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GENEROSIDAD 
Entonces dijo Pedro: Pues nosotros hemos dejado nuestras cosas y te hemos seguido. Y Jesús les respondió: os aseguro que no hay 
nadie que haya dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres, o hijos, por causa del Reino de Dios, que no reciba mucho más en este mundo y, 
en el venidero, la vida eterna (Lc 18,28-30). 
Buen ejemplo de generosidad nos da el Señor. De Él recibimos la vida y cuanto tenemos. Se hace hombre por nosotros. En Caná 
cambia varios cientos de litros de agua en vino; en otras ocasiones alimenta a muchedumbres hasta que quedaron todos saciados, y sobró. 
De esta manera nos hace ver la abundancia con que se otorga la gracia divina. Muere en la Cruz, derramando toda su Sangre. Se nos 
entrega en la Eucaristía: Tomad y comed; a nuestra disposición. «Dios no se deja ganar en generosidad» (J. Escrivá de Balaguer, Es 
Cristo que pasa, 40). 
Ante estas enseñanzas del Señor, qué absurdo resulta querer defendernos desde nuestro caparazón, encerramos en una torre de 
marfil, en un mezquino egoísmo. 
Hemos de ser generosos con Dios. No regatearle el tiempo, el sacrificio, el afecto. Darle el corazón entero, de verdad. También con 
los demás procuraremos ser generosos, teniendo ante los ojos el ejemplo de la bondad de Dios hacia ellos. Esto nos hará bien felices en 
esta vida; no hay más que experimentarlo. Hay más dicha en dar que en recibir (Hech 20,35). 
354 Mano grande 
Parece ser que cuando Bramante presentó los planos de la Basílica del Vaticano, tuvo la ilusión de que fuera su hijo mismo quien los 
llevara en propia mano al Papa. Julio 11 quedó muy satisfecho del trabajo del genial artista, y para corresponder por la misma vía a Bramante 
abrió un cofre con monedas de oro y dijo al pequeño: 
-Mete la mano y coge. 
Pero el chaval no tenía un pelo de tonto, y con bastante desvergüenza replicó: 
-Yo no. Coja su Santidad, que tiene la mano más grande. 
Nuestra generosidad no sirve como punto de referencia para medir la generosidad divina. Él tiene la mano mucho más grande que la 
nuestra. 
355 ¡Vaya recompensa! 
Se dice que era costumbre entre los persas que todo aquel que se encontraba con el rey estaba obligado a ofrecerle un presente. Un 
humilde campesino se topó un día con el rey Artajerjes. Como el pobre hombre no tenía cosa alguna que ofrecer a tan poderoso personaje, 
cogió un poco de agua en el hueco de la mano y ofreció al rey aquel humildísimo presente. 
A Artajerjes agradó mucho la buena voluntad de aquel súbdito, y mandó -pues era hombre espléndido - que le diesen como 
recompensa una escudilla de oro llena de monedas del mismo metal. 
Cristo, que prometió el ciento por uno, cumplirá su palabra; y es más generoso que el rey persa. 
Cfr. F. Spirago, Catecismo en ejemplos 
356 El mendigo y el gran Rey 
Poéticamente describe Tagore -escritor hindú que admiraba al cristianismo - lo que pueden ser nuestras relaciones con Dios muchas 
veces. 
«Iba yo pidiendo, de puerta en puerta, por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro apareció a lo lejos, como un sueño magnífico. 
Y yo me preguntaba, maravillado, quién sería aquel Rey de reyes. 
»Mis esperanzas volaron hasta el cielo, y pensé que mis días malos se habían acabado. Y me quedé aguardando limosnas 
espontáneas, tesoros derramados por el polvo. 
»La carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sentí que la felicidad de la vida me había llegado al fin. Y de pronto 
tú me tendiste tu diestra diciéndome: ¿Puedes darme alguna cosa? 
»¡Ah, qué ocurrencia la de tu realeza! ¡Pedirle a un mendigo! Yo estaba confuso y no sabía qué hacer. Luego saqué despacio de mi 
saco un granito de trigo, y te lo di. 
»Pero qué sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi saco en el suelo, encontré un granito de oro en la miseria del montón. 
¡Qué amargamente lloré de no haber tenido corazón para dárteme todo!». 
R. Tagore, Ofrenda Lírica, 50 
357 Con el último céntimo 
A Dios tenemos que darle cuanto somos y tenemos. No valen regateos con Él: ese querernos reservar siempre una partecica de 
nuestro yo. Un refrán chino dice: «El que busca a Dios y vende todo lo que tiene, menos el último céntimo, es un tonto: porque a Dios se le 
compra siempre con el último céntimo». Cfr. J. A. García-Prieto Segura, Comprometerse en la fe 
358 Se necesita una juventud generosa 
Stalin (1879-1953) ha pasado a la historia como un dictador sanguinario, sin ningún tipo de escrúpulos. Durante el tiempo que estuvo 
al frente de la Unión Soviética hizo morir a millones de personas, en persecuciones políticas y en persecuciones religiosas; recurrió a 
calumnias, deportaciones, encarcelamientos, condenas a trabajos forzados en campos de concentración... 
Este hombre llegó a escribir en Los problemas del leninismo estas palabras: «Necesitamos una juventud que dedique a la Revolución, 
no sus tardes libres, sino su vida entera». 
Nosotros sabemos que Cristo nos pide poner su amor po encima de cualquier amor de la tierra, darle incluso la vida (Cfr. Lc 14,26). 
Cfr. J. Orlandis, La vocación cristiana del hombre de hoy 
359 Mozart y yo 
El célebre compositor Gounod decía en cierta ocasión a un joven colega: «Cuando yo era tan joven como usted, no decía más que 
"Yo". A la edad de veinticinco años ya decía: "Yo y Mozart. Y a los cuarenta: "Mozart y yo". Y hoy no digo más que "Mozart". 
Algo de este estilo debe ocurrir en nuestra vida. Cuando nos hayamos entregado de verdad, cuando ya no nos reservamos nada, 
entonces diremos: sólo Dios. Cfr. T. Tóth, Venga a nos él tu reino 
360 El mejor gol de Zarra 
Telmo Zarraonaindía fue el ariete de la inolvidable delantera del Athletic de Bilbao: Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza. Era 
el delantero centro imprescindible de la selección, hombre combativo, valiente, serio, gran rematador. Sus cabezazos al balón hicieron nacer 
aquella frase de los años cincuenta: «Las dos mejores cabezas de España, don Gregorio Marañón y Zarra» (cada uno, claro, en su 
especialidad). 
Pasemos a contar cómo fue el gol más importante de su vida, que no es por cierto el que dio la victoria a España frente al conjunto 
inglés. Éste fue en Málaga. Corría Telmo hacia la puerta contraria, se veía venir el gol. El defensa contrario le perseguía a toda velocidad, 
intentaba frenarle, y en el esfuerzo cayó al suelo dando la impresión de que había sufrido un golpe grave. Zarra frenó la carrera y no 
generosidad-141101173021-conversion-gate02.doc 1
aprovechó sus posibilidades -bastante buenas, al decir de los que presenciaron el partido - para marcar. Lanzó fuera y fue a ayudar al caído. 
El campo malagueño fue un clamor: «¡Zarra, Zarra, Zarra!». Manifestó una vez a un periodista: 
-Fue el gol más serio de mi vida. Cfr. J. M. Zuloaga, La ilusión profesional 
361 Sólo media botella 
En el escudo de una familia danesa noble hay un detalle llamativo, exponente de lo que puede ser una conducta magnánima. El 
detalle es una botella medio vacía, y éste es su origen: 
Se encontraban en guerra suecos y daneses hacia el 1700. 
Un soldado de Dinamarca, no se sabe cómo, había logrado hacerse en medio de una terrible sed con una botella de cerveza de buen 
tamaño. Cuando estaba a punto de beberla, descubrió a un soldado enemigo malherido y más sediento que él. Con generosidad se inclinó y le 
puso la botella en la boca. El herido, sacando una pistola, disparó sobre él, aunque no acertó. Entonces el soldado se bebió la mitad y ofreció 
el resto al herido con estas palabras: --Por tu mala idea, sólo te voy a dar la mitad. 
Llegó a oídos del rey esta hazaña, y de ahí el título de nobleza y la media botella en el escudo. 
Cfr. F. Spirago, Catecismo en ejemplos 
362 Hay que dar paso a los jóvenes 
Se precisa una buena dosis de generosidad y de humildad para saber retirarse a tiempo y dar paso a los jóvenes. 
De Telmo Zarraonaindía («Zarra»), caballero del deporte, se acaba de hablar en una anécdota anterior. Los años no pasan en balde, y 
le llegó la hora del adiós definitivo al fútbol. No era hombre para ocupar banquillo, ni habría querido estorbar el paso a quien podía rendir 
más para el equipo. 
Apareció por aquel entonces un mocetón bastante sólido, impetuoso y buen chutador. Venía de Durango y era el candidato a vestirse 
aquel «nueve» histórico. Se apellidaba Arietaaurabarrena, alias «Arieta». Andando los años, cuando le llegó la hora a éste del retiro, se pasó 
a la pala corta y en el frontón fue también figura. 
Pero a lo que íbamos. Pronto advirtió Zarra que Arieta era fuerte de piernas, pero que en eso de la cabeza iba flojo. Algo debió costar 
a Zarra, pero lo hizo. Le explicó: 
-Oye, tú... Ya he visto cómo juegas... Está bien... Pero los de la delantera, Iriondo, Venancio y los demás, estaban acostumbrados 
conmigo al remate de cabeza... Y ahí andas flojo... Si quieres, los días que no haya entrenamiento, con uno que haga de portero te 
enseño...Cfr. J. M. Zuloaga, La ilusión profesional 
363 Un tacaño sorprendido 
Un cuento dedicado a los que no quieren esforzarse por trabajar bien, quizá porque olvidan que el hombre fue puesto en este mundo 
para que lo trabajasen (Gen 2,15). Se cosecha lo que se siembre: 
Había un rey que deseaba edificar un gran palacio y encargó a uno de sus hijos la construcción. Le entregó la suma de dinero 
necesaria. El hijo era un «vivo», y pensó: «Construiré el palacio con malos materiales y el dinero que ahorre me lo guardaré. Así que lo 
mismo me da si en poco tiempo se viene abajo». Y actuó de esta forma. Cuando lo hubo terminado, se presentó ante su padre y le dijo: 
-El palacio que me encargaste ya está concluido. Puedes disponer de él cuando gustes. 
El rey tomó las llaves y las devolvió a su hijo con estas palabras: 
-Te entrego el palacio que construiste. Es para ti. Esa es tu herencia. Cfr. A. Ducay, Voluntad fuerte 
364 Los tesoros de Alejandro 
Se cuenta que Alejandro Magno estaba ya a punto de morir, cuando se le acercaron impacientes sus herederos para preguntarle: 
-Alejandro, por favor, dinos antes de morir dónde tienes tus tesoros. 
Y Alejandro contestó: -En los bolsillos de mis amigos. 
365 Afán de seguridad 
He aquí unos datos proporcionados por un artículo de periódico alemán: «Para algunos contemporáneos obsesionados por la idea de 
seguridad -se está tratando sobre disponibilidad para aceptar esos regalos de Dios que son los hijos -, esto puede parecer culpablemente 
temerario. Pero sin la disposición de algunos de aceptar algo de inseguridad de parte de Dios, e incluso de arriesgarse un poco, los alemanes 
no hubiéramos tenido un Amadeus Mozart o un Johann Sebastian Bach, un Richard Wagner u Otto von Bismarck, un Freiherr von Stein, 
Franz Schubert, Carl Maria von Weber, Ludwig von Beethoven o Georg Friedrich Hándel. Porque todos estos hombres que, según se dice, 
han destacado por su talento y producciones geniales, no hubieran nacido en la actual familia alemana media de 1,7 hijos, más perro. Todos 
tenían al menos tres hermanos mayores; y Schubert, Hándel, Wagner, Weber, Bach y Mozart incluso seis. Se les hubiera planificado a 
muerte ya antes de ser engendrados». «Deutsche Tagepost», Würzburg, 22-IX-81 
366 Oscar para no nacidos 
Escribía hace unos años F. G. en la «Hoja del Lunes» de Madrid un comentario a la reciente entrega de los Oscar de Hollywood. Uno 
se imagina un escenario de luces, sonrisas triunfales, alegría, aplausos. En medio del ambiente frívolo, este latigazo: «Agradezco 
profundamente a mis padres que no usaran anticonceptivos. Porque de otra manera yo no estaría aquí recibiendo este premio». 
Y viene el comentario: «¡Cuántos no podrán decir lo mismo! El Oscar de Dustin Hoffman, que sea un Oscar para aquellos que quizá, 
si sus padres hubiesen sido más generosos, lo hubiesen alcanzado». 
GENEROSIDAD [Volver al INDICE] 
Citas de la Sagrada Escritura 
Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, arrojad a los demonios; gratis lo recibís, dadlo gratis. Mt 10, 
8. 
En todo os he dado ejemplo, mostrándoos cómo, trabajando así, socorráis a los necesitados, recordando las palabras del Señor 
Jesús, que El mismo dijo: «Hay más dicha en dar que en recibir». Hech 20, 35. 
Y el Rey les dirá: En verdad os digo que cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mi me lo hicisteis. Mt 
25, 40. 
Otra cayó en tierra buena, y, nacida, dio un fruto céntuplo. Dicho esto, clamó: El que tenga oídos para oir, que oiga. Lc 8, 8. 
Zaqueo, en pie, dijo al Señor: Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si a alguien le detraudado en algo, le devuelvo el 
cuádruplo. Lc 19, 8. 
Pedro le dijo: Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré por ti mi vida. Jn 13, 37. 
En esto hemos conocido la caridad, en que El dio su vida por nosotros, y nosotros debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos. 
I Jn 3, 16. 
Pues os digo: El que escaso siembra, escaso cosecha; el que siembra con largueza, con largueza .cosechará. Cada uno haga según 
se ha propuesto en su corazón, no de mala gana ni obligado, que Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para acrecentar en 
vosotros todo género de gracias, para que, teniendo siempre y en todo lo bastante, abundois en toda buena obra, según que está escrito: «Con 
largueza repartió, dio a los pobres;su justicia permanecerá para siempre». 2 Cor 9, 6-9. 
Porque al que tiene, se le dará más y abundará; y al que no tiene, aun aquello que tiene le será quitado. Mt 13, 12. 
generosidad-141101173021-conversion-gate02.doc 2
Dijole Pedro: Pues nosotros, dejando todo lo que teníamos, te hemos seguido. El les dijo: En verdad os digo que ninguno que haya 
dejado casa, mujer, hermanos, padres o hijos por amor al reino de Dios dejará de recibir mucho más en este siglo y la vida eterna en el 
venidero. Lc 18, 28-30. 
SELECCIÓN DE TEXTOS 
Generosidad de Dios con el hombre 
2688 Nunca se cansa de dar ni se pueden agotar sus misericordias; no nos cansemos nosotros de recibir (SANTA TERESA, Vida, 
19, 6). 
2689 Dios no se deja nunca ganar en generosidad (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa, 40). 
2690 Los beneficios divinos son siempre completos y abundantes, no circunscritos a un bien pequeño, sino rebosando abundancia 
(SAN AMBROSIO, en Catena Aurea, val. V, p. 21). 
2691 Siempre da más de lo que le pedimos (SANTA TERESA, Camino de perfección, 37, 4). 
2692 [...] su amor es grande. Si deseas prestarle, El está dispuesto. Si quieres sembrar, El vende la semilla; si construir, El te está 
diciendo: edifica en mis solares. ¿Por qué corres tras los hombres, que nada pueden? Corre en pos de Dios,que por cosas pequeñas te da otras 
que son grandes (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo, 76). 
2693 Con esta parábola (del sembrador) quiso declarar el Señor que El habla a todos con mucha generosidad. Porque así como el 
labrador no distingue la tierra que va pisando con sus pies, sino que arroja natural e indistintamente su semilla, así el Señor no distingue al 
pobre del rico, al sabio del ignorante, al tibio del fervoroso, al valiente del cobarde (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo, 44). 
2694 Cuando tú más recibes, más se alegra El y más dispuesto está a seguir dándote; Dios tiene por propia riqueza nuestra 
salvación. Y su gloria está en dar copiosamente a cuantos le piden, que es lo que declaraba San Pablo, cuando decía: Rico con todos y sobre 
todos los que le invocan (Ro». 10, 12) (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo, 22). 
2695 Este Señor está sobre nuestros altares, como en un trono de amor y de misericordia, para distribuirnos infinitas gracias (SAN 
ALFONSO M. a DE LIGORIO, Visitas alástmo. Sacramento). 
Generosidad en la limosna. Ver nº. 3339-3347. 
«Es mejor dar que recibir» 
2696 Al decir de San Pablo, existe un mandamiento del Señor, que expresa así: Porque lo ha afirmado él mismoóesto es, el Señor 
Jesúsó: Es mejor dar que recibir. La liberalidad del que da es mejor que la pasividad del que recibe (CASIANO, Instituciones, 10, 19). 
2697 Es bueno dar gloria a Dios, sin tomarse anticipos (mujer, hijos, honores...) de esa gloria, de que gozaremos plenamente con El 
en la Vida...Además, El es generoso... Da el ciento por uno: y esto es verdad hasta en los hijos.óMuchos se privan de ellos por su gloria, y 
tienen miles de hijos de su espiritu.óHijos, como nosotros lo somos del Padre nuestro, que está en los cielos (J. ESCRIV¡ DE BALAGUER, 
Camino, n. 779). 
2698 Quien es esclavo de las riquezas, las guarda como esclavo; pero el que sacude el yugo de su esclavitud, las distribuye como 
señor (SAN JERONIMO, en Catena Aurea, val. 1, p. 392). 
2699 La liberalidad de tu misericordia redunda en abundancia para tus graneros. Mira, por tanto, que no salgas perdiendo por 
querer guardar para ti, antes procura recolectar a largo plazo (SAN PEDRO CRISÓLOGO, Sermón 43). 
2700 Da al que te pida. Puede entenderse también esto del dinero y de la doctrina: cuanto más se da, tanto más se multiplica (SAN 
JERONIMO, en Catena Aurea, vol. 1, p. 323). 
El premio de la generosidad 
2701 Es tan agradecido, que un alzar de ojos con acordarnos de El no deja sin premio (SANTA TERESA Camino de perfección, 
23, 3). 
2702 Te duele que no te agradezcan aquel favor.óRespóndeme a estas dos preguntas: ¿tan agradecido eres tu con Cristo Jesús?... 
¿has sido capaz de hacer ese favor, buscando el agradecimiento en la tierra? (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 693). 
2703 Ahora precisamente, hermano, Cristo está pasando hambre, se digna pasar hambre y sed en todos los necesitados, y lo que 
recibe en la tierra es lo que devolverá en el cielo (SAN CESAREO DE ARLÉS, Sermón 25, 1). 
2704 ¡Que es muy buen pagador y paga muy sin tasa! (SANTA TERESA, Camino de perfección, 37, 3). 
2705 Sea bendito por todo, que he visto claro no dejar sin pagarme, aun en esta vida, ningún deseo bueno (SANTA TERESA, 
Vida, 4, 7). 
2706 El pide cosas insignificantes y promete en cambio grandes dones, tanto en este mundo como en el futuro, a quienes le aman 
sinceramente (SAN GREGORIO NACIANCENO, Disertación 7). 
2707 Habéis oído en el Evangelio la recompensa de los siervos buenos y el castigo de los malos siervos. Toda la culpa del siervo 
rechazado y tan duramente sancionado reduciase a esto: no quiso dar. Guardó integro lo recibido; mas el Señor quería sus intereses [...]. 
(SAN AGUSTIN, Sermóní94). 
2708 Aun en esta vida lo paga Su Majestad por unas vías que sólo quien goza de ello lo entiende (SANTA TERESA, Vida, 4, 2). 
Para ser generosos 
2709 Observa de qué manera pide cosas sencillas de hacer, porque no dijo: estaba en la cárcel y no me sacasteis, estaba enfermo y 
no me curasteis..., sino, no me visitasteis y no vinisteis a mi casa. Además, cuando tiene hambre no pide una mesa espléndida, sino la comida 
necesaria [...]. Observa además: 1) la facilidad en dar lo que se pide (pues era pan); 2) la miseria del que pedía (pues era pobre); 3) la 
compasión hacia la misma naturaleza (pues era hombre); 4) el deseo de alcanzar lo que pedía (pues a cambio prometia el reino); 5) la 
dignidad del que recibía (pues era Dios por medio de los pobres); 6) la superabundancia del honor (porque se dignó recibir de mano de los 
hombres); 7) era justo dar (pues recibía de nosotros lo que es suyo); pero los hombres muchas veces están ciegos ante estas cosas por la 
avaricia (SAN JUAN CRISÓSTOMO en Catena Aurea, vol. lll, p. 246). 
2710 ¿No serás por ventura como un expoliador, teniendo como tuyo lo que has recibido para distribuir? Es el pan del hambriento 
el que tienes, el vestido del desnudo el que conservas en tu guardarropa; es del descalzo el calzado que amontonas y del necesitado la plata 
que escondes bajo la tierra. Cometes, pues, tantas injusticias cuantas son las cosas que puedes dar (SAN BASILIO en Catena Aurea, vol. Vl, 
p. 82). 
2711 No hay cosecha, cuando no se está dispuesto a aceptar generosamente un constante trabajo, que puede resultar largo y 
fatigoso: labrar la tierra, sembrar la simiente, cuidar los campos, realizar la siega y la trilla... (J.ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que 
pasa, 158). 
Generosidad con Dios 
2712 El Amor... ¡bien vale un amor! (J. ESCRIV¡ DE BALAGUER, Camino, n. 171). 
2713 ¿Por qué, pues, sois perezosos para dar, cuando lo que dais al que yace en tierra lo dais al que tiene su trono en el Cielo? 
(SAN GREGORJO MAGNO Hom. 40 sobre los Evang.) 
2714 La razón, pues, por la que Dios desea que los hombres le sirvan es su bondad y misericordia, por las que quiere beneficiar a 
los que perseveran en su servicio; pues si Dios no necesita de nadie, el hombre, en cambio, necesita de la comunión con Dios. En esto 
consiste la gloria del hombre, en perseverar y permanecer en el servicio de Dios (SAN IRENEO Trat. contra las herejías, 4, 13). 
generosidad-141101173021-conversion-gate02.doc 3
2715 Y por esto los antiguos hombres debían consagrarle los diezmos de sus bienes; pero nosotros, que ya hemos alcanzado la 
libertad, ponemos al servicio del Señor la totalidad de nuestros bienes, dándolos con libertad y alegría aun los de más valor, pues lo que 
esperamos vale más que todos ellos; echamos en el cepillo de Dios todo nuestro sustento, imitando así el desprendimiento de aquella viuda 
pobre del Evangelio (SAN IRENEO Trat. contra las herejías, 4, 18). 
2716 Hay un caso que nos debe doler sobre manera: el de aquellos cristianos que podrían dar más y no se deciden; que podrían 
entregarse del todo, viviendo todas las consecuencias de su vocación de hijos de Dios, pero se resisten a ser generosos. Nos debe doler 
porque la gracia de la fe no se nos ha dado para que esté oculta, sino para que brille ante los hombres (cfr. Mt 5, 15-16); porque, además, está 
en juego la felicidad temporal y la eterna de quienes así obran. La vida cristiana es una maravilla divina, con promesas inmediatas de 
satisfacción y de serenidad, pero a condición de que sepamos apreciar el don de Dios (cfr. Jn 4,10), siendo generosos sin tasa (J. 
ESCRIV¡ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa, 147). 
Generosidad con los demás 
2717 Es éste un distintivo del hombre justo: que, aun en medio de sus dolores y tribulaciones, no deja de preocuparse por los 
demás; sufre con paciencia sus propias aflicciones, sin abandonar por ello la instrucción que prevé necesaria para los demás, obrando así 
como el médico magnánimo cuando está él mismo enfermo. Mientras sufre las desgarraduras de su propia herida, no deja de proveer a los 
otros el remedio saludable (SAN GREGORIO MAGNO, Moralia, 3, 3940). 
2718 Pero considerad, os ruego, aquí también la reverencia de Pedro para con el Señor. Porque, teniendo en casa a su suegra 
enferma y con alta fiebre, no forzó a que fuera a verla, sino que esperó a que El terminara toda su instrucción y a que todos los otros fueran 
curados y sólo entonces, dentro ya de casa, le ruega por ella. De esta manera aprendía Pedro, desde el principio, a poner los intereses de los 
otros por delante de los suyos propios (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo, 27). 
2719 Deberías estar agradecido, contento y feliz por el honor que se te ha concedido, al no ser tú quien ha de importunar a la puerta 
de los demás, sino los demás quienes acuden a la tuya. Y en cambio te retraes y te haces casi inaccesible, rehúyes el encuentro con los 
demás, para no verte obligado a soltar ni una pequeña dádiva. Sólo sabes decir: «No tengo nada que dar, soy pobre». En verdad eres pobre y 
privado de todo bien; pobre en amor, pobre en humanidad, pobre en confianza en Dios, pobre en esperanza eterna (SAN BASILIO MAGNO, 
Hom. sobre la caridad, 3, 6). 
2720 Dios, en este mundo, padece frío y hambre en la persona de todos los necesitados, como dijo el mismo: Cada vez que lo 
hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. El mismo Dios que se digna dar en el cielo quiere recibir en la tierra 
(SAN CEsAREo DE ARLÉS, Sermón 25, 1). 
2721 Y no me refiero sólo a los ricos, sino también a los pobres, a los que viven mendigando; no hay pobre, por muy pobre que 
sea, que no tenga dos céntimos que dar (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre la Epfstola a los Hebreos 3, 2). 
2722 Eres calculador. óNo me digas que eres joven. La juventud da todo lo que puede: se da ella misma sin tasa (J.ESCRIV¡ DE 
BALAGUER, Camino, n. 30). 
2723 Con nuestros haberes, fruto de nuestro sudor y de nuestro trabajo, debemos ayudar a los necesitados (CASIANO. 
Instituciones, 10, 18). 
2724 Mas como nada les pusisteis en las manos (a quienes os necesitaban), nada habéis hallado en Mí (SAN AGUSTIN, Sermón 
18). 
Dar con alegría 
2725 Debes demostrar que das con alegría y gusto; para esto no hace falta que esté esperando una hora el que se dirige a ti, porque 
cuando el pobre espera, casi se arrepiente de haber pedido. Un vaso de agua ofrecido con alegría y rapidez agrada más que una garrafa de 
vino dada con poco agrado y a disgusto. (SAN BERNARDINO DE SIENA, Sermón sobre la limosna). 
2726 Ve un hombre a su prójimo que no tiene pan ni medios para procurarse el alimento indispensable y, en vez de apresurarse a 
ofrecerle su ayuda para rescatarle de la miseria, lo observa como quien observa una planta verde que se está agostando lastimosamente por 
falta de agua. Y, sin embargo, este hombre abunda en riquezas y podría ayudar a muchos con sus bienes. Lo mismo que el caudal de una sola 
fuente puede regar una vasta extensión de terreno, así la abundancia de un solo hogar puede librar de la miseria a un gran número de pobres, 
si no lo impiden la tacañería y la avaricia del hombre, como acontece con una roca que cae en el arroyo y desvia la corriente (SAN 
GREGORIO DE NISA, Sermón 1, sobre el amor a los pobres). 
2727 Da tu limosna con alegría. Que todo lo que hagas por amor de Dios sea con alegría 
y no con fastidio. Porque está escrito: El espiritu abatido seca los huesos (Prov 17, 22). Lo 
cual significa que cuando el pobre viene a tu puerta y le das una limosna gruñendo, tu mérito 
se ha esfumado aun antes de que franquee el umbral. La tienes que convertir en alegre con tu 
corazón, tus palabras, tus obras. Cuando el mendigo llega a tu casa y pide una limosna por 
amor de Dios, respóndele con agrado: «Sé bienvenido». Asi le testimonios que tu don va hecho 
con alegría por tus palabras, tu corazón, tu aspecto simpático y tu rapidez. Una palabra junto 
con la limosna consuela más de lo que crces (SAN BERNARDINO DE SIENA, Sermón sobre la 
limosna). 
generosidad-141101173021-conversion-gate02.doc 4

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  • 1. GENEROSIDAD Entonces dijo Pedro: Pues nosotros hemos dejado nuestras cosas y te hemos seguido. Y Jesús les respondió: os aseguro que no hay nadie que haya dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres, o hijos, por causa del Reino de Dios, que no reciba mucho más en este mundo y, en el venidero, la vida eterna (Lc 18,28-30). Buen ejemplo de generosidad nos da el Señor. De Él recibimos la vida y cuanto tenemos. Se hace hombre por nosotros. En Caná cambia varios cientos de litros de agua en vino; en otras ocasiones alimenta a muchedumbres hasta que quedaron todos saciados, y sobró. De esta manera nos hace ver la abundancia con que se otorga la gracia divina. Muere en la Cruz, derramando toda su Sangre. Se nos entrega en la Eucaristía: Tomad y comed; a nuestra disposición. «Dios no se deja ganar en generosidad» (J. Escrivá de Balaguer, Es Cristo que pasa, 40). Ante estas enseñanzas del Señor, qué absurdo resulta querer defendernos desde nuestro caparazón, encerramos en una torre de marfil, en un mezquino egoísmo. Hemos de ser generosos con Dios. No regatearle el tiempo, el sacrificio, el afecto. Darle el corazón entero, de verdad. También con los demás procuraremos ser generosos, teniendo ante los ojos el ejemplo de la bondad de Dios hacia ellos. Esto nos hará bien felices en esta vida; no hay más que experimentarlo. Hay más dicha en dar que en recibir (Hech 20,35). 354 Mano grande Parece ser que cuando Bramante presentó los planos de la Basílica del Vaticano, tuvo la ilusión de que fuera su hijo mismo quien los llevara en propia mano al Papa. Julio 11 quedó muy satisfecho del trabajo del genial artista, y para corresponder por la misma vía a Bramante abrió un cofre con monedas de oro y dijo al pequeño: -Mete la mano y coge. Pero el chaval no tenía un pelo de tonto, y con bastante desvergüenza replicó: -Yo no. Coja su Santidad, que tiene la mano más grande. Nuestra generosidad no sirve como punto de referencia para medir la generosidad divina. Él tiene la mano mucho más grande que la nuestra. 355 ¡Vaya recompensa! Se dice que era costumbre entre los persas que todo aquel que se encontraba con el rey estaba obligado a ofrecerle un presente. Un humilde campesino se topó un día con el rey Artajerjes. Como el pobre hombre no tenía cosa alguna que ofrecer a tan poderoso personaje, cogió un poco de agua en el hueco de la mano y ofreció al rey aquel humildísimo presente. A Artajerjes agradó mucho la buena voluntad de aquel súbdito, y mandó -pues era hombre espléndido - que le diesen como recompensa una escudilla de oro llena de monedas del mismo metal. Cristo, que prometió el ciento por uno, cumplirá su palabra; y es más generoso que el rey persa. Cfr. F. Spirago, Catecismo en ejemplos 356 El mendigo y el gran Rey Poéticamente describe Tagore -escritor hindú que admiraba al cristianismo - lo que pueden ser nuestras relaciones con Dios muchas veces. «Iba yo pidiendo, de puerta en puerta, por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro apareció a lo lejos, como un sueño magnífico. Y yo me preguntaba, maravillado, quién sería aquel Rey de reyes. »Mis esperanzas volaron hasta el cielo, y pensé que mis días malos se habían acabado. Y me quedé aguardando limosnas espontáneas, tesoros derramados por el polvo. »La carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sentí que la felicidad de la vida me había llegado al fin. Y de pronto tú me tendiste tu diestra diciéndome: ¿Puedes darme alguna cosa? »¡Ah, qué ocurrencia la de tu realeza! ¡Pedirle a un mendigo! Yo estaba confuso y no sabía qué hacer. Luego saqué despacio de mi saco un granito de trigo, y te lo di. »Pero qué sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi saco en el suelo, encontré un granito de oro en la miseria del montón. ¡Qué amargamente lloré de no haber tenido corazón para dárteme todo!». R. Tagore, Ofrenda Lírica, 50 357 Con el último céntimo A Dios tenemos que darle cuanto somos y tenemos. No valen regateos con Él: ese querernos reservar siempre una partecica de nuestro yo. Un refrán chino dice: «El que busca a Dios y vende todo lo que tiene, menos el último céntimo, es un tonto: porque a Dios se le compra siempre con el último céntimo». Cfr. J. A. García-Prieto Segura, Comprometerse en la fe 358 Se necesita una juventud generosa Stalin (1879-1953) ha pasado a la historia como un dictador sanguinario, sin ningún tipo de escrúpulos. Durante el tiempo que estuvo al frente de la Unión Soviética hizo morir a millones de personas, en persecuciones políticas y en persecuciones religiosas; recurrió a calumnias, deportaciones, encarcelamientos, condenas a trabajos forzados en campos de concentración... Este hombre llegó a escribir en Los problemas del leninismo estas palabras: «Necesitamos una juventud que dedique a la Revolución, no sus tardes libres, sino su vida entera». Nosotros sabemos que Cristo nos pide poner su amor po encima de cualquier amor de la tierra, darle incluso la vida (Cfr. Lc 14,26). Cfr. J. Orlandis, La vocación cristiana del hombre de hoy 359 Mozart y yo El célebre compositor Gounod decía en cierta ocasión a un joven colega: «Cuando yo era tan joven como usted, no decía más que "Yo". A la edad de veinticinco años ya decía: "Yo y Mozart. Y a los cuarenta: "Mozart y yo". Y hoy no digo más que "Mozart". Algo de este estilo debe ocurrir en nuestra vida. Cuando nos hayamos entregado de verdad, cuando ya no nos reservamos nada, entonces diremos: sólo Dios. Cfr. T. Tóth, Venga a nos él tu reino 360 El mejor gol de Zarra Telmo Zarraonaindía fue el ariete de la inolvidable delantera del Athletic de Bilbao: Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza. Era el delantero centro imprescindible de la selección, hombre combativo, valiente, serio, gran rematador. Sus cabezazos al balón hicieron nacer aquella frase de los años cincuenta: «Las dos mejores cabezas de España, don Gregorio Marañón y Zarra» (cada uno, claro, en su especialidad). Pasemos a contar cómo fue el gol más importante de su vida, que no es por cierto el que dio la victoria a España frente al conjunto inglés. Éste fue en Málaga. Corría Telmo hacia la puerta contraria, se veía venir el gol. El defensa contrario le perseguía a toda velocidad, intentaba frenarle, y en el esfuerzo cayó al suelo dando la impresión de que había sufrido un golpe grave. Zarra frenó la carrera y no generosidad-141101173021-conversion-gate02.doc 1
  • 2. aprovechó sus posibilidades -bastante buenas, al decir de los que presenciaron el partido - para marcar. Lanzó fuera y fue a ayudar al caído. El campo malagueño fue un clamor: «¡Zarra, Zarra, Zarra!». Manifestó una vez a un periodista: -Fue el gol más serio de mi vida. Cfr. J. M. Zuloaga, La ilusión profesional 361 Sólo media botella En el escudo de una familia danesa noble hay un detalle llamativo, exponente de lo que puede ser una conducta magnánima. El detalle es una botella medio vacía, y éste es su origen: Se encontraban en guerra suecos y daneses hacia el 1700. Un soldado de Dinamarca, no se sabe cómo, había logrado hacerse en medio de una terrible sed con una botella de cerveza de buen tamaño. Cuando estaba a punto de beberla, descubrió a un soldado enemigo malherido y más sediento que él. Con generosidad se inclinó y le puso la botella en la boca. El herido, sacando una pistola, disparó sobre él, aunque no acertó. Entonces el soldado se bebió la mitad y ofreció el resto al herido con estas palabras: --Por tu mala idea, sólo te voy a dar la mitad. Llegó a oídos del rey esta hazaña, y de ahí el título de nobleza y la media botella en el escudo. Cfr. F. Spirago, Catecismo en ejemplos 362 Hay que dar paso a los jóvenes Se precisa una buena dosis de generosidad y de humildad para saber retirarse a tiempo y dar paso a los jóvenes. De Telmo Zarraonaindía («Zarra»), caballero del deporte, se acaba de hablar en una anécdota anterior. Los años no pasan en balde, y le llegó la hora del adiós definitivo al fútbol. No era hombre para ocupar banquillo, ni habría querido estorbar el paso a quien podía rendir más para el equipo. Apareció por aquel entonces un mocetón bastante sólido, impetuoso y buen chutador. Venía de Durango y era el candidato a vestirse aquel «nueve» histórico. Se apellidaba Arietaaurabarrena, alias «Arieta». Andando los años, cuando le llegó la hora a éste del retiro, se pasó a la pala corta y en el frontón fue también figura. Pero a lo que íbamos. Pronto advirtió Zarra que Arieta era fuerte de piernas, pero que en eso de la cabeza iba flojo. Algo debió costar a Zarra, pero lo hizo. Le explicó: -Oye, tú... Ya he visto cómo juegas... Está bien... Pero los de la delantera, Iriondo, Venancio y los demás, estaban acostumbrados conmigo al remate de cabeza... Y ahí andas flojo... Si quieres, los días que no haya entrenamiento, con uno que haga de portero te enseño...Cfr. J. M. Zuloaga, La ilusión profesional 363 Un tacaño sorprendido Un cuento dedicado a los que no quieren esforzarse por trabajar bien, quizá porque olvidan que el hombre fue puesto en este mundo para que lo trabajasen (Gen 2,15). Se cosecha lo que se siembre: Había un rey que deseaba edificar un gran palacio y encargó a uno de sus hijos la construcción. Le entregó la suma de dinero necesaria. El hijo era un «vivo», y pensó: «Construiré el palacio con malos materiales y el dinero que ahorre me lo guardaré. Así que lo mismo me da si en poco tiempo se viene abajo». Y actuó de esta forma. Cuando lo hubo terminado, se presentó ante su padre y le dijo: -El palacio que me encargaste ya está concluido. Puedes disponer de él cuando gustes. El rey tomó las llaves y las devolvió a su hijo con estas palabras: -Te entrego el palacio que construiste. Es para ti. Esa es tu herencia. Cfr. A. Ducay, Voluntad fuerte 364 Los tesoros de Alejandro Se cuenta que Alejandro Magno estaba ya a punto de morir, cuando se le acercaron impacientes sus herederos para preguntarle: -Alejandro, por favor, dinos antes de morir dónde tienes tus tesoros. Y Alejandro contestó: -En los bolsillos de mis amigos. 365 Afán de seguridad He aquí unos datos proporcionados por un artículo de periódico alemán: «Para algunos contemporáneos obsesionados por la idea de seguridad -se está tratando sobre disponibilidad para aceptar esos regalos de Dios que son los hijos -, esto puede parecer culpablemente temerario. Pero sin la disposición de algunos de aceptar algo de inseguridad de parte de Dios, e incluso de arriesgarse un poco, los alemanes no hubiéramos tenido un Amadeus Mozart o un Johann Sebastian Bach, un Richard Wagner u Otto von Bismarck, un Freiherr von Stein, Franz Schubert, Carl Maria von Weber, Ludwig von Beethoven o Georg Friedrich Hándel. Porque todos estos hombres que, según se dice, han destacado por su talento y producciones geniales, no hubieran nacido en la actual familia alemana media de 1,7 hijos, más perro. Todos tenían al menos tres hermanos mayores; y Schubert, Hándel, Wagner, Weber, Bach y Mozart incluso seis. Se les hubiera planificado a muerte ya antes de ser engendrados». «Deutsche Tagepost», Würzburg, 22-IX-81 366 Oscar para no nacidos Escribía hace unos años F. G. en la «Hoja del Lunes» de Madrid un comentario a la reciente entrega de los Oscar de Hollywood. Uno se imagina un escenario de luces, sonrisas triunfales, alegría, aplausos. En medio del ambiente frívolo, este latigazo: «Agradezco profundamente a mis padres que no usaran anticonceptivos. Porque de otra manera yo no estaría aquí recibiendo este premio». Y viene el comentario: «¡Cuántos no podrán decir lo mismo! El Oscar de Dustin Hoffman, que sea un Oscar para aquellos que quizá, si sus padres hubiesen sido más generosos, lo hubiesen alcanzado». GENEROSIDAD [Volver al INDICE] Citas de la Sagrada Escritura Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, arrojad a los demonios; gratis lo recibís, dadlo gratis. Mt 10, 8. En todo os he dado ejemplo, mostrándoos cómo, trabajando así, socorráis a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús, que El mismo dijo: «Hay más dicha en dar que en recibir». Hech 20, 35. Y el Rey les dirá: En verdad os digo que cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mi me lo hicisteis. Mt 25, 40. Otra cayó en tierra buena, y, nacida, dio un fruto céntuplo. Dicho esto, clamó: El que tenga oídos para oir, que oiga. Lc 8, 8. Zaqueo, en pie, dijo al Señor: Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si a alguien le detraudado en algo, le devuelvo el cuádruplo. Lc 19, 8. Pedro le dijo: Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré por ti mi vida. Jn 13, 37. En esto hemos conocido la caridad, en que El dio su vida por nosotros, y nosotros debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos. I Jn 3, 16. Pues os digo: El que escaso siembra, escaso cosecha; el que siembra con largueza, con largueza .cosechará. Cada uno haga según se ha propuesto en su corazón, no de mala gana ni obligado, que Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para acrecentar en vosotros todo género de gracias, para que, teniendo siempre y en todo lo bastante, abundois en toda buena obra, según que está escrito: «Con largueza repartió, dio a los pobres;su justicia permanecerá para siempre». 2 Cor 9, 6-9. Porque al que tiene, se le dará más y abundará; y al que no tiene, aun aquello que tiene le será quitado. Mt 13, 12. generosidad-141101173021-conversion-gate02.doc 2
  • 3. Dijole Pedro: Pues nosotros, dejando todo lo que teníamos, te hemos seguido. El les dijo: En verdad os digo que ninguno que haya dejado casa, mujer, hermanos, padres o hijos por amor al reino de Dios dejará de recibir mucho más en este siglo y la vida eterna en el venidero. Lc 18, 28-30. SELECCIÓN DE TEXTOS Generosidad de Dios con el hombre 2688 Nunca se cansa de dar ni se pueden agotar sus misericordias; no nos cansemos nosotros de recibir (SANTA TERESA, Vida, 19, 6). 2689 Dios no se deja nunca ganar en generosidad (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa, 40). 2690 Los beneficios divinos son siempre completos y abundantes, no circunscritos a un bien pequeño, sino rebosando abundancia (SAN AMBROSIO, en Catena Aurea, val. V, p. 21). 2691 Siempre da más de lo que le pedimos (SANTA TERESA, Camino de perfección, 37, 4). 2692 [...] su amor es grande. Si deseas prestarle, El está dispuesto. Si quieres sembrar, El vende la semilla; si construir, El te está diciendo: edifica en mis solares. ¿Por qué corres tras los hombres, que nada pueden? Corre en pos de Dios,que por cosas pequeñas te da otras que son grandes (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo, 76). 2693 Con esta parábola (del sembrador) quiso declarar el Señor que El habla a todos con mucha generosidad. Porque así como el labrador no distingue la tierra que va pisando con sus pies, sino que arroja natural e indistintamente su semilla, así el Señor no distingue al pobre del rico, al sabio del ignorante, al tibio del fervoroso, al valiente del cobarde (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo, 44). 2694 Cuando tú más recibes, más se alegra El y más dispuesto está a seguir dándote; Dios tiene por propia riqueza nuestra salvación. Y su gloria está en dar copiosamente a cuantos le piden, que es lo que declaraba San Pablo, cuando decía: Rico con todos y sobre todos los que le invocan (Ro». 10, 12) (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo, 22). 2695 Este Señor está sobre nuestros altares, como en un trono de amor y de misericordia, para distribuirnos infinitas gracias (SAN ALFONSO M. a DE LIGORIO, Visitas alástmo. Sacramento). Generosidad en la limosna. Ver nº. 3339-3347. «Es mejor dar que recibir» 2696 Al decir de San Pablo, existe un mandamiento del Señor, que expresa así: Porque lo ha afirmado él mismoóesto es, el Señor Jesúsó: Es mejor dar que recibir. La liberalidad del que da es mejor que la pasividad del que recibe (CASIANO, Instituciones, 10, 19). 2697 Es bueno dar gloria a Dios, sin tomarse anticipos (mujer, hijos, honores...) de esa gloria, de que gozaremos plenamente con El en la Vida...Además, El es generoso... Da el ciento por uno: y esto es verdad hasta en los hijos.óMuchos se privan de ellos por su gloria, y tienen miles de hijos de su espiritu.óHijos, como nosotros lo somos del Padre nuestro, que está en los cielos (J. ESCRIV¡ DE BALAGUER, Camino, n. 779). 2698 Quien es esclavo de las riquezas, las guarda como esclavo; pero el que sacude el yugo de su esclavitud, las distribuye como señor (SAN JERONIMO, en Catena Aurea, val. 1, p. 392). 2699 La liberalidad de tu misericordia redunda en abundancia para tus graneros. Mira, por tanto, que no salgas perdiendo por querer guardar para ti, antes procura recolectar a largo plazo (SAN PEDRO CRISÓLOGO, Sermón 43). 2700 Da al que te pida. Puede entenderse también esto del dinero y de la doctrina: cuanto más se da, tanto más se multiplica (SAN JERONIMO, en Catena Aurea, vol. 1, p. 323). El premio de la generosidad 2701 Es tan agradecido, que un alzar de ojos con acordarnos de El no deja sin premio (SANTA TERESA Camino de perfección, 23, 3). 2702 Te duele que no te agradezcan aquel favor.óRespóndeme a estas dos preguntas: ¿tan agradecido eres tu con Cristo Jesús?... ¿has sido capaz de hacer ese favor, buscando el agradecimiento en la tierra? (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 693). 2703 Ahora precisamente, hermano, Cristo está pasando hambre, se digna pasar hambre y sed en todos los necesitados, y lo que recibe en la tierra es lo que devolverá en el cielo (SAN CESAREO DE ARLÉS, Sermón 25, 1). 2704 ¡Que es muy buen pagador y paga muy sin tasa! (SANTA TERESA, Camino de perfección, 37, 3). 2705 Sea bendito por todo, que he visto claro no dejar sin pagarme, aun en esta vida, ningún deseo bueno (SANTA TERESA, Vida, 4, 7). 2706 El pide cosas insignificantes y promete en cambio grandes dones, tanto en este mundo como en el futuro, a quienes le aman sinceramente (SAN GREGORIO NACIANCENO, Disertación 7). 2707 Habéis oído en el Evangelio la recompensa de los siervos buenos y el castigo de los malos siervos. Toda la culpa del siervo rechazado y tan duramente sancionado reduciase a esto: no quiso dar. Guardó integro lo recibido; mas el Señor quería sus intereses [...]. (SAN AGUSTIN, Sermóní94). 2708 Aun en esta vida lo paga Su Majestad por unas vías que sólo quien goza de ello lo entiende (SANTA TERESA, Vida, 4, 2). Para ser generosos 2709 Observa de qué manera pide cosas sencillas de hacer, porque no dijo: estaba en la cárcel y no me sacasteis, estaba enfermo y no me curasteis..., sino, no me visitasteis y no vinisteis a mi casa. Además, cuando tiene hambre no pide una mesa espléndida, sino la comida necesaria [...]. Observa además: 1) la facilidad en dar lo que se pide (pues era pan); 2) la miseria del que pedía (pues era pobre); 3) la compasión hacia la misma naturaleza (pues era hombre); 4) el deseo de alcanzar lo que pedía (pues a cambio prometia el reino); 5) la dignidad del que recibía (pues era Dios por medio de los pobres); 6) la superabundancia del honor (porque se dignó recibir de mano de los hombres); 7) era justo dar (pues recibía de nosotros lo que es suyo); pero los hombres muchas veces están ciegos ante estas cosas por la avaricia (SAN JUAN CRISÓSTOMO en Catena Aurea, vol. lll, p. 246). 2710 ¿No serás por ventura como un expoliador, teniendo como tuyo lo que has recibido para distribuir? Es el pan del hambriento el que tienes, el vestido del desnudo el que conservas en tu guardarropa; es del descalzo el calzado que amontonas y del necesitado la plata que escondes bajo la tierra. Cometes, pues, tantas injusticias cuantas son las cosas que puedes dar (SAN BASILIO en Catena Aurea, vol. Vl, p. 82). 2711 No hay cosecha, cuando no se está dispuesto a aceptar generosamente un constante trabajo, que puede resultar largo y fatigoso: labrar la tierra, sembrar la simiente, cuidar los campos, realizar la siega y la trilla... (J.ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa, 158). Generosidad con Dios 2712 El Amor... ¡bien vale un amor! (J. ESCRIV¡ DE BALAGUER, Camino, n. 171). 2713 ¿Por qué, pues, sois perezosos para dar, cuando lo que dais al que yace en tierra lo dais al que tiene su trono en el Cielo? (SAN GREGORJO MAGNO Hom. 40 sobre los Evang.) 2714 La razón, pues, por la que Dios desea que los hombres le sirvan es su bondad y misericordia, por las que quiere beneficiar a los que perseveran en su servicio; pues si Dios no necesita de nadie, el hombre, en cambio, necesita de la comunión con Dios. En esto consiste la gloria del hombre, en perseverar y permanecer en el servicio de Dios (SAN IRENEO Trat. contra las herejías, 4, 13). generosidad-141101173021-conversion-gate02.doc 3
  • 4. 2715 Y por esto los antiguos hombres debían consagrarle los diezmos de sus bienes; pero nosotros, que ya hemos alcanzado la libertad, ponemos al servicio del Señor la totalidad de nuestros bienes, dándolos con libertad y alegría aun los de más valor, pues lo que esperamos vale más que todos ellos; echamos en el cepillo de Dios todo nuestro sustento, imitando así el desprendimiento de aquella viuda pobre del Evangelio (SAN IRENEO Trat. contra las herejías, 4, 18). 2716 Hay un caso que nos debe doler sobre manera: el de aquellos cristianos que podrían dar más y no se deciden; que podrían entregarse del todo, viviendo todas las consecuencias de su vocación de hijos de Dios, pero se resisten a ser generosos. Nos debe doler porque la gracia de la fe no se nos ha dado para que esté oculta, sino para que brille ante los hombres (cfr. Mt 5, 15-16); porque, además, está en juego la felicidad temporal y la eterna de quienes así obran. La vida cristiana es una maravilla divina, con promesas inmediatas de satisfacción y de serenidad, pero a condición de que sepamos apreciar el don de Dios (cfr. Jn 4,10), siendo generosos sin tasa (J. ESCRIV¡ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa, 147). Generosidad con los demás 2717 Es éste un distintivo del hombre justo: que, aun en medio de sus dolores y tribulaciones, no deja de preocuparse por los demás; sufre con paciencia sus propias aflicciones, sin abandonar por ello la instrucción que prevé necesaria para los demás, obrando así como el médico magnánimo cuando está él mismo enfermo. Mientras sufre las desgarraduras de su propia herida, no deja de proveer a los otros el remedio saludable (SAN GREGORIO MAGNO, Moralia, 3, 3940). 2718 Pero considerad, os ruego, aquí también la reverencia de Pedro para con el Señor. Porque, teniendo en casa a su suegra enferma y con alta fiebre, no forzó a que fuera a verla, sino que esperó a que El terminara toda su instrucción y a que todos los otros fueran curados y sólo entonces, dentro ya de casa, le ruega por ella. De esta manera aprendía Pedro, desde el principio, a poner los intereses de los otros por delante de los suyos propios (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo, 27). 2719 Deberías estar agradecido, contento y feliz por el honor que se te ha concedido, al no ser tú quien ha de importunar a la puerta de los demás, sino los demás quienes acuden a la tuya. Y en cambio te retraes y te haces casi inaccesible, rehúyes el encuentro con los demás, para no verte obligado a soltar ni una pequeña dádiva. Sólo sabes decir: «No tengo nada que dar, soy pobre». En verdad eres pobre y privado de todo bien; pobre en amor, pobre en humanidad, pobre en confianza en Dios, pobre en esperanza eterna (SAN BASILIO MAGNO, Hom. sobre la caridad, 3, 6). 2720 Dios, en este mundo, padece frío y hambre en la persona de todos los necesitados, como dijo el mismo: Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. El mismo Dios que se digna dar en el cielo quiere recibir en la tierra (SAN CEsAREo DE ARLÉS, Sermón 25, 1). 2721 Y no me refiero sólo a los ricos, sino también a los pobres, a los que viven mendigando; no hay pobre, por muy pobre que sea, que no tenga dos céntimos que dar (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre la Epfstola a los Hebreos 3, 2). 2722 Eres calculador. óNo me digas que eres joven. La juventud da todo lo que puede: se da ella misma sin tasa (J.ESCRIV¡ DE BALAGUER, Camino, n. 30). 2723 Con nuestros haberes, fruto de nuestro sudor y de nuestro trabajo, debemos ayudar a los necesitados (CASIANO. Instituciones, 10, 18). 2724 Mas como nada les pusisteis en las manos (a quienes os necesitaban), nada habéis hallado en Mí (SAN AGUSTIN, Sermón 18). Dar con alegría 2725 Debes demostrar que das con alegría y gusto; para esto no hace falta que esté esperando una hora el que se dirige a ti, porque cuando el pobre espera, casi se arrepiente de haber pedido. Un vaso de agua ofrecido con alegría y rapidez agrada más que una garrafa de vino dada con poco agrado y a disgusto. (SAN BERNARDINO DE SIENA, Sermón sobre la limosna). 2726 Ve un hombre a su prójimo que no tiene pan ni medios para procurarse el alimento indispensable y, en vez de apresurarse a ofrecerle su ayuda para rescatarle de la miseria, lo observa como quien observa una planta verde que se está agostando lastimosamente por falta de agua. Y, sin embargo, este hombre abunda en riquezas y podría ayudar a muchos con sus bienes. Lo mismo que el caudal de una sola fuente puede regar una vasta extensión de terreno, así la abundancia de un solo hogar puede librar de la miseria a un gran número de pobres, si no lo impiden la tacañería y la avaricia del hombre, como acontece con una roca que cae en el arroyo y desvia la corriente (SAN GREGORIO DE NISA, Sermón 1, sobre el amor a los pobres). 2727 Da tu limosna con alegría. Que todo lo que hagas por amor de Dios sea con alegría y no con fastidio. Porque está escrito: El espiritu abatido seca los huesos (Prov 17, 22). Lo cual significa que cuando el pobre viene a tu puerta y le das una limosna gruñendo, tu mérito se ha esfumado aun antes de que franquee el umbral. La tienes que convertir en alegre con tu corazón, tus palabras, tus obras. Cuando el mendigo llega a tu casa y pide una limosna por amor de Dios, respóndele con agrado: «Sé bienvenido». Asi le testimonios que tu don va hecho con alegría por tus palabras, tu corazón, tu aspecto simpático y tu rapidez. Una palabra junto con la limosna consuela más de lo que crces (SAN BERNARDINO DE SIENA, Sermón sobre la limosna). generosidad-141101173021-conversion-gate02.doc 4