Un árabe le pidió prestado dinero a un judío pero nunca lo devolvió. Ambos se encontraron en un bar y discutieron sobre la deuda, llevando al árabe a suicidarse con una pistola para no pagar. El judío también se suicidó con la misma pistola para cobrar la deuda, incluso en la muerte. El gallego dueño del bar, queriendo formar parte de la pelea, también se suicidó con la pistola.