Este documento hace una comparación entre las flores del pensamiento y los niños. Ambos requieren cuidados básicos como tierra, sol, humedad, amor y seguridad para desarrollarse de manera integral. Tanto las flores como los niños aportan belleza a la sociedad a través de su floración y risas respectivamente. El autor concluye preguntando retóricamente si puede haber algo más hermoso que las flores y los niños.