Cristóbal era un hombre humilde que vivía una vida tranquila con sus padres en un pueblo pequeño. Lo que más le gustaba era visitar la "zona rosa", un hermoso jardín lleno de rosas que desprendía un suave pero intenso aroma. Pasar tiempo en la zona rosa hacía que Cristóbal se sintiera seguro, querido y como en su casa, y le encantaba besar los labios de las rosas que lo hacían sentir en su zona favorita.