La sociedad de la información y la obsolescencia programada tienen como objetivo principal beneficiar a unas pocas empresas privadas y no al bienestar general. Aunque la sociedad de la información pretende facilitar la comunicación, en la práctica grandes empresas controlan y restringen la información para sus propios fines. De igual forma, la obsolescencia programada solo enriquece a las empresas al obligar a reemplazar productos funcionales, contribuyendo a problemas ambientales. Se necesitan cambios para que estas tendencias realmente favorezcan los intereses de la sociedad en