Una familia pobre no tenía dinero para celebrar la Navidad, así que el padre decidió cortar pinos en la montaña para venderlos e intercambiar el dinero por un pavo. A pesar de no poder vender los pinos, decidió regalarlos a personas más necesitadas. Cuando regresó a casa la noche de Navidad, se sorprendió al encontrar un pavo y un árbol pequeño en su mesa, dejados allí por alguien bondadoso que reconoció su buena acción de regalar los pinos.