Los animales del bosque estaban tristes y molestos porque cada uno hacía lo que quería sin respetar a los demás. El búho tuvo la idea de preguntarle a su amiga Pelusilla cómo viven felices los humanos. Pelusilla le contó sobre la Constitución humana y sus derechos y deberes. Inspirado por esto, los animales decidieron crear su propia Constitución para establecer normas que les permitieran vivir felices y en armonía.