Dios creó diferentes animales y les asignó características y una esperanza de vida. El burro, el perro y el mono pidieron menos años de los que Dios les había dado originalmente. Cuando Dios creó al hombre, este negoció para vivir los años que los otros animales habían rechazado, totalizando 75 años. Desde entonces, el hombre vive sus años de la misma manera en que los animales viven los suyos: 20 años como hombre, 30 como burro trabajando, 15 como perro cuidando el hogar y 10 como mono divirtiendo a los nietos