La gallina Marcelina encontró un grano de trigo en la granja donde vivía y decidió sembrarlo ella misma, ya que ninguno de los otros animales quiso ayudarla a sembrar, segar o trillar el trigo. Marcelina molió el trigo para hacer harina y luego una barra de pan, pero se negó a compartir el pan con el pato, el gato y el perro que no la habían ayudado en el proceso de cultivo.