El documento describe las duras condiciones laborales de las mujeres que trabajaban en una fábrica de cerillas en el siglo XIX. Tenían jornadas laborales muy largas de más de 12 horas que incluían multas y castigos físicos. Además, su salario era muy bajo y su salud se veía seriamente afectada por la exposición a sustancias tóxicas como el fósforo sin protección alguna.