Este poema describe a la luna como una figura misteriosa y poderosa. Viste de blanco y canta con notas de sueño. Extiende su influencia sobre la tierra y el día, dejando un regalo y silencio. Aunque oculta su nombre, lo muestra en los ojos de los recién nacidos. Rueda en el cielo uniendo el pasado y futuro, observando a los hombres dormir bajo su luz cada noche.