El Coliseo en Roma fue construido en el siglo I d. C. como un anfiteatro para albergar espectáculos públicos como luchas de gladiadores y caza de animales para audiencias de hasta 50,000 personas. A lo largo de casi 500 años de funcionamiento, el Coliseo se convirtió en un ícono del poder del Imperio Romano y más tarde sirvió con diferentes propósitos antes de ser declarado Patrimonio de la Humanidad en la actualidad.