Mario creía tener muchos amigos en la escuela, pero su abuelo lo dudaba y le apostó que no era así. Su abuela le dio una silla invisible para probarlo en la escuela: si lograba sentarse, vería quiénes eran sus verdaderos amigos. En el recreo, Mario intentó sentarse repetidas veces sin éxito mientras otros se reían, pero tres de sus amigos, Jorge, Lucas y Diana, lo ayudaron a no caer, demostrando que eran sus amigos de verdad. Mario aprendió que los buenos amigos lo apoyan y se preocup