Si el autor tuviera vida, viviría cada día al máximo expresando su amor por la gente que quiere. Vestiría sencillo y disfrutaría de las pequeñas cosas como un helado. Le enseñaría a los demás a no dejar de crecer a medida que envejecen y que la verdadera felicidad es en el proceso de alcanzar las metas y no necesariamente en la cima.