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LITURGIA DE LAS HORAS PROPIO DE LA

  FAMILIA FRANCISCANA EN ESPAÑA



   SEPTIEMBRE - OCTUBRE
2
3
CALENDARIO LITÚRGICO

                                                                           SEPTIEMBRE
DÍA   CELEBRACIÓN
2     Beato Severino Girault, presbítero, III Orden, y Compañeros mártires.
            TOR y OFS: MO
2     Beato Juan Francisco Burté, presbítero, I Orden, y Compañeros mártires.
            OFM Conv: ML
2     Beato Apolinar de Posat, presbítero, y Compañeros mártires, I Orden.
            OFM Cap: ML
3     San Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia.
            OFM Castilla: FIESTA (titular de la Provincia)
            II Orden Castilla: FIESTA (titular de la Federación)
4     Santa Rosa de Viterbo, virgen, III Orden
            OFM Conv, TOR y OFS: ML
6     Nuestra Señora de Guadalupe.
            OFM Bética: MO (Solemnidad en Extremadura)
9     Nuestra Señora de Arántzazu.
            OFM Arántzazu: SOLEMNIDAD (patrona de la Provincia)
9     Nuestra Señora de Regla.
            OFM Granada: FIESTA (Solemnidad en Chipiona)
9     Nuestra Señora de Loreto.
            OFM Bética: MO (Fiesta en Sevilla)
10    Beato Apolinar Franco, presbítero, y Compañeros mártires, I Orden.
            OFM Castilla: MO
11    Beato Buenaventura de Barcelona, presbítero, I Orden.
            OFM Cataluña: MO
            OFM y OFM Cap Cataluña: ML
15    Nuestra Señora la Virgen de los Dolores.
            Terciarios Capuchinos: SOLEMNIDAD (patrona de la Congregación)
17    Impresión de las Llagas a Nuestro Seráfico Padre San Francisco
            Familia Franciscana: FIESTA
18    San José de Cupertino, presbítero, I Orden.
            Familia Franciscana: MO
            OFM Conv: FIESTA
18    Beatos Vicente Cabanes, presbítero, Carmen García Moyón, antoniana, y
      Compañeros mártires.
            Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores: MO
19    San Francisco María de Camporrosso, religioso, I Orden.
            OFM Cap: MO
22    San Ignacio de Santhià, presbítero, I Orden.
            OFM Cap: MO
23    San Pío de Pietrelcina, presbítero, I Orden.
            Familia Franciscana: MO
23    Hallazgo del cuerpo de Santa Clara de Asís
             II Orden: Conmemoración SUPRIMIDA
24    San Pacífico de San Severino, presbítero, I Orden.
            OFM: ML (OFM España no celebra esta ML)
26    San Elzeario de Sabrán y Beata Delfina, esposos, III Orden.

                                                                                    4
TOR y OFS: MO
26    Beato Aurelio de Vinalesa, presbítero, y Compañeros mártires, I Orden.
            OFM Cap: ML
28    Beato Inocencio de Berzo, presbítero, I Orden.
            OFM Cap: ML
28    Beatas Rosario de Soano y Compañeras, vírgenes, mártires, III Orden
            Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia: MO

                                                                               OCTUBRE
DÍA   CELEBRACIÓN
3     Tránsito de Nuestro Padre San Francisco de Asís, diácono y fundador.
4     Nuestro Padre San Francisco de Asís, diácono y fundador de las tres Órdenes.
            Familia Franciscana: SOLEMNIDAD
6     Santa María Francisca de las Llagas, virgen, III Orden.
            TOR: ML
6     Beata María Ana Mogas, virgen y fundadora, III Orden.
            Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor: FIESTA
            Familia Franciscana: ML
10    Santos Daniel, presbítero, y Compañeros mártires, I Orden.
            OFM: ML
11    Beato Juan XXIII, papa, III Orden.
            Familia Franciscana: ML
12    Nuestra Señora del Pilar.
            FIESTA en España
            OFM Cap Navarra, Cantabria, Aragón y Rioja: SOLEMNIDAD (patrona de la
            provincia)
13    San Serafín de Montegranario, religioso, I Orden.
            OFM Cap: MO
14    Beato Honorato de Biala, presbítero, I Orden.
            OFM Cap: ML
19    San Pedro de Alcántara, presbítero, I Orden.
            OFM: MO
            OFM Bética: FIESTA
            OFM Castilla: SOLEMNIDAD (patrono de la provincia)
            Federación Castellana de Clarisas: SOLEMNIDAD (patrono de la federación)
20    Beato Cotardo Ferrini, seglar, III Orden.
            TOR y OFS: ML
20    Beato Santiago de Strepa, obispo, I Orden.
            OFM Conv: ML
22    Beata Josefina Leroux, virgen y mártir, II Orden.
            II Orden: ML
23    San Juan de Capistrano, presbítero, I Orden.
            Familia Franciscana: MO
24    San Antonio María de Santa Ana Galvao, presbítero, I Orden.
            OFM: ML (OFM España no celebra esta ML)
25    Beata María Jesús Masiá Ferragut y Compañeras mártires, II Orden.
            OFM Cap y Clarisas Capuchinas: ML
26    Beato Buenaventura de Potenza, presbítero, I Orden.
            OFM Conv: ML
27    Celebración del “Espíritu de Asís”

                                                                                       5
30   Consagración de la propia Iglesia (en los templos consagrados para los que se
     desconoce la fecha exacta de consagración)
           Familia Franciscana: SOLEMNIDAD
31   Beato Ángel de Acri, presbítero, I Orden.
           OFM Cap: ML


APÉNDICE I: Himnos en castellano
APÉNDICE II: Himnos en latín




                                                                                     6
2 de septiembre
                            BEATO SEVERINO GIRAULT,
                           PRESBÍTERO Y MÁRTIR, III ORDEN
                                   TOR y OFS: MO

       Severino Girault, de Ruán (Normandía), perteneciente a la Tercera Orden
franciscana, junto con Apolinar Morel, de Posat (Suiza), capuchino, y Juan Francisco
Burté, de París, conventual, fueron martirizados por la Revolución francesa en el convento
de carmelitas de París, el 2 de septiembre de 1792. Los beatificó Pío XI en 1926.
Del Común de un mártir.
Himnos castellanos en el Apéndice I.

                                  Oficio de lectura
SEGUNDA LECTURA
De los sermones de San Agustín, obispo
(Sermón 47 de los santos)

                    Las fiestas de los mártires son invitaciones al martirio
        La celebración de las fiestas de los santos mártires nos da motivo para esperar
conseguir, por su intercesión, los bienes temporales que nos ayudan a conseguir los
eternos, como fruto de la imitación de los mismos mártires. Celebran con gozo verdadero
las festividades de los mártires los que siguen los ejemplos dados por los mismos. Las
fiestas de los mártires son invitaciones al martirio, a fin de que no nos asuste imitar a
aquellos cuya celebración nos alegra.
        Pero nosotros queremos alegrarnos con los santos y, no obstante, no queremos
sufrir con ellos las tribulaciones del mundo. No puede alcanzar la felicidad de los santos
mártires aquel que no quiere imitarles en cuanto esté de su parte. Es el apóstol San Pablo
quien nos lo enseña: Si sois solidarios en los sufrimientos, también lo seréis en la
consolación. Y el Señor en el Evangelio: Si el mundo os odia, sabed que primero me ha
odiado a mí. Rehúsa pertenecer al cuerpo quien no quiere sufrir el odio con la cabeza.
        Pero dirá alguno: «y ¿quién es capaz de seguir los ejemplos de los bienaventurados
mártires?» A éste le respondo que no sólo a los mártires, sino al mismo Señor, con su
gracia, si queremos, le podemos imitar. Escuchad, no a mí, sino al Señor que anuncia:
Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. Oye también la admonición de San
Pedro: Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo, para que sigamos sus huellas.

RESPONSORIO                                                  2Tm 4, 7–8; cf. Flp 3, 8–10
R. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. * Ahora
me aguarda la corona merecida.
V. Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús y
la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte. * Ahora me aguarda.

                                         Oración
      Padre todopoderoso, que concediste al mártir Beato Severino Girault pelear el
combate de la fe hasta derramar su sangre, te rogamos que su intercesión nos ayude a
soportar por tu amor la adversidad, y a caminar con valentía hacia ti, fuente de toda vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.


                                   4 de septiembre
                              SANTA ROSA DE VITERBO,
                                  VIRGEN, III ORDEN
                                OFM Conv, TOR y OF: ML

       Nació en Viterbo en 1234, y en la flor de la edad ingresó en la Tercera Orden
franciscana. Murió en su ciudad natal a los dieciocho años. Había resplandecido por su
caridad con el prójimo y por su celo por la fe y piedad cristianas. En 1258 trasladaron su
cuerpo a la iglesia de Santa Maria de las Rosas, que también se llama de Santa Rosa.

                                                                                         7
Del Común de vírgenes.
Himnos castellanos en el Apéndice I.

                                     Oficio de lectura
SEGUNDA LECTURA
Del Solilóquium, de San Buenaventura, obispo
(Cap. IV, núms. 2–3)

                    El alma devota es reina, esposa e hija del rey eterno
        Siempre que contemplo el gozo que me espera, desfallezco de admiración, porque
«este gozo lo encuentro dentro, fuera, debajo, arriba, rodeándome por todas partes».
Gozarás de todo, gozarás en todo. Tu gozo, según creo, fue anunciado por el Apocalipsis
en aquella bendita mujer, rodeada del sol, con la luna a sus pies y coronada de doce
estrellas. Esta mujer, pienso, es el alma devota, hija del Rey eterno y esposa y reina: hija
en la creación, esposa en la adopción de la gracia, reina en la perfección de la gloria. Se la
nombra rodeada del sol por hallarse adornada del esplendor de la caridad divina, y está
coronada por la magnificencia de la eterna felicidad; a esta felicidad le pertenecen los
doce placeres figurados en las doce estrellas del Apocalipsis, que embellecen y
complementan su dicha imperecedera.
        Alma devota, busca incansable este placer divino, despreciando toda consolación
humana, y aprende a soportar con paz toda contradicción de este mundo, en la esperanza
del disfrute seguro de aquella dicha celestial.
        Escribe Bernardo: «Corre veloz, alma, con la premura del ardiente deseo del
espíritu y el afecto del corazón, ya que al encuentro te sale el Señor de los
bienaventurados y tu Maestro, y no sólo el coro de los ángeles ni el de los
bienaventurados del cielo. Te espera el Dios Padre como a su hija queridísima, el Dios Hijo
como a su predilecta esposa, el Dios Espíritu Santo como a su compañera entrañable. Te
espera impaciente el Padre Dios, para constituirte heredera universal de sus bienes; el
Hijo de Dios, para ofrecerte al Padre como conquista de su encarnación y recompensa de
su sangre preciosísima; el Dios Espíritu Santo, para que participes de su misma dulzura y
bondad permanentes. Toda la familia celestial del eterno Rey de los santos y de los
espíritus bienaventurados te espera para nombrarte conciudadano suyo.»
        Alma devota, créeme: si eres capaz de saturarte desde ahora de tanto gozo divino
como te espera, juzgarás las dichas humanas como el suburbio de la ciudad celeste, y te
remontarás con veloz vuelo en el deseo de aquel disfrute permanente y seguro de las
dulzuras de la eterna bienaventuranza del cielo.

RESPONSORIO
R. ¡Qué hermosa eres, virgen de Cristo! * Tú, que has merecido recibir la corona del
Señor, la corona de la virginidad perpetua.
V. Nadie podrá quitarte la palma de la virginidad, ni separarte del amor de Cristo. * Tú,
que has merecido.
La oración como en Laudes.

                                        Laudes
Benedictus, ant. Esta virgen desde la infancia se preocupó de los asuntos del Señor,
consagrándose a ellos en cuerpo y alma.

                                         Oración
       Padre de bondad, que has unido en la joven Santa Rosa de Viterbo la firmeza de
ánimo y el encanto de la bondad; al celebrar hoy su fiesta, concédenos imitar también sus
virtudes. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                        Vísperas
Magníficat, ant. Maduró en pocos años, cumplió mucho tiempo; como su alma era grata a
Dios, se apresuró a sacarla del ambiente pecador.

                                       17 de septiembre

                                                                                            8
IMPRESIÓN DE LAS LLAGAS A NUESTRO
                         SERÁFICO PADRE SAN FRANCISCO
                             Familia Franciscana: FIESTA

       Desde su conversión, el Seráfico Padre San Francisco veneró con grandísima
devoción a Cristo crucificado. Hasta su muerte no cesó, con su vida y su palabra, de
predicar al Crucificado. En 1224, mientias estaba sumido en contemplación divina en el
monte Alvernia, el Señor Jesús imprimió en su cuerpo los estigmas de su pasión.
Benedicto XI concedió a la Orden franciscana celebrar cada año la memoria de este hecho,
probado por testimonios fidedignos.
Himnos latinos propios en el Apéndice II.

                                        Invitatorio
Ant. Venid, adoremos a Cristo Rey, que selló a Francisco con las llagas de su pasión.
El salmo invitatorio como en el Ordinario.

                                     Oficio de lectura
HIMNO
                                              I
                    Con la primera luz de la alborada
                    sale Francisco, fervoroso, al monte,
                    cuando el sol ilumina el horizonte
                    se abisma en la oración.

                    Y es tan hondo su amor a Jesucristo,
                    que anhela transformarse en el que ama,
                    y se convierte en ardorosa llama
                    de intensa compasión.

                    Serafín él también, aunque en la carne,
                    contempla al Serafín crucificado.
                    Todo su ser, dichoso y angustiado,
                    se concentra en amor.

                    Con los ojos brillantes como estrellas,
                    el alma en vilo, bebe la dulzura,
                    mientras se imprimen en su carne pura
                    las llagas del Señor.

                    Francisco, fiel amor, padre y maestro,
                    alcánzanos saber morir al mundo
                    y vivir para Aquel que, en lo profundo,
                    te selló con su cruz.

                    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
                    gloria a la Santa Trinidad divina
                    que nos sella, transforma e ilumina
                    con su sagrada luz. Amén.

O bien:
                                            II
                    Dios como a su espejo os trata,
                    Francisco; que gusta Dios
                    de ver retratado en vos
                    el mismo amor que le mata.

                    Tan bien a Dios retratáis,
                    que el mismo Dios parecéis,

                                                                                        9
aunque en la cruz excedéis;
                    que en él os crucificáis.

                    Dios sus heridas retrata
                    en vos, porque gusta Dios
                    de ver retratado en vos
                    el mismo amor que le mata.

                    Es de Dios tanto el amor,
                    aunque en sí te considere,
                    que tener espejo quiere
                    para que le haga mayor.

                    Y como tanto retrata
                    el vuestro, santo, al de Dios,
                    gusta de mirar en vos
                    el mismo amor que le mata.

                    Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
                    por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1. La mano del Señor se posó sobre mí y me llevó a la cima del monte.
Los salmos, del Común de pastores.
Ant. 2. Vi aquella magnífica visión y mi semblante quedó desfigurado.
Ant. 3. La gloria del Señor apareció como fuego voraz sobre la cumbre del monte.

V. Tus flechas se me han clavado.
R. Tu mano pesa sobre mí.

PRIMERA LECTURA
De la carta del apóstol San Pablo
a los Gálatas                                                 5, 24–26; 6, 2–5. 7–10. 14–18

                           Llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús
        Hermanos: Los que son de Cristo Jesús han crucificado su carne con sus pasiones y
sus deseos. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu. No seamos vanidosos,
provocándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.
        Arrimad todos el hombro a las cargas de los otros, que con eso cumpliréis la ley de
Cristo. Por supuesto, si alguno se figura ser algo, cuando no es nada, él mismo se engaña.
Cada cual examine su propia actuación, y tenga entonces motivo de satisfacción
refiriéndose sólo a sí mismo, no refiriéndose al compañero; pues cada uno tendrá que
cargar con su propio bulto.
        No os engañéis, con Dios no se juega: lo que uno siembre eso cosechará. El que
siembra para la carne, de ella cosechará corrupción; el que siembra para el espíritu, del
Espíritu cosechará vida eterna.
        Por lo tanto, no nos cansemos de hacer el bien, que, si no desmayamos, a su
tiempo cosecharemos. En una palabra: mientras tenemos ocasión, trabajemos por el bien
de todos, especialmente por el de la familia de la fe.
        Lo que es a mí, Dios me libre de gloriárme si no es en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues lo que
cuenta no es circuncisión o incircuncisión, sino una criatura nueva. La paz y la misericordia
de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de
Dios.
        En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las
marcas de Jesús.
        La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amen.

RESPONSORIO                                                         Cf. 2Co 4, 10; Rm 8, 29

                                                                                          10
R. Llevo en mi cuerpo la muerte de Jesús. * Para que también la vida de Jesús se
manifieste en mi cuerpo.
V. Dios me predestinó a ser imagen de su Hijo. * Para que también.

SEGUNDA LECTURA
De la Leyenda menor de San Buenaventura, obispo
(Núm. 6, 1–4; BAC 399,San Francisco de Asís, Madrid 1980, pp. 520–522)

                              Por las llagas se convirtió Francisco
                                    en imagen del Crucificado
       Francisco, fiel siervo y ministro de Cristo, dos años antes de entregar su espíritu a
Dios, habiendo iniciado en un lugar elevado y solitario, llamado monte Alverna, la
cuaresma de ayuno en honor del arcángel San Miguel –inundado más abundantemente
que de ordinario por la dulzura de la suprema contemplación y abrasado en una llama más
ardiente de deseos celestiales–, comenzó a experimentar un mayor cúmulo de dones y
gracias divinas.
       Elevándose, pues, a Dios a impulsos del ardor seráfico de sus deseos y
transformado, por el efecto de su tierna compasión, en aquel que, en aras de su
extremada caridad, aceptó ser crucificado, una mañana próxima a la fiesta de la
Exaltación de la Santa Cruz, mientras oraba en uno de los flancos del monte, vio bajar de
lo más alto del cielo así como la figura de un serafín, que tenía seis alas tan ígneas como
resplandecientes. En vuelo rapidísimo avanzó hacia el lugar donde se hallaba el varón de
Dios, deteniéndose en el aire. Y apareció no sólo alado, sino también crucificado: tenía las
manos y los pies extendidos y clavados a la cruz, y las alas dispuestas, de una parte a
otra, en forma tan maravillosa, que dos de ellas se alzaban sobre su cabeza, las otras dos
estaban extendidas para volar, y las dos restantes rodeaban y cubrían todo el cuerpo.
       Ante tal visión quedó lleno de estupor y experimentó en su corazón un gozo
mezclado de dolor. En efecto, el aspecto gracioso de Cristo, que se le presentaba de forma
tan misteriosa como familiar, le producía una intensa alegría, al par que la contemplación
de la terrible crucifixión atravesaba su alma con la espada de un dolor compasivo. Al
desaparecer la visión después de un arcano y familiar coloquio, quedó su alma
interiormente inflamada en ardores seráficos y exteriormente se le grabó en su carne la
efigie conforme al Crucificado, como si a la previa virtud licuefactiva del fuego le hubiera
seguido una cierta grabación configurativa.
       Al instante comenzaron a aparecer en sus manos y pies las señales de los clavos,
viéndose las cabezas de los mismos en la parte interior de las manos y en la superior de
los pies, mientras que sus puntas se hallaban al lado contrario.
       Asimismo, el costado derecho –como si hubiera sido traspasado por una lanza–
llevaba una roja cicatriz, que derramaba con frecuencia sangre sagrada.
       Y, luego que este hombre nuevo Francisco fue marcado con este nuevo y
portentoso milagro –singular privilegio no concedido en los siglos pretéritos–, descendió
del monte el angélico varón llevando consigo la efigie del Crucificado, no esculpida por
mano de algún artífice en tablas de piedra o de madera, sino impresa por el dedo de Dios
vivo en los miembros de su carne.

RESPONSORIO                                                               Cf. Ga 6, 14. 17
R. Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo. * Por quien
el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.
V. En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las
marcas de Jesús. * Por quien.

HlMNO Te Deum.


                                        Oración
       Dios de amor y misericordia, que marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo
al bienaventurado padre Francisco para encender en nuestros corazones el fuego de tu


                                                                                         11
amor, concédenos, por su intercesión, configurarnos a la muerte de Cristo para vivir
etenamente con él. Que vive y reina contigo.

                                        Laudes
HIMNO
                                          I
                  Venid, que en el monte Alvemia,
                  como a Moisés en la zarza
                  que ardía sin consumirse,
                  Dios por Francisco nos habla.

                  Cristo en la cruz es su vida.
                  Francisco en su amor se abrasa.
                  Que si «el Amor no es amado»
                  Francisco por todos ama.

                  Un serafín presuroso,
                  con dardos que Amor, inflama,
                  en su pecho, pies y manos
                  hace florecer las llagas.

                  Cinco señales divinas
                  llevan de Cristo la marca.
                  Nuevo lenguaje de amor
                  que Dios por Francisco habla.

                  Un sol en fulgor temprano
                  hoy desveló la mañana.
                  Cuerpo de Cristo es Francisco,
                  Cristo de Francisco es alma.

                  Francisco en gozo se inmola
                  con el dolor de sus lágrimas.
                  Dolor y gozo son siempre
                  testimonio de quien ama.

                  Gloria al amor de Dios Padre
                  que por su Hijo nos salva.
                  Gloria al Espíritu Santo
                  que por Francisco nos llama. Amén.

O bien:
                                          II
                  En la cumbre de La Verna
                  se han dado Cita de amor
                  el siervo con su Señor,
                  unidos en Pascua eterna.

                  Del cielo el Señor venía,
                  Hijo de Dios humanado,
                  tenía el cuerpo llagado
                  y el rostro resplandecía.

                  ¡Oh Jesús, el más hermoso
                  entre los hijos de Adán,
                  libres tus lazos están,
                  para el abrazo de esposo!


                                                                                  12
Y Francisco se ha quedado
                   de gracia y amor transido;
                   por Cristo se encuentra herido
                   en manos, pies y costado.

                   La Regla ved ya cumplida
                   en el monte de la Alianza;
                   amor que la sangre alcanza
                   es de aquél que da la vida.

                   Gloria a ti, Cristo benigno,
                   en el precioso madero;
                   para el gozo verdadero
                   guárdanos bajo tu signo. Amén.

Ant. 1. Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.
Los salmos y el cántico, del domingo de la semana I.
Ant. 2. Cristo se ha apoderado de mí para llevarme a su conocimiento y a la comunión con
sus padecimientos, muriendo su misma muerte.
Ant. 3. Se manifestará en mi persona la grandeza de Cristo: para mí la vida es Cristo.

LECTURA BREVE                                                           Ga 6, 14. 17–18
       Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la
cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Yo llevo en mi cuerpo las
marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu,
hermanos. Amén.

RESPONSORIO BREVE
R. Tus flechas se me han clavado. * Tu mano pesa sobre mí. Tus flechas.
V. Siento palpitar mi corazón, me abandonan las fuerzas. * Tu mano. Gloria al Padre. Tus
flechas.

Benedictus, ant. Francisco, mártir de deseo, te visitó el Sol que nace de lo alto y renovó
maravillosamente en tu cuerpo las señales de nuestra redención.

PRECES
Glorifiquemos a Cristo que, por su muerte y resurrección, edificó su Iglesia y nos ha
llamado al seguimiento de Francisco, y supliquémosle humildemente diciendo:
Consérvanos, Señor, en tu santo servicio.

Tú que viniste a evangelizar a los pobres, enséñanos a propagar tu Reino de palabra y de
 obra,
–y a instaurarlo con éxito entre los hombres.
Tú, que eres luz de los pueblos y maestro de santidad, hazque permanezcamos firmes en
 la fe verdadera,
–para que proclamemos tu nombre en todo el mundo.
Tú, que diste el mandamiento nuevo de que nos amáramos unos a otros,
–concédenos trabajar por el bien de todos los hombres.
Tú, Sabiduría del Padre, ilumina nuestras inteligencias,
–para que, fieles a la verdad, permanezcamos en el amor.
Tú, que trabajaste con tus propias manos, dirige nuestro trabajo,
–para que todos los que vean nuestras obras glorifiquen a Dios Padre.

Padre nuestro.

                                         Oración

                                                                                       13
Dios de amor y misericordia, que marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo
al bienaventurado padre Francisco para encender en nuestros corazones el fuego de tu
amor, concédenos, por su intercesión, configurarnos a la muerte de Cristo para vivir
eternamente con él. Que vive y reina contigo.

                                      Hora intermedia
Las antífonas y los salmos, de la feria correspondiente.

Tercia
LECTURA BREVE                                                              Ga 2, 20–21
      Mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta
entregarse por mí. Yo no anulo la gracia de Dios.

V. Cuando se multiplican mis preocupaciones.
R. Tus consuelos son mi delicia.

Sexta
LECTURA BREVE                                                               Rm 6, 4–6
      Así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así
también nosotros andemos en una vida nueva. Porque, si nuestra existencia está unida a
él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya.
Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo.

V. El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo.
R. Que cargue con su cruz y me siga.

Nona
LECTURA BREVE                                                                Rm 6, 8. 11
      Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él. Vosotros
consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

V. Se inflaman los piadosos corazones.
R. En la celebración de los gloriosos estigmas de San Francisco.

La oración como en Laudes.

                                         Vísperas
HIMNO
                                             I
                    Lo ha tocado el Señor;
                    mirad palma con palma,
                    manos de dos amigos
                    en una cruz clavadas.

                    Hermano de los hombres
                    y aun de las bestias bravas,
                    hermano de Jesús
                    que en sí todo lo hermana.

                    ¡Oh cuánto el corazón
                    contempla, gime y ama!
                    iCuán alto en la montaña,
                    cuán cerca en la llanada!

                    La norma, el Evangelio;
                    su vida, las pisadas
                    de aquel Jesús que quiso
                    pisar donde mi planta.

                                                                                     14
Francisco, el de las calles
                   por él enamoradas...,
                   Francisco, a quien el mundo
                   hoy alza su esperanza.

                   ¡Loado, mi Señor,
                   por tan cercana gracia:
                   por el humilde hermano
                   marcado con tus llagas! Amén.

O bien:
                                            II
                   Por esas cinco roturas
                   mostráis el brocado fino,
                   que tejió con penas duras
                   Cristo en su cuerpo divino;
                   con que el mundo a decir vino,
                   pues que tal ropa traéis,
                   que Dios se parece a vos
                   y vos a Dios parecéis.

                   Con que más claro mostráis
                   que andáis muy enamorado;
                   pues la librea lleváis
                   que es propia de nuestro Amado;
                   y estáis en él transformado,
                   tanto, que decir podéis
                   que Dios se parece a vos
                   y vos a Dios parecéis.

                   Rompieron la ropa a Dios
                   unos hombres inhumanos;
                   mas, Francisco, Dios a vos
                   os la rompió con sus manos:
                   Francisco, ¿qué más queréis?
                   Que Dios se parece a vos
                   y vos a Dios parecéis.

                   Por tan singular merced
                   por todos a Dios rogad,
                   a todos favoreced,
                   a todo el mundo ayudad,
                   que con gran facilidad,
                   Francisco, hacerlo podéis,
                   que Dios se parece a vos
                   y vos a Dios parecéis. Amén.

Ant. 1. De muchas maneras manifestó Dios en el bienaventurado Francisco el misterio de
la cruz.
Los salmos y el cántico, de las II Vísperas del Común de pastores.
Ant. 2. Nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste,
crucificado.
Ant. 3. Sufrió la muerte en su cuerpo, pero recibió vida por el Espíritu.

LECTURA BREVE                                                           Ga 6, 14. 17–18
       Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la
cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Yo llevo en mi cuerpo las

                                                                                     15
marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu,
hermanos. Amén.

RESPONSORIO BREVE
R. Has sellado, Señor Jesucristo, * A tu siervo Francisco. Has sellado.
V. Con el emblema de nuestra redención. * A tu siervo Francisco. Gloria al Padre. Has
sellado.

Magníficat, ant. He muerto para el mundo, y mi vida está, con Cristo, escondida en Dios.
Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también nosotros apareceremos
juntamente con él, en gloria.

PRECES
Invoquemos, hermanos, a Dios Padre, fuente de toda santidad que, por la intercesión y
ejemplo de nuestro Padre San Francisco, nos guía por el camino de la santidad, y
digámosle:
Escúchanos, Señor.

Padre santo, que hiciste a tu siervo Francisco imitador perfecto de tu Hijo,
–haz que nosotros siguiendo sus huellas, observemos fielmente el Evangelio de Cristo.
Padre de bondad, guía nuestros pasos por el camino de la paz siguiendo el ejemplo de
 nuestro Padre San Francisco,
–para que, con sincero corazón, vivamos en obediencia, sin propio y en castidad.
Padre altísimo y omnipotente, que dispersas a los soberbios de corazón y enalteces a los
 humildes,
–concédenos imitar a nuestro seráfico Padre en la virtud de la humildad.
Padre de amor y misericordia, que marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo a tu
 siervo Francisco,
–concédenos gloriarnos siempre de la cruz de Cristo.
Padre indulgente, que por las súplicas de nuestro Padre San Francisco otorgaste el perdón
 a los pecadores,
–muestra tu rostro a nuestros hermanos difuntos.

Padre nuestro.

                                         Oración
       Dios de amor y misericordia, que marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo
al bienaventurado padre Francisco para encender en nuestros corazones el fuego de tu
amor, concédenos, por su intercesión, configurarnos a la muerte de Cristo para vivir
eternamente con él. Que vive y reina contigo.


                                   18 de septiembre
                              SAN JOSÉ DE CUPERTINO,
                                 PRESBÍTERO, I ORDEN
                                Familia Franciscana: MO
                                   OFM Conv: FIESTA

       Nació en la Pulla en 1603. De joven ingresó en la Orden de los franciscanos
conventuales. Tras su ordenación sacerdotal se entregó de lleno al sagrado ministerio,
inflamado en celo de las almas. Adornado de carismas singulares, por disposición de los
superiores se mudó de un lugar a otro, huyendo del fanatismo popular. Descolló por su
obediencia, humildad y paciencia. Manifestó ardiente devoción a los misterios de la vida
de Cristo, en especial a la eucaristía, y a la Madre de Dios. Murió en Osimo (Marcas) en
1663. Lo canonizó Clemente XIII.
Del Común de santos varones: para los religiosos.
Himnos castellanos en el Apéndice I.
                                                                                        16
Oficio de lectura
SEGUNDA LECTURA
De las máximas de San José de Copertino
(Cf. G. Parisciani, S. Giuseppe da Copertino alla luce dei nuovi documenti, Osimo 1963,
passim)

                           La perfección consiste en el amor de Dios
        A toda persona piadosa le corresponde amar a Dios sobre todas las cosas, alabarle
con sus palabras y distinguirse con el buen ejemplo. Quien desee emprender la vida de
piedad o religiosa, sepa que sólo llegará a la perfección si logra el amor de Dios. Quien
posee la caridad, aunque sea ignorante, se enriquece; careciendo de ella nunca será feliz.
Aprendamos del sol, que con los mismos rayos da verdor a las plantas y a la fronda de los
árboles, manteniéndolos, sin embargo, a cada uno de ellos en su propia naturaleza: así la
gracia de Dios, con la misma luz embellece al hombre con la perfección moral y también le
enciende en el amor de caridad, haciéndole grato a sus ojos, y, sin dañar su naturaleza
humana, le sublima. Por otra parte, poseemos la voluntad, que el hombre puede ejercer a
su pleno albedrío y que recibió su don gratuito del mismo Dios desde la creación, pero de
la que tendrá que rendir estrecha cuenta a su Señor. Siempre que el hombre se ejercita
en actos de virtud, ayudado de la divina gracia, de la que procede todo bien, tenga
presente esto: que ejerciendo el pleno dominio de su libertad complace a Dios, pero, si
renuncia a su voluntad para colocarse en los brazos amorosos del Señor, le agrada más y
se perfecciona en mayor escala.
        Como árbol fértil, que cultivado con esmero produce abundantes frutos, así también
el hombre, esforzándose cuidadosamente en seguir las huellas de Cristo, cosechará obras
consumadas de santidad y se enriquecerá de virtudes cristianas, que servirán a su vez de
ejemplo y aliento al prójimo en el servicio de Dios. Es provechoso saber que es un signo
especial de predilección, que Dios concede a los que ama, el soportar con valentía y por su
amor las adversidades y contratiempos que ofrece la vida presente. Nuestro, Señor
Jesucristo fue el modelo perfecto, que sufrió acerbísimos dolores por nosotros, y nos dio
ejemplo acabado, queriendo también asociarnos a su pasión con los nuestros. No olvides
tampoco: si quieres ser oro, sólo la tribulación purifica las escorias; si hierro, también el
sufrimiento desprende el orín.
        Contempla las aves del cielo: para alimentarse necesitan bajar al suelo, pero se
remontan pronto con vuelo veloz hacia las alturas. Del mismo modo, los siervos de Dios,
cuando la necesidad les urja, que se ocupen de los asuntos de este mundo, pero a
condición de que sepan elevarse cuanto antes con la mente hacia su Señor para alabarle y
glorificarle. Fíjate de nuevo en las aves, quienes también pisan tierras encenagadas, pero
lo hacen con tanto cuidado que consiguen no enfangarse en ellas. De la misma forma, el
hombre, que no se manche en lo que pueda inquietar el alma; manteniendo
incontaminados los afectos del corazón, elévela hacia lo alto, y con Santa operación
glorifique al Altísimo Señor.

RESPONSORIO                                                              2Co 12, 10. 9. 7
R. Vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las
persecuciones. * Porque así residirá en mí la fuerza de Cristo.
V. Para no tener soberbia por la grandeza de estas revelaciones, muy a gusto presumo de
mis debilidades. * Porque así.

La oración como en Laudes.

                                         Laudes
Benedictus, ant. Bendito sea Dios que me ciñe de valor y me enseña un camino perfecto;
él me da pies de ciervo y me coloca en las alturas.

                                          Oración
       Dios de misericordia, que con admirable sabiduría has querido que tu Hijo, al ser
levantado de la tierra, atrajera todas las cosas hacia él, concédenos, por intercesión de

                                                                                          17
San José de Copertino, tender a la perfección que nos has propuesto en la persona de tu
Hijo, y vernos libres de la malicia de este mundo. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                          Vísperas
Magníficat, ant. Aspirad a los bienes de allá arriba, no a los de la tierra: he muerto y mi
vida está, con Cristo, escondida en Dios.


                                 19 de septiembre
                     SAN FRANCISCO MARÍA DE CAMPORROSSO,
                               RELIGIOSO, I ORDEN
                                  OFM Cap: MO

       Nació en 1804. Ingresó en la Orden franciscana capuchina. Durante cuarenta años
recorrió mendigando la ciudad de Génova, haciendo el bien a cuerpos y almas. Difundía tal
olor de santidad que el pueblo le llamaba «el padre santo». Durante la epidemia del cólera
ofreció generosamente su vida por los demás y la perdió el 17 de septiembre de 1866. Lo
canonizó Juan XXIII en 1962.
Del Común de santos varones: para los religiosos.
Himnos castellanos en el Apéndice I.

                                     Oficio de lectura
SEGUNDA LECTURA
Del opúsculo Vitis mýstica, atribuido a San Buenaventura, obispo
(Cap. 32: Opera omnia VIII, pp. 214–215)

                     De poco vale la fragancia de la flor (de la virginidad),
                             si no va acompañada de la caridad
       La caridad, que nunca puede estar ociosa, se manifiesta siempre por las obras,
como afirma San Gregorio: «La prueba del amor está en sus frutos.» Y San Juan, el
discípulo predilecto de Jesús, dice: Si alguno que posee bienes de la tierra ve a su
hermano padecer necesidad y le cierra el corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor
de Dios? El que no ama a su hermano, a quien ve, ¿cómo puede amar a Dios, a quien no
ve?
       La misma Verdad, el buen Jesús, se cuidó de expresar con claridad las obras de
misericordia, que demuestran el amor al prójimo, y que servirán, al final de los tiempos,
de salvación o de reprobación, al decir: Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve
sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me
vestisteis; enfermo y en la cárcel, y vinisteis a verme. Pues cuanto hicisteis a uno de
estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis. Éstas son las obras de
misericordia, que tienen su raíz en la caridad. Es bueno, pues, pararse despacio a
considerar cuál sea la dignidad de estas obras de caridad, que adquieren, en el juicio final,
la categoría máxima de la salvación. Incluso de nada valdrá entonces la fragancia de la
flor, es decir, la integridad de la virginidad, si a ésta le falta el aroma de las obras de
caridad.
       Examine cada uno su conciencia y vea si tiene esta disposición de mente. Cuando
te encuentras con un pobre, con un enfermo, con un forastero, y pasas delante de ellos
sin que te muevas a compasión, ni ruegas por sus necesidades, ni te unes a sus lamentos,
¿crees que estás lleno de compasión? Si no eres capaz de compartir tus bienes con el
necesitado, tampoco sabes lo que es padecer privaciones. Recuerda que Cristo está
presente en el pobre porque es miembro suyo, y, cuando te pide socorro, ayúdale, porque
es él mismo quien te lo suplica; además el pobre es tu hermano. No cierres tus
sentimientos a la verdadera compasión, que por la amplitud de ésta conocerás cuál es la
medida de tu amor a Dios.
       Mayor compasión merecen los que se apartaron de la fe o del recto proceder, o los
que se sumergieron voluntaria o involuntariamente en el pecado; éstos precisan más del
pan celestial de los ángeles, el dulce Jesús; dádselo con ardientes súplicas, con gemidos,
con los ardores de vuestra caridad. Igualmente, quienes recibieron del Espíritu el don de

                                                                                          18
la ciencia y de la sabiduría les deben dispensar el alimento de la palabra de Dios, que se
contiene en los libros sagrados, para que, junto con su ferviente oración elevada al Señor,
se digne abrirles los ojos del entendimiento, le conozcan y le saboreen, degustando la
suavidad y dulzura del buen Dios, y se les abran de nuevo los ojos en la fracción del pan,
es decir, al proporcionarles el recto conocimiento de esa palabra divina, que se desprende
de la sabia interpretación de las sagradas Escrituras.

RESPONSORIO                                                   Cf. Plp 1, 20–21; 1Ts 2, 8
R. Viva o muera, se manifestará en mi persona la grandeza de Cristo. * Para mí la vida es
Cristo, y una ganancia el morir.
V. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino
hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor. * Para mí.

La oración como en Laudes.

                                          Laudes
Benedictus, ant. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

                                        Oración
       Dios de bondad, que en tu humilde siervo Francisco María nos has dado un ejemplo
de amor a los pobres; por su intercesión y ayuda, haz que también nosotros nos
dediquemos al servicio del prójimo con generosidad y humildad. Por nuestro Señor
Jesucristo.

                                        Vísperas
Magníficat, ant. Todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, tenedlo en cuenta y ponedlo
por obra.


                                    23 de septiembre
                               SAN PÍO DE PIETRELCINA,
                                  PRESBÍTERO, I ORDEN
                                 Familia Franciscana: MO

       Pío, en el siglo Francisco Forgione, nació en Pietrelcina, diócesis de Benevento, el
25 de mayo de 1887. Ingresó en la Orden de Hermanos Menores Capuchinos el 6 de enero
de 1903, siendo ordenado de sacerdote el 10 de agosto de 1910, en la catedral de
Benevento. El 28 de julio de 1916 llegó a San Giovanni Rotondo, en las estribaciones del
monte Gárgano, donde, salvo pocas y breves interrupciones, permaneció hasta su muerte,
acaecida el 23 de septiembre de 1968. La mañana del viernes 20 de septiembre de 1918,
orando ante el Crucifijo del coro de la vieja iglesia conventual, recibió el don de las llagas,
que, durante medio siglo permanecieron abiertas y sangrantes. Durante su vida,
desarrolló su ministerio sacerdotal, fundó los «Grupos de oración» y un moderno hospital,
al que dio el nombre de «Casa alivio del sufrimiento». Fue beatificado el día 2 de mayo de
1999 y canonizado el 17 de junio de 2002 por el papa Juan Pablo II.
Del propio y del común de pastores.

                                     Oficio de lectura
SEGUNDA LECTURA
De las cartas de San Pío de Pietrelcina
(Carta 500; 510; Epist.1, 1065; 1093-1095, Edic. 1992)

                            Alzaré fuerte mi voz a Él y no cesaré
       En fuerza de esta obediencia me resuelvo a manifestarle lo que sucedió en mí
desde el día 5 por la tarde que se prolongó durante todo el 6 del corriente mes de agosto.
       No soy capaz de decirle lo que pasó a lo largo de este tiempo de superlativo
martirio. Me hallaba confesando a nuestros seráficos la tarde del 5, cuando de repente me
llené de un espantoso terror ante la visión de un personaje celeste que se me presenta

                                                                                            19
ante los ojos de la inteligencia. Tenía en la mano una especie de dardo, semejante a una
larguísima lanza de hierro con una punta muy afilada y parecía como si de esa punta
saliese fuego. Ver todo esto y observar que aquel personaje arrojaba con toda violencia
tal dardo sobre el alma fue todo uno. A duras penas exhalé un gemido, me parecía morir.
Le dije al seráfico que se marchase, porque me sentía mal y no me encontraba con
fuerzas para continuar. Este martirio duro sin interrupción hasta la mañana del día siete.
No sabría decir cuánto sufrí en este periodo tan luctuoso. Sentía también las entrañas
como arrancadas y desgarradas por aquel instrumento mientras todo quedaba sometido a
hierro y fuego.
        Y ¿qué decirle con respecto a lo que me pregunta sobre cómo sucedió mi
crucifixión? ¡Dios mío, qué confusión y humillación experimento al tener que manifestar lo
que tú has obrado en esta tu mezquina criatura!
        Era la mañana del 20 del pasado mes de septiembre en el coro, después de la
celebración de la santa misa, sentí una sensación de descanso, semejante a un dulce
sueño. Todos los sentidos internos y externos, incluso las mismas facultades del alma se
encontraron en una quietud indescriptible. Durante todo esto se hizo un silencio total en
torno a mí y dentro de mí; siguió luego una gran paz y abandono en la más completa
privación de todo, como un descanso dentro de la propia ruina. Todo esto sucedió con la
velocidad del rayo.
        Y mientras sucedía todo esto, me encontré delante de un misterioso personaje,
semejante al que había visto la tarde del 5 de agosto, que se diferenciaba de éste
solamente en que tenía las manos, los pies y el costado manando sangre. Sólo su visión
me aterrorizó; no sabría expresar lo que sentí en aquel momento. Creí morir y habría
muerto si el Señor no hubiera intervenido para sostener mi corazón, el cual latía como si
se quisiera salir del pecho. La visión del personaje desapareció y yo me encontré con las
manos, los pies y el costado traspasados y manando sangre. Imaginad qué desgarro estoy
experimentando continuamente casi todos los días. La herida del corazón mana
asiduamente sangre, sobre todo desde el jueves por la tarde hasta el sábado.
        Padre mío, yo muero de dolor por el desgarro y la subsiguiente confusión que yo
sufro en lo más íntimo del corazón. Temo morir desangrado, si el Señor no escucha los
gemidos de mi corazón y retira de mí este peso. ¿Me concederá esta gracia Jesús que es
tan bueno? ¿Me quitará al menos esta confusión que experimento por estas señales
externas? Alzaré fuerte mi voz a él sin cesar, para que por su misericordia retire de mí la
aflicción, no el desgarro ni el dolor, porque lo veo imposible y yo deseo embriagarme de
dolor, sino estas señales externas que son para mí de una confusión y humillación
indescriptible e insostenible.
        El personaje del que quería hablarle en mi anterior, no es otro que el mismo del
que le hablé en otra carta mía y que vi el 5 de agosto. El continúa su actividad sin parar,
con gran desgarro del alma. Siento en mi interior como un continuo rumor, como el de
una cascada, que está siempre echando sangre. ¡Dios mío!
        Es justo el castigo y recto tu juicio, pero trátame al fin con misericordia. Señor –te
diré siempre con tu profeta–: Señor no me corrijas con ira, no me castigues con cólera.
Padre mío, ahora que conoces toda mi interioridad, no desdeñes de hacer llegar hasta mí
la palabra de consuelo, en medio de tan feroz y dura amargura.

RESPONSORIO                                                            Mt 16, 24; Hb 12, 2
R. Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, * tome su cruz y sígame.
V. Cristo en lugar del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia. *
Tome su cruz y sígame.

                                          Oración
       Dios omnipotente y eterno que, con gracia singular concediste al sacerdote San Pío
participar en la cruz de tu Hijo y, por medio de su ministerio has renovado las maravillas
de tu misericordia, concédenos, por su intercesión, que unidos constantemente a la pasión
de Cristo podamos llegar felizmente a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor
Jesucristo.



                                                                                           20
23 de septiembre
                  HALLAZGO DEL CUERPO DE SANTA CLARA DE ASÍS
                        II Orden: Conmemoración SUPRIMIDA

       El cuerpo de Santa Clara, fallecida en el monasterio de San Damián, a las afueras
de Asís, recibió sepultura primero en la iglesia de San Jorge, dentro de la ciudad, y luego
en el templo que se le dedicó. El 23 de septiembre de 1850 se abrió su sepulcro y se
expusieron sus reliquias a la veneración de los fieles.
Del Común de vírgenes.
Himnos castellanos en el Apéndice I.

                                     Oficio de lectura
SEGUNDA LECTURA
De la carta de Santa Clara, virgen, a Santa Inés de Praga
(BAC 314, Escritos de Santa Clara, Madrid 1982, pp. 376–379)

                          No perder de vista los frutos de la caridad
       Hermana carísima, y aún más, señora respetabilísima, pues sois esposa y madre y
hermana de mi Señor Jesucristo, adornada esplendorosamente con el estandarte de la
virginidad inviolable y de la santísima pobreza: ya que vos habéis comenzado con tan
ardiente anhelo del pobre Crucificado, confirmaos en su santo servicio; que él sufrió por
nosotros el suplicio de la cruz, liberándonos del poder del príncipe de las tinieblas –que
nos tenía sometidos y encadenados por la transgresión de nuestro primer padre– y
reconciliándonos con Dios Padre.
       ¡Oh pobreza bienaventurada, que da riquezas eternas a quienes la aman y abrazan!
¡Oh pobreza Santa, por la cual, a quienes la poseen y desean, Dios les promete el reino de
los cielos, y sin duda alguna les ofrece la gloria eterna y la vida bienaventurada! ¡Oh
piadosa pobreza, a la que se dignó abrazar con predilección el Señor Jesucristo, el que
gobernaba y gobierna cielo y tierra, y lo que es más, lo dijo y todo fue hecho!
       Pues si un Señor tan grande y de tal calidad, encarnándose en el seno de la Virgen,
quiso aparecer en este mundo como un hombre despreciado, necesitado y pobre, para
que los hombres, pobrísimos e indigentes, con gran necesidad de alimento celeste, se
hicieran en él ricos por la posesión del reino de los cielos, alegraos vos y saltad de júbilo,
colmada de alegría espiritual y de inmenso gozo. Vos, al preferir el desprecio del siglo a
los honores, la pobreza a las riquezas temporales, y guardar cuidadosamente los tesoros
en el cielo y no en la tierra, allí donde ni la herrumbre los corroe ni los come la polilla, ni
los ladrones los descubren y roban, os habéis asegurado una recompensa copiosísima en
los cielos y habéis merecido dignamente ser hermana, esposa y madre del Hijo del
altísimo Padre y de la Virgen gloriosa.
       Pues creo firmemente que vos sabéis cómo el reino de los cielos se promete y se da
por el Señor a los pobres. En la medida en que se ama algo temporal, se pierde el fruto de
la caridad. No se puede servir a Dios y al dinero, porque se amará a uno y se aborrecerá
al otro, o se entregará a uno y despreciará al otro. Un hombre vestido no puede luchar
con otro desnudo, pues será derribado pronto, por tener de donde asirlo. Y es imposible
morar con gloria en el siglo y luego reinar con Cristo. Y antes pasará un camello por el ojo
de una aguja que subirá un rico al reino celestial. Por eso vos os habéis despojado de los
vestidos, esto es, de las riquezas temporales, para no sucumbir de ningún modo ante el
enemigo, para entrar en el cielo por el camino arduo y la puerta estrecha. Es un gran
negocio, y loable, dejar lo temporal por lo eterno, ganar el cielo a costa de la tierra, recibir
el ciento por uno, y poseer a perpetuidad la vida feliz.
       Por todo ello he creído un deber suplicar a vuestra excelencia y santidad, en cuanto
puedo, humildemente, en las entrañas de Cristo, que os confirméis en su santo servicio;
creciendo de bien a mejor, de virtud en virtud. Él, a quien servís con todo el ardor de
vuestra alma, se digne otorgaros los premios deseados.

RESPONSORIO                                                                      Sal 83,5.6. 11



                                                                                             21
R. Dichosos los que viven en tu casa, Señor, alabándote siempre; dichosos los que
encuentran en ti su fuerza al preparar su peregrinación. * Vale más un día en tus atrios
que mil en mi tasa.
V. Prefiero el umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados. * Vale más.

La oración como en Laudes.

                                         Laudes
HIMNO
                   Tú mereces un canto, mi Señor,
                   por nuestra hermana Clara
                   llevada en el fulgor del fuego
                   y en el salto transparente del agua.

                   Tú mereces un himno, mi Señor,
                   por nuestra hermana Clara
                   que a todos llega como el sol
                   y como la luna estampada en el agua.

                   Tú mereces un salmo, mi Señor,
                   por nuestra hermana Clara
                   que aguanta enfermedad y ama,
                   y resiste en alabanza como el alba.

                   Tú mereces un salmo, mi Señor,
                   por nuestra hermana Clara
                   que bendijo el ser tu criatura
                   y muriendo en tu paz te dio su alma.

                   Tú mereces la gloria y el honor
                   por toda criatura que vive bajo el sol.
                   Alabanza al Hijo Jesucristo y al Padre,
                   y al Espíritu Santo por los siglos todo amor. Amén.

Benedictus, ant. El Señor cambió su ceniza en corona, su traje de luto en perfume de
fiesta, su abatimiento en cánticos.

                                          Oración
       Señor, Dios nuestro, al recordar hoy con alegría a la Santa Madre Clara, te rogamos
que, por sus méritos y ejemplo, enraizados en la fe y en el amor, vivamos cada día el
misterio de la resurrección y disfrutemos de tu presencia en el cielo. Por nuestro Señor
Jesucristo.

                                       Vísperas
Magníficat, ant. «Me casaré contigo en matrimonio perpetuo –dice el Señor–; me casaré
contigo en misericordia y compasión; me casaré contigo en fidelidad.»


                                26 de septiembre
                   SAN ELZEARIO DE SABRÁN Y BEATA DELFINA,
                              ESPOSOS, III ORDEN
                                 TOR y OFS: MO

       Elzeario, nacido en Francia, luego conde de Ariano Hirpino (Nápoles), contrajo
matrimonio con Delfina de Glandeves, y se mantuvieron vírgenes según se refiere; y
esclarecieron la Tercera Orden franciscana con heroicas virtudes. A manos llenas
distribuían entre los pobres sus copiosas riquezas y se dedicaban de continuo a la oración
y a las buenas obras. Elzeario murió en Paris el 27 de septiembre de 1323; y Delfina, al

                                                                                       22
cabo de cinco lustros pasados en santa viudez, falleció en la ciudad francesa de Apt el 26
de noviembre de 1358.
Del Común de santos varones.
Himnos castellanos en el Apéndice I.

                                    Oficio de lectura
SEGUNDA LECTURA
De la obra de San Agustín, obispo, sobre el matrimonio y la concupiscencia
(Lib. 1. 10: PL 44, pp. 420s.)

                     El valor y la firmeza provienen del vínculo matrimonial
        A los cristianos que se casan se les encomienda no sólo la fecundidad, cuyo fruto
son los hijos, ni la vida honesta exigida por la mutua fidelidad, sino un verdadero
sacramento, conforme a lo dicho por San Pablo: Maridos, amad a vuestras esposas como
Cristo amó a la Iglesia. Y no hay duda de que pertenece a la esencia de este sacramento
la inseparabilidad de los contrayentes mientras vivan y de que, excepto el caso de
fornicación, nunca es lícito disolverlo. La Iglesia guarda este depósito recibido de Cristo:
que mientras vivan los esposos no se pueden divorciar. Y tanto valor tiene el
cumplimiento de este mandato en la ciudad Santa de Dios, en su monte santo –es decir,
en la Iglesia de Cristo–, para todos los fieles casados –que son miembros de Cristo–, que
aun si las vírgenes se unen en matrimonio por buscar descendencia, o si los varones
toman mujer para lo mismo, nunca les es lícito abandonar al otro cónyuge, aunque uno de
ellos fuera estéril y pretendiera unirse en matrimonio con otro que le proporcionara hijos.
Si un varón atentara divorciarse, lo haría bajo la norma de este mundo, que le permitiría
el derecho de repudio y pasar a nuevas nupcias: lo que el mismo Cristo asegura que fue
concedido por Moisés a los israelitas, por la dureza de su corazón; mas ése, según la ley
evangélica, es adúltero; dígase otro tanto de la mujer casada que tomara nuevo esposo.
Los derechos contraídos por el matrimonio, mientras vivan los cónyuges, adquieren mayor
valor y firmeza entre ellos que los lazos que pudieran dimanar de ulteriores uniones con
otro. Pero no serían adúlteros, si permanecieran fieles el uno al otro cónyuge. Pero si, por
mutuo consentimiento de ambos contrayentes, determinaran privarse del uso del
matrimonio indefinidamente, aun entonces permanece intacto el vínculo matrimonial. Y
cuanto más firme, clara y prolongada fuera esta determinación, que habría de guardarse
también con mayor fidelidad, sepan que son esposos por la palabra dada en la celebración
del matrimonio: no por la unión de los cuerpos, sino por la compenetración de las almas;
el matrimonio no se formaliza por los actos carnales anteriores o posteriores a él, ni
desaparece ni tampoco es falsa la denominación de cónyuge porque no tuvieron lugar
estas uniones o porque nunca se piensan realizar.

RESPONSORIO                                                             1Co 6, 19–20; 3, 16
R. ¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que habita en vosotros? *
Glorificad a Dios con vuestro cuerpo.
V. Sois templo de Dios y el Espíritu de Dios habita en vosotros. * Glorificad.

La oración como en Laudes.

                                        Laudes
Benedictus, ant. Dichosos los que trabajan por la paz, dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.

                                          Oración
       Manifiesta, Dios nuestro, la grandeza de tu amor hacia nosotros, que celebramos
hoy la fiesta de los bienaventurados Elzeario y Delfina, unidos en santo matrimonio; y haz
que nosotros disfrutemos también de la intimidad de tu amor en el cielo. Por nuestro
Señor Jesucristo.

                                         Vísperas


                                                                                         23
Magníficat, ant. La virtud se perpetúa en el recuerdo; ceñida la corona, desfila triunfadora,
victoriosa en la prueba de trofeos bien limpios.


                           26 de septiembre
   BEATO AURELIO DE VINALESA, PRESBÍTERO, Y COMPAÑEROS MÁRTIRES, I
                                ORDEN
                              OFM Cap: ML

        Nació En Vinalesa (España) el año 1896. Desde joven se sintió atraído hacia la vida
religiosa en la orden Franciscana Capuchina, donde ingresó. Durante la persecución
religiosa en España, tuvo que abandonar el convento y refugiarse en una familia. Fue
detenido y poco después lo mataron, el 28 de agosto de 1936. Murió gritando: “¡Viva
Cristo Rey!” En el mismo período sufrieron el martirio otros 11 religiosos capuchinos y 5
clarisas capuchinas.
Del común de varios mártires, o de santos varones: para los religiosos

                                     Oficio de lectura
SEGUNDA LECTURA
De las cartas del Bto. Aurelio de Vinalesa, presbítero y mártir
(Arch. Post., n. 709, pág. 96)

                              Todo pasa excepto el amor a Dios
       Ignoro lo que Dios quiera disponer de mi; pero por si él quisiere elegirme por
víctima, quiero dirigirte unas letras de afecto y amonestación, nacidas de lo más hondo
del alma.
       En el momento en que te escribo se persiguen como enemigos irreconciliables los
que son hermanos, porque nacieron en el mismo suelo hispano y fueron amamantados
con la leche de una misma fe. Y llega a tal extremo el furor de la lucha fratricida, que por
doquiera no se ven más que ruinas y muerte, especialmente en la Iglesia de Dios, que es
ahora cruelmente crucificada en nuestra Patria como lo fuera El en el Calvario.
       ¿Qué hemos de hacer o qué han de hacer los que existan después de esta terrible
hecatombe?
       Por lo que a los ministros de Dios se refiere, ser santos como Dios es santo. Y
¿cómo traducirás a la práctica esta fórmula tú?
       Serás un sacerdote, y ahora seminarista, que viva del espíritu de fe, que haga lo
que haga, grande o pequeño (según las selectas gracias que Dios te concediere) lo
refieras siempre a Dios con la más pura intención de agradarle, buscando en todas tus
obras el amor de Dios. ¿De qué sirve ganar todas las cosas del mundo si se pierde el
alma? Y los sacerdotes corremos el peligro de irnos tras de los bienes del mundo,
procurando dignidades, honores y riquezas y estas estorbarán más a la hora de la muerte
que a los puros seglares. En cambio, el amor de Dios nos lo endulzará todo, nos lo hará
todo superable y fácil, porque es más fuerte que la muerte; y sobreviniendo esta, te
seguirá a la eternidad bienaventurada. Porque si las cosas de este mundo pasan, el amor
no pasa, según aquella hermosa frase del Santo Doctor Buenaventura: “Omnia
praetereunt praeter amare Deum”. Busca, pues, con suavidad, constancia y fuerza (pero
sin turbación, precipitación) a Dios; pórtate en todo como un humilde siervo de Dios y de
Jesucristo, de nuestra dulcísima Madre, y llenarás los fines de la Providencia Divina
respecto a ti y darás constantemente a tu tío que espera des a Dios mucha gloria y te
acuerdes de él en tus oraciones y sacrificios.
       Da muchos recuerdos a tus superiores, los operarios de la viña del Señor. Y recibe
la bendición de tu tío que te abraza en el Señor.

RESPONSORIO                                                        Mt 16, 24; Hebr 12, 2
R. Dios nos contempla, Cristo y sus ángeles nos miran, mientras luchamos por la fe. *
Qué dignidad tan grande, qué felicidad tan plena es luchar bajo la mirada de Dios y ser
coronados por Cristo.


                                                                                          24
V. Revistámonos de fuerza y preparémonos para la lucha con un espíritu indoblegable, con
una fe sincera, con una total entrega. * Qué dignidad.

La oración como en Laudes.

                                        Laudes

                                          Oración
      Oh Dios, que has concedido a los beatos Aurelio y compañeros dar, el mayor
testimonio de caridad con el derramamiento de su sangre, te pedimos permanecer
siempre fieles a Cristo y no separarnos nunca de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.




                                                                                     25
3 de octubre
  CELEBRACIÓN DEL TRÁNSITO DE NUESTRO PADRE SAN FRANCISCO DE ASÍS,
              DIÁCONO Y FUNDADOR DE LAS TRES ÓRDENES

Si las condiciones pastorales lo aconsejan, se recomienda la celebración franciscana y
fraterna del Tránsito de Nuestro Padre, que tuvo lugar al atardecer, a la hora de vísperas
del 3 de octubre de 1226 (Ritual Franciscano OFM, pp. 327–334).


                                    4 de octubre
                    NUESTRO PADRE SAN FRANCISCO DE ASÍS,
                   DIÁCONO Y FUNDADOR DE LAS TRES ÓRDENES
                         Familia Franciscana: SOLEMNIDAD

       Nació en Asís en 1182. Convertido a Cristo tras una juventud mundana, renunció a
los bienes paternos y se consagró por entero a Dios. Abrazó la pobreza y llevó una vida
evangélica, predicando a todos el amor de Dios. A sus seguidores los formó con
ejemplares normas de vida, aprobadas por la Sede Apostólica. Fundó también la Orden de
Clarisas y la Tercera Orden seglar. Predicó la fe entre los infieles. Murió la tarde del 3 de
octubre de 1226.
Himnos latinos propios en el Apéndice II.

                                        I Vísperas
HIMNO
                    Cae la tarde lentamente
                    mientras las sombras se alargan.
                    Francisco sabe que llega
                    la muerte, su dulce hermana.

                    Mantiene enhiesto el espíritu
                    aunque la carne está flaca.
                    Sus miembros se tornan fríos
                    mientras el alma se abrasa.

                    Todos sus hijos, en torno,
                    le dicen su amor con lágrimas,
                    y queda el rebaño triste
                    porque su pastor se marcha.

                    Francisco, que mira al cielo,
                    flácida y suave levanta
                    una mano que bendice
                    dispensadora de gracias.

                    Que el error y la lujuria
                    no mancillen vuestra casa.
                    Sola la virtud anide
                    en los cuerpos y en las almas.

                    Y luego voló su espíritu
                    como una paloma blanca
                    que en el cielo ha puesto el nido
                    colgando en divina rama.

                    Al Padre, al Hijo, al Espíritu
                    ascienda nuestra alabanza.
                    Gloria y honor al Dios Trino
                    por los siglos que no acaban. Amén.

                                                                                          26
SALMODIA
Ant. 1. Francisco, varón católico y del todo apostólico, enviado con la buena noticia de la
paz.

                                        Salmo 111
                    Dichoso quien teme al Señor
                         y ama de corazón sus mandatos.
                         Su linaje será poderoso en la tierra,
                         la descendencia del justo será bendita.

                    En su casa habrá riquezas y abundancia,
                         su caridad es constante, sin falta.
                         En las tinieblas brilla como una luz
                         el que es justo, clemente y compasivo.

                    Dichoso el que se apiada y presta,
                         y administra rectarnente sus asuntos.
                         El justo jamás vacilará,
                         su recuerdo será perpetuo.

                    No temerá las malas noticias,
                         su corazón está firme en el Señor.
                         Su corazón está seguro, sin temor,
                         hasta que vea derrotados a sus enemigos.

                    Reparte limosna a los pobres;
                        su caridad es constante, sin falta.
                        y alzará la frente con dignidad.

                    El malvado, al verlo, se irritara,
                         rechinará los dientes hasta consumirse.
                         La ambición del malvado fracasará.

Ant. Francisco, varón católico y del todo apostólico, enviado con la buena noticia de la
paz.
Ant. 2. En sus días sostuvo la casa de Dios y reparó el templo.

                                          Salmo 147
                    Glorifica al Señor, Jerusalén;
                          alaba a tu Dios, Sión:
                          que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
                          y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
                          ha puesto paz en tus fronteras,
                          te sacia con flor de harina.

                    El envía su mensaje a la tierra,
                         y su palabra corre veloz;
                         manda la nieve como lana,
                         esparce la escarcha como ceniza;

                    hace caer el hielo como migajas
                         y con el frío congela las aguas;
                         envía una orden, y se derriten;
                         sopla su aliento, y corren.

                    Anuncia su palabra a Jacob,
                        sus decretos y mandatos a Israel;

                                                                                        27
con ninguna nación obró así,
                         ni les dio a conocer sus mandatos.

Ant. En sus días sostuvo la casa de Dios y reparó el templo.
Ant. 3. Sácame de la prisión: me rodearán los justos cuando me devuelvas tu favor.

                                        Salmo 141
                    A voz en grito clamo al Señor,
                         a voz en grito suplico al Señor;
                         desahogo ante él mis afanes,
                         expongo ante él mi angustia,
                         mientras me va faltando el aliento.

                    Pero tú conoces mis senderos,
                         y que en el camino por donde avanzo
                         me han escondido una trampa.

                    Mira a la derecha, fíjate:
                         nadie me hace caso;
                         no tengo adónde huir,
                         nadie mira por mi vida.

                    A ti grito, Señor;
                          te digo: «Tú eres mi refugio
                          y mi lote en el país de la vida.»

                    Atiende a mis clamores,
                         que estoy agotado;
                         líbrame de mis perseguidores,
                         que son más fuertes que yo.

                    Sácame de la prisión,
                        y daré gracias a tu nombre:
                        me rodearán los justos
                        cuando me devuelvas tu favor.

Ant. Sácame de la prisión: me rodearán los justos cuando me devuelvas tu favor.

LECTURA BREVE                                                                Rm 8, 10-11
      Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu
vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los
muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará
también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros

RESPONSORIO BREVE
R. Francisco pobre y humilde * Entra rico en el cielo. Francisco.
V. Lo aclaman con himnos celestiales. * Entra. Gloria al Padre. Francisco.

Magníficat, ant. Francisco, del todo sumiso al Creador, tuvo sumisas a las criaturas: se
servía de ellas para gloria de Dios.

PRECES
Invoquemos, hermanos, a Dios Padre, fuente de toda santidad que, por la intercesión y
ejemplo de nuestro Padre San Francisco, nos guía por el camino de la santidad, y
digámosle:
Escúchanos, Señor.

Padre Santo, que hiciste a tu siervo Francisco imitador perfecto de tu Hijo,

                                                                                       28
–haz que nosotros, siguiendo sus huellas, observemos fielmente el Evangelio de Cristo.
Padre de bondad, guía nuestros pasos por el camino de la paz, siguiendo el ejemplo de
 nuestro padre San Francisco,
–para que, con sincero corazón, vivamos en obediencia, sin propio y en castidad.
Padre altísimo y omnipotente, que dispersas a los soberbios de corazón y enalteces a los
 humildes,
–concédenos imitar a nuestro seráfico Padre en la virtud de la humildad.
Padre de amor y de misericordia, que marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo a tu
 siervo Francisco,
–concédenos gloriarnos siempre de la cruz de Cristo.
Padre indulgente, que por las súplicas de nuestro Padre San Francisco otorgaste el perdón
 a los pecadores,
–muestra tu rostro a nuestros hermanos difuntos.

Padre nuestro.

                                        Oración
       Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre San Francisco la gracia de
asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas,
para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor
Jesucristo.

                                        Invitatorio
Ant. Venid, adoremos a cristo Rey, que enaltece a los humildes.
El salmo invitatorio como en el Ordinario.

                                     Oficio de lectura
HIMNO
                    Luce el cielo su manto de estrellas
                    en la noche callada y serena;
                    cuando todos descansan y duermen,
                    fray Francisco absorto está en vela.

                    Y sus ojos, al cielo elevados,
                    son plegaria de amor y de entrega,
                    y su voz, un susurro de rezos,
                    convertidos en dulces poemas.

                    «¡Quién sois Vos, Señor mío y Dios mío!
                    ¡Quién soy yo, vil gusano en la tierra!...»
                    Y así pasan las horas volando,
                    y Francisco, extático, sueña:

                    ¡es heraldo del Rey de la gloria,
                    y la Dama Pobreza es su dueña!
                    Ya no cuentan dolores ni gozos,
                    sufrimientos y dichas no cuentan.

                    Demos gloria al Dios increado,
                    Trino y Uno en personas y esencia,
                    Padre, Hijo y Espíritu Santo,
                    alabanzas y gloria eternas. Amén.

SALMODIA
Ant. 1. Dios me hizo olvidar la casa paterna, me hizo crecer en la tierra de mi aflicción.

                                          Salmo 1
                                                                                             29
Dichoso el hombre
                         que no sigue el consejo de los impíos,
                         ni entra por la senda de los pecadores,
                         ni se sienta en la reunión de los cínicos;
                         sino que su gozo es la ley del Señor,
                         y medita su ley día y noche.

                    Será como un árbol
                         plantado al borde de la acequia:
                         da fruto en su sazón
                         y no se marchitan sus hojas;
                         y cuanto emprende tiene buen fin.

                    No así los impíos, no así;
                         serán paja que arrebata el viento.
                         En el juicio los impíos no se levantarán,
                         ni los pecadores en la asamblea de los justos;
                         porque el Señor protege el camino de los justos,
                         pero el camino de los impíos acaba mal.

Ant. Dios me hizo olvidar la casa paterna, me hizo crecer en la tierra de mi aflicción.
Ant. 2. Estimó mayor riqueza el oprobio de la cruz de Cristo, que los tesoros del mundo.

                                         Salmo 8
                    Señor, dueño nuestro,
                        ¡qué admirable es tu nombre
                        en toda la tierra!

                    Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
                         De la boca de los niños de pecho
                         has sacado una alabanza contra tus enemigos,
                         para reprimir al adversario y al rebelde.

                    Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
                        la luna y las estrellas que has creado,
                        ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
                        el ser humano, para darle poder?

                    Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
                          lo coronaste de gloria y dignidad,
                          le diste el mando sobre las obras de tus manos,
                          todo lo sometiste bajo sus pies:

                    rebaños de ovejas y toros,
                         y hasta las bestias del campo,
                         las aves del cielo, los peces del mar,
                         que trazan sendas por el mar.

                    Señor, dueño nuestro,
                        ¡qué admirable es tu nombre
                        en toda la tierra!

Ant. Estimó mayor riqueza el oprobio de la cruz de Cristo, que los tesoros del mundo.
Ant. 3. He muerto al mundo y mi vida está, con Cristo, escondida en Dios.

                                        Salmo 15
                    Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
                         yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»

                                                                                           30
Los dioses y señores de la tierra
                             no me satisfacen.

                     Multiplican las estatuas
                          de dioses extraños;
                          no derramaré sus libaciones con mis manos,
                          ni tomaré sus nombres en mis labios.

                     El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
                          mi suerte está en tu mano:
                          me ha tocado un lote hermoso,
                          me encanta mi heredad.

                     Bendeciré al Señor, que me aconseja,
                         hasta de noche me instruye internamente.
                         Tengo siempre presente al Señor,
                         con él a mi derecha no vacilaré.

                     Por eso se me alegra el corazón,
                          se gozan mis entrañas,
                          y mi carne descansa serena.
                          Porque no me entregarás a la muerte,
                          ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

                     Me enseñarás el sendero de la vida,
                          me saciarás de gozo en tu presencia,
                          de alegría perpetua a tu derecha.

Ant. He muerto al mundo y mi vida está, con Cristo, escondida en Dios.

V. Señor, has sellado a tu siervo Francisco.
R. Con las señales de nuestra redención.

PRIMERA LECTURA
Del libro del Eclesiástico                                       50, 1. 4-5a. 6-11. 22.25. 29-37

                          Como sol refulgente sobre el templo real
        En su tiempo se reparó el templo, en sus días se afianzó el santuario.
        Él cuidó de su pueblo para evitar la ruina y fortificó la ciudad contra el asedio. ¡Qué
glorioso era! Como el lucero del alba en medio de las nubes, como la luna llena, como el
sol que brilla sobre el templo del Altísimo, como el arco iris que ilumina las nubes de
gloria, como flor del rosal en primavera, como lirio junto a un manantial, como brote del
Líbano en el verano, como fuego e incienso en el incensario, como vaso de oro macizo
adornado de toda clase de piedras preciosas, como olivo floreciente de frutos, como ciprés
que se eleva hasta las nubes. Cuando se ponía la vestidura de gala y se vestía sus
elegantes ornamentos.
        En torno a él la corona de sus hermanos, como brotes de cedro del Líbano, lo
rodeaban como tallos de palmera. Entonces bajaba y elevaba sus manos sobre toda la
asamblea de los hijos de Israel, para dar con sus labios la bendición del Señor y tener el
honor de pronunciar su nombre.
        Y ahora bendecid al Dios del universo, el que por todas partes hace grandes cosas,
el que exaltó nuestros días desde el seno materno, y que nos trata según su misericordia.
Que nos dé contento de corazón, y que haya paz en nuestros días. Sabia doctrina y
sentencias ajustadas ha grabado en este libro, vertió de su corazón sabiduría a raudales.
        Feliz quien repase esto a menudo; el que lo ponga en su corazón se hará sabio. Y si
lo practica, para todo será fuerte, porque la huella que sigue es la luz del Señor.

RESPONSORIO                                                                          1Co 2, 4. 1

                                                                                             31
R. Mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, * Sino en la
manifestación y el poder del Espíritu.
V. Pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste
crucificado. * Sino.

SEGUNDA LECTURA
De la carta de San Francisco de Asís a todos los fieles
(BAC 399, San Francisco de Asís, Madrid 1978, pp. 55-56. 59-60)

               Puesto que soy siervo de todos, a todos estoy obligado a servir
       Puesto que soy siervo de todos, a todos estoy obligado a servir y a suministrar las
odoríferas palabras de mi Señor; y quiero comunicarles las palabras de nuestro Señor
Jesucristo, que es el Verbo del Padre, y las palabras del Espíritu Santo, que son espíritu y
vida.
       Siendo este Verbo del Padre sobre manera rico, quiso, junto con la bienaventurada
Virgen, su Madre, escoger en el mundo la pobreza. Y puso su voluntad en la voluntad del
Padre, diciendo: Padre, hágase tu voluntad; no se haga como yo quiero, sino como
quieres tú.
       Y la voluntad de su Padre fue que su bendito y glorioso Hijo, a quien nos dio para
nosotros, y que nació por nuestro bien, se ofreciese a sí mismo como sacrificio y hostia,
por medio de su propia sangre, en el altar de la cruz; no para sí mismo, por quien todo
fue hecho, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas.
       Y quiere que todos seamos salvos por él y que lo recibamos con un corazón puro y
con nuestro cuerpo casto. ¡Oh, cuán dichosos y benditos son los que aman a Dios y obran
como dice el Señor mismo en el Evangelio: Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón y
con toda la mente, y a tu prójimo como a ti mismo!
       Amemos, pues, a Dios y adorémoslo con puro corazón y mente pura, porque esto
es lo que sobre todo desea cuando dice: Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en
espíritu y verdad. Porque todos los que lo adoran, es preciso que lo adoren en espíritu de
verdad. Y dirijámosle alabanzas y oraciones día y noche, diciendo: Padre nuestro, que
estás en los cielos, porque es preciso oremos siempre y no desfallezcamos.
       Y de manera especial los religiosos, que renunciaron al siglo, están obligados a
hacer más y mayores cosas, pero sin omitir éstas. No debemos ser sabios y prudentes
según la carne, sino, más bién, sencillos, humildes y puros.
       Yo, hermano Francisco, vuestro menor siervo, os ruego y suplico, en la caridad, que
es Dios, y con el deseo de besaros los pies, que os sintáis obligados a acoger, poner por
obra y guardar con humildad y amor estas palabras y las demás de nuestro Señor
Jesucristo. Y a todos aquellos y aquellas que las acojan benignamente, las entiendan y las
envíen a otros para ejemplo, si perseveran en ellas hasta el fin, bendíganles el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

RESPONSORIO                                                  Jr 11, 4; Mt 11,29; ICo 11, 1
R. Escuchad mis palabras y haced lo que os mando, * Y encontraréis vuestro descanso.
V. Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo. * Y encontraréis.

HIMNO Te Deum.

                                        Oración
       Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre San Francisco la gracia de
asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas,
para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor
Jesucristo.

                                          Laudes
HIMNO
                    Hoy a Francisco celebra
                    el mundo con alegría.


                                                                                         32
Hoy una nueva armonía
                   resuena en la creación.

                   Que en la mañana temprana
                   Francisco a todos invita,
                   para venir a la cita
                   y bendecir al Señor.

                   La luz que nace hoy de nuevo,
                   el aire que se ilumina;
                   el hombre que ya camina
                   a su trabajo y su afán.

                   El ave que mañanera
                   canta con gozo profundo...
                   Todo es hoy gozo en el mundo
                   por el Hermano Mayor.

                   Dad gloria a Dios, Uno y Trino,
                   que todo nos da en Jesús.
                   Gloria al que ofrece en la cruz
                   camino, vida y verdad.

                   Cantad su gloria por siempre,
                   y, su alabanza cantando,
                   pregone que estáis amando
                   al Dios de toda bondad. Amén.

Ant. 1. Apareció perfecto y justo, y al tiempo de la destrucción él fue el renovador.
Los salmos y el cántico, del domingo de la semana I.
Ant. 2. Loaba de continuo al Señor: a las estrellas, al viento, a las aves, a todas las
criaturas, invitaba a alabar al Creador.
Ant. 3. El Señor levantó al humilde, lo exaltó hasta los límites del orbe.

LECTURA BREVE                                                            Ga 1, 15-16. 24
       Aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó
revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles. Y alababan a Dios por
causa mía.

RESPONSORIO BREVE
R. Mi corazón y mi carne * Retozan por el Dios vivo. Mi corazón.
V. Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor. * Retozan. Gloria al Padre. Mi
corazón.

Benedictus, ant. Se mantuvo alegre al compartir los padecimientos de Cristo y, ahora que
se ha manifestado su gloria, rebosa de gozo.

PRECES
Glorifiquemos a Cristo, que, por su muerte y resurrección, edificó su Iglesia y nos ha
llamado al seguimiento de Francisco, y supliquemos humildemente diciendo:
Consérvanos, Señor, en tu santo servicio.

Tú que viniste a evangelizar a los pobres, enséñanos a propagar tu reino de palabra y
 obra,
–y a instaurarlo con éxito entre los hombres.
Tú, que eres luz de los pueblos y maestro de santidad, haz que permanezcamos firmes en
 la fe verdadera,
–para que proclamemos tu nombre en todo el mundo.
                                                                                     33
Tú, que diste el mandamiento nuevo de que nos amáramos unos a otros,
–concédenos trabajar por el bien de todos los hombres.
Tú, Sabiduría del Padre, ilumina nuestras inteligencias,
–para que, fieles a la verdad, permanezcamos en el amor.
Tú, que trabajaste con tus propias manos, dirige nuestro trabajo,
–para que todos los que vean nuestras obras glorifiquen a Dios Padre.

Padre nuestro.

                                        Oración
       Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre San Francisco la gracia de
asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas,
para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor
Jesucristo.

                                  Hora intermedia
Salmodia complementaria. Si cae en domingo, salmos del domingo de la semana I.

Tercia
Ant. Me he puesto al servicio de todos, para ganar a los más posibles para Cristo nuestro
Señor.

LECTURA BREVE                                                                      Flp 3, 7-8
       Todo lo que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo; más
aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús,
mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.

V. Ninguna criatura pudo apartarme del amor de Dios.
R. Manifestado en Cristo Jesús.

Sexta
Ant. Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

LECTURA BREVE                                                                   Si 3, 17-20
      Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad, y te querrán más que al hombre
generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios;
porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes.

V. Yo soy pobre y desgraciado.
R. Pero el Señor se cuida de mí.

Nona
Ant. Cristo Jesús me ha otorgado el premio: el conocimiento de su persona y la comunión
con sus padecimientos, muriendo su misma muerte.

LECTURA BREVE                                                                 Ga 2, 19b-20
      Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y,
mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta
entregarse por mí.

V. Si nuestra existencia está unida a Cristo en una muerte como la suya.
R. Lo estará también en una resurrección como la suya.

La oración como en Laudes.

                                         II Vísperas
HIMNO

                                                                                          34
Ven, Francisco, a tus hermanos,
                   visita a los pobrecillos;
                   ven, traspasado de amor
                   por las heridas de Cristo;
                   como nueva primavera
                   después del invierno frío,
                   ¡ven, Francisco!

                   Ven, que los hombres te vean
                   por el mundo peregrino:
                   liberado, sin alforja
                   y sin dinero en el cinto;
                   y anuncia la paz y el bien
                   con los labios florecidos,
                   ¡ven, Francisco!

                   Ven con los brazos sin armas,
                   hermano suave y pacífico;
                   ven, menor de los menores,
                   de corazón compasivo;
                   profeta sin amargura,
                   ven con el ramo de olivo,
                   ¡ven, Francisco!

                   Ven, penitente gozoso,
                   que lloras de regocijo;
                   heraldo loco de amor
                   y paz de los enemigos;
                   ven por los barrios y plazas,
                   juglar del perdón divino,
                   ¡ven, Francisco!

                   Ven, ángel de buenas nuevas,
                   háblanos de Jesucristo;
                   ven, boca del Evangelio,
                   cristiano sabio y sencillo;
                   hermano tan deseado,
                   Francisco tan bien querido,
                   ¡ven, Francisco!

SALMODIA
Ant. 1. Nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste,
crucificado.

                                        Salmo 112
                   Alabad, siervos del Señor,
                        alabad el nombre del Señor.
                        Bendito sea el nombre del Señor,
                        ahora y por siempre:
                        de la salida del sol hasta su ocaso,
                        alabado sea el nombre del Señor.

                   El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
                        su gloria sobre los cielos.
                        ¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
                        que se eleva en su trono.
                        y se abaja para mirar
                        al cielo y a la tierra?

                                                                                    35
Levanta del polvo al desvalido,
                        alza de la basura al pobre,
                        para sentarlo con los príncipes,
                        los príncipes de su pueblo;
                        a la estéril le da un puesto en la casa,
                        como madre feliz de hijos.

Ant. Nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste,
crucificado.
Ant. 2. Muriendo su misma muerte, para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección.

                                       Salmo 145
                   Alaba, alma mía, al Señor:
                        alabaré al Señor mientras viva,
                        tañeré para mi Dios mientras exista.

                   No confiéis en los príncipes,
                        seres de polvo que no pueden salvar;
                        exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
                        ese día perecen sus planes.

                   Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
                        el que espera en el Señor, su Dios,
                        que hizo el cielo y la tierra,
                        el mar y cuanto hay en él;

                   que mantiene su fidelidad perpetuamente,
                        que hace justicia a los oprimidos,
                        que de pan a los hambrientos.

                   El Señor liberta a los cautivos,
                        el Señor abre los ojos al ciego,
                        el Señor endereza a los que ya se doblan,
                        el Señor ama a los justos.

                   El Señor guarda a los peregrinos,
                        sustenta al huérfano y a la viuda
                        y trastorna el camino de los malvados.

                   El Señor reina eternamente,
                        tu Dios, Sión, de edad en edad.

Ant. Muriendo su misma muerte, para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección.
Ant. 3. Será el Señor tu luz perpetua, y tu Dios será tu esplendor.

                                         Cántico                               Ef 1, 3-10
                   Bendito sea Dios,
                        Padre de nuestro Señor Jesucristo,
                        que nos ha bendecido en la persona de Cristo
                        con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

                   Él nos eligió en la persona de Cristo,
                        antes de crear el mundo,
                        para que fuésemos santos
                        e irreprochables ante él por el amor.



                                                                                      36
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
                         por pura iniciativa suya,
                         a ser sus hijos,
                         para que la gloria de su gracia,
                         que tan generosamente nos ha concedido
                         en su querido Hijo,
                         redunde en alabanza suya.

                    Por este Hijo, por su sangre,
                         hemos recibido la redención,
                         el perdón de los pecados.
                         El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
                         ha sido un derroche para con nosotros,
                         dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

                    Éste es el plan
                         que había proyectado realizar por Cristo
                         cuando llegase el momento culminante:
                         recapitular en Cristo todas las cosas
                         del cielo y de la tierra.

Ant. Será el Señor tu luz perpetua, y tu Dios será tu esplendor.

LECTURA BREVE                                                           Ga 6, 14. 17-18
       Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la
cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Yo llevo en mi cuerpo las
marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu,
hermanos. Amén.

RESPONSORIO BREVE
R. Tu victoria, Señor, * Ha engrandecido su fama. Tu victoria.
V. Le concedes bendiciones incesantes. * Ha engrandecido. Gloria al Padre. Tu victoria.

Magníficat, ant. El Señor se fija en el pobre y vagabundo para hacerle bien, y lo levanta
del polvo, le hace levantar la cabeza: muchos se asombran al verlo y alaban a Dios.

PRECES
Invoquemos, hermanos, a Dios Padre, fuente de toda santidad que, por la intercesión y
ejemplo de nuestro Padre San Francisco, nos guía por el camino de la santidad, y
digámosle:
Escúchanos, Señor.

Padre Santo, que hiciste a tu siervo Francisco imitador perfecto de tu Hijo,
–haz que nosotros, siguiendo sus huellas, observemos fielmente el Evangelio de Cristo.
Padre de bondad, guía nuestros pasos por el camino de la paz, siguiendo el ejemplo de
 nuestro Padre San Francisco,
–para que, con sincero corazón, vivamos en obediencia, sin propio y en castidad.
Padre altísimo y omnipotente, que dispersas a los soberbios de corazón y enalteces a los
 humildes,
–concédenos imitar a nuestro seráfico Padre en la virtud de la humildad.
Padre de amor y de misericordia, que marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo a tu
 siervo Francisco,
–concédenos gloriarnos siempre de la cruz de Cristo.
Padre indulgente, que por las súplicas de nuestro Padre San Francisco otorgaste el perdón
 a los pecadores,
–muestra tu rostro a nuestros hermanos difuntos.

                                                                                          37
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LITURGIA FAMILIA FRANCISCANA

  • 1. LITURGIA DE LAS HORAS PROPIO DE LA FAMILIA FRANCISCANA EN ESPAÑA SEPTIEMBRE - OCTUBRE
  • 2. 2
  • 3. 3
  • 4. CALENDARIO LITÚRGICO SEPTIEMBRE DÍA CELEBRACIÓN 2 Beato Severino Girault, presbítero, III Orden, y Compañeros mártires. TOR y OFS: MO 2 Beato Juan Francisco Burté, presbítero, I Orden, y Compañeros mártires. OFM Conv: ML 2 Beato Apolinar de Posat, presbítero, y Compañeros mártires, I Orden. OFM Cap: ML 3 San Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia. OFM Castilla: FIESTA (titular de la Provincia) II Orden Castilla: FIESTA (titular de la Federación) 4 Santa Rosa de Viterbo, virgen, III Orden OFM Conv, TOR y OFS: ML 6 Nuestra Señora de Guadalupe. OFM Bética: MO (Solemnidad en Extremadura) 9 Nuestra Señora de Arántzazu. OFM Arántzazu: SOLEMNIDAD (patrona de la Provincia) 9 Nuestra Señora de Regla. OFM Granada: FIESTA (Solemnidad en Chipiona) 9 Nuestra Señora de Loreto. OFM Bética: MO (Fiesta en Sevilla) 10 Beato Apolinar Franco, presbítero, y Compañeros mártires, I Orden. OFM Castilla: MO 11 Beato Buenaventura de Barcelona, presbítero, I Orden. OFM Cataluña: MO OFM y OFM Cap Cataluña: ML 15 Nuestra Señora la Virgen de los Dolores. Terciarios Capuchinos: SOLEMNIDAD (patrona de la Congregación) 17 Impresión de las Llagas a Nuestro Seráfico Padre San Francisco Familia Franciscana: FIESTA 18 San José de Cupertino, presbítero, I Orden. Familia Franciscana: MO OFM Conv: FIESTA 18 Beatos Vicente Cabanes, presbítero, Carmen García Moyón, antoniana, y Compañeros mártires. Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores: MO 19 San Francisco María de Camporrosso, religioso, I Orden. OFM Cap: MO 22 San Ignacio de Santhià, presbítero, I Orden. OFM Cap: MO 23 San Pío de Pietrelcina, presbítero, I Orden. Familia Franciscana: MO 23 Hallazgo del cuerpo de Santa Clara de Asís II Orden: Conmemoración SUPRIMIDA 24 San Pacífico de San Severino, presbítero, I Orden. OFM: ML (OFM España no celebra esta ML) 26 San Elzeario de Sabrán y Beata Delfina, esposos, III Orden. 4
  • 5. TOR y OFS: MO 26 Beato Aurelio de Vinalesa, presbítero, y Compañeros mártires, I Orden. OFM Cap: ML 28 Beato Inocencio de Berzo, presbítero, I Orden. OFM Cap: ML 28 Beatas Rosario de Soano y Compañeras, vírgenes, mártires, III Orden Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia: MO OCTUBRE DÍA CELEBRACIÓN 3 Tránsito de Nuestro Padre San Francisco de Asís, diácono y fundador. 4 Nuestro Padre San Francisco de Asís, diácono y fundador de las tres Órdenes. Familia Franciscana: SOLEMNIDAD 6 Santa María Francisca de las Llagas, virgen, III Orden. TOR: ML 6 Beata María Ana Mogas, virgen y fundadora, III Orden. Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor: FIESTA Familia Franciscana: ML 10 Santos Daniel, presbítero, y Compañeros mártires, I Orden. OFM: ML 11 Beato Juan XXIII, papa, III Orden. Familia Franciscana: ML 12 Nuestra Señora del Pilar. FIESTA en España OFM Cap Navarra, Cantabria, Aragón y Rioja: SOLEMNIDAD (patrona de la provincia) 13 San Serafín de Montegranario, religioso, I Orden. OFM Cap: MO 14 Beato Honorato de Biala, presbítero, I Orden. OFM Cap: ML 19 San Pedro de Alcántara, presbítero, I Orden. OFM: MO OFM Bética: FIESTA OFM Castilla: SOLEMNIDAD (patrono de la provincia) Federación Castellana de Clarisas: SOLEMNIDAD (patrono de la federación) 20 Beato Cotardo Ferrini, seglar, III Orden. TOR y OFS: ML 20 Beato Santiago de Strepa, obispo, I Orden. OFM Conv: ML 22 Beata Josefina Leroux, virgen y mártir, II Orden. II Orden: ML 23 San Juan de Capistrano, presbítero, I Orden. Familia Franciscana: MO 24 San Antonio María de Santa Ana Galvao, presbítero, I Orden. OFM: ML (OFM España no celebra esta ML) 25 Beata María Jesús Masiá Ferragut y Compañeras mártires, II Orden. OFM Cap y Clarisas Capuchinas: ML 26 Beato Buenaventura de Potenza, presbítero, I Orden. OFM Conv: ML 27 Celebración del “Espíritu de Asís” 5
  • 6. 30 Consagración de la propia Iglesia (en los templos consagrados para los que se desconoce la fecha exacta de consagración) Familia Franciscana: SOLEMNIDAD 31 Beato Ángel de Acri, presbítero, I Orden. OFM Cap: ML APÉNDICE I: Himnos en castellano APÉNDICE II: Himnos en latín 6
  • 7. 2 de septiembre BEATO SEVERINO GIRAULT, PRESBÍTERO Y MÁRTIR, III ORDEN TOR y OFS: MO Severino Girault, de Ruán (Normandía), perteneciente a la Tercera Orden franciscana, junto con Apolinar Morel, de Posat (Suiza), capuchino, y Juan Francisco Burté, de París, conventual, fueron martirizados por la Revolución francesa en el convento de carmelitas de París, el 2 de septiembre de 1792. Los beatificó Pío XI en 1926. Del Común de un mártir. Himnos castellanos en el Apéndice I. Oficio de lectura SEGUNDA LECTURA De los sermones de San Agustín, obispo (Sermón 47 de los santos) Las fiestas de los mártires son invitaciones al martirio La celebración de las fiestas de los santos mártires nos da motivo para esperar conseguir, por su intercesión, los bienes temporales que nos ayudan a conseguir los eternos, como fruto de la imitación de los mismos mártires. Celebran con gozo verdadero las festividades de los mártires los que siguen los ejemplos dados por los mismos. Las fiestas de los mártires son invitaciones al martirio, a fin de que no nos asuste imitar a aquellos cuya celebración nos alegra. Pero nosotros queremos alegrarnos con los santos y, no obstante, no queremos sufrir con ellos las tribulaciones del mundo. No puede alcanzar la felicidad de los santos mártires aquel que no quiere imitarles en cuanto esté de su parte. Es el apóstol San Pablo quien nos lo enseña: Si sois solidarios en los sufrimientos, también lo seréis en la consolación. Y el Señor en el Evangelio: Si el mundo os odia, sabed que primero me ha odiado a mí. Rehúsa pertenecer al cuerpo quien no quiere sufrir el odio con la cabeza. Pero dirá alguno: «y ¿quién es capaz de seguir los ejemplos de los bienaventurados mártires?» A éste le respondo que no sólo a los mártires, sino al mismo Señor, con su gracia, si queremos, le podemos imitar. Escuchad, no a mí, sino al Señor que anuncia: Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. Oye también la admonición de San Pedro: Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo, para que sigamos sus huellas. RESPONSORIO 2Tm 4, 7–8; cf. Flp 3, 8–10 R. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. * Ahora me aguarda la corona merecida. V. Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte. * Ahora me aguarda. Oración Padre todopoderoso, que concediste al mártir Beato Severino Girault pelear el combate de la fe hasta derramar su sangre, te rogamos que su intercesión nos ayude a soportar por tu amor la adversidad, y a caminar con valentía hacia ti, fuente de toda vida. Por nuestro Señor Jesucristo. 4 de septiembre SANTA ROSA DE VITERBO, VIRGEN, III ORDEN OFM Conv, TOR y OF: ML Nació en Viterbo en 1234, y en la flor de la edad ingresó en la Tercera Orden franciscana. Murió en su ciudad natal a los dieciocho años. Había resplandecido por su caridad con el prójimo y por su celo por la fe y piedad cristianas. En 1258 trasladaron su cuerpo a la iglesia de Santa Maria de las Rosas, que también se llama de Santa Rosa. 7
  • 8. Del Común de vírgenes. Himnos castellanos en el Apéndice I. Oficio de lectura SEGUNDA LECTURA Del Solilóquium, de San Buenaventura, obispo (Cap. IV, núms. 2–3) El alma devota es reina, esposa e hija del rey eterno Siempre que contemplo el gozo que me espera, desfallezco de admiración, porque «este gozo lo encuentro dentro, fuera, debajo, arriba, rodeándome por todas partes». Gozarás de todo, gozarás en todo. Tu gozo, según creo, fue anunciado por el Apocalipsis en aquella bendita mujer, rodeada del sol, con la luna a sus pies y coronada de doce estrellas. Esta mujer, pienso, es el alma devota, hija del Rey eterno y esposa y reina: hija en la creación, esposa en la adopción de la gracia, reina en la perfección de la gloria. Se la nombra rodeada del sol por hallarse adornada del esplendor de la caridad divina, y está coronada por la magnificencia de la eterna felicidad; a esta felicidad le pertenecen los doce placeres figurados en las doce estrellas del Apocalipsis, que embellecen y complementan su dicha imperecedera. Alma devota, busca incansable este placer divino, despreciando toda consolación humana, y aprende a soportar con paz toda contradicción de este mundo, en la esperanza del disfrute seguro de aquella dicha celestial. Escribe Bernardo: «Corre veloz, alma, con la premura del ardiente deseo del espíritu y el afecto del corazón, ya que al encuentro te sale el Señor de los bienaventurados y tu Maestro, y no sólo el coro de los ángeles ni el de los bienaventurados del cielo. Te espera el Dios Padre como a su hija queridísima, el Dios Hijo como a su predilecta esposa, el Dios Espíritu Santo como a su compañera entrañable. Te espera impaciente el Padre Dios, para constituirte heredera universal de sus bienes; el Hijo de Dios, para ofrecerte al Padre como conquista de su encarnación y recompensa de su sangre preciosísima; el Dios Espíritu Santo, para que participes de su misma dulzura y bondad permanentes. Toda la familia celestial del eterno Rey de los santos y de los espíritus bienaventurados te espera para nombrarte conciudadano suyo.» Alma devota, créeme: si eres capaz de saturarte desde ahora de tanto gozo divino como te espera, juzgarás las dichas humanas como el suburbio de la ciudad celeste, y te remontarás con veloz vuelo en el deseo de aquel disfrute permanente y seguro de las dulzuras de la eterna bienaventuranza del cielo. RESPONSORIO R. ¡Qué hermosa eres, virgen de Cristo! * Tú, que has merecido recibir la corona del Señor, la corona de la virginidad perpetua. V. Nadie podrá quitarte la palma de la virginidad, ni separarte del amor de Cristo. * Tú, que has merecido. La oración como en Laudes. Laudes Benedictus, ant. Esta virgen desde la infancia se preocupó de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma. Oración Padre de bondad, que has unido en la joven Santa Rosa de Viterbo la firmeza de ánimo y el encanto de la bondad; al celebrar hoy su fiesta, concédenos imitar también sus virtudes. Por nuestro Señor Jesucristo. Vísperas Magníficat, ant. Maduró en pocos años, cumplió mucho tiempo; como su alma era grata a Dios, se apresuró a sacarla del ambiente pecador. 17 de septiembre 8
  • 9. IMPRESIÓN DE LAS LLAGAS A NUESTRO SERÁFICO PADRE SAN FRANCISCO Familia Franciscana: FIESTA Desde su conversión, el Seráfico Padre San Francisco veneró con grandísima devoción a Cristo crucificado. Hasta su muerte no cesó, con su vida y su palabra, de predicar al Crucificado. En 1224, mientias estaba sumido en contemplación divina en el monte Alvernia, el Señor Jesús imprimió en su cuerpo los estigmas de su pasión. Benedicto XI concedió a la Orden franciscana celebrar cada año la memoria de este hecho, probado por testimonios fidedignos. Himnos latinos propios en el Apéndice II. Invitatorio Ant. Venid, adoremos a Cristo Rey, que selló a Francisco con las llagas de su pasión. El salmo invitatorio como en el Ordinario. Oficio de lectura HIMNO I Con la primera luz de la alborada sale Francisco, fervoroso, al monte, cuando el sol ilumina el horizonte se abisma en la oración. Y es tan hondo su amor a Jesucristo, que anhela transformarse en el que ama, y se convierte en ardorosa llama de intensa compasión. Serafín él también, aunque en la carne, contempla al Serafín crucificado. Todo su ser, dichoso y angustiado, se concentra en amor. Con los ojos brillantes como estrellas, el alma en vilo, bebe la dulzura, mientras se imprimen en su carne pura las llagas del Señor. Francisco, fiel amor, padre y maestro, alcánzanos saber morir al mundo y vivir para Aquel que, en lo profundo, te selló con su cruz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu, gloria a la Santa Trinidad divina que nos sella, transforma e ilumina con su sagrada luz. Amén. O bien: II Dios como a su espejo os trata, Francisco; que gusta Dios de ver retratado en vos el mismo amor que le mata. Tan bien a Dios retratáis, que el mismo Dios parecéis, 9
  • 10. aunque en la cruz excedéis; que en él os crucificáis. Dios sus heridas retrata en vos, porque gusta Dios de ver retratado en vos el mismo amor que le mata. Es de Dios tanto el amor, aunque en sí te considere, que tener espejo quiere para que le haga mayor. Y como tanto retrata el vuestro, santo, al de Dios, gusta de mirar en vos el mismo amor que le mata. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén. Ant. 1. La mano del Señor se posó sobre mí y me llevó a la cima del monte. Los salmos, del Común de pastores. Ant. 2. Vi aquella magnífica visión y mi semblante quedó desfigurado. Ant. 3. La gloria del Señor apareció como fuego voraz sobre la cumbre del monte. V. Tus flechas se me han clavado. R. Tu mano pesa sobre mí. PRIMERA LECTURA De la carta del apóstol San Pablo a los Gálatas 5, 24–26; 6, 2–5. 7–10. 14–18 Llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús Hermanos: Los que son de Cristo Jesús han crucificado su carne con sus pasiones y sus deseos. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu. No seamos vanidosos, provocándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros. Arrimad todos el hombro a las cargas de los otros, que con eso cumpliréis la ley de Cristo. Por supuesto, si alguno se figura ser algo, cuando no es nada, él mismo se engaña. Cada cual examine su propia actuación, y tenga entonces motivo de satisfacción refiriéndose sólo a sí mismo, no refiriéndose al compañero; pues cada uno tendrá que cargar con su propio bulto. No os engañéis, con Dios no se juega: lo que uno siembre eso cosechará. El que siembra para la carne, de ella cosechará corrupción; el que siembra para el espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. Por lo tanto, no nos cansemos de hacer el bien, que, si no desmayamos, a su tiempo cosecharemos. En una palabra: mientras tenemos ocasión, trabajemos por el bien de todos, especialmente por el de la familia de la fe. Lo que es a mí, Dios me libre de gloriárme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión, sino una criatura nueva. La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios. En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amen. RESPONSORIO Cf. 2Co 4, 10; Rm 8, 29 10
  • 11. R. Llevo en mi cuerpo la muerte de Jesús. * Para que también la vida de Jesús se manifieste en mi cuerpo. V. Dios me predestinó a ser imagen de su Hijo. * Para que también. SEGUNDA LECTURA De la Leyenda menor de San Buenaventura, obispo (Núm. 6, 1–4; BAC 399,San Francisco de Asís, Madrid 1980, pp. 520–522) Por las llagas se convirtió Francisco en imagen del Crucificado Francisco, fiel siervo y ministro de Cristo, dos años antes de entregar su espíritu a Dios, habiendo iniciado en un lugar elevado y solitario, llamado monte Alverna, la cuaresma de ayuno en honor del arcángel San Miguel –inundado más abundantemente que de ordinario por la dulzura de la suprema contemplación y abrasado en una llama más ardiente de deseos celestiales–, comenzó a experimentar un mayor cúmulo de dones y gracias divinas. Elevándose, pues, a Dios a impulsos del ardor seráfico de sus deseos y transformado, por el efecto de su tierna compasión, en aquel que, en aras de su extremada caridad, aceptó ser crucificado, una mañana próxima a la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, mientras oraba en uno de los flancos del monte, vio bajar de lo más alto del cielo así como la figura de un serafín, que tenía seis alas tan ígneas como resplandecientes. En vuelo rapidísimo avanzó hacia el lugar donde se hallaba el varón de Dios, deteniéndose en el aire. Y apareció no sólo alado, sino también crucificado: tenía las manos y los pies extendidos y clavados a la cruz, y las alas dispuestas, de una parte a otra, en forma tan maravillosa, que dos de ellas se alzaban sobre su cabeza, las otras dos estaban extendidas para volar, y las dos restantes rodeaban y cubrían todo el cuerpo. Ante tal visión quedó lleno de estupor y experimentó en su corazón un gozo mezclado de dolor. En efecto, el aspecto gracioso de Cristo, que se le presentaba de forma tan misteriosa como familiar, le producía una intensa alegría, al par que la contemplación de la terrible crucifixión atravesaba su alma con la espada de un dolor compasivo. Al desaparecer la visión después de un arcano y familiar coloquio, quedó su alma interiormente inflamada en ardores seráficos y exteriormente se le grabó en su carne la efigie conforme al Crucificado, como si a la previa virtud licuefactiva del fuego le hubiera seguido una cierta grabación configurativa. Al instante comenzaron a aparecer en sus manos y pies las señales de los clavos, viéndose las cabezas de los mismos en la parte interior de las manos y en la superior de los pies, mientras que sus puntas se hallaban al lado contrario. Asimismo, el costado derecho –como si hubiera sido traspasado por una lanza– llevaba una roja cicatriz, que derramaba con frecuencia sangre sagrada. Y, luego que este hombre nuevo Francisco fue marcado con este nuevo y portentoso milagro –singular privilegio no concedido en los siglos pretéritos–, descendió del monte el angélico varón llevando consigo la efigie del Crucificado, no esculpida por mano de algún artífice en tablas de piedra o de madera, sino impresa por el dedo de Dios vivo en los miembros de su carne. RESPONSORIO Cf. Ga 6, 14. 17 R. Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo. * Por quien el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. V. En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús. * Por quien. HlMNO Te Deum. Oración Dios de amor y misericordia, que marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo al bienaventurado padre Francisco para encender en nuestros corazones el fuego de tu 11
  • 12. amor, concédenos, por su intercesión, configurarnos a la muerte de Cristo para vivir etenamente con él. Que vive y reina contigo. Laudes HIMNO I Venid, que en el monte Alvemia, como a Moisés en la zarza que ardía sin consumirse, Dios por Francisco nos habla. Cristo en la cruz es su vida. Francisco en su amor se abrasa. Que si «el Amor no es amado» Francisco por todos ama. Un serafín presuroso, con dardos que Amor, inflama, en su pecho, pies y manos hace florecer las llagas. Cinco señales divinas llevan de Cristo la marca. Nuevo lenguaje de amor que Dios por Francisco habla. Un sol en fulgor temprano hoy desveló la mañana. Cuerpo de Cristo es Francisco, Cristo de Francisco es alma. Francisco en gozo se inmola con el dolor de sus lágrimas. Dolor y gozo son siempre testimonio de quien ama. Gloria al amor de Dios Padre que por su Hijo nos salva. Gloria al Espíritu Santo que por Francisco nos llama. Amén. O bien: II En la cumbre de La Verna se han dado Cita de amor el siervo con su Señor, unidos en Pascua eterna. Del cielo el Señor venía, Hijo de Dios humanado, tenía el cuerpo llagado y el rostro resplandecía. ¡Oh Jesús, el más hermoso entre los hijos de Adán, libres tus lazos están, para el abrazo de esposo! 12
  • 13. Y Francisco se ha quedado de gracia y amor transido; por Cristo se encuentra herido en manos, pies y costado. La Regla ved ya cumplida en el monte de la Alianza; amor que la sangre alcanza es de aquél que da la vida. Gloria a ti, Cristo benigno, en el precioso madero; para el gozo verdadero guárdanos bajo tu signo. Amén. Ant. 1. Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Los salmos y el cántico, del domingo de la semana I. Ant. 2. Cristo se ha apoderado de mí para llevarme a su conocimiento y a la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte. Ant. 3. Se manifestará en mi persona la grandeza de Cristo: para mí la vida es Cristo. LECTURA BREVE Ga 6, 14. 17–18 Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén. RESPONSORIO BREVE R. Tus flechas se me han clavado. * Tu mano pesa sobre mí. Tus flechas. V. Siento palpitar mi corazón, me abandonan las fuerzas. * Tu mano. Gloria al Padre. Tus flechas. Benedictus, ant. Francisco, mártir de deseo, te visitó el Sol que nace de lo alto y renovó maravillosamente en tu cuerpo las señales de nuestra redención. PRECES Glorifiquemos a Cristo que, por su muerte y resurrección, edificó su Iglesia y nos ha llamado al seguimiento de Francisco, y supliquémosle humildemente diciendo: Consérvanos, Señor, en tu santo servicio. Tú que viniste a evangelizar a los pobres, enséñanos a propagar tu Reino de palabra y de obra, –y a instaurarlo con éxito entre los hombres. Tú, que eres luz de los pueblos y maestro de santidad, hazque permanezcamos firmes en la fe verdadera, –para que proclamemos tu nombre en todo el mundo. Tú, que diste el mandamiento nuevo de que nos amáramos unos a otros, –concédenos trabajar por el bien de todos los hombres. Tú, Sabiduría del Padre, ilumina nuestras inteligencias, –para que, fieles a la verdad, permanezcamos en el amor. Tú, que trabajaste con tus propias manos, dirige nuestro trabajo, –para que todos los que vean nuestras obras glorifiquen a Dios Padre. Padre nuestro. Oración 13
  • 14. Dios de amor y misericordia, que marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo al bienaventurado padre Francisco para encender en nuestros corazones el fuego de tu amor, concédenos, por su intercesión, configurarnos a la muerte de Cristo para vivir eternamente con él. Que vive y reina contigo. Hora intermedia Las antífonas y los salmos, de la feria correspondiente. Tercia LECTURA BREVE Ga 2, 20–21 Mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí. Yo no anulo la gracia de Dios. V. Cuando se multiplican mis preocupaciones. R. Tus consuelos son mi delicia. Sexta LECTURA BREVE Rm 6, 4–6 Así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya. Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo. V. El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo. R. Que cargue con su cruz y me siga. Nona LECTURA BREVE Rm 6, 8. 11 Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él. Vosotros consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. V. Se inflaman los piadosos corazones. R. En la celebración de los gloriosos estigmas de San Francisco. La oración como en Laudes. Vísperas HIMNO I Lo ha tocado el Señor; mirad palma con palma, manos de dos amigos en una cruz clavadas. Hermano de los hombres y aun de las bestias bravas, hermano de Jesús que en sí todo lo hermana. ¡Oh cuánto el corazón contempla, gime y ama! iCuán alto en la montaña, cuán cerca en la llanada! La norma, el Evangelio; su vida, las pisadas de aquel Jesús que quiso pisar donde mi planta. 14
  • 15. Francisco, el de las calles por él enamoradas..., Francisco, a quien el mundo hoy alza su esperanza. ¡Loado, mi Señor, por tan cercana gracia: por el humilde hermano marcado con tus llagas! Amén. O bien: II Por esas cinco roturas mostráis el brocado fino, que tejió con penas duras Cristo en su cuerpo divino; con que el mundo a decir vino, pues que tal ropa traéis, que Dios se parece a vos y vos a Dios parecéis. Con que más claro mostráis que andáis muy enamorado; pues la librea lleváis que es propia de nuestro Amado; y estáis en él transformado, tanto, que decir podéis que Dios se parece a vos y vos a Dios parecéis. Rompieron la ropa a Dios unos hombres inhumanos; mas, Francisco, Dios a vos os la rompió con sus manos: Francisco, ¿qué más queréis? Que Dios se parece a vos y vos a Dios parecéis. Por tan singular merced por todos a Dios rogad, a todos favoreced, a todo el mundo ayudad, que con gran facilidad, Francisco, hacerlo podéis, que Dios se parece a vos y vos a Dios parecéis. Amén. Ant. 1. De muchas maneras manifestó Dios en el bienaventurado Francisco el misterio de la cruz. Los salmos y el cántico, de las II Vísperas del Común de pastores. Ant. 2. Nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste, crucificado. Ant. 3. Sufrió la muerte en su cuerpo, pero recibió vida por el Espíritu. LECTURA BREVE Ga 6, 14. 17–18 Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Yo llevo en mi cuerpo las 15
  • 16. marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén. RESPONSORIO BREVE R. Has sellado, Señor Jesucristo, * A tu siervo Francisco. Has sellado. V. Con el emblema de nuestra redención. * A tu siervo Francisco. Gloria al Padre. Has sellado. Magníficat, ant. He muerto para el mundo, y mi vida está, con Cristo, escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también nosotros apareceremos juntamente con él, en gloria. PRECES Invoquemos, hermanos, a Dios Padre, fuente de toda santidad que, por la intercesión y ejemplo de nuestro Padre San Francisco, nos guía por el camino de la santidad, y digámosle: Escúchanos, Señor. Padre santo, que hiciste a tu siervo Francisco imitador perfecto de tu Hijo, –haz que nosotros siguiendo sus huellas, observemos fielmente el Evangelio de Cristo. Padre de bondad, guía nuestros pasos por el camino de la paz siguiendo el ejemplo de nuestro Padre San Francisco, –para que, con sincero corazón, vivamos en obediencia, sin propio y en castidad. Padre altísimo y omnipotente, que dispersas a los soberbios de corazón y enalteces a los humildes, –concédenos imitar a nuestro seráfico Padre en la virtud de la humildad. Padre de amor y misericordia, que marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo a tu siervo Francisco, –concédenos gloriarnos siempre de la cruz de Cristo. Padre indulgente, que por las súplicas de nuestro Padre San Francisco otorgaste el perdón a los pecadores, –muestra tu rostro a nuestros hermanos difuntos. Padre nuestro. Oración Dios de amor y misericordia, que marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo al bienaventurado padre Francisco para encender en nuestros corazones el fuego de tu amor, concédenos, por su intercesión, configurarnos a la muerte de Cristo para vivir eternamente con él. Que vive y reina contigo. 18 de septiembre SAN JOSÉ DE CUPERTINO, PRESBÍTERO, I ORDEN Familia Franciscana: MO OFM Conv: FIESTA Nació en la Pulla en 1603. De joven ingresó en la Orden de los franciscanos conventuales. Tras su ordenación sacerdotal se entregó de lleno al sagrado ministerio, inflamado en celo de las almas. Adornado de carismas singulares, por disposición de los superiores se mudó de un lugar a otro, huyendo del fanatismo popular. Descolló por su obediencia, humildad y paciencia. Manifestó ardiente devoción a los misterios de la vida de Cristo, en especial a la eucaristía, y a la Madre de Dios. Murió en Osimo (Marcas) en 1663. Lo canonizó Clemente XIII. Del Común de santos varones: para los religiosos. Himnos castellanos en el Apéndice I. 16
  • 17. Oficio de lectura SEGUNDA LECTURA De las máximas de San José de Copertino (Cf. G. Parisciani, S. Giuseppe da Copertino alla luce dei nuovi documenti, Osimo 1963, passim) La perfección consiste en el amor de Dios A toda persona piadosa le corresponde amar a Dios sobre todas las cosas, alabarle con sus palabras y distinguirse con el buen ejemplo. Quien desee emprender la vida de piedad o religiosa, sepa que sólo llegará a la perfección si logra el amor de Dios. Quien posee la caridad, aunque sea ignorante, se enriquece; careciendo de ella nunca será feliz. Aprendamos del sol, que con los mismos rayos da verdor a las plantas y a la fronda de los árboles, manteniéndolos, sin embargo, a cada uno de ellos en su propia naturaleza: así la gracia de Dios, con la misma luz embellece al hombre con la perfección moral y también le enciende en el amor de caridad, haciéndole grato a sus ojos, y, sin dañar su naturaleza humana, le sublima. Por otra parte, poseemos la voluntad, que el hombre puede ejercer a su pleno albedrío y que recibió su don gratuito del mismo Dios desde la creación, pero de la que tendrá que rendir estrecha cuenta a su Señor. Siempre que el hombre se ejercita en actos de virtud, ayudado de la divina gracia, de la que procede todo bien, tenga presente esto: que ejerciendo el pleno dominio de su libertad complace a Dios, pero, si renuncia a su voluntad para colocarse en los brazos amorosos del Señor, le agrada más y se perfecciona en mayor escala. Como árbol fértil, que cultivado con esmero produce abundantes frutos, así también el hombre, esforzándose cuidadosamente en seguir las huellas de Cristo, cosechará obras consumadas de santidad y se enriquecerá de virtudes cristianas, que servirán a su vez de ejemplo y aliento al prójimo en el servicio de Dios. Es provechoso saber que es un signo especial de predilección, que Dios concede a los que ama, el soportar con valentía y por su amor las adversidades y contratiempos que ofrece la vida presente. Nuestro, Señor Jesucristo fue el modelo perfecto, que sufrió acerbísimos dolores por nosotros, y nos dio ejemplo acabado, queriendo también asociarnos a su pasión con los nuestros. No olvides tampoco: si quieres ser oro, sólo la tribulación purifica las escorias; si hierro, también el sufrimiento desprende el orín. Contempla las aves del cielo: para alimentarse necesitan bajar al suelo, pero se remontan pronto con vuelo veloz hacia las alturas. Del mismo modo, los siervos de Dios, cuando la necesidad les urja, que se ocupen de los asuntos de este mundo, pero a condición de que sepan elevarse cuanto antes con la mente hacia su Señor para alabarle y glorificarle. Fíjate de nuevo en las aves, quienes también pisan tierras encenagadas, pero lo hacen con tanto cuidado que consiguen no enfangarse en ellas. De la misma forma, el hombre, que no se manche en lo que pueda inquietar el alma; manteniendo incontaminados los afectos del corazón, elévela hacia lo alto, y con Santa operación glorifique al Altísimo Señor. RESPONSORIO 2Co 12, 10. 9. 7 R. Vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones. * Porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. V. Para no tener soberbia por la grandeza de estas revelaciones, muy a gusto presumo de mis debilidades. * Porque así. La oración como en Laudes. Laudes Benedictus, ant. Bendito sea Dios que me ciñe de valor y me enseña un camino perfecto; él me da pies de ciervo y me coloca en las alturas. Oración Dios de misericordia, que con admirable sabiduría has querido que tu Hijo, al ser levantado de la tierra, atrajera todas las cosas hacia él, concédenos, por intercesión de 17
  • 18. San José de Copertino, tender a la perfección que nos has propuesto en la persona de tu Hijo, y vernos libres de la malicia de este mundo. Por nuestro Señor Jesucristo. Vísperas Magníficat, ant. Aspirad a los bienes de allá arriba, no a los de la tierra: he muerto y mi vida está, con Cristo, escondida en Dios. 19 de septiembre SAN FRANCISCO MARÍA DE CAMPORROSSO, RELIGIOSO, I ORDEN OFM Cap: MO Nació en 1804. Ingresó en la Orden franciscana capuchina. Durante cuarenta años recorrió mendigando la ciudad de Génova, haciendo el bien a cuerpos y almas. Difundía tal olor de santidad que el pueblo le llamaba «el padre santo». Durante la epidemia del cólera ofreció generosamente su vida por los demás y la perdió el 17 de septiembre de 1866. Lo canonizó Juan XXIII en 1962. Del Común de santos varones: para los religiosos. Himnos castellanos en el Apéndice I. Oficio de lectura SEGUNDA LECTURA Del opúsculo Vitis mýstica, atribuido a San Buenaventura, obispo (Cap. 32: Opera omnia VIII, pp. 214–215) De poco vale la fragancia de la flor (de la virginidad), si no va acompañada de la caridad La caridad, que nunca puede estar ociosa, se manifiesta siempre por las obras, como afirma San Gregorio: «La prueba del amor está en sus frutos.» Y San Juan, el discípulo predilecto de Jesús, dice: Si alguno que posee bienes de la tierra ve a su hermano padecer necesidad y le cierra el corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? El que no ama a su hermano, a quien ve, ¿cómo puede amar a Dios, a quien no ve? La misma Verdad, el buen Jesús, se cuidó de expresar con claridad las obras de misericordia, que demuestran el amor al prójimo, y que servirán, al final de los tiempos, de salvación o de reprobación, al decir: Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y vinisteis a verme. Pues cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis. Éstas son las obras de misericordia, que tienen su raíz en la caridad. Es bueno, pues, pararse despacio a considerar cuál sea la dignidad de estas obras de caridad, que adquieren, en el juicio final, la categoría máxima de la salvación. Incluso de nada valdrá entonces la fragancia de la flor, es decir, la integridad de la virginidad, si a ésta le falta el aroma de las obras de caridad. Examine cada uno su conciencia y vea si tiene esta disposición de mente. Cuando te encuentras con un pobre, con un enfermo, con un forastero, y pasas delante de ellos sin que te muevas a compasión, ni ruegas por sus necesidades, ni te unes a sus lamentos, ¿crees que estás lleno de compasión? Si no eres capaz de compartir tus bienes con el necesitado, tampoco sabes lo que es padecer privaciones. Recuerda que Cristo está presente en el pobre porque es miembro suyo, y, cuando te pide socorro, ayúdale, porque es él mismo quien te lo suplica; además el pobre es tu hermano. No cierres tus sentimientos a la verdadera compasión, que por la amplitud de ésta conocerás cuál es la medida de tu amor a Dios. Mayor compasión merecen los que se apartaron de la fe o del recto proceder, o los que se sumergieron voluntaria o involuntariamente en el pecado; éstos precisan más del pan celestial de los ángeles, el dulce Jesús; dádselo con ardientes súplicas, con gemidos, con los ardores de vuestra caridad. Igualmente, quienes recibieron del Espíritu el don de 18
  • 19. la ciencia y de la sabiduría les deben dispensar el alimento de la palabra de Dios, que se contiene en los libros sagrados, para que, junto con su ferviente oración elevada al Señor, se digne abrirles los ojos del entendimiento, le conozcan y le saboreen, degustando la suavidad y dulzura del buen Dios, y se les abran de nuevo los ojos en la fracción del pan, es decir, al proporcionarles el recto conocimiento de esa palabra divina, que se desprende de la sabia interpretación de las sagradas Escrituras. RESPONSORIO Cf. Plp 1, 20–21; 1Ts 2, 8 R. Viva o muera, se manifestará en mi persona la grandeza de Cristo. * Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. V. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor. * Para mí. La oración como en Laudes. Laudes Benedictus, ant. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Oración Dios de bondad, que en tu humilde siervo Francisco María nos has dado un ejemplo de amor a los pobres; por su intercesión y ayuda, haz que también nosotros nos dediquemos al servicio del prójimo con generosidad y humildad. Por nuestro Señor Jesucristo. Vísperas Magníficat, ant. Todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, tenedlo en cuenta y ponedlo por obra. 23 de septiembre SAN PÍO DE PIETRELCINA, PRESBÍTERO, I ORDEN Familia Franciscana: MO Pío, en el siglo Francisco Forgione, nació en Pietrelcina, diócesis de Benevento, el 25 de mayo de 1887. Ingresó en la Orden de Hermanos Menores Capuchinos el 6 de enero de 1903, siendo ordenado de sacerdote el 10 de agosto de 1910, en la catedral de Benevento. El 28 de julio de 1916 llegó a San Giovanni Rotondo, en las estribaciones del monte Gárgano, donde, salvo pocas y breves interrupciones, permaneció hasta su muerte, acaecida el 23 de septiembre de 1968. La mañana del viernes 20 de septiembre de 1918, orando ante el Crucifijo del coro de la vieja iglesia conventual, recibió el don de las llagas, que, durante medio siglo permanecieron abiertas y sangrantes. Durante su vida, desarrolló su ministerio sacerdotal, fundó los «Grupos de oración» y un moderno hospital, al que dio el nombre de «Casa alivio del sufrimiento». Fue beatificado el día 2 de mayo de 1999 y canonizado el 17 de junio de 2002 por el papa Juan Pablo II. Del propio y del común de pastores. Oficio de lectura SEGUNDA LECTURA De las cartas de San Pío de Pietrelcina (Carta 500; 510; Epist.1, 1065; 1093-1095, Edic. 1992) Alzaré fuerte mi voz a Él y no cesaré En fuerza de esta obediencia me resuelvo a manifestarle lo que sucedió en mí desde el día 5 por la tarde que se prolongó durante todo el 6 del corriente mes de agosto. No soy capaz de decirle lo que pasó a lo largo de este tiempo de superlativo martirio. Me hallaba confesando a nuestros seráficos la tarde del 5, cuando de repente me llené de un espantoso terror ante la visión de un personaje celeste que se me presenta 19
  • 20. ante los ojos de la inteligencia. Tenía en la mano una especie de dardo, semejante a una larguísima lanza de hierro con una punta muy afilada y parecía como si de esa punta saliese fuego. Ver todo esto y observar que aquel personaje arrojaba con toda violencia tal dardo sobre el alma fue todo uno. A duras penas exhalé un gemido, me parecía morir. Le dije al seráfico que se marchase, porque me sentía mal y no me encontraba con fuerzas para continuar. Este martirio duro sin interrupción hasta la mañana del día siete. No sabría decir cuánto sufrí en este periodo tan luctuoso. Sentía también las entrañas como arrancadas y desgarradas por aquel instrumento mientras todo quedaba sometido a hierro y fuego. Y ¿qué decirle con respecto a lo que me pregunta sobre cómo sucedió mi crucifixión? ¡Dios mío, qué confusión y humillación experimento al tener que manifestar lo que tú has obrado en esta tu mezquina criatura! Era la mañana del 20 del pasado mes de septiembre en el coro, después de la celebración de la santa misa, sentí una sensación de descanso, semejante a un dulce sueño. Todos los sentidos internos y externos, incluso las mismas facultades del alma se encontraron en una quietud indescriptible. Durante todo esto se hizo un silencio total en torno a mí y dentro de mí; siguió luego una gran paz y abandono en la más completa privación de todo, como un descanso dentro de la propia ruina. Todo esto sucedió con la velocidad del rayo. Y mientras sucedía todo esto, me encontré delante de un misterioso personaje, semejante al que había visto la tarde del 5 de agosto, que se diferenciaba de éste solamente en que tenía las manos, los pies y el costado manando sangre. Sólo su visión me aterrorizó; no sabría expresar lo que sentí en aquel momento. Creí morir y habría muerto si el Señor no hubiera intervenido para sostener mi corazón, el cual latía como si se quisiera salir del pecho. La visión del personaje desapareció y yo me encontré con las manos, los pies y el costado traspasados y manando sangre. Imaginad qué desgarro estoy experimentando continuamente casi todos los días. La herida del corazón mana asiduamente sangre, sobre todo desde el jueves por la tarde hasta el sábado. Padre mío, yo muero de dolor por el desgarro y la subsiguiente confusión que yo sufro en lo más íntimo del corazón. Temo morir desangrado, si el Señor no escucha los gemidos de mi corazón y retira de mí este peso. ¿Me concederá esta gracia Jesús que es tan bueno? ¿Me quitará al menos esta confusión que experimento por estas señales externas? Alzaré fuerte mi voz a él sin cesar, para que por su misericordia retire de mí la aflicción, no el desgarro ni el dolor, porque lo veo imposible y yo deseo embriagarme de dolor, sino estas señales externas que son para mí de una confusión y humillación indescriptible e insostenible. El personaje del que quería hablarle en mi anterior, no es otro que el mismo del que le hablé en otra carta mía y que vi el 5 de agosto. El continúa su actividad sin parar, con gran desgarro del alma. Siento en mi interior como un continuo rumor, como el de una cascada, que está siempre echando sangre. ¡Dios mío! Es justo el castigo y recto tu juicio, pero trátame al fin con misericordia. Señor –te diré siempre con tu profeta–: Señor no me corrijas con ira, no me castigues con cólera. Padre mío, ahora que conoces toda mi interioridad, no desdeñes de hacer llegar hasta mí la palabra de consuelo, en medio de tan feroz y dura amargura. RESPONSORIO Mt 16, 24; Hb 12, 2 R. Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, * tome su cruz y sígame. V. Cristo en lugar del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia. * Tome su cruz y sígame. Oración Dios omnipotente y eterno que, con gracia singular concediste al sacerdote San Pío participar en la cruz de tu Hijo y, por medio de su ministerio has renovado las maravillas de tu misericordia, concédenos, por su intercesión, que unidos constantemente a la pasión de Cristo podamos llegar felizmente a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo. 20
  • 21. 23 de septiembre HALLAZGO DEL CUERPO DE SANTA CLARA DE ASÍS II Orden: Conmemoración SUPRIMIDA El cuerpo de Santa Clara, fallecida en el monasterio de San Damián, a las afueras de Asís, recibió sepultura primero en la iglesia de San Jorge, dentro de la ciudad, y luego en el templo que se le dedicó. El 23 de septiembre de 1850 se abrió su sepulcro y se expusieron sus reliquias a la veneración de los fieles. Del Común de vírgenes. Himnos castellanos en el Apéndice I. Oficio de lectura SEGUNDA LECTURA De la carta de Santa Clara, virgen, a Santa Inés de Praga (BAC 314, Escritos de Santa Clara, Madrid 1982, pp. 376–379) No perder de vista los frutos de la caridad Hermana carísima, y aún más, señora respetabilísima, pues sois esposa y madre y hermana de mi Señor Jesucristo, adornada esplendorosamente con el estandarte de la virginidad inviolable y de la santísima pobreza: ya que vos habéis comenzado con tan ardiente anhelo del pobre Crucificado, confirmaos en su santo servicio; que él sufrió por nosotros el suplicio de la cruz, liberándonos del poder del príncipe de las tinieblas –que nos tenía sometidos y encadenados por la transgresión de nuestro primer padre– y reconciliándonos con Dios Padre. ¡Oh pobreza bienaventurada, que da riquezas eternas a quienes la aman y abrazan! ¡Oh pobreza Santa, por la cual, a quienes la poseen y desean, Dios les promete el reino de los cielos, y sin duda alguna les ofrece la gloria eterna y la vida bienaventurada! ¡Oh piadosa pobreza, a la que se dignó abrazar con predilección el Señor Jesucristo, el que gobernaba y gobierna cielo y tierra, y lo que es más, lo dijo y todo fue hecho! Pues si un Señor tan grande y de tal calidad, encarnándose en el seno de la Virgen, quiso aparecer en este mundo como un hombre despreciado, necesitado y pobre, para que los hombres, pobrísimos e indigentes, con gran necesidad de alimento celeste, se hicieran en él ricos por la posesión del reino de los cielos, alegraos vos y saltad de júbilo, colmada de alegría espiritual y de inmenso gozo. Vos, al preferir el desprecio del siglo a los honores, la pobreza a las riquezas temporales, y guardar cuidadosamente los tesoros en el cielo y no en la tierra, allí donde ni la herrumbre los corroe ni los come la polilla, ni los ladrones los descubren y roban, os habéis asegurado una recompensa copiosísima en los cielos y habéis merecido dignamente ser hermana, esposa y madre del Hijo del altísimo Padre y de la Virgen gloriosa. Pues creo firmemente que vos sabéis cómo el reino de los cielos se promete y se da por el Señor a los pobres. En la medida en que se ama algo temporal, se pierde el fruto de la caridad. No se puede servir a Dios y al dinero, porque se amará a uno y se aborrecerá al otro, o se entregará a uno y despreciará al otro. Un hombre vestido no puede luchar con otro desnudo, pues será derribado pronto, por tener de donde asirlo. Y es imposible morar con gloria en el siglo y luego reinar con Cristo. Y antes pasará un camello por el ojo de una aguja que subirá un rico al reino celestial. Por eso vos os habéis despojado de los vestidos, esto es, de las riquezas temporales, para no sucumbir de ningún modo ante el enemigo, para entrar en el cielo por el camino arduo y la puerta estrecha. Es un gran negocio, y loable, dejar lo temporal por lo eterno, ganar el cielo a costa de la tierra, recibir el ciento por uno, y poseer a perpetuidad la vida feliz. Por todo ello he creído un deber suplicar a vuestra excelencia y santidad, en cuanto puedo, humildemente, en las entrañas de Cristo, que os confirméis en su santo servicio; creciendo de bien a mejor, de virtud en virtud. Él, a quien servís con todo el ardor de vuestra alma, se digne otorgaros los premios deseados. RESPONSORIO Sal 83,5.6. 11 21
  • 22. R. Dichosos los que viven en tu casa, Señor, alabándote siempre; dichosos los que encuentran en ti su fuerza al preparar su peregrinación. * Vale más un día en tus atrios que mil en mi tasa. V. Prefiero el umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados. * Vale más. La oración como en Laudes. Laudes HIMNO Tú mereces un canto, mi Señor, por nuestra hermana Clara llevada en el fulgor del fuego y en el salto transparente del agua. Tú mereces un himno, mi Señor, por nuestra hermana Clara que a todos llega como el sol y como la luna estampada en el agua. Tú mereces un salmo, mi Señor, por nuestra hermana Clara que aguanta enfermedad y ama, y resiste en alabanza como el alba. Tú mereces un salmo, mi Señor, por nuestra hermana Clara que bendijo el ser tu criatura y muriendo en tu paz te dio su alma. Tú mereces la gloria y el honor por toda criatura que vive bajo el sol. Alabanza al Hijo Jesucristo y al Padre, y al Espíritu Santo por los siglos todo amor. Amén. Benedictus, ant. El Señor cambió su ceniza en corona, su traje de luto en perfume de fiesta, su abatimiento en cánticos. Oración Señor, Dios nuestro, al recordar hoy con alegría a la Santa Madre Clara, te rogamos que, por sus méritos y ejemplo, enraizados en la fe y en el amor, vivamos cada día el misterio de la resurrección y disfrutemos de tu presencia en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo. Vísperas Magníficat, ant. «Me casaré contigo en matrimonio perpetuo –dice el Señor–; me casaré contigo en misericordia y compasión; me casaré contigo en fidelidad.» 26 de septiembre SAN ELZEARIO DE SABRÁN Y BEATA DELFINA, ESPOSOS, III ORDEN TOR y OFS: MO Elzeario, nacido en Francia, luego conde de Ariano Hirpino (Nápoles), contrajo matrimonio con Delfina de Glandeves, y se mantuvieron vírgenes según se refiere; y esclarecieron la Tercera Orden franciscana con heroicas virtudes. A manos llenas distribuían entre los pobres sus copiosas riquezas y se dedicaban de continuo a la oración y a las buenas obras. Elzeario murió en Paris el 27 de septiembre de 1323; y Delfina, al 22
  • 23. cabo de cinco lustros pasados en santa viudez, falleció en la ciudad francesa de Apt el 26 de noviembre de 1358. Del Común de santos varones. Himnos castellanos en el Apéndice I. Oficio de lectura SEGUNDA LECTURA De la obra de San Agustín, obispo, sobre el matrimonio y la concupiscencia (Lib. 1. 10: PL 44, pp. 420s.) El valor y la firmeza provienen del vínculo matrimonial A los cristianos que se casan se les encomienda no sólo la fecundidad, cuyo fruto son los hijos, ni la vida honesta exigida por la mutua fidelidad, sino un verdadero sacramento, conforme a lo dicho por San Pablo: Maridos, amad a vuestras esposas como Cristo amó a la Iglesia. Y no hay duda de que pertenece a la esencia de este sacramento la inseparabilidad de los contrayentes mientras vivan y de que, excepto el caso de fornicación, nunca es lícito disolverlo. La Iglesia guarda este depósito recibido de Cristo: que mientras vivan los esposos no se pueden divorciar. Y tanto valor tiene el cumplimiento de este mandato en la ciudad Santa de Dios, en su monte santo –es decir, en la Iglesia de Cristo–, para todos los fieles casados –que son miembros de Cristo–, que aun si las vírgenes se unen en matrimonio por buscar descendencia, o si los varones toman mujer para lo mismo, nunca les es lícito abandonar al otro cónyuge, aunque uno de ellos fuera estéril y pretendiera unirse en matrimonio con otro que le proporcionara hijos. Si un varón atentara divorciarse, lo haría bajo la norma de este mundo, que le permitiría el derecho de repudio y pasar a nuevas nupcias: lo que el mismo Cristo asegura que fue concedido por Moisés a los israelitas, por la dureza de su corazón; mas ése, según la ley evangélica, es adúltero; dígase otro tanto de la mujer casada que tomara nuevo esposo. Los derechos contraídos por el matrimonio, mientras vivan los cónyuges, adquieren mayor valor y firmeza entre ellos que los lazos que pudieran dimanar de ulteriores uniones con otro. Pero no serían adúlteros, si permanecieran fieles el uno al otro cónyuge. Pero si, por mutuo consentimiento de ambos contrayentes, determinaran privarse del uso del matrimonio indefinidamente, aun entonces permanece intacto el vínculo matrimonial. Y cuanto más firme, clara y prolongada fuera esta determinación, que habría de guardarse también con mayor fidelidad, sepan que son esposos por la palabra dada en la celebración del matrimonio: no por la unión de los cuerpos, sino por la compenetración de las almas; el matrimonio no se formaliza por los actos carnales anteriores o posteriores a él, ni desaparece ni tampoco es falsa la denominación de cónyuge porque no tuvieron lugar estas uniones o porque nunca se piensan realizar. RESPONSORIO 1Co 6, 19–20; 3, 16 R. ¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que habita en vosotros? * Glorificad a Dios con vuestro cuerpo. V. Sois templo de Dios y el Espíritu de Dios habita en vosotros. * Glorificad. La oración como en Laudes. Laudes Benedictus, ant. Dichosos los que trabajan por la paz, dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Oración Manifiesta, Dios nuestro, la grandeza de tu amor hacia nosotros, que celebramos hoy la fiesta de los bienaventurados Elzeario y Delfina, unidos en santo matrimonio; y haz que nosotros disfrutemos también de la intimidad de tu amor en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo. Vísperas 23
  • 24. Magníficat, ant. La virtud se perpetúa en el recuerdo; ceñida la corona, desfila triunfadora, victoriosa en la prueba de trofeos bien limpios. 26 de septiembre BEATO AURELIO DE VINALESA, PRESBÍTERO, Y COMPAÑEROS MÁRTIRES, I ORDEN OFM Cap: ML Nació En Vinalesa (España) el año 1896. Desde joven se sintió atraído hacia la vida religiosa en la orden Franciscana Capuchina, donde ingresó. Durante la persecución religiosa en España, tuvo que abandonar el convento y refugiarse en una familia. Fue detenido y poco después lo mataron, el 28 de agosto de 1936. Murió gritando: “¡Viva Cristo Rey!” En el mismo período sufrieron el martirio otros 11 religiosos capuchinos y 5 clarisas capuchinas. Del común de varios mártires, o de santos varones: para los religiosos Oficio de lectura SEGUNDA LECTURA De las cartas del Bto. Aurelio de Vinalesa, presbítero y mártir (Arch. Post., n. 709, pág. 96) Todo pasa excepto el amor a Dios Ignoro lo que Dios quiera disponer de mi; pero por si él quisiere elegirme por víctima, quiero dirigirte unas letras de afecto y amonestación, nacidas de lo más hondo del alma. En el momento en que te escribo se persiguen como enemigos irreconciliables los que son hermanos, porque nacieron en el mismo suelo hispano y fueron amamantados con la leche de una misma fe. Y llega a tal extremo el furor de la lucha fratricida, que por doquiera no se ven más que ruinas y muerte, especialmente en la Iglesia de Dios, que es ahora cruelmente crucificada en nuestra Patria como lo fuera El en el Calvario. ¿Qué hemos de hacer o qué han de hacer los que existan después de esta terrible hecatombe? Por lo que a los ministros de Dios se refiere, ser santos como Dios es santo. Y ¿cómo traducirás a la práctica esta fórmula tú? Serás un sacerdote, y ahora seminarista, que viva del espíritu de fe, que haga lo que haga, grande o pequeño (según las selectas gracias que Dios te concediere) lo refieras siempre a Dios con la más pura intención de agradarle, buscando en todas tus obras el amor de Dios. ¿De qué sirve ganar todas las cosas del mundo si se pierde el alma? Y los sacerdotes corremos el peligro de irnos tras de los bienes del mundo, procurando dignidades, honores y riquezas y estas estorbarán más a la hora de la muerte que a los puros seglares. En cambio, el amor de Dios nos lo endulzará todo, nos lo hará todo superable y fácil, porque es más fuerte que la muerte; y sobreviniendo esta, te seguirá a la eternidad bienaventurada. Porque si las cosas de este mundo pasan, el amor no pasa, según aquella hermosa frase del Santo Doctor Buenaventura: “Omnia praetereunt praeter amare Deum”. Busca, pues, con suavidad, constancia y fuerza (pero sin turbación, precipitación) a Dios; pórtate en todo como un humilde siervo de Dios y de Jesucristo, de nuestra dulcísima Madre, y llenarás los fines de la Providencia Divina respecto a ti y darás constantemente a tu tío que espera des a Dios mucha gloria y te acuerdes de él en tus oraciones y sacrificios. Da muchos recuerdos a tus superiores, los operarios de la viña del Señor. Y recibe la bendición de tu tío que te abraza en el Señor. RESPONSORIO Mt 16, 24; Hebr 12, 2 R. Dios nos contempla, Cristo y sus ángeles nos miran, mientras luchamos por la fe. * Qué dignidad tan grande, qué felicidad tan plena es luchar bajo la mirada de Dios y ser coronados por Cristo. 24
  • 25. V. Revistámonos de fuerza y preparémonos para la lucha con un espíritu indoblegable, con una fe sincera, con una total entrega. * Qué dignidad. La oración como en Laudes. Laudes Oración Oh Dios, que has concedido a los beatos Aurelio y compañeros dar, el mayor testimonio de caridad con el derramamiento de su sangre, te pedimos permanecer siempre fieles a Cristo y no separarnos nunca de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo. 25
  • 26. 3 de octubre CELEBRACIÓN DEL TRÁNSITO DE NUESTRO PADRE SAN FRANCISCO DE ASÍS, DIÁCONO Y FUNDADOR DE LAS TRES ÓRDENES Si las condiciones pastorales lo aconsejan, se recomienda la celebración franciscana y fraterna del Tránsito de Nuestro Padre, que tuvo lugar al atardecer, a la hora de vísperas del 3 de octubre de 1226 (Ritual Franciscano OFM, pp. 327–334). 4 de octubre NUESTRO PADRE SAN FRANCISCO DE ASÍS, DIÁCONO Y FUNDADOR DE LAS TRES ÓRDENES Familia Franciscana: SOLEMNIDAD Nació en Asís en 1182. Convertido a Cristo tras una juventud mundana, renunció a los bienes paternos y se consagró por entero a Dios. Abrazó la pobreza y llevó una vida evangélica, predicando a todos el amor de Dios. A sus seguidores los formó con ejemplares normas de vida, aprobadas por la Sede Apostólica. Fundó también la Orden de Clarisas y la Tercera Orden seglar. Predicó la fe entre los infieles. Murió la tarde del 3 de octubre de 1226. Himnos latinos propios en el Apéndice II. I Vísperas HIMNO Cae la tarde lentamente mientras las sombras se alargan. Francisco sabe que llega la muerte, su dulce hermana. Mantiene enhiesto el espíritu aunque la carne está flaca. Sus miembros se tornan fríos mientras el alma se abrasa. Todos sus hijos, en torno, le dicen su amor con lágrimas, y queda el rebaño triste porque su pastor se marcha. Francisco, que mira al cielo, flácida y suave levanta una mano que bendice dispensadora de gracias. Que el error y la lujuria no mancillen vuestra casa. Sola la virtud anide en los cuerpos y en las almas. Y luego voló su espíritu como una paloma blanca que en el cielo ha puesto el nido colgando en divina rama. Al Padre, al Hijo, al Espíritu ascienda nuestra alabanza. Gloria y honor al Dios Trino por los siglos que no acaban. Amén. 26
  • 27. SALMODIA Ant. 1. Francisco, varón católico y del todo apostólico, enviado con la buena noticia de la paz. Salmo 111 Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad es constante, sin falta. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectarnente sus asuntos. El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo. No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor. Su corazón está seguro, sin temor, hasta que vea derrotados a sus enemigos. Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta. y alzará la frente con dignidad. El malvado, al verlo, se irritara, rechinará los dientes hasta consumirse. La ambición del malvado fracasará. Ant. Francisco, varón católico y del todo apostólico, enviado con la buena noticia de la paz. Ant. 2. En sus días sostuvo la casa de Dios y reparó el templo. Salmo 147 Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti; ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. El envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz; manda la nieve como lana, esparce la escarcha como ceniza; hace caer el hielo como migajas y con el frío congela las aguas; envía una orden, y se derriten; sopla su aliento, y corren. Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; 27
  • 28. con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos. Ant. En sus días sostuvo la casa de Dios y reparó el templo. Ant. 3. Sácame de la prisión: me rodearán los justos cuando me devuelvas tu favor. Salmo 141 A voz en grito clamo al Señor, a voz en grito suplico al Señor; desahogo ante él mis afanes, expongo ante él mi angustia, mientras me va faltando el aliento. Pero tú conoces mis senderos, y que en el camino por donde avanzo me han escondido una trampa. Mira a la derecha, fíjate: nadie me hace caso; no tengo adónde huir, nadie mira por mi vida. A ti grito, Señor; te digo: «Tú eres mi refugio y mi lote en el país de la vida.» Atiende a mis clamores, que estoy agotado; líbrame de mis perseguidores, que son más fuertes que yo. Sácame de la prisión, y daré gracias a tu nombre: me rodearán los justos cuando me devuelvas tu favor. Ant. Sácame de la prisión: me rodearán los justos cuando me devuelvas tu favor. LECTURA BREVE Rm 8, 10-11 Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros RESPONSORIO BREVE R. Francisco pobre y humilde * Entra rico en el cielo. Francisco. V. Lo aclaman con himnos celestiales. * Entra. Gloria al Padre. Francisco. Magníficat, ant. Francisco, del todo sumiso al Creador, tuvo sumisas a las criaturas: se servía de ellas para gloria de Dios. PRECES Invoquemos, hermanos, a Dios Padre, fuente de toda santidad que, por la intercesión y ejemplo de nuestro Padre San Francisco, nos guía por el camino de la santidad, y digámosle: Escúchanos, Señor. Padre Santo, que hiciste a tu siervo Francisco imitador perfecto de tu Hijo, 28
  • 29. –haz que nosotros, siguiendo sus huellas, observemos fielmente el Evangelio de Cristo. Padre de bondad, guía nuestros pasos por el camino de la paz, siguiendo el ejemplo de nuestro padre San Francisco, –para que, con sincero corazón, vivamos en obediencia, sin propio y en castidad. Padre altísimo y omnipotente, que dispersas a los soberbios de corazón y enalteces a los humildes, –concédenos imitar a nuestro seráfico Padre en la virtud de la humildad. Padre de amor y de misericordia, que marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo a tu siervo Francisco, –concédenos gloriarnos siempre de la cruz de Cristo. Padre indulgente, que por las súplicas de nuestro Padre San Francisco otorgaste el perdón a los pecadores, –muestra tu rostro a nuestros hermanos difuntos. Padre nuestro. Oración Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre San Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor Jesucristo. Invitatorio Ant. Venid, adoremos a cristo Rey, que enaltece a los humildes. El salmo invitatorio como en el Ordinario. Oficio de lectura HIMNO Luce el cielo su manto de estrellas en la noche callada y serena; cuando todos descansan y duermen, fray Francisco absorto está en vela. Y sus ojos, al cielo elevados, son plegaria de amor y de entrega, y su voz, un susurro de rezos, convertidos en dulces poemas. «¡Quién sois Vos, Señor mío y Dios mío! ¡Quién soy yo, vil gusano en la tierra!...» Y así pasan las horas volando, y Francisco, extático, sueña: ¡es heraldo del Rey de la gloria, y la Dama Pobreza es su dueña! Ya no cuentan dolores ni gozos, sufrimientos y dichas no cuentan. Demos gloria al Dios increado, Trino y Uno en personas y esencia, Padre, Hijo y Espíritu Santo, alabanzas y gloria eternas. Amén. SALMODIA Ant. 1. Dios me hizo olvidar la casa paterna, me hizo crecer en la tierra de mi aflicción. Salmo 1 29
  • 30. Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. En el juicio los impíos no se levantarán, ni los pecadores en la asamblea de los justos; porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. Ant. Dios me hizo olvidar la casa paterna, me hizo crecer en la tierra de mi aflicción. Ant. 2. Estimó mayor riqueza el oprobio de la cruz de Cristo, que los tesoros del mundo. Salmo 8 Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra! Ensalzaste tu majestad sobre los cielos. De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos, para reprimir al adversario y al rebelde. Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra! Ant. Estimó mayor riqueza el oprobio de la cruz de Cristo, que los tesoros del mundo. Ant. 3. He muerto al mundo y mi vida está, con Cristo, escondida en Dios. Salmo 15 Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.» 30
  • 31. Los dioses y señores de la tierra no me satisfacen. Multiplican las estatuas de dioses extraños; no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré sus nombres en mis labios. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. Ant. He muerto al mundo y mi vida está, con Cristo, escondida en Dios. V. Señor, has sellado a tu siervo Francisco. R. Con las señales de nuestra redención. PRIMERA LECTURA Del libro del Eclesiástico 50, 1. 4-5a. 6-11. 22.25. 29-37 Como sol refulgente sobre el templo real En su tiempo se reparó el templo, en sus días se afianzó el santuario. Él cuidó de su pueblo para evitar la ruina y fortificó la ciudad contra el asedio. ¡Qué glorioso era! Como el lucero del alba en medio de las nubes, como la luna llena, como el sol que brilla sobre el templo del Altísimo, como el arco iris que ilumina las nubes de gloria, como flor del rosal en primavera, como lirio junto a un manantial, como brote del Líbano en el verano, como fuego e incienso en el incensario, como vaso de oro macizo adornado de toda clase de piedras preciosas, como olivo floreciente de frutos, como ciprés que se eleva hasta las nubes. Cuando se ponía la vestidura de gala y se vestía sus elegantes ornamentos. En torno a él la corona de sus hermanos, como brotes de cedro del Líbano, lo rodeaban como tallos de palmera. Entonces bajaba y elevaba sus manos sobre toda la asamblea de los hijos de Israel, para dar con sus labios la bendición del Señor y tener el honor de pronunciar su nombre. Y ahora bendecid al Dios del universo, el que por todas partes hace grandes cosas, el que exaltó nuestros días desde el seno materno, y que nos trata según su misericordia. Que nos dé contento de corazón, y que haya paz en nuestros días. Sabia doctrina y sentencias ajustadas ha grabado en este libro, vertió de su corazón sabiduría a raudales. Feliz quien repase esto a menudo; el que lo ponga en su corazón se hará sabio. Y si lo practica, para todo será fuerte, porque la huella que sigue es la luz del Señor. RESPONSORIO 1Co 2, 4. 1 31
  • 32. R. Mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, * Sino en la manifestación y el poder del Espíritu. V. Pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. * Sino. SEGUNDA LECTURA De la carta de San Francisco de Asís a todos los fieles (BAC 399, San Francisco de Asís, Madrid 1978, pp. 55-56. 59-60) Puesto que soy siervo de todos, a todos estoy obligado a servir Puesto que soy siervo de todos, a todos estoy obligado a servir y a suministrar las odoríferas palabras de mi Señor; y quiero comunicarles las palabras de nuestro Señor Jesucristo, que es el Verbo del Padre, y las palabras del Espíritu Santo, que son espíritu y vida. Siendo este Verbo del Padre sobre manera rico, quiso, junto con la bienaventurada Virgen, su Madre, escoger en el mundo la pobreza. Y puso su voluntad en la voluntad del Padre, diciendo: Padre, hágase tu voluntad; no se haga como yo quiero, sino como quieres tú. Y la voluntad de su Padre fue que su bendito y glorioso Hijo, a quien nos dio para nosotros, y que nació por nuestro bien, se ofreciese a sí mismo como sacrificio y hostia, por medio de su propia sangre, en el altar de la cruz; no para sí mismo, por quien todo fue hecho, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas. Y quiere que todos seamos salvos por él y que lo recibamos con un corazón puro y con nuestro cuerpo casto. ¡Oh, cuán dichosos y benditos son los que aman a Dios y obran como dice el Señor mismo en el Evangelio: Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón y con toda la mente, y a tu prójimo como a ti mismo! Amemos, pues, a Dios y adorémoslo con puro corazón y mente pura, porque esto es lo que sobre todo desea cuando dice: Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad. Porque todos los que lo adoran, es preciso que lo adoren en espíritu de verdad. Y dirijámosle alabanzas y oraciones día y noche, diciendo: Padre nuestro, que estás en los cielos, porque es preciso oremos siempre y no desfallezcamos. Y de manera especial los religiosos, que renunciaron al siglo, están obligados a hacer más y mayores cosas, pero sin omitir éstas. No debemos ser sabios y prudentes según la carne, sino, más bién, sencillos, humildes y puros. Yo, hermano Francisco, vuestro menor siervo, os ruego y suplico, en la caridad, que es Dios, y con el deseo de besaros los pies, que os sintáis obligados a acoger, poner por obra y guardar con humildad y amor estas palabras y las demás de nuestro Señor Jesucristo. Y a todos aquellos y aquellas que las acojan benignamente, las entiendan y las envíen a otros para ejemplo, si perseveran en ellas hasta el fin, bendíganles el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén. RESPONSORIO Jr 11, 4; Mt 11,29; ICo 11, 1 R. Escuchad mis palabras y haced lo que os mando, * Y encontraréis vuestro descanso. V. Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo. * Y encontraréis. HIMNO Te Deum. Oración Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre San Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor Jesucristo. Laudes HIMNO Hoy a Francisco celebra el mundo con alegría. 32
  • 33. Hoy una nueva armonía resuena en la creación. Que en la mañana temprana Francisco a todos invita, para venir a la cita y bendecir al Señor. La luz que nace hoy de nuevo, el aire que se ilumina; el hombre que ya camina a su trabajo y su afán. El ave que mañanera canta con gozo profundo... Todo es hoy gozo en el mundo por el Hermano Mayor. Dad gloria a Dios, Uno y Trino, que todo nos da en Jesús. Gloria al que ofrece en la cruz camino, vida y verdad. Cantad su gloria por siempre, y, su alabanza cantando, pregone que estáis amando al Dios de toda bondad. Amén. Ant. 1. Apareció perfecto y justo, y al tiempo de la destrucción él fue el renovador. Los salmos y el cántico, del domingo de la semana I. Ant. 2. Loaba de continuo al Señor: a las estrellas, al viento, a las aves, a todas las criaturas, invitaba a alabar al Creador. Ant. 3. El Señor levantó al humilde, lo exaltó hasta los límites del orbe. LECTURA BREVE Ga 1, 15-16. 24 Aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles. Y alababan a Dios por causa mía. RESPONSORIO BREVE R. Mi corazón y mi carne * Retozan por el Dios vivo. Mi corazón. V. Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor. * Retozan. Gloria al Padre. Mi corazón. Benedictus, ant. Se mantuvo alegre al compartir los padecimientos de Cristo y, ahora que se ha manifestado su gloria, rebosa de gozo. PRECES Glorifiquemos a Cristo, que, por su muerte y resurrección, edificó su Iglesia y nos ha llamado al seguimiento de Francisco, y supliquemos humildemente diciendo: Consérvanos, Señor, en tu santo servicio. Tú que viniste a evangelizar a los pobres, enséñanos a propagar tu reino de palabra y obra, –y a instaurarlo con éxito entre los hombres. Tú, que eres luz de los pueblos y maestro de santidad, haz que permanezcamos firmes en la fe verdadera, –para que proclamemos tu nombre en todo el mundo. 33
  • 34. Tú, que diste el mandamiento nuevo de que nos amáramos unos a otros, –concédenos trabajar por el bien de todos los hombres. Tú, Sabiduría del Padre, ilumina nuestras inteligencias, –para que, fieles a la verdad, permanezcamos en el amor. Tú, que trabajaste con tus propias manos, dirige nuestro trabajo, –para que todos los que vean nuestras obras glorifiquen a Dios Padre. Padre nuestro. Oración Dios todopoderoso, que otorgaste a nuestro Padre San Francisco la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas, para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con amor jubiloso. Por nuestro Señor Jesucristo. Hora intermedia Salmodia complementaria. Si cae en domingo, salmos del domingo de la semana I. Tercia Ant. Me he puesto al servicio de todos, para ganar a los más posibles para Cristo nuestro Señor. LECTURA BREVE Flp 3, 7-8 Todo lo que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo; más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo. V. Ninguna criatura pudo apartarme del amor de Dios. R. Manifestado en Cristo Jesús. Sexta Ant. Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. LECTURA BREVE Si 3, 17-20 Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad, y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes. V. Yo soy pobre y desgraciado. R. Pero el Señor se cuida de mí. Nona Ant. Cristo Jesús me ha otorgado el premio: el conocimiento de su persona y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte. LECTURA BREVE Ga 2, 19b-20 Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí. V. Si nuestra existencia está unida a Cristo en una muerte como la suya. R. Lo estará también en una resurrección como la suya. La oración como en Laudes. II Vísperas HIMNO 34
  • 35. Ven, Francisco, a tus hermanos, visita a los pobrecillos; ven, traspasado de amor por las heridas de Cristo; como nueva primavera después del invierno frío, ¡ven, Francisco! Ven, que los hombres te vean por el mundo peregrino: liberado, sin alforja y sin dinero en el cinto; y anuncia la paz y el bien con los labios florecidos, ¡ven, Francisco! Ven con los brazos sin armas, hermano suave y pacífico; ven, menor de los menores, de corazón compasivo; profeta sin amargura, ven con el ramo de olivo, ¡ven, Francisco! Ven, penitente gozoso, que lloras de regocijo; heraldo loco de amor y paz de los enemigos; ven por los barrios y plazas, juglar del perdón divino, ¡ven, Francisco! Ven, ángel de buenas nuevas, háblanos de Jesucristo; ven, boca del Evangelio, cristiano sabio y sencillo; hermano tan deseado, Francisco tan bien querido, ¡ven, Francisco! SALMODIA Ant. 1. Nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste, crucificado. Salmo 112 Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre: de la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. ¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono. y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? 35
  • 36. Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo; a la estéril le da un puesto en la casa, como madre feliz de hijos. Ant. Nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste, crucificado. Ant. 2. Muriendo su misma muerte, para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección. Salmo 145 Alaba, alma mía, al Señor: alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista. No confiéis en los príncipes, seres de polvo que no pueden salvar; exhalan el espíritu y vuelven al polvo, ese día perecen sus planes. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él; que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que de pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. Ant. Muriendo su misma muerte, para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección. Ant. 3. Será el Señor tu luz perpetua, y tu Dios será tu esplendor. Cántico Ef 1, 3-10 Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. 36
  • 37. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra. Ant. Será el Señor tu luz perpetua, y tu Dios será tu esplendor. LECTURA BREVE Ga 6, 14. 17-18 Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén. RESPONSORIO BREVE R. Tu victoria, Señor, * Ha engrandecido su fama. Tu victoria. V. Le concedes bendiciones incesantes. * Ha engrandecido. Gloria al Padre. Tu victoria. Magníficat, ant. El Señor se fija en el pobre y vagabundo para hacerle bien, y lo levanta del polvo, le hace levantar la cabeza: muchos se asombran al verlo y alaban a Dios. PRECES Invoquemos, hermanos, a Dios Padre, fuente de toda santidad que, por la intercesión y ejemplo de nuestro Padre San Francisco, nos guía por el camino de la santidad, y digámosle: Escúchanos, Señor. Padre Santo, que hiciste a tu siervo Francisco imitador perfecto de tu Hijo, –haz que nosotros, siguiendo sus huellas, observemos fielmente el Evangelio de Cristo. Padre de bondad, guía nuestros pasos por el camino de la paz, siguiendo el ejemplo de nuestro Padre San Francisco, –para que, con sincero corazón, vivamos en obediencia, sin propio y en castidad. Padre altísimo y omnipotente, que dispersas a los soberbios de corazón y enalteces a los humildes, –concédenos imitar a nuestro seráfico Padre en la virtud de la humildad. Padre de amor y de misericordia, que marcaste con las señales de la pasión de tu Hijo a tu siervo Francisco, –concédenos gloriarnos siempre de la cruz de Cristo. Padre indulgente, que por las súplicas de nuestro Padre San Francisco otorgaste el perdón a los pecadores, –muestra tu rostro a nuestros hermanos difuntos. 37