Alejandro, un niño de 9 años que amaba la Navidad, dejó de preparar el árbol de Navidad en 2008 y se volvió triste. Sus padres descubrieron que sus notas bajaron y siempre estaba cabizbajo en la escuela. Alejandro finalmente reveló que otros estudiantes lo molestaban y golpeaban. La tutora castigó a los culpables después de hablar con todos los estudiantes. Alejandro aprendió que podía contarle a sus padres y maestros sobre los problemas, y desde entonces volvió a celebrar la Navidad