1. La cuestión ucraniana en el escenario
global
Entender la crisis en Ucrania requiere de la evaluación de los intereses
actuales de los principales actores del sistema internacional que están involucrados
en el conflicto y de sus dimensiones geoestratégicas como posibilidades reales para
alcanzar dichos objetivos. Además, implica adoptar una mirada crítica respecto de
la evolución histórica de los principales factores de incidencia, elementos políticos,
étnicos y territoriales que están arraigados en la composición misma de ese país y
que configuran un panorama complejo.
Con el objetivo de reflexionar sobre la crisis en Ucrania y de analizar las
repercusiones en el plano mundial que surgen como consecuencia de las controversias al
interior de ese país, el Espacio de Pensamiento Generacional –EPG- y la Sociedad Luz
organizaron una charla, cuya presentación estuvo a cargo del Lic. Hernán Etchaleco,
integrante del EPG.
“Es interesante pensar qué es Ucrania. Se puede decir que, claramente, son dos
países en uno, dos territorios unidos administrativamente que tenían una historia
distinta. Podemos hablar de dos regiones con una historia distinta y una composición
étnica diferente” explicó el disertante. “En siglo XIX la población rusa se desplazó
hacia la región de Nueva Rusia. El Imperio ruso fue ganando control sobre esta zona
gradualmente en tratados de paz con el Imperio otomano tras las guerras ruso-turcas”,
destacó. Asimismo, se refirió al descubrimiento de las grandes reservas de carbón y
hierro, lo que contribuye a un proceso de industrialización que se dieron entre 1860 y
1870, y señaló que en el “en el siglo XIX, la mayor parte de Ucrania se integró al
Imperio ruso”.
Según Etchaleco, “poco antes de iniciar la Primera Guerra Mundial, el territorio
de Ucrania estuvo dominado por Rusia y tras la revolución rusa de 1917 se convirtió
luego en una de las repúblicas que conformaron la Unión Soviética.
“Entre 1918 y 1920, estas regiones fueron teatro de operaciones de
insurrecciones blancas que peleaban contra los bolcheviques, y también de revueltas
agrarias en principio anarquistas que también participaron después de la guerra civil
contra los bolcheviques cuando Lenin manda a Trotski para salvar a Ucrania”, advirtió
en cuanto a la composición de la región en disputa.
Según, el expositor “la década de los ’90 fue un período de crisis económica
bajo el liderazgo de Leonid Kuchma, un presidente cercano a Moscú que, si bien tiene
una política de equilibrio, en líneas generales está ligado a Moscú y suscribe los
acuerdos de la Comunidad de Estados Independientes”. A fines de 2004, emerge la
figura de Víktor Yúshchenko, como líder de la Revolución Naranja, quien llegó al poder
con un discurso de quiebre con Moscú que no alcanzó resultados palpables.
En 2010, Víktor Yanukovich asumió por segunda vez como presidente y “es un
candidato que expresa a las regiones orientales de Ucrania, sobre todo a las más
vinculadas a los sectores del trabajo industrial”. A pesar de su intento de mantener una
política de equilibrio respecto a Rusia, los masivos levantamientos que se originaron
como respuesta a su decisión de rechazar un acuerdo de asociación con la Unión
Europea, precipitaron su caída tras las recientes movilizaciones en Kiev.
¿Qué es lo que buscan los protagonistas: Alemania, Rusia y la Unión Europea?
2. “Estados Unidos intenta forzar una intervención rusa, con el objetivo de alejar a
Rusia de Europa. Pero en Alemania hay una red de intereses económicos fuertes en
medio del conflicto”, advirtió. “El punto coyuntural de la discusión, radica en que
Estados Unidos apuesta a restar presencia de Rusia en Europa, no para favorecer la
independencia o la autonomía europea, sino para ser el puente comercial entre los dos
grandes tratados que se divisan en el horizonte del multilateralismo: el Trans Pacific
Partnership – TPP- y el Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP)”,
remarcó Etchaleco.
El TTP está integrado por 12 países: Brunei, Singapur, Chile y Nueva Zelanda
(2006), Estados Unidos, Australia, Malasia, Vietnam, Perú (2010) y México, Canadá,
Japón y Corea (2013). En el presente, se está negociando también con Indonesia,
Tailandia y Filipinas. Esta mega alianza regional, que a partir de 2010 tuvo en Estados
Unidos su principal impulsor, representa el 11 por ciento de la población, el 40 por
ciento del PBI de las exportaciones a nivel mundial. Sus objetivos exceden lo
estrictamente comercial y se proyectan a lograr una completa integración económica en
la región del Asia- Pacífico. Además de reducir aranceles, se busca establecer
estándares y normas comunes para sus miembros.
“En la mirada de algunos analistas, el TTP es en rigor la nueva estrategia
geopolítica de los Estados Unidos para recuperar protagonismo frente a la irrupción del
gigante chino en su disputa por el liderazgo mundial. En ese sentido, se proyecta que
para 2030, Asia podría superar a América del Norte y a Europa en términos de PBI e
incluso desarrollo tecnológico. El TTIP está integrado por Estados Unidos y las 28
naciones de la Unión Europea (2013). Su objetivo es renovar y reforzar la alianza de la
Unión Europea, las dos principales economías de servicios del mundo, fortaleciendo un
mercado combinado de 800 millones de consumidores de alto poder adquisitivo”,
destacó.
La mega alianza transatlántica, que tiene como pilares el acceso al mercado, las
inversiones y las contrataciones públicas, representa 11 por ciento de la población, 47
por ciento del PBI y 40 por ciento de las exportaciones a nivel mundial. De lograrse los
acuerdos TTP + TTIP, el PBI combinado de los dos mega- acuerdos alcanzaría el 60 por
ciento de la economía global.
Estos grandes acuerdos regionales de inversiones, acuerdos de libre comercio e
inversiones que se están discutiendo hoy, dejan afuera de la discusión principalmente a
Rusia, a China y a América Latina. Entonces, la tercera lectura es que Estados Unidos
busca convertirse en el codo articulador entre las dos grandes alianzas de inversiones
que aparecen en el futuro que son las del Pacífico y la del Transatántico, para lo que
necesita aliarse con Europa. “La gran incógnita es la respuesta de Alemania frente a la
nueva estrategia comercial norteamericana. Por el momento, pareciera predominar una
visión de tono europeísta que intenta frenar el avance de Estados Unidos en Europa
Occidental”, concluyó.