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UN PRACTICANTE ASTURIANO EN LA
                           BATALLA DE ALFAMBRA
        Nota del transcriptor:

        Un domingo cualquiera, paseando por el rastro de Gijón, ojeando viejos cacharros, mi hijo Héctor, que
        entonces tenía trece años,se acerca y me dice que en un puesto ha visto algo de la guerra civil. Me lleva a él y
        me muestra una pequeña libreta de notas escrita a mano. Ojeo a volveo algunas hojas y veo que, aunque se
        lee mal, habla de ataques y asaltos, así que le pregunto al vendedor y me la llevo por 1 euro.

        Ya en casa me pongo a leerlo con detenimiento. Se trata de un diario escrito por un practicante asturiano que
        participa en la llamada Batalla de Alfambra ocurrida entre el 5 y el 8 de febrero de 1938 en la cuenca del río
        Alfambra, a unos 23 km. de Teruel, englobada en el contraataque nacional sobre esta capital, quehabía sido
        recuperada por las fuerzas republicanas en enero de ese mismo mes.

        Las primeras páginas son perfectamente legibles pero según van pasando los días y el protagonista se sitúa en
        el mismo frente, la pluma estilográfica da paso al lápiz y la caligrafía va perdiendo perfección hasta el punto
        de resultar casi incomprensible cuando relata los acontecimientos en el mismo campo de batalla. Con mucha
        paciencia conseguí transcribirlo, aunque quedan por el medio algunas lagunas, nunca más de tres o cuatro
        palabras seguidas en el peor de los casos.

        Espero que lo disfrutéis.

        J. Enrique Menéndez


EL DIARIO:

Pregunto por el primer tren que salga para Ávila. Me dicen que fijo no sabían, igual me contestaban
todos. Pero que salía uno para Valladolid a las dos y treinta y uno. Me dirijo a la estación, almuerzo en el
restaurant y a las tres ya está en marcha el tren.

Este va por la línea de Madrid hasta [¿Ovriza?] y de aquí, otro ramal para Valladolid. Ahora que llevé una
plancha… pues no pasó de [¿Oriza?]. Llegué a esta estación a las siete menos cuarto de la tarde. En la
estación estaba un mercancías que más tarde nos enteramos por el jefe que salía para Valladolid, nos
subimos a él, a un vagón de carga con bancos de madera y nos acomodamos, pero al poco rato
comenzamos a sentir frío y cada vez más según iba avanzando el tren, hasta que llegó a tal extremo que
nos vimos obligados a romper con un machete los bancos para hacer leña y hacer fuego. ¿Pero qué
ocurrió? que como llevábamos todas las puertas cerradas, el humo nos asfixiaba y nos quedó más
remedio que abrir las puertas, y fue peor el remedio que la enfermedad pues si primero teníamos frío
ahora más, al llevar las puertas abiertas, y el humo, que nos hacía llorar los ojos; así toda la noche.

En cada estación hacía paradas de horas y algunas veces de más. En la mañana, a eso de las nueve,
llegamos a una estación en donde se paró como de costumbre. Como es natural, a esta hora ya era día.
Nos bajamos del tren y nos enteramos que estaba esperando el paso del que iba para Valladolid. No
esperamos más, bajamos las maletas para el andén y a esperar hasta eso de las nueve y media que llegó
el tren correo que nos llevó hasta Valladolid. Que noche más terrible pasamos, yo bien creí que me moría
de frío echado por el suelo para dormir, que no podía uno por el frío y el movimiento del tren.

A las nueve de la mañana del día 21 llegamos a Valladolid. Nos tomamos un café caliente y nos
enteramos que hasta las siete de la tarde no salía el tren para Ávila. Nos fuimos a dar unas vueltas por la
población. Yo había perdido la llave de la maleta y me tuve que ir a una ferretería a comprar unos
candados y romper la cerradura, y a eso de la una nos fuimos a almorzar, luego al café, por cierto muy
bien montado y que se llama Cantábrico, después al cine, y a las seis salimos y nos fuimos a la estación,
para coger el tren para Ávila, pero hasta las ocho no salimos y a eso de la una y media de la mañana
llegamos. Había una niebla y hacía un frío mayor todavía que en Valladolid. Por fin encontramos un
refugio donde pasar la noche.

22.- Por la mañana temprano me fui a la academia en unión de otro chico de Toledo que también iba a
los cursillos, allí nos contaron que ya era tarde. Yo no perdí más tiempo, me enteré el tren que salía para
Valladolid y su hora y me fui a la estación. A las once ya estaba camino de Valladolid. Llegué y me dijeron
que a las dos salía uno para Zaragoza, y me entero también para Asturias. Me dijeron que a las cuatro
salía, no faltando nada para ir a Asturias a pasar unos días a casa, y luego regresar y decir que había
suspendido, pero no tuve el suficiente arranque y me subí al de Zaragoza. A eso de las tres partimos. Toda
la tarde y la noche la pasé en tren, ahora que fue mejor viaje pues lo hice en vagón de segunda y con
calefacción, por lo tanto no pasé frío sino tan sólo un poco de sueño. Llegué a Zaragoza a las seis de la
mañana.

23.- Como tenía mucho frío y a esta hora estaba todo cerrado me fui a la plaza de abastos en donde hay
unos puestos que venden café y me tomé una taza con churros. Pensaba estar en Zaragoza hasta las tres
de la tarde, hora en que sale un tren para Zuera. No sé como me dio por preguntar la hora de salida del
tren y me contestan que a las ocho y media salía. Eran las ocho, salí rapido hacia la estación y llegué
cuando el tren iba ya a salir. A las 10 menos cuarto llegué a Zuera. Me presenté en la oficina y después
me fui a misa, pues es domingo. En cuanto salí fui a lavarme, comí en una fonda y a eso de las cuatro y
media llegó la camioneta del correo y a las siete estaba ya en Almudevar. Cuando llegué casi todos, por
no decir todos, están alojados. Al poco rato de llegar recibe un telegrama un compañero que le informa
del fallecimiento de su papá. Se dirige al capitán, quien le concede el permiso y sale esta misma noche. Yo
me voy a dormir con un compañero.

24.- Hoy transcurre el día sin ninguna novedad. A la noche me comunican que tengo un paquete en la
estación.

25.- Hoy por la mañana el cartero me sube el paquete que contiene el bastón del Sr. Coronel, zapatillas
para el capitán y el teniente médico y también unos guantes para mí.

26.- Igual que el día anterior sin novedad, solo me pregunta el teniente médico si quiero ser su
practicante para ayudarle y yo como es natural acepto.

27.-Hoy comienzo las funciones de mi nuevo empleo. Por la mañana ayudo a pasar revista a los enfermos
y me enseña en donde están colocados todos los medicamentos y me entrega la llave del botiquín.

28.- Hoy me mandan y voy a Zuera a la Farmacia Militar a buscar medicamentos. Por la mañana a primera
hora salgo en el camión que va a Zaragoza todos los días a buscar el correo. Una vez en Zuera compro lo
que tengo que comprar y luego me uno a un moro y me pongo a hablar con él. En él veo mi salvación,
sólo tengo en el bolso escasas dos pesetas ¿cómo me arreglo para comer? Pues empiezo a darle a la
farola hasta que él me invitó a tomar una cerveza, que pagó, y luego a comer. Fuimos juntos; pagó
también la comida, y luego se fue y no lo volví a ver más.

29.- Hoy por la mañana paso con el médico revista. El resto del día sin novedad.
30.- Igual por la mañana que días anteriores paso revista y hago la primera cura a un compañero que
tiene un dolor e inflamación en un costado. Lo unto con una pasta que primero tuve que calentar al baño
de María, pues se pone caliente, y lo vendé. Al poco rato me entero que salimos para el frente de Teruel.

Nos dan orden de prepararlo todo; a la tarde salen algunos, y otros saldríamos al día siguiente. Cuando
menos lo esperamos llega la orden pues se espera operar de un momento a otro. Llegó la noche y
empezó el capitán a repartir calzado y ropa. A mí me entregó unas botas. Esta noche me tocó guardia en
el teléfono. Hasta las cuatro de la mañana no me pude acostar en una colchoneta.

31.- A las cinco y media me levanté para avisar a unos compañeros y empezar a colocar los muebles de la
oficina y de la cocina. A las diez salimos de Almudevar llegando a Zaragoza a la hora y nos fuimos a la
representación a dejar unas cosas, luego a comer y tomar el café. A eso de las tres partimos. Yo iba con
otros más en una camioneta abierta. Por el día no pasé frío porque había un día estupendo pero según se
iba metiendo la noche iba llegando el frío. A no se que hora, pues estaba uno desorientado, llegamos a
un enlace que hay que coger para ir a Santa Eulalia, una mala pista para evitar la carretera general que
está batida.

Primero creímos que debíamos quedar aquí, pero al poco de llegar nos dan la orden de continuar viaje.
¡Que frío!, envuelto en el capote medio durmiendo llegamos a Cella. Yo me enteré en donde estaba y si
seguíamos, hasta que nos dice el sargento que nos quedamos aquí y que tenemos que dormir en la
camioneta. Yo eso si que no lo acepté. Me fui al cuartel de la Guardia Civil a que nos indicaran sitio en
donde pasar la noche. Nos contestaron que no había. Con el frío que teníamos, el sueño, con el
cansancio, no me podía contener y pedí aunque fuera un pajar. Con otros más me indicaron un pajar y allí
pasamos la noche, con un frío insoportable hasta las siete y media.

1.-Después de levantarme estuvimos en busca de un café o algún establecimiento para comprar algo que
calentara las tripas y no encontramos casa, raro un pueblo tan grande y no hay ni una cantina. Tengo que
desayunar un paquete de galletas con un poco de queso. Llega la hora de comer, con un frío y un hambre
terrible y todavía no he encontrado en donde comer un bocado. Después de mucho preguntar allá un
soldado nos dio unas latas de conserva de alubias ¡tres latas pequeñas para ocho!, como si no fuera nada,
y dos churros como piedras. Los devoramos como fieras y quedamos con igual hambre. Por la tarde nos
dedicamos a buscar en donde comer con igual resultado, no encontramos nada. A la noche nos fuimos a
la Intendencia de la 54 División, a pesar de no pertenecer a ella nos suministraron unas uvas pasas con un
poco de pan, esta fue nuestra cena. Y a dormir nos fuimos a un pajar que es donde tenemos todos las
maletas y la bolsa del coronel. Allí dormí con un cuñado del Teniente Médico en un colchón. Esta noche la
pasé relativamente bien.

2.- Hoy nos levantamos a las ocho, me fui al río y me lavé. Luego le compramos a un moro una libra de
chocolate y nos hicimos un chocolate ¡con que ganas lo tomamos!, tenía un hambre y un frío… Luego
parece que se nos fueron arreglando las cosas. Nos fuimos a la Intendencia y con la mentira de que era
para el Coronel nos despacharon, que no querían, carne, patatas, aceite y judías. Nos fuimos a una casa y
allí nos prepararon la comida. Fuimos a comer a las dos, cuando salimos nos enteramos que nos vamos a
marchar enseguida de un día a otro para más cerca del frente. La noche la pasé en otro pajar ahora que
con un colchón.

3.- Por la mañana me compro una media libra de chocolate a unos mercaderes moros y me hago un
chocolate. Para la doce hemos conseguido unos compañeros y yo patatas, aceite y judías. A la tarde dan
orden de prepararse para salir al frente. Nos dicen que sólo podemos llevar la bolsa de costado. En vista
de esta orden comprendemos que es para operar, pero al poco rato llega una nueva contraorden y se
suspende la salida. En vista de esto me voy a cenar y luego para la cama.

4.- Hoy en cuanto me levanto me comunican la salida por la noche para el frente. Nos repartieron el
rancho para dos días consistente en dos latas de bonito, otras dos de sardinas y dos churros. Estoy muy
débil. La comida de este día fue para mí chocolate a la mañana y chocolate a medio día. Hoy estuve con
todos los de Grado que están en la 2ª Bandera de Asturias. Al oscurecer salgo en una camioneta con el
Teniente Médico y con el Capitán [xxxdiente], por cierto que nos perdimos por el monte, pues tenía una
serie de caminos que nos perdimos y tuvimos que volver para el punto de partida. De aquí salí
nuevamente a las tres horas. Serían las 10 ½ de la noche cuando llegamos al punto de concentración.
Pasé la noche tumbado a campo libre en el monte sin más abrigo que el capote. A eso de las tres me tuve
que levantar por el frío tan grande, que era insoportable. Hice fuego y aquí pasé el resto de la noche
hasta el amanecer.

5.- Cumpliendo orden recibida subí al puesto de mando del coronel, con la bolsa de [xxxxxx] y la caja en
un mulo. Cuando todos se estaban preparando se cubrió todo de una gran niebla. Esperamos y fue a eso
de las diez que empezó a romper la niebla y a las diez y media empezó la preparación artillera. A esto de
las once se presentó la aviación y soltó sus cazas y a eso de las once y media comenzaron a avanzar los
Tabores y al poco rato la infantería. Los rojos no ofrecieron nada resistencia, en seguida el Coronel echó
andar y al lado yo. Anduvimos hasta el objetivo señalado y no se obtuvo más por no tener xxxxx pues a
las xxxxxx se dejó de operar. La noche la pasamos a campo libre cubiertos con los capotes. A la noche
llegó la camioneta con latas de conserva, pan, chocolate y te moro. Nos dieron a cada uno dos de
sardinas, dos chocolates y un churro, te y azúcar para diez. Antes de echarnos a dormir nos tomamos un
poco de té. En la operación actuaron estupendamente los tabores, y a la tarde después de entrar el
avance llegaron cazas e hicieron la cadena encima del monte rojo. Volaban al ras del suelo para
ametrallar. Había algunas veces que parecía que se iban al suelo.

6.- Desperté, mejor dicho, me levanté, pues toda la noche estuve despierto por el frío tan grande. En
cuanto amaneció tenía el capote cubierto de hielo, las piernas no parecían mías. Lo primero que hicimos
fue fuego y un poco de té. Los pies los metimos dentro del fuego, casi quemé las botas, al poco rato nos
dan orden de avanzar y nos preparamos en una vallada cerca de donde emplazan la artillería. A nuestra
izquierda según avanzamos se encuentra la misma Palomera que es la que se va a copar, pues ya está
rodeada y se va a cortar por atrás en cooperación con las columnas de general Yagüe que operan por la
otra parte de la sierra. Al poco rato empieza la preparación artillera, ya me voy junto al Coronel que se
encuentra en el puesto de mando. Con él está el general Martín Alonso. Al poco rato llega la aviación que
actúa tan estupendamente que al poco rato salen los rojillos como ratas. Empiezan a actuar los tabores y
a avanzar la infantería. A esta posición, que es muy alta y cortada en pico suben los regulares al mismo
momento. Sale desplegada la Mehala y la [xxxxxx] xxxxendo para envolver la sierra Palomera que
después de su estupendo logro volvieron a la sierra. Al poco rato empiezan a llegar prisioneros y
presentados a eso de las dos termina la operación y nos quedamos a pasar la noche en donde estaba el
puesto de mando. En la sierra quedaron copados bastantes rojos. A la noche, amparados por la oscuridad
logra fugarse un batallón, pero a pesar de esto se xxxxx xxxxxx xxxxxx. Yo la noche la pasé con un frío
terrible, no pude dormir nada.

7.- Muy temprano estoy en pie y al poco rato de salir el sol partimos xxxxx para el punto de partida de las
próximas operaciones. Llegamos al puesto de mando y en la vallada de la izquierda se encuentran las
fuerzas desplegadas, son las que van a operar. Enseguida empieza la aviación a actuar y en seguida la
artillería también empieza. También la artillería roja comienza a tirar los primeros cañonazos [que] caen
en la vallada, cerca de donde estoy. Yo huyo de ellos. En el mismo puesto de mando cae uno y en vista de
esto yo me bajo un poco para la ladera opuesta. Durante un rato no deja de tirar la artillería pues ven a la
infantería salir para lanzarse al ataque. Después de unas horas de avanzar se consigue el objetivo que es
el pueblo de Alfambra.

8.- Como ya se llegó al objetivo, que era poner el frente a la orilla del río Alfambra, el día de hoy nos lo
dieron de descanso y a la vez nos dieron un rancho en caliente. Nos dieron carne con patatas, aceite y los
demás ingredientes y nos preparamos unas patatas guisadas con carne, estaban estupendas. Más que
nada sabían tan bien por el hambre y ganas de comer algo caliente. El día estaba estupendo. En el día de
hoy se cogieron muchísimos prisioneros.

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  • 1. UN PRACTICANTE ASTURIANO EN LA BATALLA DE ALFAMBRA Nota del transcriptor: Un domingo cualquiera, paseando por el rastro de Gijón, ojeando viejos cacharros, mi hijo Héctor, que entonces tenía trece años,se acerca y me dice que en un puesto ha visto algo de la guerra civil. Me lleva a él y me muestra una pequeña libreta de notas escrita a mano. Ojeo a volveo algunas hojas y veo que, aunque se lee mal, habla de ataques y asaltos, así que le pregunto al vendedor y me la llevo por 1 euro. Ya en casa me pongo a leerlo con detenimiento. Se trata de un diario escrito por un practicante asturiano que participa en la llamada Batalla de Alfambra ocurrida entre el 5 y el 8 de febrero de 1938 en la cuenca del río Alfambra, a unos 23 km. de Teruel, englobada en el contraataque nacional sobre esta capital, quehabía sido recuperada por las fuerzas republicanas en enero de ese mismo mes. Las primeras páginas son perfectamente legibles pero según van pasando los días y el protagonista se sitúa en el mismo frente, la pluma estilográfica da paso al lápiz y la caligrafía va perdiendo perfección hasta el punto de resultar casi incomprensible cuando relata los acontecimientos en el mismo campo de batalla. Con mucha paciencia conseguí transcribirlo, aunque quedan por el medio algunas lagunas, nunca más de tres o cuatro palabras seguidas en el peor de los casos. Espero que lo disfrutéis. J. Enrique Menéndez EL DIARIO: Pregunto por el primer tren que salga para Ávila. Me dicen que fijo no sabían, igual me contestaban todos. Pero que salía uno para Valladolid a las dos y treinta y uno. Me dirijo a la estación, almuerzo en el restaurant y a las tres ya está en marcha el tren. Este va por la línea de Madrid hasta [¿Ovriza?] y de aquí, otro ramal para Valladolid. Ahora que llevé una plancha… pues no pasó de [¿Oriza?]. Llegué a esta estación a las siete menos cuarto de la tarde. En la estación estaba un mercancías que más tarde nos enteramos por el jefe que salía para Valladolid, nos subimos a él, a un vagón de carga con bancos de madera y nos acomodamos, pero al poco rato comenzamos a sentir frío y cada vez más según iba avanzando el tren, hasta que llegó a tal extremo que nos vimos obligados a romper con un machete los bancos para hacer leña y hacer fuego. ¿Pero qué ocurrió? que como llevábamos todas las puertas cerradas, el humo nos asfixiaba y nos quedó más remedio que abrir las puertas, y fue peor el remedio que la enfermedad pues si primero teníamos frío ahora más, al llevar las puertas abiertas, y el humo, que nos hacía llorar los ojos; así toda la noche. En cada estación hacía paradas de horas y algunas veces de más. En la mañana, a eso de las nueve, llegamos a una estación en donde se paró como de costumbre. Como es natural, a esta hora ya era día. Nos bajamos del tren y nos enteramos que estaba esperando el paso del que iba para Valladolid. No esperamos más, bajamos las maletas para el andén y a esperar hasta eso de las nueve y media que llegó el tren correo que nos llevó hasta Valladolid. Que noche más terrible pasamos, yo bien creí que me moría de frío echado por el suelo para dormir, que no podía uno por el frío y el movimiento del tren. A las nueve de la mañana del día 21 llegamos a Valladolid. Nos tomamos un café caliente y nos enteramos que hasta las siete de la tarde no salía el tren para Ávila. Nos fuimos a dar unas vueltas por la
  • 2. población. Yo había perdido la llave de la maleta y me tuve que ir a una ferretería a comprar unos candados y romper la cerradura, y a eso de la una nos fuimos a almorzar, luego al café, por cierto muy bien montado y que se llama Cantábrico, después al cine, y a las seis salimos y nos fuimos a la estación, para coger el tren para Ávila, pero hasta las ocho no salimos y a eso de la una y media de la mañana llegamos. Había una niebla y hacía un frío mayor todavía que en Valladolid. Por fin encontramos un refugio donde pasar la noche. 22.- Por la mañana temprano me fui a la academia en unión de otro chico de Toledo que también iba a los cursillos, allí nos contaron que ya era tarde. Yo no perdí más tiempo, me enteré el tren que salía para Valladolid y su hora y me fui a la estación. A las once ya estaba camino de Valladolid. Llegué y me dijeron que a las dos salía uno para Zaragoza, y me entero también para Asturias. Me dijeron que a las cuatro salía, no faltando nada para ir a Asturias a pasar unos días a casa, y luego regresar y decir que había suspendido, pero no tuve el suficiente arranque y me subí al de Zaragoza. A eso de las tres partimos. Toda la tarde y la noche la pasé en tren, ahora que fue mejor viaje pues lo hice en vagón de segunda y con calefacción, por lo tanto no pasé frío sino tan sólo un poco de sueño. Llegué a Zaragoza a las seis de la mañana. 23.- Como tenía mucho frío y a esta hora estaba todo cerrado me fui a la plaza de abastos en donde hay unos puestos que venden café y me tomé una taza con churros. Pensaba estar en Zaragoza hasta las tres de la tarde, hora en que sale un tren para Zuera. No sé como me dio por preguntar la hora de salida del tren y me contestan que a las ocho y media salía. Eran las ocho, salí rapido hacia la estación y llegué cuando el tren iba ya a salir. A las 10 menos cuarto llegué a Zuera. Me presenté en la oficina y después me fui a misa, pues es domingo. En cuanto salí fui a lavarme, comí en una fonda y a eso de las cuatro y media llegó la camioneta del correo y a las siete estaba ya en Almudevar. Cuando llegué casi todos, por no decir todos, están alojados. Al poco rato de llegar recibe un telegrama un compañero que le informa del fallecimiento de su papá. Se dirige al capitán, quien le concede el permiso y sale esta misma noche. Yo me voy a dormir con un compañero. 24.- Hoy transcurre el día sin ninguna novedad. A la noche me comunican que tengo un paquete en la estación. 25.- Hoy por la mañana el cartero me sube el paquete que contiene el bastón del Sr. Coronel, zapatillas para el capitán y el teniente médico y también unos guantes para mí. 26.- Igual que el día anterior sin novedad, solo me pregunta el teniente médico si quiero ser su practicante para ayudarle y yo como es natural acepto. 27.-Hoy comienzo las funciones de mi nuevo empleo. Por la mañana ayudo a pasar revista a los enfermos y me enseña en donde están colocados todos los medicamentos y me entrega la llave del botiquín. 28.- Hoy me mandan y voy a Zuera a la Farmacia Militar a buscar medicamentos. Por la mañana a primera hora salgo en el camión que va a Zaragoza todos los días a buscar el correo. Una vez en Zuera compro lo que tengo que comprar y luego me uno a un moro y me pongo a hablar con él. En él veo mi salvación, sólo tengo en el bolso escasas dos pesetas ¿cómo me arreglo para comer? Pues empiezo a darle a la farola hasta que él me invitó a tomar una cerveza, que pagó, y luego a comer. Fuimos juntos; pagó también la comida, y luego se fue y no lo volví a ver más. 29.- Hoy por la mañana paso con el médico revista. El resto del día sin novedad.
  • 3. 30.- Igual por la mañana que días anteriores paso revista y hago la primera cura a un compañero que tiene un dolor e inflamación en un costado. Lo unto con una pasta que primero tuve que calentar al baño de María, pues se pone caliente, y lo vendé. Al poco rato me entero que salimos para el frente de Teruel. Nos dan orden de prepararlo todo; a la tarde salen algunos, y otros saldríamos al día siguiente. Cuando menos lo esperamos llega la orden pues se espera operar de un momento a otro. Llegó la noche y empezó el capitán a repartir calzado y ropa. A mí me entregó unas botas. Esta noche me tocó guardia en el teléfono. Hasta las cuatro de la mañana no me pude acostar en una colchoneta. 31.- A las cinco y media me levanté para avisar a unos compañeros y empezar a colocar los muebles de la oficina y de la cocina. A las diez salimos de Almudevar llegando a Zaragoza a la hora y nos fuimos a la representación a dejar unas cosas, luego a comer y tomar el café. A eso de las tres partimos. Yo iba con otros más en una camioneta abierta. Por el día no pasé frío porque había un día estupendo pero según se iba metiendo la noche iba llegando el frío. A no se que hora, pues estaba uno desorientado, llegamos a un enlace que hay que coger para ir a Santa Eulalia, una mala pista para evitar la carretera general que está batida. Primero creímos que debíamos quedar aquí, pero al poco de llegar nos dan la orden de continuar viaje. ¡Que frío!, envuelto en el capote medio durmiendo llegamos a Cella. Yo me enteré en donde estaba y si seguíamos, hasta que nos dice el sargento que nos quedamos aquí y que tenemos que dormir en la camioneta. Yo eso si que no lo acepté. Me fui al cuartel de la Guardia Civil a que nos indicaran sitio en donde pasar la noche. Nos contestaron que no había. Con el frío que teníamos, el sueño, con el cansancio, no me podía contener y pedí aunque fuera un pajar. Con otros más me indicaron un pajar y allí pasamos la noche, con un frío insoportable hasta las siete y media. 1.-Después de levantarme estuvimos en busca de un café o algún establecimiento para comprar algo que calentara las tripas y no encontramos casa, raro un pueblo tan grande y no hay ni una cantina. Tengo que desayunar un paquete de galletas con un poco de queso. Llega la hora de comer, con un frío y un hambre terrible y todavía no he encontrado en donde comer un bocado. Después de mucho preguntar allá un soldado nos dio unas latas de conserva de alubias ¡tres latas pequeñas para ocho!, como si no fuera nada, y dos churros como piedras. Los devoramos como fieras y quedamos con igual hambre. Por la tarde nos dedicamos a buscar en donde comer con igual resultado, no encontramos nada. A la noche nos fuimos a la Intendencia de la 54 División, a pesar de no pertenecer a ella nos suministraron unas uvas pasas con un poco de pan, esta fue nuestra cena. Y a dormir nos fuimos a un pajar que es donde tenemos todos las maletas y la bolsa del coronel. Allí dormí con un cuñado del Teniente Médico en un colchón. Esta noche la pasé relativamente bien. 2.- Hoy nos levantamos a las ocho, me fui al río y me lavé. Luego le compramos a un moro una libra de chocolate y nos hicimos un chocolate ¡con que ganas lo tomamos!, tenía un hambre y un frío… Luego parece que se nos fueron arreglando las cosas. Nos fuimos a la Intendencia y con la mentira de que era para el Coronel nos despacharon, que no querían, carne, patatas, aceite y judías. Nos fuimos a una casa y allí nos prepararon la comida. Fuimos a comer a las dos, cuando salimos nos enteramos que nos vamos a marchar enseguida de un día a otro para más cerca del frente. La noche la pasé en otro pajar ahora que con un colchón. 3.- Por la mañana me compro una media libra de chocolate a unos mercaderes moros y me hago un chocolate. Para la doce hemos conseguido unos compañeros y yo patatas, aceite y judías. A la tarde dan orden de prepararse para salir al frente. Nos dicen que sólo podemos llevar la bolsa de costado. En vista
  • 4. de esta orden comprendemos que es para operar, pero al poco rato llega una nueva contraorden y se suspende la salida. En vista de esto me voy a cenar y luego para la cama. 4.- Hoy en cuanto me levanto me comunican la salida por la noche para el frente. Nos repartieron el rancho para dos días consistente en dos latas de bonito, otras dos de sardinas y dos churros. Estoy muy débil. La comida de este día fue para mí chocolate a la mañana y chocolate a medio día. Hoy estuve con todos los de Grado que están en la 2ª Bandera de Asturias. Al oscurecer salgo en una camioneta con el Teniente Médico y con el Capitán [xxxdiente], por cierto que nos perdimos por el monte, pues tenía una serie de caminos que nos perdimos y tuvimos que volver para el punto de partida. De aquí salí nuevamente a las tres horas. Serían las 10 ½ de la noche cuando llegamos al punto de concentración. Pasé la noche tumbado a campo libre en el monte sin más abrigo que el capote. A eso de las tres me tuve que levantar por el frío tan grande, que era insoportable. Hice fuego y aquí pasé el resto de la noche hasta el amanecer. 5.- Cumpliendo orden recibida subí al puesto de mando del coronel, con la bolsa de [xxxxxx] y la caja en un mulo. Cuando todos se estaban preparando se cubrió todo de una gran niebla. Esperamos y fue a eso de las diez que empezó a romper la niebla y a las diez y media empezó la preparación artillera. A esto de las once se presentó la aviación y soltó sus cazas y a eso de las once y media comenzaron a avanzar los Tabores y al poco rato la infantería. Los rojos no ofrecieron nada resistencia, en seguida el Coronel echó andar y al lado yo. Anduvimos hasta el objetivo señalado y no se obtuvo más por no tener xxxxx pues a las xxxxxx se dejó de operar. La noche la pasamos a campo libre cubiertos con los capotes. A la noche llegó la camioneta con latas de conserva, pan, chocolate y te moro. Nos dieron a cada uno dos de sardinas, dos chocolates y un churro, te y azúcar para diez. Antes de echarnos a dormir nos tomamos un poco de té. En la operación actuaron estupendamente los tabores, y a la tarde después de entrar el avance llegaron cazas e hicieron la cadena encima del monte rojo. Volaban al ras del suelo para ametrallar. Había algunas veces que parecía que se iban al suelo. 6.- Desperté, mejor dicho, me levanté, pues toda la noche estuve despierto por el frío tan grande. En cuanto amaneció tenía el capote cubierto de hielo, las piernas no parecían mías. Lo primero que hicimos fue fuego y un poco de té. Los pies los metimos dentro del fuego, casi quemé las botas, al poco rato nos dan orden de avanzar y nos preparamos en una vallada cerca de donde emplazan la artillería. A nuestra izquierda según avanzamos se encuentra la misma Palomera que es la que se va a copar, pues ya está rodeada y se va a cortar por atrás en cooperación con las columnas de general Yagüe que operan por la otra parte de la sierra. Al poco rato empieza la preparación artillera, ya me voy junto al Coronel que se encuentra en el puesto de mando. Con él está el general Martín Alonso. Al poco rato llega la aviación que actúa tan estupendamente que al poco rato salen los rojillos como ratas. Empiezan a actuar los tabores y a avanzar la infantería. A esta posición, que es muy alta y cortada en pico suben los regulares al mismo momento. Sale desplegada la Mehala y la [xxxxxx] xxxxendo para envolver la sierra Palomera que después de su estupendo logro volvieron a la sierra. Al poco rato empiezan a llegar prisioneros y presentados a eso de las dos termina la operación y nos quedamos a pasar la noche en donde estaba el puesto de mando. En la sierra quedaron copados bastantes rojos. A la noche, amparados por la oscuridad logra fugarse un batallón, pero a pesar de esto se xxxxx xxxxxx xxxxxx. Yo la noche la pasé con un frío terrible, no pude dormir nada. 7.- Muy temprano estoy en pie y al poco rato de salir el sol partimos xxxxx para el punto de partida de las próximas operaciones. Llegamos al puesto de mando y en la vallada de la izquierda se encuentran las fuerzas desplegadas, son las que van a operar. Enseguida empieza la aviación a actuar y en seguida la artillería también empieza. También la artillería roja comienza a tirar los primeros cañonazos [que] caen en la vallada, cerca de donde estoy. Yo huyo de ellos. En el mismo puesto de mando cae uno y en vista de esto yo me bajo un poco para la ladera opuesta. Durante un rato no deja de tirar la artillería pues ven a la
  • 5. infantería salir para lanzarse al ataque. Después de unas horas de avanzar se consigue el objetivo que es el pueblo de Alfambra. 8.- Como ya se llegó al objetivo, que era poner el frente a la orilla del río Alfambra, el día de hoy nos lo dieron de descanso y a la vez nos dieron un rancho en caliente. Nos dieron carne con patatas, aceite y los demás ingredientes y nos preparamos unas patatas guisadas con carne, estaban estupendas. Más que nada sabían tan bien por el hambre y ganas de comer algo caliente. El día estaba estupendo. En el día de hoy se cogieron muchísimos prisioneros.