Esta leyenda mexicana trata sobre cómo se creó el sol y la luna. Los dioses se reunieron para decidir quién sería sacrificado para iluminar el mundo. Un dios arrogante llamado Tecuciztecatl se ofreció pero luego tuvo miedo. Un dios tímido llamado Nanahutzin se ofreció y entró al fuego sin miedo, por lo que fue recompensado con ser el sol.