El documento resume la historia de las bombas atómicas lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, matando a cerca de 140,000 y 80,000 personas respectivamente. Si bien esto forzó la rendición de Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial, el uso de armas nucleares contra civiles violó principios fundamentales del derecho internacional humanitario como la distinción entre objetivos civiles y militares y la prohibición de armas que causen sufrimientos innecesarios.