Miriam era una bruja malvada que se encogió hasta tener el tamaño de un puño. Un día cayó dentro de una olla con mermelada hirviendo y se convirtió en un caramelo volador. Al pasar cerca de la gente, les provocaba sonrisas debido al olor dulce que desprendía. Una anciana ciega le dijo que ya no era una bruja, sino el hada de la mermelada, cuya misión es alegrar a los demás con su aroma.