Jesús llama a Mateo, un publicano, a seguirlo. Cuando Jesús come en casa de Mateo con otros publicanos y pecadores, los fariseos critican a Jesús. Jesús responde que no han venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, ya que son los enfermos los que necesitan un médico, y Él es el médico del alma.