Las tropas del ejército salvadoreño llegaron en 1981 al pueblo rural de El Mozote buscando insurgentes. Reunieron a los residentes, separando hombres, mujeres y niños, y procedieron a torturar y ejecutar sistemáticamente a más de 200 personas durante dos días. A pesar de las pruebas, incluidas las exhumaciones de 1992, el gobierno salvadoreño negó la masacre durante años y sigue sin haber justicia para las víctimas.