El documento explora los conceptos claves de la doctrina del Santuario celestial y terrenal. Examina cómo el Jardín del Edén y los santuarios terrenales simbolizaban el Santuario celestial, y cómo Jesús cumplió la promesa de Dios de morar entre su pueblo al hacerse carne y vivir entre los hombres. Además, considera a los creyentes como templos vivos de Dios y señala que varios elementos del Santuario se presentan en la descripción bíblica de la Nueva Jerusalén.