Las bombas atómicas Little Boy y Fat Man fueron lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945 por orden del presidente estadounidense Harry Truman, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial. Se estima que las bombas mataron a 140,000 personas en Hiroshima y 80,000 en Nagasaki, principalmente civiles, además de causar lesiones y enfermedades por radiación como cáncer y leucemia.