1. LA VIOLENCIA EN COLOMBIA
En noviembre de 1928, miles de trabajadores se lanzaron a una huelga general
en demanda de un aumento salarial, acceso a beneficios sociales y mejores
condiciones de trabajo. La demandada era Trust norteamericano United Fruit
Company, cuyos directivos sordos a las demandas de los obreros solicitaron la
presencia de la fuerza pública. El Ejército y demás organismos armados del
Estado colombiano, amparados en una ley marcial, asesinaron entre diciembre de
este año y los primeros meses de 1929 a más de 3 mil personas.
Antes de la huelga, los obreros confiaron en la posible ecuanimidad de las fuerzas
armadas, sometidas desde años anteriores, a un cacareado proceso de
“profesionalismo”. Demostrado lo contrario, los trabajadores recurrieron a
desesperados mecanismos de autodefensa y entre otras cosas, arrebataron
armas a los guardas privados y a los policías para no dejarse matar impunemente
por una soldadesca que disparaba contra pacíficas concentraciones, torturaba y
asesinaba a dirigentes y activistas sindicales.
La Masacre de las Bananeras fue un episodio que ocurrió en la población de
Ciénaga el 6 de diciembre de 1928 cuando un regimiento de las fuerzas armadas
de Colombia abrieron fuego contra un número indeterminado de manifestantes
que protestaban por las pésimas condiciones de trabajo en la United Fruit
Company
Jorge Eliécer Gaitán, presento, a mediados de 1929 en el Congreso, pruebas más
que suficientes contra el desatino del gobierno conservador de la época. Demostró
lo justo y razonable de las demandas de los trabajadores; y que se había utilizado
“ilegal e irracionalmente al Ejército contra de ciudadanos colombianos para
proteger los derechos, la propiedad y los intereses de una empresa comercial
extranjera”. En lo adelante, este joven congresista sería quien encabezaría una
profunda campaña contra los abusos de las compañías extranjeras y la defensa
de las víctimas de la violencia en la Colombia rural. Ésta última estaba cimentada
en el atraso cultural y el fanatismo, alimentados por los caudillos conservadores y
la misma Jerarquía Eclesiástica. Los campesinos protagonizaban verdaderas
“vendettas” de aldea contra aldea, con la complicidad del Ejército y funcionarios
locales.
Al fallecer de muerte natural Gabriel Turbay, el caudillo tradicional del liberalismo a
inicios de 1948 se convirtió en el máximo líder del Partido Liberal. El Partido
Conservador que había rescatado el poder en las elecciones de 1946,
representaba a la tradicional clase terrateniente. Su caudillo, Laureano Gómez, un
2. fascista confeso partidario del Franquismo español, consideraba con sus
ultramontanos seguidores que la solución del país estaba en establecer un
régimen corporativista, y que había que luchar por todos los medios contra la
“amenaza comunista” que representaba Gaitán, el PCC y todo lo que oliera a
reformas del sistema político.
El método más común de este partido era el uso de una campaña de miedo en los
medios de difusión y el uso de paramilitares, quienes ejecutaban asesinatos
selectivos y masivos de sus adversarios, principalmente en las áreas rurales. Esta
práctica brutal se incrementó a partir de 1946, en que gracias al fraccionamiento
liberal, asumió la presidencia el conservador Mariano Ospina Pérez.
Las víctimas se contaban por millares. Sin embargo, esta fuerza política estaba en
franco desgaste, en contraste con el fortalecimiento del liberalismo y el liderazgo
de Gaitán, quien a diferencia de los demás caudillos oligarcas, provenía de las
clases medias y desde 1928 había mantenido un constante vínculo con las clases
populares, con las víctimas de la violencia, para quienes creó organismos de
atención social sin distingos partidaristas.
Su honestidad y fácil oratoria le abrieron espacios más allá del partido, llegando a
tener entre sus partidarios a jóvenes oficiales del Ejército y mandos policiales.
Respondió a la violencia organizando grandes movilizaciones políticas en todo el
país, y aunque estaba adscrito al liberalismo, pretendía romper con el predominio
de las paralelas históricas y la injerencia norteamericana. Su programa era más
cercano a lo que él y sus seguidores llamaron “Socialismo Democrático”. Esto le
granjeó el odio de la oligarquía terrateniente conservadora, la desconfianza de los
mismos oligarcas y burgueses liberales, y por supuesto, el rechazo de los círculos
de poder en los EU. Los que basados en la óptica “Mccartista” veían en Gaitán un
agente del “comunismo internacional”. Todo esto a pesar de que el mismo caudillo
guardara prudente distancia de los comunistas locales.
Para el último período presidencial del Frente Nacional, el candidato conservador
oficial del Frente Misael Pastrana Borrero se enfrentó contra el candidato
conservador independiente, el ex presidente Gustavo Rojas Pinilla. En las
elecciones del 19 de abril de 1970 Pastrana ganó bajo numerosos alegatos de
fraude. Esto impulsó a varios jóvenes universitarios a formar posteriormente el
Movimiento 19 de Abril M-19, un grupo insurgente el cual se dio a conocer tras
una campaña publicitaria de expectativa en la prensa.
3. El período presidencial de Alfonso López Michelsen, iniciado en 1974, se
caracterizó por un intento de promover la liberalización económica. Se intentó abrir
una negociación con el ELN, grupo que había sufrido una serie de varias derrotas
militares anteriormente, para lo cual se suspendieron las operaciones en su
contra, pero no se alcanzó a iniciar en firme dicho proceso.
Las FARC, el ELN, el M19, el EPL, el Movimiento Armado Quintin Lame y otros
grupos insurgentes se oponían al estado y utilizaban las armas para tal oposición,
junto con un discurso generalmente de carácter marxista y nacionalista.
El fortalecimiento de los grupos de narcotraficantes y su creciente conflicto
personal con los grupos insurgentes, quienes extorsionaban y secuestraban a
varios de sus miembros y familiares, llevó a la acelerada conformación de grupos
paramilitares ilegales en la década de 1980. Varios de los diferentes grupos, no
todos relacionados con el narcotráfico en un principio, se unieron en una alianza
militar amplia al formarse las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) hacia
1997.
Las FARC acusan a Uribe, entre otros aspectos, de plantear una guerra sin cuartel
y de haber apoyado grupos paramilitares, por lo cual argumentan que se niegan a
negociar con el presente gobierno algo distinto a una nueva zona de despeje en el
departamento de Valle del Cauca y el ya mencionado "intercambio humanitario" o
intercambio de prisioneros: un canje de los guerrilleros de las FARC en prisión por
un grupo de políticos y militares cautivos por las FARC.