Los hermanos Vicario cometieron un homicidio en legítima defensa del honor según el abogado que los defendió. Santiago Nasar heredó el instinto de su madre y el dominio de armas de fuego y las aves de presa de su padre. Los gallos eran relevantes ese día porque sus crestas eran la ofrenda favorita del obispo que visitaba el pueblo. La verdadera víctima de esta historia fue Santiago Nasar, quien fue asesinado inocentemente por los hermanos Vicario a pesar de que no había pruebas de que