La cordillera de los Andes comenzó a tomar su forma actual hace aproximadamente 80 millones de años debido a la actividad tectónica de la corteza terrestre, la cual continúa cambiando el relieve de la región. Hace 20 millones de años, los cambios en los Andes se volvieron más intensos durante el período Mioceno y la cordillera sigue transformándose hasta nuestros días como resultado del movimiento constante de las placas tectónicas.