméticaa-claus-priesner-karin-figala.pdf
alquimia-enciclopedia-de-una-ciencia-herméticaa-claus-priesner-karin-figala.pdf
BarajasRita
 
Titus Burkhardt - Alquimia
Titus Burkhardt - AlquimiaTitus Burkhardt - Alquimia
Titus Burkhardt - Alquimia
Apolonyus Sonnenrad
 
La alquimia el_arte_del_descubrimiento[1]
La alquimia el_arte_del_descubrimiento[1]La alquimia el_arte_del_descubrimiento[1]
La alquimia el_arte_del_descubrimiento[1]
PaoLa Garcia
 
0008 ambelain-alquimiaespiritual
0008 ambelain-alquimiaespiritual0008 ambelain-alquimiaespiritual
0008 ambelain-alquimiaespiritual
Jazmin Sanabria
 
Blavatsky helena la doctrina secreta tomo iv
Blavatsky helena   la doctrina secreta tomo ivBlavatsky helena   la doctrina secreta tomo iv
Blavatsky helena la doctrina secreta tomo iv
santimonia
 
Rituales de la Golden Dawn 1
Rituales de la Golden Dawn 1Rituales de la Golden Dawn 1
Rituales de la Golden Dawn 1
Preval El-Bijut
 
Papus alquimia
Papus   alquimiaPapus   alquimia
Papus alquimia
fabiokain84
 
Doctrina secreta IV
Doctrina secreta IVDoctrina secreta IV
Doctrina secreta IV
None
 
Doctrina secreta IV
Doctrina secreta IVDoctrina secreta IV
Doctrina secreta IV
None
 
ALQUIMIA
ALQUIMIAALQUIMIA
Palabras de alquimia
Palabras de alquimiaPalabras de alquimia
Palabras de alquimia
Alejandra Ruiz
 
Doctrina secreta-IV
Doctrina secreta-IVDoctrina secreta-IV
Doctrina secreta-IV
JORGE BLANCO
 
Papus - Tratado de Ciencia Oculta
Papus - Tratado de Ciencia OcultaPapus - Tratado de Ciencia Oculta
Papus - Tratado de Ciencia Oculta
Marcelo Ferreira
 
Apologetica contemporanea
Apologetica contemporaneaApologetica contemporanea
Apologetica contemporanea
RUDY JOHANNES CEDEÑO DE LA CRUZ
 
La doctrina secreta - Helena Blavatsky - Tomo 4
La doctrina secreta - Helena Blavatsky - Tomo 4La doctrina secreta - Helena Blavatsky - Tomo 4
La doctrina secreta - Helena Blavatsky - Tomo 4
Johann Fabián Pereira Castro
 
La Piedra Filosofal
La Piedra FilosofalLa Piedra Filosofal
La Piedra Filosofal
JORGE BLANCO
 
Doctrina Secreta V. 4
Doctrina Secreta V. 4Doctrina Secreta V. 4
Doctrina Secreta V. 4
Gamaliel Martínez Pérez
 
Hpb la doctrinasecreta_v4
Hpb la doctrinasecreta_v4Hpb la doctrinasecreta_v4
Hpb la doctrinasecreta_v4
Florencia San Martin Brück
 
Hpb la doctrinasecreta_v4
Hpb la doctrinasecreta_v4Hpb la doctrinasecreta_v4
Hpb la doctrinasecreta_v4
Fernando Avila
 
Papus alquimia [es] (bibliotecamistica.com.br)
Papus alquimia [es] (bibliotecamistica.com.br)Papus alquimia [es] (bibliotecamistica.com.br)
Papus alquimia [es] (bibliotecamistica.com.br)
Eduardo Serrão
 

Similar a Falsos alquimistas (20)

alquimia-enciclopedia-de-una-ciencia-herméticaa-claus-priesner-karin-figala.pdf
alquimia-enciclopedia-de-una-ciencia-herméticaa-claus-priesner-karin-figala.pdfalquimia-enciclopedia-de-una-ciencia-herméticaa-claus-priesner-karin-figala.pdf
alquimia-enciclopedia-de-una-ciencia-herméticaa-claus-priesner-karin-figala.pdf
 
Titus Burkhardt - Alquimia
Titus Burkhardt - AlquimiaTitus Burkhardt - Alquimia
Titus Burkhardt - Alquimia
 
La alquimia el_arte_del_descubrimiento[1]
La alquimia el_arte_del_descubrimiento[1]La alquimia el_arte_del_descubrimiento[1]
La alquimia el_arte_del_descubrimiento[1]
 
0008 ambelain-alquimiaespiritual
0008 ambelain-alquimiaespiritual0008 ambelain-alquimiaespiritual
0008 ambelain-alquimiaespiritual
 
Blavatsky helena la doctrina secreta tomo iv
Blavatsky helena   la doctrina secreta tomo ivBlavatsky helena   la doctrina secreta tomo iv
Blavatsky helena la doctrina secreta tomo iv
 
Rituales de la Golden Dawn 1
Rituales de la Golden Dawn 1Rituales de la Golden Dawn 1
Rituales de la Golden Dawn 1
 
Papus alquimia
Papus   alquimiaPapus   alquimia
Papus alquimia
 
Doctrina secreta IV
Doctrina secreta IVDoctrina secreta IV
Doctrina secreta IV
 
Doctrina secreta IV
Doctrina secreta IVDoctrina secreta IV
Doctrina secreta IV
 
ALQUIMIA
ALQUIMIAALQUIMIA
ALQUIMIA
 
Palabras de alquimia
Palabras de alquimiaPalabras de alquimia
Palabras de alquimia
 
Doctrina secreta-IV
Doctrina secreta-IVDoctrina secreta-IV
Doctrina secreta-IV
 
Papus - Tratado de Ciencia Oculta
Papus - Tratado de Ciencia OcultaPapus - Tratado de Ciencia Oculta
Papus - Tratado de Ciencia Oculta
 
Apologetica contemporanea
Apologetica contemporaneaApologetica contemporanea
Apologetica contemporanea
 
La doctrina secreta - Helena Blavatsky - Tomo 4
La doctrina secreta - Helena Blavatsky - Tomo 4La doctrina secreta - Helena Blavatsky - Tomo 4
La doctrina secreta - Helena Blavatsky - Tomo 4
 
La Piedra Filosofal
La Piedra FilosofalLa Piedra Filosofal
La Piedra Filosofal
 
Doctrina Secreta V. 4
Doctrina Secreta V. 4Doctrina Secreta V. 4
Doctrina Secreta V. 4
 
Hpb la doctrinasecreta_v4
Hpb la doctrinasecreta_v4Hpb la doctrinasecreta_v4
Hpb la doctrinasecreta_v4
 
Hpb la doctrinasecreta_v4
Hpb la doctrinasecreta_v4Hpb la doctrinasecreta_v4
Hpb la doctrinasecreta_v4
 
Papus alquimia [es] (bibliotecamistica.com.br)
Papus alquimia [es] (bibliotecamistica.com.br)Papus alquimia [es] (bibliotecamistica.com.br)
Papus alquimia [es] (bibliotecamistica.com.br)
 

Más de GNOSIS MONTZURI

Diccionario-de-Biodescodificacion 128421699-127525020-.pdf
Diccionario-de-Biodescodificacion 128421699-127525020-.pdfDiccionario-de-Biodescodificacion 128421699-127525020-.pdf
Diccionario-de-Biodescodificacion 128421699-127525020-.pdf
GNOSIS MONTZURI
 
20.- 1998-08 - Diccionario Esoterico.pdf
20.- 1998-08 - Diccionario Esoterico.pdf20.- 1998-08 - Diccionario Esoterico.pdf
20.- 1998-08 - Diccionario Esoterico.pdf
GNOSIS MONTZURI
 
INVITACION GNOSIS.pptx
INVITACION GNOSIS.pptxINVITACION GNOSIS.pptx
INVITACION GNOSIS.pptx
GNOSIS MONTZURI
 
Los siete radicales del fuego
Los siete radicales del fuegoLos siete radicales del fuego
Los siete radicales del fuego
GNOSIS MONTZURI
 
Ham Sah
Ham SahHam Sah
El proceso de samael aun weor
El proceso de samael aun weorEl proceso de samael aun weor
El proceso de samael aun weor
GNOSIS MONTZURI
 
Ajedrez esotérico
Ajedrez esotéricoAjedrez esotérico
Ajedrez esotérico
GNOSIS MONTZURI
 
La mujer
La mujerLa mujer
La mujer
GNOSIS MONTZURI
 
La mágia de los perfumes
La mágia de los perfumesLa mágia de los perfumes
La mágia de los perfumes
GNOSIS MONTZURI
 
Juventudes
JuventudesJuventudes
Juventudes
GNOSIS MONTZURI
 
Evangelio de judas
Evangelio de judasEvangelio de judas
Evangelio de judas
GNOSIS MONTZURI
 
El viacrucis
El viacrucisEl viacrucis
El viacrucis
GNOSIS MONTZURI
 
14 joya del dragon_amarillo_21
14 joya del dragon_amarillo_2114 joya del dragon_amarillo_21
14 joya del dragon_amarillo_21
GNOSIS MONTZURI
 
12 puntos para_preparar_el_corazon
12 puntos para_preparar_el_corazon12 puntos para_preparar_el_corazon
12 puntos para_preparar_el_corazon
GNOSIS MONTZURI
 
Plataforma del poscla
Plataforma del posclaPlataforma del poscla
Plataforma del poscla
GNOSIS MONTZURI
 
La caridad universal
La caridad universalLa caridad universal
La caridad universal
GNOSIS MONTZURI
 
El cristo social
El cristo socialEl cristo social
El cristo social
GNOSIS MONTZURI
 
Simbolismo esotérico de la navidad
Simbolismo esotérico de la navidadSimbolismo esotérico de la navidad
Simbolismo esotérico de la navidad
GNOSIS MONTZURI
 
Mensaje de navidad 1964
Mensaje de navidad 1964Mensaje de navidad 1964
Mensaje de navidad 1964
GNOSIS MONTZURI
 
Mensaje de navidad de anubis sabaoth
Mensaje de navidad  de anubis sabaothMensaje de navidad  de anubis sabaoth
Mensaje de navidad de anubis sabaoth
GNOSIS MONTZURI
 

Más de GNOSIS MONTZURI (20)

Diccionario-de-Biodescodificacion 128421699-127525020-.pdf
Diccionario-de-Biodescodificacion 128421699-127525020-.pdfDiccionario-de-Biodescodificacion 128421699-127525020-.pdf
Diccionario-de-Biodescodificacion 128421699-127525020-.pdf
 
20.- 1998-08 - Diccionario Esoterico.pdf
20.- 1998-08 - Diccionario Esoterico.pdf20.- 1998-08 - Diccionario Esoterico.pdf
20.- 1998-08 - Diccionario Esoterico.pdf
 
INVITACION GNOSIS.pptx
INVITACION GNOSIS.pptxINVITACION GNOSIS.pptx
INVITACION GNOSIS.pptx
 
Los siete radicales del fuego
Los siete radicales del fuegoLos siete radicales del fuego
Los siete radicales del fuego
 
Ham Sah
Ham SahHam Sah
Ham Sah
 
El proceso de samael aun weor
El proceso de samael aun weorEl proceso de samael aun weor
El proceso de samael aun weor
 
Ajedrez esotérico
Ajedrez esotéricoAjedrez esotérico
Ajedrez esotérico
 
La mujer
La mujerLa mujer
La mujer
 
La mágia de los perfumes
La mágia de los perfumesLa mágia de los perfumes
La mágia de los perfumes
 
Juventudes
JuventudesJuventudes
Juventudes
 
Evangelio de judas
Evangelio de judasEvangelio de judas
Evangelio de judas
 
El viacrucis
El viacrucisEl viacrucis
El viacrucis
 
14 joya del dragon_amarillo_21
14 joya del dragon_amarillo_2114 joya del dragon_amarillo_21
14 joya del dragon_amarillo_21
 
12 puntos para_preparar_el_corazon
12 puntos para_preparar_el_corazon12 puntos para_preparar_el_corazon
12 puntos para_preparar_el_corazon
 
Plataforma del poscla
Plataforma del posclaPlataforma del poscla
Plataforma del poscla
 
La caridad universal
La caridad universalLa caridad universal
La caridad universal
 
El cristo social
El cristo socialEl cristo social
El cristo social
 
Simbolismo esotérico de la navidad
Simbolismo esotérico de la navidadSimbolismo esotérico de la navidad
Simbolismo esotérico de la navidad
 
Mensaje de navidad 1964
Mensaje de navidad 1964Mensaje de navidad 1964
Mensaje de navidad 1964
 
Mensaje de navidad de anubis sabaoth
Mensaje de navidad  de anubis sabaothMensaje de navidad  de anubis sabaoth
Mensaje de navidad de anubis sabaoth
 

Último

VOLUNTARIO Comida para todos Perú 34117.pdf
VOLUNTARIO Comida para todos Perú 34117.pdfVOLUNTARIO Comida para todos Perú 34117.pdf
VOLUNTARIO Comida para todos Perú 34117.pdf
WalterVegazoMuro
 
"impacto de factores ambientales en el crecimiento de plantas
"impacto de factores ambientales en el crecimiento de plantas"impacto de factores ambientales en el crecimiento de plantas
"impacto de factores ambientales en el crecimiento de plantas
amairanirc22
 
Prueba de un Slide Share para Aderling B
Prueba de un Slide  Share para Aderling BPrueba de un Slide  Share para Aderling B
Prueba de un Slide Share para Aderling B
Walter Francisco Núñez Cruz
 
Anatomia del hatha yoga - David Coulter.pdf
Anatomia del hatha yoga - David Coulter.pdfAnatomia del hatha yoga - David Coulter.pdf
Anatomia del hatha yoga - David Coulter.pdf
Alicia Alarcon
 
la parapsicologia por autor fabio zerpa.pdf
la parapsicologia por autor fabio zerpa.pdfla parapsicologia por autor fabio zerpa.pdf
la parapsicologia por autor fabio zerpa.pdf
SilvanoCardona
 
CUADERNO PARA MEJORAR ATENCION MEMORIA.pdf
CUADERNO PARA MEJORAR   ATENCION MEMORIA.pdfCUADERNO PARA MEJORAR   ATENCION MEMORIA.pdf
CUADERNO PARA MEJORAR ATENCION MEMORIA.pdf
consultorestalentos2
 
SEMANA 11 DE EYV - GRUPO 7 .pdf piramide axiologia
SEMANA 11 DE EYV - GRUPO 7 .pdf piramide axiologiaSEMANA 11 DE EYV - GRUPO 7 .pdf piramide axiologia
SEMANA 11 DE EYV - GRUPO 7 .pdf piramide axiologia
SamuelReyesGastaadui
 
LA ESCALERA DE PEDRO.pptx 1877l;=]/,6541
LA ESCALERA DE PEDRO.pptx 1877l;=]/,6541LA ESCALERA DE PEDRO.pptx 1877l;=]/,6541
LA ESCALERA DE PEDRO.pptx 1877l;=]/,6541
BersanAlvaradoCornel
 
5° SEMANA 1 SESIÓN DÍA_1_REL_Conocemos a los discípulos que elige Jesús.pdf
5° SEMANA 1 SESIÓN DÍA_1_REL_Conocemos a los discípulos que elige Jesús.pdf5° SEMANA 1 SESIÓN DÍA_1_REL_Conocemos a los discípulos que elige Jesús.pdf
5° SEMANA 1 SESIÓN DÍA_1_REL_Conocemos a los discípulos que elige Jesús.pdf
mariarosariollamccay2
 
LA MOCHILA DE EMERGENCIA.IMPORTANTE PARA SABER
LA MOCHILA DE EMERGENCIA.IMPORTANTE PARA SABERLA MOCHILA DE EMERGENCIA.IMPORTANTE PARA SABER
LA MOCHILA DE EMERGENCIA.IMPORTANTE PARA SABER
ANIABELUCAPCHAIPURRE
 
Invisible (Eloy Moreno) (Z-Library)-1.pdf
Invisible (Eloy Moreno) (Z-Library)-1.pdfInvisible (Eloy Moreno) (Z-Library)-1.pdf
Invisible (Eloy Moreno) (Z-Library)-1.pdf
mariancamilarivera
 
Los diálogos con el Cuerpo 1.pptx interesante lectura
Los diálogos con el Cuerpo 1.pptx interesante lecturaLos diálogos con el Cuerpo 1.pptx interesante lectura
Los diálogos con el Cuerpo 1.pptx interesante lectura
SARACAROLINABAZANCAS
 

Último (12)

VOLUNTARIO Comida para todos Perú 34117.pdf
VOLUNTARIO Comida para todos Perú 34117.pdfVOLUNTARIO Comida para todos Perú 34117.pdf
VOLUNTARIO Comida para todos Perú 34117.pdf
 
"impacto de factores ambientales en el crecimiento de plantas
"impacto de factores ambientales en el crecimiento de plantas"impacto de factores ambientales en el crecimiento de plantas
"impacto de factores ambientales en el crecimiento de plantas
 
Prueba de un Slide Share para Aderling B
Prueba de un Slide  Share para Aderling BPrueba de un Slide  Share para Aderling B
Prueba de un Slide Share para Aderling B
 
Anatomia del hatha yoga - David Coulter.pdf
Anatomia del hatha yoga - David Coulter.pdfAnatomia del hatha yoga - David Coulter.pdf
Anatomia del hatha yoga - David Coulter.pdf
 
la parapsicologia por autor fabio zerpa.pdf
la parapsicologia por autor fabio zerpa.pdfla parapsicologia por autor fabio zerpa.pdf
la parapsicologia por autor fabio zerpa.pdf
 
CUADERNO PARA MEJORAR ATENCION MEMORIA.pdf
CUADERNO PARA MEJORAR   ATENCION MEMORIA.pdfCUADERNO PARA MEJORAR   ATENCION MEMORIA.pdf
CUADERNO PARA MEJORAR ATENCION MEMORIA.pdf
 
SEMANA 11 DE EYV - GRUPO 7 .pdf piramide axiologia
SEMANA 11 DE EYV - GRUPO 7 .pdf piramide axiologiaSEMANA 11 DE EYV - GRUPO 7 .pdf piramide axiologia
SEMANA 11 DE EYV - GRUPO 7 .pdf piramide axiologia
 
LA ESCALERA DE PEDRO.pptx 1877l;=]/,6541
LA ESCALERA DE PEDRO.pptx 1877l;=]/,6541LA ESCALERA DE PEDRO.pptx 1877l;=]/,6541
LA ESCALERA DE PEDRO.pptx 1877l;=]/,6541
 
5° SEMANA 1 SESIÓN DÍA_1_REL_Conocemos a los discípulos que elige Jesús.pdf
5° SEMANA 1 SESIÓN DÍA_1_REL_Conocemos a los discípulos que elige Jesús.pdf5° SEMANA 1 SESIÓN DÍA_1_REL_Conocemos a los discípulos que elige Jesús.pdf
5° SEMANA 1 SESIÓN DÍA_1_REL_Conocemos a los discípulos que elige Jesús.pdf
 
LA MOCHILA DE EMERGENCIA.IMPORTANTE PARA SABER
LA MOCHILA DE EMERGENCIA.IMPORTANTE PARA SABERLA MOCHILA DE EMERGENCIA.IMPORTANTE PARA SABER
LA MOCHILA DE EMERGENCIA.IMPORTANTE PARA SABER
 
Invisible (Eloy Moreno) (Z-Library)-1.pdf
Invisible (Eloy Moreno) (Z-Library)-1.pdfInvisible (Eloy Moreno) (Z-Library)-1.pdf
Invisible (Eloy Moreno) (Z-Library)-1.pdf
 
Los diálogos con el Cuerpo 1.pptx interesante lectura
Los diálogos con el Cuerpo 1.pptx interesante lecturaLos diálogos con el Cuerpo 1.pptx interesante lectura
Los diálogos con el Cuerpo 1.pptx interesante lectura
 

Falsos alquimistas

  • 1. 1 LA ALQUIMIA AYER Y HOY «Ha sido mi propósito hacer un cuidadoso estudio de la naturaleza; y una de las cosas que he investigado es la hipótesis de los alquimistas. La mayoría de los estudiosos y eruditos eran opuestos a las opiniones de esta gente y declaraban que sus hipótesis no tenían fundamento. Como filósofo no tuve otra alternativa que investigar los argumentos de ambas partes. Al examinar los escritos de los que reivindican este arte los encontré desprovistos de todo razonamiento lógico, que es la base de cualquier conocimiento, mientras que la mayor parte de sus contenidos eran casi necedades. Luego consulté las obras de sus oponentes, pero no encontré nada, excepto una débil refutación apoyada en razonamientos tan pueriles que con ellos ninguna ciencia podía ser desaprobada. Tras meditar sobre el asunto largo tiempo, me dije: "Si este cosa es posible, ¿qué hace que lo sea? Y si es algo que no puede ser, ¿por qué es este el caso?"» (1) Sean o no de Avicena, estas palabras tienen mil años, siglo más o menos, pero aún nos sirven para situar la cuestión en la actualidad. Verdadera o falsa, la alquimia existe. Y como método de investigación podemos empezar considerándola como un conjunto de hipótesis que unos defienden y otros rechazan. En el presente trabajo nos proponemos hacer un recorrido, no demasiado sistemático ni exhaustivo, por textos y contextos, para intentar averiguar algo sobre esas hipótesis. La visita a la alquimia esotérica actual será breve y superficial, nos detendremos algo más en la alquimia antigua en su fase griega, la árabe la veremos sólo de lejos, con más detalle la medieval y clásica. METAFÍSICA, RELIGIÓN Y TRANSMUTACIÓN. Si se visita el website Contrapoints, gestionado por la libreria-editorial La Table d'Émeraude, página Alchimie, nos encontramos con un lema que es a la vez una definición: Alquimia: una Metafísica en acción.(2) El concepto de alquimia como "metafísica" está hoy bastante extendido. Seguramente el inspirador directo de esta expresión ha sido G. Béatrice, quien como rechazo de la correinte puramente "espiritualista" que la consideraba como «una especie de acercamiento figurativo a las realidades arquetípicas del hombre y su pensamiento», escribió:(3) «La Alquimia no es en absoluto una teosofía, sino bien una metafísica experimental, una "filosofía" natural manipulatoria.» Mientras la expresión filosofía natural (aunque sin comillas) nos llevaría a los viejos alquimistas medievales, como veremos más adelante, el término metafísica en esoterismo remite a Guénon y de él tanto a la filosofía vedanta como al sufismo. Claude d'Ygé(4) , respetuoso con «el conjunto de la obra de Réné Guénon» -disentía en cuanto a la alquimia- consideraba que «no hay Alquimia verdadera sin el perfecto conocimiento de los principios metafísicos, y sin oratorio; pero no hay Alquimia verdadera posible sin una comunión cotidiana del alquimista con la naturaleza, con su Materia (su Beatriz, la dama de sus pensamientos) y sin la experiencia de laboratorio. [...] La Alquimia verdadera, espiritual, operativa natural, es una de las vías más completas para la conquista de la Luz divina.»
  • 2. 2 Un año antes, R. Alleau(5) había expuesto conceptos muy similares: «Aunque positiva, experimental y concreta, la alquimia toma sus principios de la "metafísica tradicional", de la que representa una de las aplicaciones en el dominio "formal", así como de las relaciones de la "forma" y de la "luz".» Unas páginas más adelante escribe: «De alguna manera, conviene considerar sobre todo la alquimia como una religión experimental, concreta, cuyo fin era la iluminación de la conciencia, la "liberación del espíritu y del cuerpo".» Habría para sorprenderse por la expresión «religión experimental», sobre todo proviniendo de un estudioso de la historia de la religiones. ¿No son acaso experimentales todas las religiones? Lo novedoso, lo específicamente alquímico, consiste en que esa "experimentación" se realiza a nivel de laboratorio, según Alleau: «[...] está fuera de duda que las manipulaciones alquímicas servían de soportes materiales a una ascesis interior». Y precisa aún más: «Así la alquimia pertenece más bien a la historia de las religiones que a la historia de las ciencias.» Entendida así, la alquimia es una mezcla de metafísica trascendente guenonista, experiencia metalúrgica sacra inspirada de Eliade, liberación hinduista e iluminación taoísta. Tal parece ser la tendencia mayoritaria de la alquimia de finales del siglo 20. Preguntémonos ahora qué lugar ocupa en ese edificio parametafísico la transmutación. E. Michelena(6) replicaba así a la antigua definición de la Academia de la Lengua («es un arte con el que se pretendía hallar la piedra filosofal y la panacea universal»): «Esa piedra no constituye en sí misma el objetivo supremo de la Alquimia. Ni siquiera de la Alquimia Operativa, que es la más concretamente encaminada en esa dirección [...] En este Arte Hermético, la transmutación metálica, con la obtención de oro (crisopea), o plata (argiropea), a partir de los llamados "metales innobles" (plomo, estaño, mercurio), no es en modo alguno el objetivo final del proceso, sino solamente una de las etapas finales del Magisterio, con finalidades verificatorias definitivas, en unas pruebas que hoy denominaríamos test de eficacia y comprobación final». El autor no nos dice qué es lo que pretendían «verificar y comprobar» los alquimistas. Para encontrarle un sentido quizás habría que recurrir a la teoría del perfeccionamiento paralelo materia-alquimista, idea muy común expresada ya por d'Ygé: «La práctica de la Gran Obra sigue paso a paso la accesis espiritual del hombre». En el website de Contrapoints mencionadoAndreae , J. Valentinius (?) da un paso más y afirma que «la materia no puede ser transmutada sin que el sujeto no sea él mismo también transmutado». Aunque la Transmutación no es sino nombre para designar la Síntesis última «otro en la que la materia se regenera en el misterio de su origen.» Este menosprecio, cuando no desprecio, de la ayer soberbia, hoy humilde transmutación metálica, que recorre casi todas las concepciones alquímicas actuales no es nuevo, naturalmente. Tiene su más genuino predecesor en la alquimia paralcesista, mística y antipapista, y más concretamente en la presentada por su producción más llamativa, la Fraternidad Rosacruz, que distingue entre los "impíos" hacedores de oro y los "verdaderos" filósofos: «los hacedores de oro incita a una multitud El gran éxito actual del arte impío de de bribones escapados de la horca a a cometer grandes canalladas abusando de la buena fe y de la ingenuidad de numerosas personasde ellas están . Algunas honestamente convencidas de que la transmutación metálica es la cima de la filosofía y su resultado y que hay que consagrarse enteramente a ello porque la fabricación de grandes masas de lingotes de oro agrada a Dios especialmente [...] Lo que proclamamos al respecto es lo siguiente: estas concepciones son erróneas. Los verdaderos filósofos opinan que la fabricación de oro no es sino un trabajo preliminar de escasa importancia, uno más entre los miles de ellos que tienen que realizar, la mayor parte de ellos de bastante más envergadura. Repetimos el dicho de nuestro bienamado C. R. C.: ¡Uf! ¡Oro! ¡Nada más
  • 3. 3 que oro! Aquel ante cuyos ojos se abre la naturaleza entera no se alegra por poder hacer oro para, según palabras de Cristo, cebar a los diablos. Se alegra por ver cómo el cielo se desvela, cómo suben y bajan los ángeles del Señor, y de que su nombre esté inscrito en el Libro de la Vida.» (7) La reivindicación de la filiación de las ideas propias con lo genuino, auténtico y verdadero puede seguir derroteros curiosos. Así, sobre la cuestión de si los autores de la Fama eran o no los "verdaderos Rosacruces", remitimos al lector esoterista a la obra de Fulcanelli y de Guénon(8) . Pero ya les pareció a los rosacruces -tan auténticos no los hubo antes ni los habría después, en nuestra opinión- que habían exagerado la nota, y la Confessio pone de nuevo el velo al cielo, quita la escalera de Jacob, y deja a la alquimia otra vez en sus límites naturales, metálicos y medicinales: «Acerca del juicio emitido por la Fama sobre los impostores en cuestión de transmutaciones metálicas y de medicina suprema en este mundo, esto es lo que queremos decir: no queremos en absoluto arruinar ni disminuir este don divino de una excelencia semejante. Sin embargo, como no siempre aporta enseñanzas y revelaciones suficientes sobre la transformación de los metales, sobre la medicina y sobre una infinidad de otros misterios y maravillas naturales, pensamos que es justo consagrar lo esencial de nuestros esfuerzos a adquirir la comprensión y ciencia de la filosofía. Por ello debe evitarse iniciar en la tintura metálica a excelentes espíritus que no tengan una buena práctica anterior del conocimiento de la naturaleza.» En general ya no se puede acusar a los "científicos" de poca sensibilidad respecto a los puntos de vista esoteristas. Así opinaba John Read: «Mucha gente que en el momento actual piensa sobre la alquimia (y no hay muchos que lo hacen) la despacha como el pretendido arte de transmutar metales no nobles, como estaño o plomo, en los nobles plata y oro. [...] Sin embargo, en su interpretación más ancha la alquimia fue un grandioso sistema filosófico que se propuso penetrar y armonizar los misterios de la creación y de la vida. Buscaba poner en relación el microcosmos del hombre con el macrocosmos del universo. Situada en este contexto más amplio, la transmutación de una forma de materia inanimada en otra fue simplemente un objetivo marginal de la alquimia, cuyo propósito era suministrar pruebas en el plano material de sus principios más amplios, en particular de la esencial unidad de todas las cosas.» (9) F. S. Taylor es algo más prudente e indeciso: «No es fácil definir la alquimia. Algunos querrían limitar su significado al de "Transmutación de los metales"; otros querrían incluir dentro de su alcance todo lo perteneciente a las nociones de exaltación y regeneración, tanto de los metales como de la mente humana. La alquimia no es idéntica ni al misticismo ni a la metalurgia. sucintamente con su título la naturaleza del Arte que describe -que puede definirse como: -Un Arte que pretende estar relacionado con la transmutación de los metales, y descrito con una terminología a la vez Física y Mística». (10) Todas las visiones anteriores son bien conocidas y, exceptuada la de Taylor -cuyo defecto es el de la generalización-, tienen en común que exponen conceptos nacidos, no tanto de la lectura de textos alquímicos como del análisis de lo que podríamos llamar el fenómeno alquímico desde un punto de vista social. Nos acercaremos ahora a la alquimia del pasado, pero para delimitar la materia, inmensa, leeremos y comentaremos algunos términos y sobre todo definiciones relativos al arte.
  • 4. 4 NATURAL Y MISTERIOSA. El texto griego considerado más antiguo es el atribuido a Demócrito, Cuestiones naturales y místicas (Phusikà kaì mustiká), cuyo título seguramente tardío es casi un programa que llamó la atención del fundador de Ambix, como hemos visto. El apelativo natural nos lleva directamente al núcleo mismo del debate sobre el propósito de la alquimia alejandrina. Aparentemente, la obra de Demócrito trata los mismos temas que los recetarios conservados en los papiros de Leiden y Estocolmo: imitación de metales preciosos, tinturas y gemas. Sin embargo hay una diferencia esencial: a partir del intento de producir estas sustancias o simplemente de dotar a los cuerpos de cualidades más nobles, en el Phusiká hay un interés evidente por descubrir cuáles son las leyes naturales que rigen estas combinaciones y cambios. Según son presentados por los textos, quienes investigan los procedimientos de transformación de las sustancias no son simples artesanos, imitadores o falsarios, sino sacerdotes, profetas y filósofos, es decir, aparentemente, detrás del análisis de las recetas está la filosofía, que se pregunta sobre los mecanismos que sigue la naturaleza para alcanzar la perfección de sus producciones, sean metales, gemas o pigmentos. Las conclusiones de Demócrito parecen ser las siguientes: combinando adecuadamente las sustancias, pueden obtenerse cuerpos perfectos, o similares en cualidades a los perfectos. Para que esta mejora sea real, hay que conseguir «armonizar las naturalezas» aplicando sus leyes: «La naturaleza se deleita en la naturaleza, la naturaleza vence a la naturaleza, la naturaleza domina a la naturaleza».(11) Las recetas no parecen en definitiva más que una demostración de la operatividad de esta ley. Desde sus inicios por tanto, la auténtica física es considerada como un conocimiento místico o misterioso. Es probable que en sus orígenes la alquimia se transmitiese a la manera de los misterios, es decir, de forma cerrada y reservada a unos pocos; pero en general pronto se entiende que los textos ocultan verdades no comunes y que han de leerse de manera alegórica, de ahí que el corpus alquímico, como el religioso, esté constituido en su mayor parte por exégesis más o menos autorizadas. Los que acceden a los textos de forma vulgar, dice Demócrito, quedan decepcionados y terminan negando la ciencia, «pues creen que transmitimos enseñanzas míticas [falsas] en lugar de místicas». (12) ARTE SAGRADO. Otro texto considerado de los más antiguos es el de La profetisa Isis a su hijo Horus. Aquí, la alquimia aparece designada con su nombre más frecuente, «arte hierático de Egipto (hierà tékhne Aigúptou)» En un sentido restringido, el término tékhne (latín ars) designa en general la habilidad manual para realizar algo útil, adquirida por el estudio o la experiencia. En este sentido se opone a epistéme (latín scientia) y sobre todo a filosofía, en los que el conocimiento no tiene finalidad práctica. Pero exceptuada la filosofía, que quedará como designación genérica, los demás son generalmente sinónimos. En Isis encontramos por primera vez el enunciado alquímico de otra ley natural, "genética" esta vez, que asimila los tres reinos naturales: «El que siembra trigo recoge trigo, el león engendra al león, el hombre al hombre y el oro al oro». Aunque atribuyéndola a Hermes, también Zósimo transmite esta máxima, que será repetida multitud de veces por los alquimistas europeos, siempre en relación con la necesidad de buscar la "simiente" metálica. De las finalidades del arte, "Isis" sólo menciona la «fabricación del oro y de la plata (khrusoû kaì argúrou kataskeué)». El calificativo hierático abarca los sentidos de sacerdotal y sagrado. Según Zósimo(13) , en Egipto la explotación de minas y el tratamiento de los minerales y metales era monopolio de los reyes y su control un privilegio de la casta sacerdotal. Entre los sacerdotes estos conocimientos estaban rodeados sin duda de un halo sagrado, como todo saber monopolizado, pero no hay que pensar que la metalurgia tuviese un auténtico carácter religioso, como podía tenerlo, por ejemplo, un rito sacrificial. Es poco probable que los sacerdotes se interesasen por las leyes naturales que transcienden la operación metalúrgica; es un paso que encaja mejor con la racionalidad de la mentalidad griega. De hecho, en las reliquias de la literatura alquímica griega que nos han
  • 5. 5 llegado, no hay autores egipcios propiamente dichos e incluso la figura de Hermes Trismegisto aparece desvaída: los fragmentarios textos conservados pertenecen todos a "filósofos" griegos. Sin embargo la tendencia a enraizar con el pasado, común en cualquier doctrina nueva, llevó a los alquimistas a rodearse de antepasados fabulosos: sacerdotes, profetas, filósofos. Hay que descartar sin embargo a los dioses; cuando aparecen, como es el caso de Isis, Hermes o Agatodemón, están evemerizados y esta será una constante de la alquimia que la diferencia claramente de la magia. Entre estos antepasados, los sacerdotes egipcios tienen un lugar de privilegio, pues, desde al menos el siglo 5 aC, son los únicos a los que los griegos cultos admiran, creyéndolos depositarios de venerables conocimientos antiquísismos. Los griegos de principios de nuestra era, apasionados por los conocimientos "misteriosos", siguen mostrando gran respeto y admiración por los antiguos, pero, con todo, la leyenda de Ostanes y Demócrito aleccionando a sacerdotes egipcios muestra que algo ha cambiado. Esta degradación conceptual de la sabiduría sacerdotal es ya un hecho en el siglo 3, pues Zósimo se burla de los métodos de un sacerdote que intenta impresionar a Teosebia. El comentario de Sinesio es también una enseñanza dirigida a un sacerdote de Serapis. Es difícil que las recetas de imitación, auténtico material de investigación sobre el que trabajan los alquimistas, hayan salido de los talleres y fábricas de los templos egipcios; lo verosímil es que haya sido en el exterior donde se produjesen las imitaciones fraudulentas, en talleres de orfebres tal vez judíos. Sea como sea, lo importante es que estos procedimientos gozaron de un alto prestigio al ser atribuidos por los quimeutas alejandrinos y bizantinos a antiguos sacerdotes egipcios y a sabios de otras nacionalidades. "Demócrito" menciona textos persas(14) , Zósimo da nombres de autores judíos y cita con frecuencia a María. Según la leyenda transmitida por el Libro de Enoc (¿siglo 2 aC?), los ángeles "rebeldes" se enamoraron de las mujeres y tuvieron relaciones con ellas, enseñándoles agradecidos las artes; es la versión judía de la creencia común a otras culturas de que las "artes" (agricultura, metalurgia, etc.) tienen un origen divino. En el texto de "Isis" los ángeles (o demonios) se enamoran también de las mujeres, a las que ofrecen conocimientos a cambio de un momento placer; pero los misterios de la alquimia son de un carácter tan elevado que ni siquiera todos los ángeles lo poseen, por ello "Isis" tiene que esperar a ser iniciada por uno de los primeros ángeles. La aportación a la alquimia de egipcios, judios, iranios o babilónicos, es de la misma naturaleza que la de las corrientes gnósticas: sincretismo, a nivel simbólico, de leyendas y mitos divergentes. Relacionar a Isis con los ángeles caídos tiene el propósito evidente de armonizar los orígenes egipcio y judío; sin duda debió haber una cierta polémica sobre este tema, pues también Zósimo alude a estos dos orígenes. ARTE DIVINO. El arte es calificado también de divino (theía)(15) , término que no debe inducirnos a engaños prematuros: divino es sinónimo de admirable, extraordinario, poco común; es un adjetivo que los griegos usan con banal frecuencia: lo vemos igualmente aplicado a los filósofos y al algunas sustancias. Sin embargo, las leyendas de "Isis" iniciada por el ángel Amnael o "Demócrito" invocando el espíritu de "Ostanes" muestran que ya existía una cierta conciencia de que los conocimientos alquímicos eran de carácter "inspirado". Sin duda el calificativo "divino" fue el que propició que en la alquimia árabe y europea sea Dios directamente el inspirador. El arte busca ennoblecerse adoptando también otras denominaciones menos "manuales", como filosofía excelente o hermosa (aristé, kalé philosophía); obra divina (theîon érgon); ciencia (epistéme), ciencia de la crisopeya o simplemente crisopeya (khrusopóiia), aunque ésta no es de hecho más que uno de sus objetivos, la fabricación de oro.
  • 6. 6 FILÓSOFOS Y POETAS. En la época más antigua, los practicantes del arte no parecen tener ningún nombre especial; se les nombra por el rango social que se les atribuye en razón de su origen: los egipcios son "sacerdotes", los griegos "filósofos", los persas "profetas". El término filósofo será el que prevalecerá, algo comprensible desde el punto de vista griego. Para los alquimistas alejandrino-bizantinos, el "filósofo" por antonomasia es "Demócrito", de la misma manera que para los árabes es Hermes y para los europeos medievales "Aristóteles". Los adjetivos laudatorios no son infrecuentes. Sinesio llama divino a Demócrito y grandea Ostanes; Zósimo llama divina a María; el mismo adjetivo aplica Olimpiodoro a Zósimo. Hermes es grande, mil veces grande o tres veces máximo (mégas, muriómegas, trismégistos). En ocasiones los alquimistas reciben el nombre de poetas (poietés, el que hace). Entre los considerados "poetas" por los bizantinos destaquemos aquellos que también podemos encontrar en Europa: Platón, Aristóteles, Hermes, Demócrito, Zósimo, Esteban, Ostanes, María, Cleopatra, Heracleo y otros. Los lugares especialmente mencionados en los que se practicaba el arte eran Egipto, sobre todo en el templo de Menfis, Tracia y Chipre. Casi no hay que mencionar que Egipto destaca también por la magia y Tracia por sus brujas. KHUMEÍA. Es difícil decidirse por la primera aparición conservada del étimo de alquimia. Jorge el Sincelo, un cronista bizantino del siglo VIII, hace una cita de un libro de Zósimo en la que éste explica a su "hermana" Teosebia que el nombre chêma (variante: chemeía) aplicado al "arte más excelente", está tomado del título del libro en el que los ángeles caídos transmitieron a los humanos las "obras de la naturaleza". Olimpiodoro designa la alquimia como el «arte oculta de la química» (kekruméne tékhne tês khumeías); variantes ortográficas (16) : khimeías, khemeías). También atribuye a Agatodemón, a quien considera de origen egipcio,(17) un «libro quiméutico» (bíblos khemeutiké). Estos dos libros son, sin duda, el mismo visto desde dos ángulos diferentes, el judío y el egipcio, es decir, reproducen el doble origen visto en Isis. Un fragmento inconexo, que por el contexto parece referirse a un libro de Zósimo, pero que igualmente podría ser el de "Demócrito", dice así: «Este libro es llamado libro metalliké khumeutiké; trata de la crisopeya, la argiropeya, la fijación del mercurio; contiene sublimados, tinturas [...] de piedras verdes, granates y de todos los demás colores y de perlas; los teñidos con rubia de pieles destinadas a los reyes. Todas estas cosas se producen con aguas marinas, con huevos, por medio del arte metalliké.» Si no hay error de copia, metalliké y khumeutiké son casi sinónimos y designan en ambos casos tanto al libro como al arte. Es probable que khumeía designe más bien a las aleaciones, lo que se correspondería bien con el significado de "sustancia metálica" y de "masa", término este último que ha pasado también a la tradición latina, según veremos más adelante. En textos más tardíos aparece un derivado aplicado al alquimista: chumeutós. La etimología del término ha sido relacionada desde el Renacimiento con el copto kéme o chémi, transmitido por Plutarco (18) : «Como Egipto es una tierra negra, tan obscura como la niña de los ojos, los egipcios dan a este país el nombre de Khemía» Si se admite esta interpretación, habríamos de considerar idénticas las expresiones de Olimpiodoro, téchne tês khumeías, y la de "Isis" téchne tês Aigúptou (19) . Podríamos podríamos traducir bíblos metalliké khumeutiké como "libro egipcio sobre los metales". R. Halleaux escribe:
  • 7. 7 «Se puede suponer con Jack Lindsay que un término originalmente griego, que designaba las operaciones de los metales en estado fundido, haya sido, en la escuela de Alejandría, puesto un poco artificialmente en relación con una familia léxica egipcia rica en armónicos diversos.» El término "química" se impuso en época bizantina y aparece en autores no alquimistas; el léxico Suda (o de Suidas, siglo 10) la recoge con la grafía khemeía y la define como la «fabricación de oro y plata (he toû khrusoû kaì argúrou kataskeué)». Es exactamente la definición que hemos encontrado en Isis. Del griego pasó al árabe, transcrito con artículo al-kimiya. En el paso del árabe al latín aparecen diversas variantes: alkimia, alquimia, alchimia, alchemia. CLASIFICACIONES. A mediados del siglo 12 Europa empezó a interesarse por las ciencias árabes, entre ellas la alquimia. Gonsalbo, traductor de la escuela de Toledo, compuso un tratado de carácter filosófico titulado Sobre la división de la filosofía (c. 1140), en el que hacía una clasificación de los conocimientos, siguiendo el Catálogo de la ciencias de Alfarabi traducido quizás por él mismo. Gonsalbo dividía la Filosofía en Teoría y Práctica y estas en diferentes ciencias, que a su vez pueden ser universales o particulares; entre la universales está la scientia naturalis: «La ciencia natural es universal porque en ella hay contenidas ocho ciencias, a saber, la ciencia de la medicina, la ciencia de los indicios, la ciencia de la navegación la ciencia de los espejos, la ciencia de la alquimia, que es la ciencia de la conversión de las cosas en otras especies; y estas son las ocho especies de la ciencia natural». Gonsalbo parece considerar la alquimia como una suma de conocimientos prácticos desprovistos de teoría propia; si la hace depender de la Física es por lo que aporta de útil al conocimiento de la naturaleza. Un siglo después Vincent de Beauvais clasifica la alquimia entres las artes mecánicas, valorándola sobre todo por la ayuda que presta a otras ciencias como la metalurgia y la medicina. La aplicación en medicina de técnicas alquímicas, tales como "sublimaciones, destilaciones y soluciones", es de origen árabe también, pues aparece en el Vademecum de Abulcasis (Abu-l-Qasim, s. 10-11), obra médica traducida al latín por Gerardo de Cremona a finales del siglo 12. En esa misma época, Miguel Scot, que fue alquimista al parecer, unificó los dos criterios anteriores haciendo corresponder a cada parte de la Física teórica una ciencia práctica; la alquimia queda en este autor equiparada a la medicina, agricultura o navegación. SUSTANCIA METÁLICA. Se atribuye a Robert de Ketton la primera traducción de una obra alquímica del árabe al latín, realizada en Toledo en 1144. El traductor le antepuso un un prólogo explicativo en el que cita una definición de alquimia: «Este libro se llama Libro sobre la composición de la alquimia. El filósofo Hermes y otros que vivieron después que él definen así este vocablo, como en el libro Sobre la transmutación de las sustancias: "Alquimia es una sustancia corpórea, compuesta de uno y por uno, que une entre sí por consanguinidad y efecto las cosas más preciadas y que, en la misma mezcla natural, mejora de manera natural sus cualidades".»(20) El título del libro y la definición aluden con la palabra alquimia a una sustancia, no una actividad o ciencia. Es más que probable que el calificativo corpórea indique su cualidad metálica, lo que nos llevaría al sentido de
  • 8. 8 aleación o mezcla. Esta sustancia compuesta de uno y por uno nos remite al axioma griego de la unidad, atribuido a diferentes autores y que veremos más adelante. El resto de la definición hace referencia a su aplicación y modo de actuar. Aunque no queda muy claro, puede entenderse lo siguiente: esta sustancia sirve como medio para unir sustancias diferentes que tienen entre si una cierta afinidad, o bien para unir de manera irreductible (por consanguinidad y efecto) las partes más puras de un mismo compuesto; en todo caso, la sustancia resultante es de una condición cualitativa superior a la de sus componentes. Una propuesta de etimología relaciona este significado de alquimia-sustancia con un origen chino. Esta hipótesis, que Halleaux califica de "acrobática!, se debe al erudito paquistaní S. Mahdihassan y la apoya y amplía H. H. Dubs(21) . Según estos autores, el árabe kimia podría derivar de la pronunciación en un dialecto antiguo de la palabra ahora pronunciada jin-yi , que significa jugo o esperma de oro, un nombre usado con cierta frecuencia en el siglo 7 para designar el elixir chino de inmortalidad. Para Dubs: «Esta identidad se ve reforzada por la circunstancia de que la palabra kimia en árabe no denota una abstracción, como la palabra inglesa "alquimia", sino que denota una sustancia, por medio de la cual se efectúa la transmutación de los metales. Este es el significado de la palabra china jin-yin, y no el de la palabra inglesa "alquimia".» PROLONGACIÓN DE LA VIDA. Receloso en un principio de la alquimia, Roger Bacon la tomó después como ejemplo supremo de su nuevo enfoque del saber en el que la práctica, el experimentum, es el único criterio de conocimiento objetivo, frente a aquellos que, como Tomás de Aquino, consideraban superior y suficiente el razonamiento. Bacon distingue dos alquimias, una especulativa y otra práctica: «La alquimia especulativa [es] la que especula sobre todo lo inanimado y toda la generación de las cosas a partir de los elementos. Hay sin embargo una alquimia operativa y práctica que enseña a hacer metales nobles y colores y otras muchas cosas artificialmente, mejor y en más abundancia de lo que se producen por la naturaleza. [...] enseña a encontrar otras que pueden prolongar la vida humana.»(22) Elevada a la categoría de Ciencia experimental por antonomasia, la alquimia no parece tener límites en aquello que es capaz de conseguir. Aunque lo atribuye a otros, parece que es un desarrollo propio de Bacon el extender a las propias sustancias producidas para la transmutación valores medicinales: «Los sabios consideran que aquella medicina que quita todas las inmundicias y corrupciones del metal más vil, para convertirlo en plata y oro purísimo, puede eliminar también las corrupciones del cuerpo humano, en tal grado que puede prolongar la vida durante muchos siglos.»(23) «Las obras de esta ciencia contienen los máximos secretos, de tal manera que alcanzan el secreto de los secretos, a saber, el que es causa de la prolongación de la vida, y por ello no deben ser escritos abiertamente.» (24) El Rosario arnaldiano, obra de principios del siglo 14, describe los efectos curativos del elixir en las enfermedades humanas. Según esta obra, la alquimia permite «acabar y transformar todo cuerpo no perfecto en verdadera plata u oro, según haya sido preparado el elixir. Y digo que tiene tal virtud y eficacia sobre todas las otras medicinas de los médicos, para sanar todas las enfermedades, tanto calientes o frías, sean cual sean, pues es algo muy oculto y de sutil naturaleza. Por ello conserva la salud, reafirma la fuerza y la virtud, al viejo convierte en joven y rechaza del cuerpo toda enfermedad, rechaza todo veneno, purifica todos los miembros del cuerpo, los sana y mantiene sanos, purga la
  • 9. 9 sangre y purifica y purifica y conserca limpias todas las partes de los espíritus sensibles. Y si la enfermedad ha sido muy larga, se cual sea, la cura en un mes.» (25) ELIXIRES Y MEDICINAS. En un texto atribuido a R. Bacon, posiblemente pseudepigráfico, encontramos reunidas varias definiciones: «Hermes dice de esta ciencia: alquimia es una ciencia corpórea compuesta simplemente de uno por uno [...] Algún otro dice: Alquimia es una ciencia que enseña a transformar una especie de metal en otra. Y esto por medio de una medicina propia, como aparece evidente en muchos libros de los filósofos. Por ello, alquimia es una ciencia que enseña a hacer y generar una cierta medicina, llamada elixir, la cual, cuando es proyectada sobre los metales o cuerpos imperfectos, los perfecciona completamente en el momento de la proyección.» (26) La primera definición ya la hemos visto. Destaquemos únicamente la sustitución de substantia por scientia, que muestra de paso cómo puede afectar a un texto un error de copista. ¿Cómo entender lo de "ciencia corpórea", acaso "ciencia de los cuerpos" o "ciencia de los metales"? Hemos visto que los árabes daban el nombre de "alquimia" a la sustancia capaz de dar la perfección a los metales, pero su nombre más corriente en la Edad Media es el de medicina o elixir(27) . Ar-Razi define el elixir como «medicina que proyectada sobre un cuerpo en fusión lo convierte en plata u oro, o sea, cambia su color a blanco y amarillo». (28) En la alquimia yabiriana (siglo 9-10) cada cuerpo, como cada enfermedad, necesita un elixir propio que lo mejora, que puede obtenerse a partir de muchas sustancias procedentes de cualquier reino de la naturaleza; con todo hay un "elixir mayor" que sirve de medicina universal para todos los metales (29) y que hay que considerar como el antepasado más directo de la piedra filosofal. Un autor de árabe de mediados del siglo 13, al-Iraqi (30) , hace un análisis teórico del modo de actuación. El hombre enferma cuando se ve afectado por una cualidad accidental; la medicina rechaza esta cualidad y restaura la salud. De la misma manera, los metales, exceptuado el oro, se ven afectados en sus menas por cualidades accidentales: o bien son demasiado calientes o demasiado fríos; el elixir que se administra a los metales es como la medicina que se aplica a los hombres para restaurarles la salud. Al-Iraqi reduce los elixires a dos clases, uno cálido y rojo, que sólo se aplica a la plata para convertirla en oro, otro frío y blanco, que se aplica a todos los demás metales para convertirlos en plata. Algo más tardía, de finales del siglo 13, es la Summa perfectionis magisterii de Géber. Según este autor, la medicina ha de ser capaz de eliminar de los cuerpos las superfluidades y de suministrar el color blanco o amarillo, según la intención del operador. Géber clasifica las medicinas en tres clases u órdenes: las de primer orden aportan unas mejoras inestables que no impiden ni el cambio de color ni la corrupción; las de segundo orden son capaces de aplicar un color fijo, pero no impiden la corrupción; de tercer orden sólo hay una medicina, y es la que consigue dar la perfección total; esta medicina se identifica por tanto con el elixir mayor de Yabir. Géber llama a los procedimientos para adquirir estas tres medicinas obra menor, obra media y obra mayor, división que se encuentra ya en la alquimia árabe yabiriana. Otras obras, como el lapidario de Alfonso X o el Diálogo de Calid y Morieno, usan "mayor" como calificativo de la obra; la obra árabe atribuida a Artefio tiene el título de Clavis maioris sapientiae (31) , Llave de la sabiduría mayor, denominación a veces incomprendida que algunos han corregido en Llave mayor de la sabiduría. H. H. Dubs (artículo citado) propone como origen etimológico del árabe al-iksir la frase china yi-jzh, que «denota la sustancia de una secreción fluida, es decir, el agente activo en el elixir». Una definición en la que interviene el concepto de "enfermedad" metálica es la del Lilium de spinis evulsum (32) :
  • 10. 10 «[...] la intención del presente arte es cómo llevarlos [los metales] de la enfermedad a la salud, de disminuidos a su plenitud, añadiendo o eliminando a cada uno aquello les fue adjudicado por la naturaleza de más o de menos». ALCHIMO EL INVENTOR. Un tratado atribuido a Alberto Magno da la siguiente definición: «Alquimia es un arte inventada por Alquimo, y toma su nombre de archimos en griego, que equivale a massa en latín. Mediante este arte son llevados a la perfección los metales que en sus minas son corruptos e imperfectos.» (33) En una obra traducida del árabe atribuida al príncipe Khalid (siglo 8), se encuentra, con toda seguridad interpolada, esta variante más "culta": «Alquimia es el arte de las artes, la ciencia de las ciencias, inventada por Alquimo. En efecto, chimia en griego se dice massa en latín; por este arte, los metales, que en la mina son imperfectos, son llevados a la perfección, de corruptibles a incorruptibles.» (34) Esta definición mezcla los significados de "arte" y "sustancia" y además ofrece dos etimologías. La primera recurre a un autor epónimo, Alquimo. Este autor aparece ciertamente citado por autores griegos, con las variantes Chúmes, Chímes, Chémes, aunque allí no se le atribuye la invención del arte. Zósimo y Olimpiodoro lo citan como autor del famoso principio del hen tò pân (35) , fórmula relacionada con la serpiente ouróboros. El término todo (pân), que también aparece en "Demócrito", aunque con cierto aire de interpolación, no tiene en los textos más antiguos ningún valor cosmológico. Es la misma substantia ex uno, per unum, que hemos visto en la cita de Roberto Castrense. El autor Chimes, el libro Chêma escrito por los ángeles rebeldes, el "demonio" que inicia a "Isis" en el arte, el libro chumeutiké escrito por Agathodaímon, es decir, el "buen demonio" identificado por los árabes con Enoc-Hermes, parecen diferentes interpretaciones e intentos de síntesis de leyendas acerca de la transmisión de los conocimientos a los hombres. La equivalencia entre chimia (archymos es una variante de transcripción) y massa (griego mâza) nos lleva a otro posible étimo: chúma. Según la interpretación corriente ambos términos designaban en metalurgia a los lingotes, pero según Estefánides(39) chúma designaba las masas o montones de pequeñas partículas de oro obtenidas en los depósitos arenosos de los ríos o en las minas; la preparación a que se sometía este oro recibía el nombre de chumeía y el epónimo Chúmes no sería, en su opinión, más que una personificación del oro en pepitas u oro puro. El termino mâza aparece también en la alquimia griega. En el papiro de Leiden hay una receta (séptima) titulada anékleiptos mâza "masa inagotable", que trata de una aleación que imita a la plata y que puede multiplicarse en cantidad indefinidamente. Zósimo(36) menciona una máza Móseos, que podría ser también el título de un libro, refiriéndose a esa masa inagotable que Moisés obtuvo «por la palabra del Señor». Zósimo interpreta que la mâza es el cobre, en un contexto en el que hay que entender a este como la sustancia que procura el íos(37) , símbolo que estaríamos tentados de relacionar con una sustancia que aparece continuamente en los recetarios medievales, el cardenillo o verdín, de demostrada toxicidad. En una versión griega de la obra citada de "Alberto Magno", conservada en un manuscrito de mediados del siglo XV, la definición dice así: «Alquimia es una cosa descubierta por los antiguos; se dice chimia en latín, en francés maza(38) ». El traductor o copista griego ha hecho varias correcciones: el término alchimia (traducido
  • 11. 11 archemia) se conserva como si fuera griego, Alchimo pasa a archaíon, chimia se hace latín y masa francés. Un buen lío. MAESTRÍA. El Lapidario de Alfonso X (traducido hacia 1250) nos lleva a una época árabo-persa en cuanto al lapidario mismo. En la descripción de algunos minerales se menciona su uso en alquimia y pertenece seguramente al original; hay sin embargo un comentario a propósito del oro que nos parece que refleja la opinión de los traductores, y que además puede ser una buena definición: «Los que se ocupan de alquimia a la que llaman obra mayor, deben parar mientes que no dañen el nombre del saber, pues alquimia tanto quiere decir como maestría para mejorar las cosas, que no empeorarlas.» Más adelante comentaremos el calificativo de mayor aplicado a la obra. ALQUIMIA Y FILOSOFÍA NATURAL. En el Testamento luliano, de mediados del siglo 14, se encuentra la siguiente definición: «Alquimia es una parte celeste [var celada] y la más necesaria de la filosofía natural oculta; constituye y hace un arte y ciencia que no es conocida por todos, y enseña a limpiar y purificar todas las piedras preciosas, no las perfectas sino las defectuosas, y llevarlas a su verdadero temperamento; también enseña a restituir todos los cuerpos humanos caídos y enfermos a su verdadero temperamento y óptima salud; también a transmutar todos los cuerpos metálicos en verdadera luna, luego en verdadero sol; esto mediante un cuerpo medicinal universal, al cual todas las medicinas son y han sido reducidas.» (40) El Testamento luliano, como el Rosario arnaldiano, se adapta a la división escolástica de Teórica y Práctica; la definición citada se encuentra al comienzo de esta última y designa propiamente sólo a la práctica. Esta definición fija ya casi definitivamente el objetivo supremo de la alquimia: la obtención de una «medicina universal», capaz de mejorar también las piedras preciosas, aplicación que había sido prácticamente dejada de lado desde la alquimia griega. El Testamento admite la dependencia de la alquimia respecto a la filosofía natural, como habían hecho enciclopedistas, filósofos y también la Suma de Géber, quien la califica ba de «excelentísima y noble parte de la Filosofía». LA CIENCIA DE LOS CUATRO ELEMENTOS. De finales del siglo 14 o principios del 15 es un texto que ofrece una definición que se aparta de la normal visión metálica y destaca su aspecto de filosofía de los elementos. «Sabe que nuestra ciencia es la ciencia de los cuatro elementos, de los tiempos, de las cualidades y su conversión mutua, y en esto están de acuerdo todos los filósofos.»(41) Este enfoque se adapta parcialmente a la definición, ya vista, que Roger Bacon aplica a la alquimia especulativa o teórica, como ciencia que «especula sobre todas lo inanimado y toda generación a partir de los elementos». Sin embargo, en este texto el término "elemento" tiene un sentido más práctico que teórico. Una variante se encuentra en la versión del Désir désiré atribuido a Flamel. Pero mientras que aquella la "conversión" va referida a los elementos (eorum), lo que está de acuerdo con la teoría corriente de la rotación, en ésta, por un pequeño error de traducción, lo que cambian unas en otras son las cualidades:
  • 12. 12 «Sabed pues que nuestra ciencia consiste en el conocimiento de los cuatro Elementos, cuyas cualidades son cambiadas recíprocamente las unas en las otras; sobre ello todos los filósofos tienen una opinión semejante.» TRANSMUTACIÓN DE PIEDRAS PRECIOSAS. Nicolás Grosparmy, destaca la importancia de comprender la teoría antes de iniciarse en la práctica, y, al igual que Nicolás Valois, aconseja leer los libros de "Lulio", especialmente el Testamento (Teorica y Practica) y el Vademecum o Codicilo. La semejanza de su definición con la de "Lulio" es evidente (42) , pero en la traducción se ha deslizado un pequeña variante: las piedras preciosas también pueden ser transmutadas, en lugar de sólo mejoradas. «[...] El arte de alquimia es la más sutil parte de la filosofía natural, que trata y enseña la muy perfecta transmutación de los metales y de las piedras preciosas, y cómo todo cuerpo enfermo puede ser devuelto a la salud.» IMITAR A LA NATURALEZA. De la misma época es el gentilhombre Zachaire que no es especialmente lulista: «Esta ciencia (comúnmente llamada Alquimia) [...] es una parte de la filosofía natural, que muestra la manera de perfeccionar los metales sobre la tierra, imitando a la naturaleza en sus operaciones lo más cerca que le es posible.» «[...] Hemos de convenir, con todos los filósofos, que nuestra ciencia está comprendida bajo la parte de la filosofía natural que han llamado con bastante propiedad operativa, equiparándola asimilándola así a la medicina.» (43) Esta definición incide sólo en el aspecto metálico de la alquimia y destaca la necesidad de imitar a la naturaleza, máxima ésta antigua que, tal como la expone Zachaire, se remonta a la Suma de Géber. La asimilación de la alquimia la medicina, en cuanto ciencias operativas se remonta a la clasificación de Tomás de Aquino. Durante el Renacimiento hubo más desacuerdos en su clasificación (44) . El humanista Gesner (1545) la sitúa entre las artes operativas porque «se trabaja sobre todo con hornos, como otras artes metalúrgicas, y es realizada sin destreza por hombres casi ignorantes e iletrados». Sin duda Zachaire intentaba huir de esta incómoda clasificación, que confunde "filósofos" y "sopladores". Comparando esta definición con la del Testamento vemos que ha desaparecido el término"oculta" aplicado a filosofía. Puede deberse a que, a raíz de la publicación del De occulta philosophia de Agripa (1531), esta apelación se aplica casi exclusivamente a la magia natural. VOARCHADUMIA CONTRA ALCHIMIA. El sacerdote veneciano Giovanni Agostino Pantheo publicó en 1518 una obra obra titulada Ars transmutationis metallicae en la que designaba la obra como Cabalisticum archimicae artis magisterium ("magisterio cabalístico del arte arquímico"). Es quizás el primer autor en relacionar cábala y alquimia, introduciendo un uso tímido de nombres hebreos, el tetragrámmaton en especial, y de la guematría. En 1530, con el título Voarchadumia, ars distincta ab Archimia et Sophia, publicó una refundición de esta misma obra con importantes añadidos y ciertos cambios a nivel teórico. Panteo reconsidera sus opiniones acerca de la alquimia y ofrece un intento de clarificar el confuso panorama de los métodos y objetivos de ésta. En esta segunda versión, distingue cuatro vías que persiguen la transmutación metálica. La primera es la alquimia, cuyo nombre procede del autor Alchemo, el oro y plata que fabrica son fraudulentos, es una actividad que ha sido condenada, es condenable y debe ser totalmente erradicada. Vemos por tanto que en Panteo aparecen
  • 13. 13 ya totalmente degradados los términos alquimia, alquimista, que en muchos autores pasarán a designar al ignorante a nivel teórico, al estafador a nivel práctico. La segunda vía es la arquimia, cuya etimología explica a partir del griego arché (principio) y mía (uno) y lo interpreta como "principio de la unidad". Esta es la ciencia que han cultivado muchos hombres excelentes, que esperaban confeccionar elixires capaces de transmutar en plata y oro casi hasta el infinito. De estos hay multitud de tratados, por ejemplo de «Tubalcaín, es decir, Hermes, Géber, Alfidio, Avicena, la Turba, Hortulano, Rosino, Alberto, Arnaldo, Raimundo, María la profetisa, Morieno, Cristóbal Parisiense y de otros muchísimos árabes, caldeos, griegos, hebreos, hindúes y latinos». La dificultad de esta práctica es tal, que se le puede aplicar lo que el Filósofo dijo de la cuadratura del círculo: es cognoscible, pero no conocida. Aunque la considera una ciencia noble, Panteo no deja de mostrar su decepción afirmando que «las promesas de la arquimia son mayores que sus realizaciones». (45) SAL FUSIBLE. En la segunda mitad del siglo 16 aparecen algunos autores eruditos que buscan la etimología del prefijo al- no en el árabe sino en el griego. Al igual que Panteo, Crisipo Faniano (46) , intenta poner un poco de orden en las teorías distinguiendo tres artes relacionadas con los metales: una trata del laboreo de minas, otra de su fusión, «que se llama también metalurgia y química, derivada de chemeía»; ambas son artes mecánicas. «La tercera [arte trata] de la metamorfosis [metálica] y es llamada alquimística de alquimia; en efecto, los griegos llaman háls a la sal, chemeía a la fusión: y este arte versa particularmente sobre una cierta sal fusible. [...] Es una parte de aquella Filosofia que trata de la naturaleza de las cosas y sus causas. En efecto, [la alquimia] enseña las naturalezas y las causas de los metales y también de las otras cosas que están unidas con estos por algún vínculo de la naturaleza.» Unos treinta años más tarde Gastón Duclo retoma la etimología de Faniano, con una explicación añadida. Según él, alquimia proviene de «háls y chemeía, como si el fin de este arte no fuese otro que enseñar por qué método y razonamiento puede confeccionarse una sal aurífica y fusible». Esta sal peculiar, fusible, aurífica y metamorfoseadora de los metales no es otra que la medicina o elixir, es decir, la piedra de los filósofos o piedra filosofal. El nombre de metamorfosis metálica gozará de una cierta fama; medio siglo más tarde Filaleteo aún lo elige como título de uno de sus tratados. FILÓSOFOS POR EL FUEGO. Como hemos visto, Chartier relacionaba Chemia con Cam, el hijo de Noé a quien correspondió la tierra de Egipto. Según este autor, Cham proviene de la raíz árabe chammon que significa fuego. Esta curiosa relación etimológica la encontramos incluida en una definición en el anónimo del siglo 17, Instrucción de un padre a su hijo acerca del árbol solar, definición seguida también por Vauquelin (47) : «L'alchimie, qui en arabe veut dire "feu", nous enseigne l'art de parfaire les pierres les plus imparfaites, de convertir tous les métaux en pur or et de donner la perfection et la santé à tous les corps vivants, par un medicament universel.» Desarrollar el acróstico del término alchimia es un virtuosismo al que no se han sustraído algunos alquimistas. El primero que encontramos es el de Constantino de Pisa, autor de finales del siglo 13: «Qué es la alquimia lo especifica ella misma por el significado de sus letras. A, actividad; L, ligera; C, que confiere; H, honor; I, infinito; M, suministrando; I, por el fuego; A, plata y oro y piedras preciosas, las tres cosas en las que consiste todo tesoro perpetuo.» (48)
  • 14. 14 Pero el acróstico más conocido es seguramente el del grabado Alchimia de Barent Coenders (1693), desarrollado así: «Ars Laboriosa Convertens Humiditate Ignea Metalla In [símbolo gráfico del Argento vivo] (Arte laborioso que convierte, por la humedad ígnea, los metales en mercurio)». A propósito del apelativo laboriosa, escribe E. Canseliet: «¡Laboriosa! El epíteto no es excesivo, el cual, al igual que GRANDE en su aposición, expresa bien los cuidados y fatigas inmensas exigidos por una OBRA sin otro ejemplo sobre la tierra.»(49) La necesidad del esfuerzo es un tópico que se encuentra ya en un autor bizantino tardío, el monje Cosmas: «Esta química verdadera y misteriosa exige mucho trabajo, pero poco gasto». Es por tanto posible que la actio leuis de Constantino se refiera, no al esfuerzo, sino al gasto. Ambas definiciones, la de Constantino y Barent, insisten en la el papel del "fuego". Mientras que la primera sigue los conceptos transmutatorios vistos repetidamente, la segunda pone el acento en una operación intermedia:la solución, cuya interpretación e importanica depende de los autores. La Suma da este nombre a una de las operaciones que dotan a la medicina de las cualidades requeridas. Por su parte, el Rosario (2, 2) arnaldiano llama así a la operación que realiza la reducción de los metales en "materia prima", condición sine qua non, según "Aristóteles-Avicena", para que la transmutación fuese posible. El "disolvente" es uno de los grandes secretos del arte y recibe numerosos nombres. El Rosario le llama argento vivo, confundiéndole así expresamente con la materia prima metálica. Con el nombre de "humedad ígnea" Barent hace referencia a su composición o preparación, asimilándolo a la preparación del baño del rey. Pontano (finales siglo 16) fue el primero en llamar la atención sobre la importancia capital de ese fuego "filosófico", aunque su breve opúsculo no das más información y remite al Libro secreto de "Artefio", falsificación reciente medievalizante y que no aportaba nada a la solución del problema suscitado por Pontano. Este enfoque del fuego tuvo una repercusión extraordinaria y casi todos los autores trataron de integrarlo en sus respectivas visiones de la alquimia, multiplicándose las exégesis que lo relacionaban ya con la sal, ya con el mercurio, bien con el azufre. Antes de Pontano la dificultad del fuego parecía residir en el "régimen" o aplicación de la temperatura adecuada; después de Pontano el misterio girará sobre su origen y su carácter celeste, casi mágico, con el que la alquimia reemprende su aspecto astrológico, omnipresente hoy, pero casi totalmente marginado desde los árabes. EL HERMES DEL NUEVO MUNDO. Cerraremos esta exposición cediendo la palabra al más celebrado de los adeptos después de Hermes, Eireneo Filaleteo, para que nos hable del arte y sus adeptos: Sobre la metamorfosis de los metales, capítulo 2, "Del origen del arte y de sus escritores": «Hermes, de sobrenombre Trismegisto, ha sido introducido en la escena de los Filósofos como Padre de este Arte; los Autores muestran diversas opiniones sobre su identidad; no faltan quienes afirmen que fue Moisés; todos convienen al menos en que fue un filósofo perspicacísimo nacido en Egipto. Es llamado Padre de esta Filosofía, por ser el primero (cuyos libros nos han llegado) en tratar de la Filosofía. Sin embargo algunos arguyen que esta ciencia deriva de Enoc, el cual, previniendo el diluvio, escribió en unas tablillas las siete artes liberales (entre las cuales está la Química) y las dejó a la posteridad. Al entrar Hermes en el valle Hebrón encontró aquellas tablas que hoy se llaman Esmeraldinas y de allí extrajo su sabiduría. Otros defienden con energía que Noé poseyó este arte y lo llevó en su arca. No pocos se afanan en establecer el arte a partir de
  • 15. 15 algunos lugares de las Escrituras, y escriben que Salomón la poseyó. Algunos la hacen remontar desde Adán mismo a Abel y luego a Set. A mí, que tengo intención de escribir sobre la simplicidad de la naturaleza, no me agradan estas sutilezas, pues no ilustran el Arte, sino más bien lo oscurecen, de manera que parece Fanático, y quienes así escriben sólo suministran un motivo de risa a los atrevidos Misoquímicos(50) . [...] Bernardo Trevirensis (muy venerado por mí) es de gran candidez en este arte; también el inglés Ripleo, el francés Flamel, Sendivogio, autor de la Nueva Luz, el autor anónimo del Arcano Hermético, quien dio su nombre en un doble anagrama, spes mea est in agno en el libro titulado Enquiridión de la física restituida, y penes nos unda Tagi en su Arcano Hermético. No quiero dejar pasar aquí la Escala de los filósofos, el Rosario magno, la obra de Arnaldo, el Juego de niños, el opúsculo de Dionisio Zacarías, Egidio de Vadis, la obra de Morieno, los poemas de la Chrysopoeia de Augurelli, los cinco tratados del Rosario abreviado, la obra de Pedro Bueno Ferrarense; mi voluntad sería incluir todos los libros que están de acuerdo con los mencionados y excluir a los que están en contra.» Breve guía al rubí celeste: «La piedra de los filósofos es una cierta sustancia celeste, espiritual, penetrativa, fija, perfeccionadora de todos los metales en verdaderos oro y plata (según la cualidad de la medicina) expuestos a toda prueba; y ello por imitación de la Naturaleza y de sus operaciones, lo más aproximado que puede hacerse. El Arte Químico versa sobre esta sustancia, tratando el modo y manera de perfeccionarla.» ILUSTRACIONES. 1. La lucha de los dragones, sugestivo símbolo creado por "Flamel" en el Sumario, es también una imagen expresiva de la Alquimia y sus contradicciones. (Abraham Eleazar, Uraltes chemisches Werk, 1760). 2. La "escalera de los sabios", imaginada por el rosacruz Robert Fludd. (Utriusque cosmi historia, 1619). 3. El uróboro o serpiente que se muerede la cola es (según Horapolo, siglo 5) un jeroglífico usado por los antiguos egipcios para representar el universo. (Ilustración de un códice alquímico bizantino del siglo 11). 4. El baño regenerativo del rey, asimilado al bautismo de Jesús. (Ilustración de un manuscrito del Splendor Solis, siglo 16). 5. Interpretación del uróboro como samsara: Neither Beginning nor End. The End is swalowed up by the Beginning. (D. A. Freher, Paradoxa emblemata, ms siglo 18). NOTAS. 1. Tratado sobre la oculta sabiduría, escrito por el sayj Abu Ali Sina al sayj Abu l-Hasan. Traducción inglesa en H. E. Stapleton y otros, «Two alchemical treatises attributed to Avicena», Ambix, 10-2 (1962), p. 53. Hay una traducción latina en Theat. Chem. 4, p. 836. 2. Alchimie: une Métaphysique en action. http://www.contrepoints.com/alchimie/index.html (enlace activo en octubre-99). 3. En la revista La Tourbe des Philosophes, 2, 1 (1978), p. 63. 4. Claude d'Ygé, Nouvelle Assembée des Philosophes Chymiques (1954; París: Dervy-Livres, 1972). Capítulo "L'Alchimie". 5. Réné Alleau, Aspects de l'Alchimie traditionelle (Paris: Les Éditions de Minuit, 1953; 1970). "Introducción".
  • 16. 16 6. E. Michelena fue un colaborador asiduo de la antigua revista Karma-7. El artículo que citamos se titula "Qué es la alquimia", de mediados de los setenta, pero no tenemos la referencia exacta de número y año. 7. Fama Fraternitatis (1614). Citamos de la traducción de Biblioteca Esotérica, 1983. 8. Guénon ha tratado el tema en L'ésotérisme de Dante, cap. 3; Le roi du monde, cap. 8; Aperçus sur l'initiation, cap. 37 y 38. Por su parte Fulcanelli lo trata en Las moradas filosofales, cap. "Luis d'Estissac". 9. John Read, Throug Alchemy to Chemistry (New York, 1957). "The nature of Alchemy". 10. F. S. Taylor, "The origins of Greek Alchemy", Ambix, 1 (1937), pág. 30. 11. «He phúsis têi phúsei térpetai, kaí he phúsis tèn phúsin nikâi kaì he phúsis tèn phúsin krateî». El mismo "Demócrito" y otros autores griegos posteriores amplían esta excesivamente sintética exposición. El axioma ha pasado a Europa, generalmente atribuido al Parménides de la Turba y el varía según las versiones. 12. «dokoûntes gàr hemâs muthikòn, all' ou mustikòn apaggéllein lógon». 13. To prôton bíblion tês teleutaías apochês, en CAAG, 3, 51. Citado también por Olimpiodoro, 2, 4, 35. Cf. F. S. Taylor, The alchemists (1949), cap. 3. 14. En el Quinto libro a Leucipo, una atribución posterior al Phusiká. 15. Por ejemplo, en dos de los manuscritos, la obra de Olimpiodoro lleva el siguiente título: Del filósofo Olimpiodoro al rey de Armenia acerca del arte divino y sagrado de la piedra de los filósofos (... perí tês theías kaì hieràs tékhnes toû líthou tôn philosóphon). 16. En griego tardío la eta, hípsilon, iota (e, i, u) y los diptongos ei, oi, se pronuncian como i, de aquí las variantes ortográficas que se encuentran en los manuscritos. 17. Cf. Cf. H. E. Stapleton, art. cit., pág. 26. Se conserva un texto árabe atribuido a Agatodemón en el que se declara discipulo de Hermes. Un autor árabe del siglo 13 le hace discípulo de Enoc, a quien lo árabes identifican con Hermes. Para F. S. Taylor es un dios-serpiente fenicio. 18. Sobre Isis y Osiris, 33, 364C. Plutarco es un autor griego del siglo 1-2. 19. Esta relación etimológica aparece en J. Chartier, La science du plomb sacré des sages (Paris, 1651). Chartier consultó a un químico oficial la razón de escribir Chemie y no Chymie; éste le respondió, siguiendo al parecer a Kircher: «CHEMIA ou ALCHEMIA signifioit LA SCIENCE D'EGIPTE, que l'on avoit ignoré jusqu'à present que la diction CHEMIE venoit de XEMI, Chemi, ancienne diction des coptites; tiré de Cham fils de Noé.» 20. «Hic autem est liber qui nominatus est Liber de compositione alchymiae. Hermes vero philosophus et alii qui post ipsum fuere hoc vocabulum ita definiunt, ut in libro De substantiarum mutatione: Alchymia est substantia corporea ex uno et per unum composita, preciosiora ad invicem per cognationem et effectum coniugens, et eadem naturali commixtione, ingeniis melioribus naturaliter convertens.» Ref. Chrysopoeia, 4 (1990-1991), pág. 6. 21. "The origin of alchemy", Ambix, 9 (1961), pág. 33 ss. 22. Opus tertium, 12: «[...] alkimia speculativa, quae speculatur de omnibus inanimatis et tota generatione rerum ab elementis. Est autem alkimia operativa et practica, quae docet facere metalla nobilia et colores et alia multa melius et copiosius per artificium quam per naturam fiant. [...] docet invenire talia quae vitam humanam possunt prolongare.»
  • 17. 17 23. Opus maius: «Nam illa medicina quae tolleret immunditias et corruptiones metalli vilioris, ut fieret argentum et aurum purissimum, aestimatur a sapientibus posse tollere corruptiones corporis humani in tantum, ut vita per multa saecula prolongaret.» 24. Opus tertium: «Opera huius scientie continent maxima secreta, ita etiam ut secretum secretorum attingant, scilicet illud quod est causa prolongationis vitae, ideo non debent scribi in aperto.» 25. Seguimos la lectura del Rosarius alchimicus Montipessulani, editada por Antoine Calvet (Paris: Presses de l'Université Paris-Sorbonne, 1997), capít. 31: «[...] tot quant es necesari ad acabar et transformar tot coprs non perfieg en veray argen o veray aur, segon que l'elixir sera preparat. Et dic que el a aytaben vertut et efficassia sobre totes las autras medecinas dels mejes a sanar totas malatias tant caudas com frejas, quals que sien, quar es cuasa recosta et de sotil natura. Per que conserva sanetat, confirma forsa et vertut, del viel fa jove et gieta del cors tota malutia, tot veri cassa, mondifica toteas las causas que son dins lo corps et sana et conserva las en sanetat, purga lo sanc et mondifica et totas las causas, que dins los speritz sensuals son, mondifica et conserva en netesa. Et si la malautia es estada mot longa, qual que sia, el la geris dins un mes.» 26. Speculum alchemiae (en Theatr Chem, 2): «Hermes de hac scientia dicit: alchemia scientia corporea ex uno et per unum simpliciter composita, preciosiora ad invicem per cognitionem et effectum conjungens et eadem naturali conmixtione in genus melioris convertens. Alius quidam dicit: Alchemia est scientia docens transformare omne genus metalli in alterum. Et hoc per medicinam propriam, sicut patet in multis philosophorum libris. Quare alchemia est scientia docens facere et generare quandam medicinam, quae elixir nuncupatum, quae, quando projicitur super metalla seu corpora imperfecta, perficit ipsa complete in momento projectione.» 27. Del árabe al-iksir, a su vez del griego xerós, "seco", nombre dado a un polvo curativo, de ahí "medicina". 28. En Kitab al-Asrar. Ref. H. E. Stapleton y otros, art. cit. 29. P. Kraus, Jabir ibn Hayyan. Contribution à l'histoire des idées scientifiques dans l'Islam (1942-43). 30. Abu'l-Qâsim Muhammad ibn Ahmad al-Irâqî, (c. 1250). Edición y traducción de E. J. Holmyard , The book of the knowledge acquired concerning the cultivation of gold (Paris, 1923). 31. Esta obra también ha sido atribuida a Alfonso X, lo que tal vez sea indicio de que proviene de su equipo de traductores. 32. En Theat. Chem., 4: «[...] praesentis artis intentio est, quomodo ab infirmitate ad sanitatem et a diminutione ad complementum reducantur, adiungendo vel auferendum singulis ideo quod a natura magis minusve est adhibitum.» 33. "Alberto Magno", De Alchemia (= Libellus de alchimia, en Theat. Chem., 2): «Alchemia est ars ab Alchimo inventa, et dicitur ab archymo graece, quod est massa latine. Per hanc enim artem reducuntur metalla quae in mineris sunt corrupta et imperfecta, ad perfectionem.» 34. Liber trium verborum: «Alchimia est ars artium, scientia scientiarum ab Alchimo inventa: chimia autem graece massa dicitur latine: per istam enim artem metalla, quae in minera imperfecta, reducuntur ad perfectionem, de corruptione ad incorruptionem.» Esta obra también es atribuida a Rasis. 35. CAAG, 2, pág. 169. 36. CAAG, 3, 24, 4 y 3, 43, 6. 37. Zósimo, CAAG, 3, 24, 4 y 3, 43, 6.
  • 18. 18 38. CAAG, I, p. 209: «Arkhemía éstin prâgma parà tôn arkhaíon euriskoménen [sic], khimía dè légetai rhomaisté, phraggikà de mâza.» 39. Ref. P. D. Zacharias, artículo citado. 40. «Alchymia est una pars naturalis philosophiae occultae coelica, magis necessaria, quae constituit et facit unam artem et scientiam quae non omnibus est nota, et docet mundare et purificare omnes lapides preciosos, non perfectos, sed decisos, et ponere ad verum temperamentum, et omnia humana corpora lapsa et infirma restituere et ad verum temperamentum reducere ad optimam sanitatem et etiam transmutare omnia metallica corpora in veram lunam, postea in verum solem per unum corpus medicinale universale, ad quod omnes medicinae reductae sunt et fuerunt.» 41. Thesaurus philosophiae (en Theat. Chem., 3): «Scito quod scientia nostra est scientia 4 elementorum et temporum et qualitatum et eorum ad invicem conversio: et in hoc omnes philosophi conveniunt.» Esta obra es una versión del Flos florum arnaldiano (también conocido como Lumen luminum), con ampliaciones y más aparato de citas. 42. Le trésor des tresors, ed. de B. Roger (Paris: Retz, 1975). «[...] l'art d'Alchymie [...] est la plus subtile partie de philosophie naturelle, qui traite et enseigne la très parfaite transmutation des métaux et des pierres précieuses; et comme tout corps malade peut estre ramené en santé.» D. Kahn (Alchimie, art, histoire et mithes) ha mostrado que las dos partes de esta obra son resúmenes más o menos reelaborados del Testamento luliano y de la Clave de Artefio. 43. Opuscule très excellent de la vraie philosophie naturelle des métaux (1567). pág. 47: «Ceste science (communement appellée Alchimie) [...] c'est [...] une partie de la philosophie naturelle, laquelle demontre la façon de parfaire les metaulx sur terre, imitant nature en ses operations au plus pres que luy est possible». pág. 49 «[...] il nous fault accorder avec tous les philosophes que nostre science est comprise soubz la partie de la philosophie naturelle qu'ilz ont appellée assez proprement operative, la conjoindant en cela avec la medecine.» 44. J.-M. Mandosio, artículo citado. 45. «Archimiae vero maior est promissio quam operis executio.» 46. De arte metallicae metamorphoseos ad philoponum (1576): «Tertia metamorfoseos [...] vocaturque Alchemistica ab Alchemia; hála enim Graeci salem apellant, chemeían fusionem: et haec ars circa fusibilem quendam salem peculiariter versatur. [...] Una pars est Philosophiae eius, que circa rerum naturam causasque vertitur. Docet enim et metallorum et caeterarum quoque rerum, quae cum his aliquo naturae vinculo coniunctae sunt, naturas atque causas.» 47. De l'arbre de vie, texto editado por S. Matton en Chrysopoeia, 1 (1987). 48. «Per significationem litterarum specificat seipsam quid sit alchimia. Igitur A, id est actio; L, id est, leuis, C, id est, conferens; H, scilicet, honorem; I, id est, infinitum; M, id este, ministrans; I, id est, igne; A, id este, argentum et aurum et lapides pretiosos, in quibus tribus consistit omnis perpetuus thezaurus.» 49. Alchimie (Paris: J. J. Pauvert, 1964; 1978), pág. 13. 50. Aunque de un siglo posterior, aquí va un ejemplo que le hubiera encantado a Filaleteo: «Moisés había aprendido todas las ciencias de los egipcios, es por ello que los sacerdotes decían que era un segundo Hermes, viéndole explicar todos los jeroglíficos. Adán recibió de Dios mismo los principios de todas las ciencias; Adán instruyó a Noé, éste instruyó a Set, cuyos descendientes comunicaron los mismos conocimientos a Abraham; Abraham enseñó a los caldeos, los caldeos instruyeron a los egipcios y los egipcios instruyeron a Moisés. Canaam significa el antiguo Hermes y nada más; Misraim era hermano de Cam. Hermes enseñó la medicina universal a Isis, que curaba todas las enfermedades, según los antiguos. Isis es la luna y Osiris el sol, o el oro y la
  • 19. 19 plata. Tubalcaín fue el primer Vulcano antes del diluvio; Cam es el Júpiter de los antiguos; el niño egipcio es la tierra de Cam; esta tierra de Cam, según Plutarco, es la Química; el anciano hebreo es el mismo que se llama Zeus. Saturno es Noé, que descubrió a su padre; Vulcano fue Misraim, después del diluvio y Mercurio inventó todas las artes entre los egipcios; este mismo Mercurio era hermano de Misraim». (Sabine Stuart de Chevalier, Discours Philosophique). La Alquimia en diversos pueblos. En cuanto nos ponemos a investigar los comienzos de la alquimia india nos encontramos que existen pocos datos y en realidad están poco claros. Pero esto nos deja siempre una duda, y es que al estar poco claros no quiere decir que no existiera una larga tradición, también se puede interpretar como una tradición largamente cuidada y tratada con sigilo a través de las generaciones. En el famoso tratado de estado, llamado "Arthasastra de Kautyla" del Siglo IV a. C. nos encontramos que ya se describen con precisión y de forma muy extensa los trucos de los falsificadores de oro. Existe una afirmación de que la alquimia llegó a la India a raíz de los contactos que se establecieron con la cultura árabe después de las expediciones de conquista a partir del siglo VIII, pero estas a decir de los estudiosos no tienen base alguna. Y estos mismos afirman que más bien hay que pensar en influencias chinas. El viajero árabe Al-Biruni (Siglo XI) menciona como alquimistas indios mas importantes a Vyadi y a Nagarjuna. De modo parecido a la alquimia china, la meta de la alquimia india es la fabricación de drogas que proporcionen la "Vida Eterna" y de "Remedios Milagrosos" contra las enfermedades. Entre los materiales utilizados por los alquimistas, el mercurio (en sánscrito, "Rasa") ocupa un lugar muy especial. Se le denomina "príncipe de los jugos", y según los alquimistas indios su ingesta limpiaba y purificaba el cuerpo. La base de la alquimia india es la teoría o sistema de los elementos: aire, fuego, agua y tierra, a los cuales se les añade como quinto elemento el éter. Estos elementos estaban disponibles -según ellos- desde un buen principio o se habían formado progresivamente a partir de lo que ellos denominaban el "protoespiritu" o "Atman" o de la "protomateria" o "prakriti". El proceso de creación se plantea como la formación de los elementos materiales a partir de elementos incorpóreos. Todas las materias existentes, resultado de las mezclas de estos elementos, se clasifican según el elemento dominante. Así los minerales, sales, etc. son sustancias de agua, el humo sustancia de fuego y los gases sustancias de aire. El éter es el considerado como el vació de un cuerpo en el que se mueven las partes o partículas mas pequeñas de los elementos. En cuanto nos ponemos a investigar los comienzos de la alquimia india nos encontramos que existen pocos datos y en realidad están poco claros. Pero esto nos deja siempre una duda, y es que al estar poco claros no quiere decir que no existiera una larga tradición, también se puede interpretar como una tradición largamente cuidada y tratada con sigilo a través de las generaciones. En el famoso tratado de estado, llamado "Arthasastra de Kautyla" del Siglo IV a. C. nos encontramos que ya se describen con precisión y de forma muy extensa los trucos de los falsificadores de oro. Existe una afirmación de que la alquimia llegó a la India a raíz de los contactos que se establecieron con la cultura árabe después de las expediciones de conquista a partir del siglo VIII, pero estas a decir de los estudiosos no tienen base alguna. Y estos mismos afirman que más bien hay que pensar en influencias chinas.
  • 20. 20 El viajero árabe Al-Biruni (Siglo XI) menciona como alquimistas indios mas importantes a Vyadi y a Nagarjuna. De modo parecido a la alquimia china, la meta de la alquimia india es la fabricación de drogas que proporcionen la "Vida Eterna" y de "Remedios Milagrosos" contra las enfermedades. Entre los materiales utilizados por los alquimistas, el mercurio (en sánscrito, "Rasa") ocupa un lugar muy especial. Se le denomina "príncipe de los jugos", y según los alquimistas indios su ingesta limpiaba y purificaba el cuerpo. La base de la alquimia india es la teoría o sistema de los elementos: aire, fuego, agua y tierra, a los cuales se les añade como quinto elemento el éter. Estos elementos estaban disponibles -según ellos- desde un buen principio o se habían formado progresivamente a partir de lo que ellos denominaban el "protoespiritu" o "Atman" o de la "protomateria" o "prakriti". El proceso de creación se plantea como la formación de los elementos materiales a partir de elementos incorpóreos. Todas las materias existentes, resultado de las mezclas de estos elementos, se clasifican según el elemento dominante. Así los minerales, sales, etc. son sustancias de agua, el humo sustancia de fuego y los gases sustancias de aire. El éter es el considerado como el vació de un cuerpo en el que se mueven las partes o partículas mas pequeñas de los elementos. En chino la alquimia se denomina el arte del amarillo y el blanco. Y se remonta de forma demostrable a la época que va desde el 400 al 225 a.C. Pero incluso existen datos que nos podrían remontar hasta el siglo VI a.C. La meta de la Alquimia China es la fabricación del "Chin Tan" que se trataba de un medicamento que prolongaba la vida. En la primera época de la alquimia china, se confiaba en encantar ese medicamento en una de las islas de la Inmortalidad. Existían tres de estas islas, las cuales recibían los nombres de: "P´en-Lai", "Fang Chang" y "Jenchou". Los primeros indicios los encontramos en el libro llamado "Shih Chi" (Notas Históricas) redactado por Ssu-Ma Ch´ien que vivió sobre los años 163 a 85 a.C. Durante el periodo de la Dinastía Han (Siglo I a.C.) la alquimia estaba muy extendida en China. Y en dicha disciplina además de la transformación de metales no preciosos en oro y plata, también se estimaba y trataban todas las formas de magia. Fuentes de cronistas de la época, nos cuentan que los alquimistas pretendían ser capaces de reconocer emisiones gaseosas del cuerpo humano, con las cuales podían adivinar el futuro. El tratado taoista del siglo II d. C. denominado "Wei P´o-yang" se considera la obra más antigua de la alquimia china. Este libro trata los secretos de la alquimia, además de ocuparse del "Elixir de la Inmortalidad". El alquimista chino mas conocido es Ko Hung (284-361 d.C.) el cual utilizaba el seudónimo "Pao-P´u-tzu" y que publicó una extraña obra con este mismo nombre. En ella expuso de manera extensa y exhaustiva la transformación de metales, como por ejemplo la transformación del plomo blanco en uno rojizo o al revés, y la fabricación del "Elixir de la Vida". También mencionó una tintura dorada a la que denominó "Chin-Ye" que se podía comparar con la tintura auri utilizada en la alquimia occidental. Durante las Dinastías T´ang (618-907) y la Sung (960-1279), la alquimia gozó de protección y aprecio por parte de los Emperadores. El alquimista mas conocido en ese periodo fue Chang Po-tuan (984-1082) el cual redactó un libro con el titulo de "Wu-chen p´in" (Tratado sobre la Alquimia) en el que comentaba muy extensamente el secreto arcano del que el llamaba "El Elixir Interno y Externo). Al empezar la Dinastía Yuan (1279-1368) bajó la reputación de la Alquimia y los alquimistas se limitaron a comentar los escritos difíciles de comprender. A partir de la Dinastía Ming, los alquimistas desaparecen de la corte del Emperador y se refugian en las montañas.
  • 21. 21 La alquimia china se basa en el efecto de cambio de los principios opuestos "Yin" y "Yang", tan significativos para el orden cosmico. Además contiene la teoría o sistema denominado "De los 5 elementos, es decir madera, fuego, tierra, metal y agua), que puede pasar del uno al otro en un movimiento rotatorio El conocimiento hermético del que eran depositarios los egipcios fue recogido por los hebreos; numerosos pasajes de la Biblia, sobre todo el Pentateuco de Moisés, nos permiten adivinarlo (1). Por otra parte, también los griegos se nutrieron de la sabiduría egipcia, adecuándola a su civilización y a sus divinidades y sirviendo de transmisores de sus misterios (2). Más tarde, bebiendo indistintamente en las fuentes griegas y en las egipcias, los sabios doctores del Islam volvieron a actualizar y transmitieron de nuevo el conocimiento hermético. Fue, finalmente, a través de estos tres, hebreos, griegos y árabes, como llegó a tierras europeas, donde volvemos a encontrarlo entre los alquimistas medievales, más o menos intacto, hasta finales del siglo XVIII. No es tampoco desdeñable, aunque no hablaremos ahora de ello, el papel ejercido por algunos padres de la Iglesia en esta misteriosa transmisión. Durante la Edad Media aparecerán una serie de alquimistas cristianos que compararán la Gran Obra con la vida de Cristo (3). Con todo, los elementos más importantes de la filosofía hermética proceden en su mayoría, como veremos, de los griegos y de los egipcios. Varias leyendas egipcias y griegas nos refieren que toda una serie de usos, enseñanzas y costumbres fueron transmitidos al pueblo egipcio por Thot, dios que recibiría entre los griegos los nombres de Hermes y de Mercurio (4). Dicho de otro modo, lo que exotéricamente se entiende por tradición, nos narra la leyenda que fue transmitido al pueblo egipcio por Thot-Hermes. Alkandi (5) se refiere a él en estos términos «En tiempos de Abraham vivía en Egipto Hermes o Idris segundo (6), que la paz sea con él, y fue apodado Trismegisto, porque era poeta, rey y filósofo. Enseñó el Arte de los metales, la Alquimia, al Astrología, la Magia, la Ciencia de los espíritus... », con ello vemos que Thot o Hermes fue también el transmisor del esoterismo. Dom Pernety afirma que se consideraba a Mercurio como el inventor de las artes y de los caracteres jeroglíficos, porque Hermes los inventó a propósito del mercurio filosófico, uno de los arcanos de la Alquimia. La helenización de Thot, Hermes Trismegisto, fue el Mercurio de los romanos; éste estaba considerado como el padre de la Alquimia, que ha tomado de él el nombre de «filosofía hermética». Todos los alquimistas medievales estaban de acuerdo en ello y se llamaban a sí mismos «filósofos herméticos», para diferenciarse de los filósofos «profanos». Entre los escritos de los filósofos herméticos, aquellos en los que se hace alguna alusión directa a la mitología egipcia son muy numerosos; resultaría poco menos que imposible citarlos a todos. Muchos de ellos no han sido traducidos nunca ni del latín ni del griego originales, y bastantes se conservan únicamente en forma de manuscrito. Entre los autores a los que hemos recurrido en el presente trabajo, señalaremos cuatro, que nos parecen los más representativos: MICHAEL MAIER, médico y alquimista alemán del s. XVII, prolífico escritor: DOM ANTOINE PERNETY, benedictino de la congregación de St. Maure, autor de un Diccionario Mito-Hermético (s. XVIII) de obligada referencia; SAINT BAQUE de BUFOR, filósofo desconocido, del s. XVIII, probablemente relacionado con Pernety o con el círculo hermético que éste presidía (7), y un filósofo anónimo que se ocultaba bajo el anagrama de FILOVITA o URANICUS, autor de una Instrucción introductoria a una de las obras de Esprit Gobineau de Montluisant. Algún lector se extrañará al ver relacionado algo como la alquimia europea con la antigua mitología egipcia; las pocas ideas que normalmente tenemos sobre ésta, proceden de nuestra educación escolar donde más que comprender lo que hacíamos era aprender. Como ocurría con la interminable lista de reyes godos, memorizábamos nombres de dioses, de diosas y de personajes mitológicos, pero no nos enterábamos ni de su simbolismo ni de su sentido profundo; dicho de otro modo: no sabíamos a qué se referían y, lo que sin duda es peor, no sabíamos que en el fondo eran símbolos y no mitos ni personajes reales de carne y hueso. Para los verdaderos alquimistas no existía este problema, todo lo que los dioses y las fábulas egipcias representaban ya era conocido por ellos, y no les era difícil reconocer los principios y operaciones de su arte en las leyendas que nos han transmitido Plutarco, Diodoro de Sicilia o Porfirio. Comentando el texto que aparecía en una columna egipcia, trascrito por el Abbé Bannier en su Mitología, Dom Pernety afirmaba (8) que «si se comparaban estas expresiones con las de los Filósofos Herméticos, se las encontrará tan conformes que se estará, por así decirlo obligado a convenir que el Autor de estas Inscripciones contemplaba el mismo objeto que los Filósofos», y más adelante: «los Sacerdotes instruidos por Hermes tenían otro objetivo que el de la historia (9), con la que no podrán conciliarse las diferentes cualidades de madre e hijo,
  • 22. 22 de esposo y esposa, de hermano y hermana, de padre e hija que se encuentran en las distintas historias de Isis y Osiris, pero que convienen muy bien a la Obra Hermética, cuando se toma su única materia bajo todos los puntos de vista» (10). «Basta con un solo libro de los Filósofos Herméticos – nos dice el mismo autor (11)- para ver que han utilizado el mismo método que los Egipcios para hablar de la Piedra Filosofal: han utilizado los mismo jeroglíficos y las mismas fábulas». Así pues, vemos que los filósofos herméticos y los egipcios no sólo hablaban de los mismo, sino que empleaban un mismo lenguaje. Para el profano resultan tan jeroglíficos los textos de los papiros como la mayoría de los tratados de los alquimistas, y en ello reside la dificultad de traducción de los unos, de la que se quejan los egiptólogos y de comprensión de los otros aunque, prácticamente, han escrito en nuestra lengua (12). El personaje central de la mitología egipcia es Osiris, y lo que éste simboliza parece ser también el tema central en los libros de muchos alquimistas. En el «Discurso XXIV» de su Atalanta Fugiens (13), Michael Maier declara: « La alegoría de Osiris ha sido llevada por nosotros a su verdadero origen, que es químico, y explicaba de manera completa en otro lugar... (Osiris) es el sol, pero el sol filosófico, y este nombre, que le encontramos atribuido aquí y allá en los libros, ha sido interpretado como el sol exterior por el vulgo que no conoce otra luz que la luz de este mundo. El sol de los filósofos recibe su nombre del sol del mundo porque contiene todas las propiedades naturales que descienden de este sol celeste o que le convienen». Contrariamente a lo que pudiera parecer, los egipcios no adoraban en realidad a una pluralidad de divinidades, sino a un solo Dios en todas las cosas, como nos lo demuestran por una parte Plutarco (14) y por otra Dom Pernety (15): «Léanse con atención los himnos de Orfeo, particularmente el de Saturno, donde se dice que este dios está extendido por todas las partes que componen el Universo y que no ha sido engendrado; que se reflexione en Asklepios de Hermes, en las palabras de Parménides el Pitagórico, en las obras del mismo Pitágoras; en todas las partes se hallarán expresiones que manifiestan su sentimiento sobre la unidad de un Dios, principio de todo, él mismo sin principio, y que todos los dioses mencionados no son sino diferentes denominaciones, ya sean atributos, ya sean operaciones de la Naturaleza. Sólo Jámblico es capaz de convencernos con lo que dice a propósito de los misterios de los egipcios (16)... Hermes y los otros sabios sólo presentaron a los pueblos las figuras de las cosas como dioses, para manifestarles un solo y único Dios en todas las cosas: ya que aquel que ve la Sabiduría, la Providencia y el Amor de Dios manifestados en este mundo, ve a Dios mismo: ya que todas las criaturas no son más que espejos que reflejan sobre nosotros los rayos de la sabiduría divina». Volviendo al sentido alquímico de las fábulas egipcias, señalemos que, según los alquimistas, dos dificultades principales se presentan a aquel que quiere realizar la Obra. La primera es la determinación de qué materia ha de utilizarse y la segunda de cómo manipularla. Saint Baque de Bufor nos explica que: «Los Filósofos Herméticos, en los escritos que nos han dejado, han hablado muy poco de la primera materia (...) se han extendido mucho, aunque con mucha ambigüedad, sobre los diversos principios del arte y sobre las formas progresivas que toma la materia en la segunda operación, pero han cubierto de un velo impenetrable al primer agente ostensible, los primeros procesos y todo el desarrollo de la primera operación... El Antiguo Testamento, la teología egipcia, griega y la de los druidas, al contrario, casi no hablan de la segunda operación, pero se extienden tan prolijamente y de un modo tan variado sobre la primera que, a fuerza de envolverla con parábolas, enigmas y ficciones, han formado un laberinto en el cual es casi imposible no extraviarse (17)». El proceso de la Obra alquímica consta de diversos pasos que aparecen representados en la iconografía hermética, sumamente abundante. Uno de los pasos de esta misteriosísima obra recibía el nombre de «conjunción». Se trata de la unión del «fijo y del volátil, del hermano y de la hermana, del Sol y de la Luna» (18). El lector familiarizado con la leyenda de Isis y Osiris comprenderá, con Dom Pernety, (19) que: «los egipcios entendían por Isis y Osiris tanto la sustancia volátil y la sustancia fija de la materia de la obra, como el color blanco y el rojo que toma en sus operaciones». En cuanto a Isis se refiere, citemos la opinión del Filósofo anónimo que citábamos al principio de este artículo (20): «La diosa Isis era el húmedo radical universal, influido por la Luna al que miraban como la madre original de toda generación y conservación. Las estatuas de Isis tenían todos los símbolos de la Luna, incluso los del cielo astral y de la región celeste, a la que se consideraba hacía tanto bien. Estaba vestida de negro para señalar la vía de la corrupción y de la muerte, comienzo de toda generación natural... La ropa negra que se daba a Isis muestra también que la Luna, o la Naturaleza, o también el Mercurio Filosófico que es su diminutivo y su sustancia operativa en todas las generaciones, no tiene luz por sí mismo, al ser un cuerpo opaco, pero que este cuerpo esencial la ha recibido de otro, esto es, del Sol y de su propio espíritu vivificante que está infuso en él y que es su agente.
  • 23. 23 Llevaba una ropa negra, blanca, amarilla y roja para significar los cuatro colores principales o grados hacia la perfección de la generación o de la obra secreta de los Sabios, de la que también es el sujeto, el objeto y la imagen. A menudo Isis estaba acompañada por una vaca negra y blanca, para dar a entender el trabajo asiduo con el que debe ser observado el culto filosófico, y que debe ser seguido en la operación del negro y del blanco perfecto que es engendrado por la Medicina Universal Lunar Hermética... Según Apuleyo, Isis hablaba así en su fiesta: Mi religión comenzará mañana para durar eternamente. O sea que la Ciencia religiosa de la Naturaleza y la Obra de su simiente primera, origen de toda producción y de las maravillas del mundo, tiene tanta duración como el Universo y se observa y practica cada día». Y nuestro autor añade que: «Cuando las Tempestades del Invierno sean apaciguadas, que el mar conmovido, alterado y tempestuoso sea calmado, apaciguado y hecho navegable, mis sacerdotes me ofrecerán una barquilla, como demostración de mi paso por el mar de Egipto, bajo la guía de Mercurio, mandado por Júpiter. Esta es la clave del gran Secreto filosófico para la extracción de la materia de los Sabios y del huevo en el que deben encerrarla y operar en el atanor de torre, comenzando por el régimen de la Saturnia Egipcia, que es la corrupción del buen augurio, para la generación del Hijo real filosófico, que de allí debe nacer al final de los siglos, o de las circulaciones requeridas». El texto de Apuleyo que Filovita o Uranicus citaba y comentaba gozó también de gran estima entre los otros filósofos. Nos abstendremos de citarlo en su totalidad ya que el lector podrá consultarlo en el artículo sobre Plutarco que firma Carlos del Tilo. Dom Pernety, por su parte, nos lo explica de este modo (21): «Isis pasaba por ser la Luna, la Tierra y la Naturaleza. Su corona, formada por un globo brillante como la Luna, la anuncia a todo el mundo... Las dos espigas que salen indican que la materia del Arte Hermético es la misma que la que emplea la Naturaleza para hacerlo vegetar todo en el Universo. Los colores que esta materia va tomando durante las operaciones, ¿no son exactamente nombrados en la enumeración de los vestidos de Isis?». Y más adelante (22): «Parece que Apuleyo haya querido decirnos que todos estos colores nacen los unos de los otros; que el blanco está contenido en el negro, el amarillo en el blanco y el rojo en el amarillo; por ello el negro cubre a todos los demás». Para Saint Baque de Bufor (23): «No hay ningún pasaje de los tratados que los Filósofos herméticos han escrito que sea tan claro, tan verdadero y tan instructivo para el comienzo de la obra hermética como aquel que Apuleyo ha referido a propósito de la fiesta de Isis. Isis era, en efecto, la madre de todas las cosas, porque unida a Osiris componen juntos el fluido luminoso que da la vida a todos los seres; era la dueña de los elementos, porque unida a Osiris, constituían los elementos simples que elemental a los cuatro elementos». He aquí lo que Pernety explicaba a propósito de la historia mítica de Isis y de Osiris (24): «Esta misteriosa historia, o mejor dicho, esta ficción, se convirtió en lo sucesivo en el fundamento de la Teología Egipcia... Osiris era para los ignorantes el Sol o el Astro del día e Isis la Luna; los Sacerdotes veían en ellos a los dos principios de la Naturaleza y del Arte Hermético... Algunos, como Plutarco, pretendían que Osiris significaba muy santo, otros, como Diodoro, Horus- Apolo; Eusebio y Macrobio decían que quería decir que tiene muchos ojos, aquel que ve claro... Pero los Filósofos veían en el nombre de este Dios al Sol terrestre, el fuego escondido de la Naturaleza (25), el principio ígneo, fijo y radical que lo anima todo...Para los Sacerdotes, Isis era la Naturaleza misma, el principio material y pasivo de todo... Herodoto nos enseña que los Egipcios la tomaban también por Ceres, creyendo que Apolo y Diana eran sus hijos. Hemos dicho que Osiris era el principio ígneo, suave y generador que la Naturaleza emplea en la formación de los mixtos, y que Isis era el húmedo radical; por los tanto no hay que confundir al uno con el otro, porque difieren entre sí como el humo y la llama, la luz y el aire, el azufre y el mercurio. El humor radical es en los mixtos el asiento y el alimento del cálido ígneo o del fuego natural y celeste...». Para los filósofos herméticos (26): «Las dos obras que son el objeto de este Arte están comprendidas, la primera, en la expedición de Osiris, la segunda, en su muerte y apoteosis. Por la primera se hace la Piedra, por la segunda se forma el Elixir. Osiris, en su viaje, recorre Etiopía, luego las Indias, Europa y regresa a Egipto por el mar Rojo para gozar de la gloria que ha adquirido, pero halla la muerte. Es como si dijéramos: en la primera obra, la materia pasa al principio por el color negro, luego por colores variados, el gris, el blanco y finalmente aparece el rojo, que es la perfección de la primera obra y la de la piedra o azufre filosófico... La segunda obra está muy bien representada en el tipo de muerte de Osiris y los honores que se le rindieron... Siendo esta segunda operación semejante a la primera, su clave es la solución de la materia o la división de los miembros de Osiris en muchas partes. El cofre en el que ha sido encerrado este Príncipe, es el vaso filosófico, cerrado herméticamente. Tifón y sus cómplices son los agentes de la disolución... La dispersión de los miembros del cuerpo de Osiris es la volatilización del oro Filosófico y la reunión de estos indica la fijación. Se hace gracias a los cuidados de Isis o la Tierra, que, como un imán, dicen los filósofos, atrae a sí las partes volatilizadas». (27) En su Atalanta Fugiens, Michael Maier dedica un emblema a Osiris [...]. Representa el
  • 24. 24 asesinato de este dios por Tifón. Sabemos por Plutarco, que Tifón era hermano de Osiris y fue su destructor, ya que Osiris representa a la «Palabra» sagrada cuya restauración pertinente fue llevada a cabo por Isis. Numerosos autores opinan que la muerte o el desmembramiento de Osiris en la tradición egipcia es lo mismo que la caída de Adán en la judeo-cristiana. El culpable de la caída, según los hebreos, es Samael (de samo: ‘cegar’) que se relacionará con Tifón (de tufoo: ‘cegar’, ‘oscurecer’). Veamos qué nos enseñaban los alquimistas a propósito de este hermano de Osiris: «Decían que Tifón y Osiris eran hermanos y que este último le hacía siempre la guerra al primero. Osiris era el buen principio o el humor radical, la base del mixto y su parte pura y homogénea; Tifón era el mal principio o las partes heterogéneas, accidentales; principio de destrucción y de muerte, como Osiris lo era de vida y de conservación (28) Tifón nació de la tierra, pero de la tierra grosera, siendo el principio de la corrupción. Fue el causante de la muerte de Osiris... El fuego que saca por la boca indica su aspereza corrosiva y designa su pretendida fraternidad con Osiris, porque éste es un fuego escondido, natural y vivificante; el otro es un fuego tiránico y destructivo... Por eso d’Espagnet le llama el Tirano de Natura y el fraticida del fuego natural». (29) Para Saint-Baque de Bufor, Tifón es el flogisto, y su nombre en latín Typhon es el anagrama de Python, la serpiente que nació del barro, idea que nos vuelve a recordar algunas doctrinas judías. Este autor escribe (30): «Cuando los dos principios que constituyen la materia pura del arte hermético han sido llevados por las manipulaciones del artista a este grado de pureza, ya no son llamados o conocidos por los nombres de Isis y Osiris o primera materia caótica, sino que en este estado son la materia de los Sabios designada bajo el nombre de Horus, el que mató a Tifón. Dicho de otro modo, Isis y Osiris, que son los principios de toda vida y de los cuales es formado Horus, son desembarazados de los principios de destrucción y de muerte, Tifón, el flogisto o los vapores de la tierra que los habían condensado». Isis y Osiris son pues los dioses principales de los Egipcios, junto con Horus que reinó en último lugar y que, para los alquimistas, simbolizaba el «resultado del Arte Sacerdotal». Por ello se le confundía con Harpócrates, el dios del secreto, pues Horus, o el Sol de los Sabios, es el gran secreto de la Filosofía Hermética. Según cierta tradición, Horus: «Era considerado por ellos (los druidas) como el hijo de Isis y de Osiris, o sea de la Naturaleza y del fuego solar, al que llamamos húmedo radical y calor natural, que nos son enviados desde lo más alto de los Cielos por el Espíritu eterno de vida... Horus pasaba por ser la luz en calidad de hijo de Osiris, representando al Sol (31), y llevaba también algunos atributos de Apolo, hijo también del Sol y dios de la luz según la Fábula; por lo que estaban representados a sus lados, detrás de él y siguiéndole, veinticuatro pequeños ancianos que significaban las veinticuatro horas que antiguamente dividían al día y a la noche en veinticuatro partes». (32) Llegados al final del presente artículo, a modo de conclusión y de síntesis, sólo nos queda proponer al lector las palabras de dos clásicos de la filosofía hermética. El primero de ellos, con un lenguaje actual, expresa en dos versículos el misterio de Isis y de Osiris, o el del agua y el fuego: «Os adoramos, Agua, madre de las aguas, pues el fuego vivo está en vuestro centro, y sois excelente sobre todas las demás luces. El sol es vuestra producción magnífica (33). Santa Madre del fuego, socorrednos ahora y en la hora del paso difícil. ¡Que así sea!» (34). « ¡Oh, fuego que fluye, que disuelve y coagula, nuestro Señor fecundador!» (35) El segundo apunta, siempre bajo el discreto velo del símbolo, cuál es el objetivo de la ciencia hermética, la recompensa del viajero que, abandonando la tierra de exilio, regresa a la Patria original: «Es este Horus (36) o Apolo por quien Osiris emprendió un viaje tan largo y pasó tantos trabajos y fatigas. Es el tesoro de los Filósofos, el de los Sacerdotes, el de los Reyes de Egipto: el niño filosófico nacido de Isis y Osiris». (37). BIBLIOGRAFIA (1): Ver Hechos de los Apóstoles: VII,22. Aparte del contexto bíblico, los comentadores hebreos nos lo confirman; por ejemplo Nahmánides en su Comentario sobre el Éxodo (XIII, 3) y en su Exordio al Génesis. Filón el Judío, en su De vita Mosis (lib.1) relata que Moisés aprendió en Egipto la Filosofía simbólica o la ciencia de la naturaleza. (2): Plutarco es, sin duda, el autor que mejor nos explica la adaptación de los Misterios egipcios a los griegos. Ver, a este respecto, el artículo de Carlos del Tilo publicado en este mismo fascículo de LA PUERTA (Egipto). (3): Citemos a modo de ejemplo, a Pierre Jean Favre o a Dom Belin. (4): Especialmente Platón en su Fedra, 174 y ss. (5): Citado por Dom Pernety, Fables Egyptiennes et Grèques, dévoillées et reduites au même principe, tomo I. París, Chez Delalain, MDCCLXXXVI p. 218. (6): Los antiguos distinguían a tres Hermes, el primero de ellos fue Henoch. (7): Tras la publicación de su CONCORDANCIA MITO-Físico- CABALO-HERMÉTICA (Edición bilingüe castellano-francesa, Obelisco, Barcelona 1986), hemos podido averiguar que se trataba seguramente de Mr. Fabre de Bosquet, apellido cuyas letras constituyen un anagrama de