2. ¿Sabemos si Jesús fue una persona que realmente existió?
En su colección
Antigüedades —
Libro XVIII, capítulo
III, sección 3— el
historiador judío
Josefo escribió una
breve nota
biográfica en el año
90 d. de C., sobre
«Jesús, a quien
llaman “el Cristo”».
El «Talmud
Babilónico» hace
mención de
Jesucristo
¡Sí! En el
Nuevo
Testamento
existen
documentos
que lo
describen con
precisión, pero
también hay
decenas de
manuscritos
antiguos que,
sin pertenecer
a la Biblia,
confirman que
Jesús fue una
auténtica
figura histórica
que habitó en
Palestina a
principios del
primer siglo de
nuestra era.
Plinio el joven, escribió una misiva al emperador Trajano sobre el tema
de Cristo y los cristianos. (Libro X-96).
3. Testimonio de la crucifixión
Es un reconocido y bien establecido
hecho, que Jesucristo fue
públicamente ejecutado por
crucifixión en el Ier. siglo d.C., en
Judea bajo Poncio Pilato, a petición
del Sanedrín judío. Los relatos
históricos no cristianos de Flavio
Josefo, Cornelio Tácito, Luciano de
Samosata, Maimónides y aún del
Sanedrín judío, corroboraron las
declaraciones de los primeros
cristianos que atestiguaron estos
importantes aspectos históricos de
la muerte de Jesucristo.
Documentos arábigos del siglo X
contienen el siguiente relato,
atribuido al historiador judío
Flavio Josefo (c.37 d.C.–c.100):
En aquel tiempo hubo un sabio
llamado Jesús. Manifestó buena
conducta y fue reconocido por su
virtud. Muchos de entre los
judíos y de otras naciones se
convirtieron en discípulos suyos.
Pilato lo condenó a morir
crucificado. Quienes se habían
hecho discípulos Suyos...
testificaron que se les había
aparecido tres días después de la
crucifixión y que estaba vivo. Por
ende, entendieron que se trataba
del Mesías, de quien los profetas
hablaron maravillas.
4. ¿Qué ocurrió después?
En Mateo 28:11-15 leemos que los
dirigentes judíos hicieron circular
falsos rumores de que los discípulos
habían robado el cuerpo de Jesús.
Este relato nos indica que en el siglo
I, aun quienes albergaban una
actitud antagónica hacia el
cristianismo aceptaban que la tumba
se había hallado vacía.
Durante todo un mes después de
aquel episodio los discípulos se
reencontraron una y otra vez con
Jesús vivo. Dichos encuentros fueron
siempre inesperados y se registraron
cuando ellos se hallaban en grupos
de entre doscientas y quinientas
personas. Las alucinaciones no se
dan de esa forma.
Las pruebas son contundentes. El sepulcro se hallaba vacío y nadie dio jamás con el
cuerpo.
5. Existe un argumento a favor de la
resurrección que siempre me ha
parecido convincente: Tanto los
creyentes como los escépticos
reconocen que los discípulos de
Cristo estuvieron dispuestos a
jugarse la vida por los relatos de
sus encuentros con el Salvador
resucitado.
Los escépticos aducen que es completamente
ilógico creer que alguien resucitara y se
apareciera ante Sus amigos y seguidores
después de haber sido brutalmente ejecutado
y encerrado en una tumba sellada durante tres
días y tres noches. Sin embargo, ¿es tan ilógico?
Cierto analista comentó al respecto:
Los discípulos de Jesús no lo hicieron. Está
claro que creían firmemente en lo que
predicaban. Lo mismo se aplica al apóstol
Pablo, quien fue uno de los más feroces
perseguidores de aquellos discípulos hasta que
el propio Cristo resucitado se le apareció en el
camino a Damasco.
¿Habrían estado dispuestos a sufrir lo que
sufrieron —golpizas, encarcelamientos y la
propia muerte— por una mentira?
Históricamente, bajo esas presiones, los
farsantes confiesan sus engaños y traicionan
a sus cómplices.