El sacerdote García Herreros dedicó su vida a difundir su fe en Dios a través de emisoras y cadenas de televisión. Aunque reconoció que todos cometen errores, alentó a las personas a mejorarse a sí mismas mediante la oración, el respeto mutuo y la bondad. Adoptó una postura compasiva hacia aquellos que infringieron la ley, enfatizando tanto los actos buenos como los malos de las personas. La obra de la Minuto de Dios buscó mejorar la calidad de vida de la sociedad mediante la