Un hombre fue asaltado en el Calvario por dos hombres enmascarados. Uno de los atracadores era alto y el otro era del mismo tamaño que la víctima. Uno de los atracadores, que tenía una voz ronca, le dijo a la víctima "Silencio" antes de que el otro lo golpeara y lo dejara inconsciente. La víctima proporcionó esta información a la sargento Pérez para ayudar a identificar a los atracadores.