1. La llorona
Es el país en el que se encuentra más arraigada esta tradición. Según la tradición mexicana, la leyenda de la Llorona nace donde hoy se
encuentra la Ciudad de México.
Existen dos versiones conocidas.
La primera es la más conocida y difundida en México:
Existió una mujer indígena que tenía un romance con un caballero español. Fruto de esta pasión, nacieron tres niños, que la madre atendía
siempre en forma devota. Cuando la joven comienza a pedir que la relación sea formalizada, el caballero la esquivaba, quizás por temor a lo
que dirán. Dicho y hecho, un tiempo después, el hombre dejó a la joven y se casó con una dama española de alta sociedad. Cuando la mujer
se enteró, dolida y totalmente desesperada, asesinó a sus tres hijos ahogándolos en un río. Luego se suicida porque claro, no soporta la
culpa. Desde ese día, se escucha el lamento lleno de dolor de la joven en el río donde esto ocurrió. Luego de que México fuera establecido,
comenzó un toque de queda a las once de la noche y nadie podía salir. Es desde entonces que dicen escuchar un lamento cerca de la plaza
de la Patria, y que al ver por las ventanas para ver quien llamaba a sus hijos de forma desesperada, veían una mujer vestida enteramente de
blanco, delgada y que se esfumaba en la Presa Calles.
La segunda es la versión que precede a la anterior, a pesar de esto es poco conocida. Es la más antigua de "las lloronas":
Antes de la llegada de los españoles a lo que ahora es México, la gente que habitaba la zona del lago de Texcoco, además de temer al dios
Viento de la Noche (Yoalli Ehécatl), podía escuchar en las noches los lamentos de una mujer que estaría por siempre vagando y lamentando
la muerte de su hijo y la pérdida de su propia vida. La llamaban Chocacíhuatl, La Llorona, y ella era la primera de todas las madres que murió
al dar a luz . Allí flotaban en el aire las calaveras descarnadas y separadas de sus cuerpos (Chocacíhuatl y su hijo), cazando a cualquier
viajero que hubiese sido atrapado por la oscuridad de la noche. Si algún mortal veía estas cosas, podía estar seguro de que para él esto era
un presagio seguro de infortunio o incluso muerte.
LA LLORONA
Cuenta la leyenda que en un lejano pueblo vivía una joven mujer junto con sus tres hijitos, todo iba muy bien, los niños eran muy felices y su
madre los quería muchísimo, pero una noche lluviosa de invierno ocurrió algo terrible.
Aquella noche llegó a casa el padre, quien los había abandonado tiempo atrás. Sin él la familia era feliz y esa noche sus gritos y borracheras
se volverían a notar en la casa, por no hablar de las brutales palizas que tanto los niños como la madre sufrirían.
La mujer había rezado para que no regresara nunca más, pero el destino quiso otra cosa. Con su odio el hombre derribó de un puñetazo la
puerta y entró gritando que todos fueran a recibirlo, los niños espantados, se escondieron; y la madre, por amor a sus hijos se enfrentó cara a
cara a su marido. La mujer sufrió un golpe que la dejó sin sentido durante varias horas, cuando despertó, buscó a sus hijos por todos los
rincones de la casa pero ni los niños ni su marido se hallaban por ninguna parte, desesperada corrió bajo la tormenta llorando y gritando sus
nombres, pasaron días, meses, años, muchos años...
Hasta que una noche murió de tristeza, nadie supo nada de los niños, nadie los vio nunca más, no aparecieron sus cuerpos o alguna señal
del hombre que se los llevó. Desde entonces se dice que un espíritu no descansa en paz y toda las noches se le oye llorar y lamentar con
tristeza por los alrededores de un estero. Las mujeres corren tras sus hijos para esconderlos, ya que cuentan que se los puede llevar la
llorona, para volver a ser feliz.