El documento describe la situación de los 200 empleados de la empresa Gowex después de que su presidente Jenaro García fuera acusado de fraude. Los empleados no han recibido su salario en meses y muchos han renunciado. Antes, García motivaba a los empleados con charlas inspiradoras pero resultó ser un farsante. Los empleados piden poder participar en el caso legal contra García.

1. Abajo, Jenaro García (en el centro, con la
W en las manos, y en la foto grande) y sus
trabajadores celebran la salida a bolsa de la
empresa, en marzo de 2010. Hoy, el silencio y la
tristeza reinan en unas oficinas casi vacías.
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evapeñuela

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Los jefes que los ficharon están hoy muy ocupados intentando librarse de la cárcel.
Y a ellos nadie les paga ya la nómina.Van a la oficina sin tener trabajo.Jenaro
García,el presidente,llevaba diez años falsificando sus cuentas,pero se les ponía
como ejemplo de superación personal.Los 200 empleados afectados por el último
fiasco empresarial piden al juez Pedraz que les deje personarse en la causa.
Losnáufragos
deGowex
Los trabajadores de La firma de
jenaro garcía,responsabLe de un
fraude miLLonario,abandonados
y sin cobrar eL sueLdo
S
uena el timbre y abren la
puerta dos empleados.“No
somos muchos más”, dicen
mientras señalan al fondo
de la oficina,donde se aprecian al-
gunas cabezas ante los ordenado-
res. “Y arriba, menos. La mitad se
limitan a jugar a la Play Station”.
Mucha luz a lo largo del pasillo.
Las paredes, blancas, a juego con
los muebles.Los trabajadores des-
criben lo que fue la sala de juntas
hasta hace poco más de un mes.
“Aquí nos reunía Jenaro a todos y
nos daba sus grandes charlas de mo-
tivación”.Eran los días en que pare-
cía no haber problema en Gowex.
Hoy los 200 trabajadores que for-
maban la plantilla aún están espe-
rando la nómina de julio; algunos
tampoco han recibido la extra de
verano, ni los gastos de sus viajes
de trabajo. Se han organizado en
grupos y han nombrado portavo-
ces para defenderse,pero,antes de
hablar,piden el anonimato porque
temen represalias o,quizá,quedar-
se sin indemnización.
La situación que viven les angus-
tia.Aseguran que sí hay tarea pen-
diente,pero al tener la empresa sus
cuentas bloqueadas,no pueden ha-
cer mucho.“Nos limitamos a fichar
y poco más.Si hay alguna avería en
alguna red wifi instalada por noso-
tros, los técnicos no pueden acudir
porque no pueden pagar el viaje”.
El sueño del empresario Jenaro
García y su imperio de wifi urbano
gratuito saltó por los aires el pasa-
do 1 de julio, cuando la firma esta-
dounidense Gotham City Research
publicó un informe con las ver-
güenzas contables de la empresa.
Gotham comparaba a Gowex con
Pescanova y sus irregularidades.El
informe valoraba en cero euros las
acciones de Gowex y aseguraba que
cerca del 90 por cierto de las ventas
de la empresa no existían.Y caye-
ron en picado acciones que hasta
entonces estaban por las nubes.
“No dábamos crédito, no entendía-
mos nada”, explica una de las tra-
bajadoras del hoy inactivo departa-
mento de atención al cliente.
Sentados en torno a la misma
mesa de reuniones en la que el
ahora expresidente de Gowex reci-
bía a los accionistas,varios emplea-
dos recuerdan el día que se publi-
có el informe.“Jenaro nos prometió
otro informe,uno que rebatiera todo
lo que Gotham decía de la empresa.
Fue lo último que nos dijo a la cara.
Ya no le volvimos a ver”.
La empresa se declaró en insol-
vencia inminente e inició el pre-
• patricia Ávila
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Ángeldíaz

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concurso de acreedores en los juz-
gados de Madrid. El rumor crecía
entre los empleados. “Dejamos de
confiar.Nos planteamos para quién
habíamos estado trabajando cuan-
do nos envió un correo pidiendo
perdón”. Jenaro García se presen-
tó en la oficina a los dos días, un
domingo, con su abogado y un no-
tario para, según los trabajadores,
“asumir toda la responsabilidad y
dimitir”.Gotham detallaba en su in-
forme que Gowex –creada en 1999–
llevaba cuatro años manipulando
sus números. En realidad, lo hacía
desde 2004, según confesó García
en su carta de dimisión.La compa-
ñía pudo inflar también sus contra-
tos,como el que anunció con la ciu-
dad de NuevaYork por 7,5 millones
de dólares,cuando no sobrepasaba
los 200.000.
Hoy el caso es uno de los pufos
empresariales que tienen ocupada
a la Audiencia Nacional. Florencia
Maté, la esposa de Jenaro García,
transfirió 600.000 euros para pa-
gar la fianza impuesta a su marido
por el titular del Juzgado Central 1,
Santiago Pedraz.Lo hizo desde una
cuenta en Luxemburgo a nombre
de la sociedadArcoleVentura,pro-
piedad del matrimonio. El auditor
de la firma M&A,JoséAntonio Díaz
Villanueva –imputado por colabo-
rar en la ocultación de las cuentas
de la empresa–,no ha podido pagar
su fianza, de 200.000 euros. Es el
único implicado en el caso que, de
momento, está en prisión.
UN MITO CAÍDO
De las tres oficinas que Gowex te-
nía en carísimos puntos de Madrid,
han cerrado dos.La única activa es
la sede central, dos plantas de un
palacete de Castellana.Allí sienten
“incertidumbre, decepción, cabreo e
incluso aburrimiento.Jenaro García
nos ha dejado tirados”,lamenta una
portavoz de los trabajadores.
Empleados con tres y cuatro hijos,
mujeres o maridos en paro,hipote-
cas,facturas…,viven el peor verano
de sus vidas, mientras en los tele-
diarios y en la prensa ven salir una
y otra vez al hombre que les fichó.
“La mayoría de los empleados son
jóvenes, ingenieros con mucha pre-
paración.También fichajes de otras
empresas”,explican.Pero todos de-
penden de un sueldo que no lle-
ga.“Yo no puedo decirle a mi casero
que no tengo para pagarle porque
las cuentas de la empresa están blo-
queadas”, dice la portavoz, madre
de tres hijos que lleva dos meses
sin pagar el alquiler de su casa.
Mañana serán menos. Muchos
técnicos se han ido ya; otros están
a punto.Un joven padre de familia,
ingeniero de proyectos, fichaba la
pasada semana por última vez en
Gowex tras cinco años. Ha renun-
ciado a pelear por la indemniza-
ción: “Pedí hace quince días la baja
voluntaria,me voy a otro curro”,ex-
plicaba tajante mientras se despe-
día de los demás.
Se les ha caído un mito. El líder,
Jenaro García,“ahora es un farsante;
hace un mes era un jefe preocupado
por su plantilla”, comenta un gru-
po de trabajadores. “Venían mucho
su mujer y los hijos, la oficina pa-
recía una continuación de su casa”,
relatan.García ejercía un liderazgo
especial en su empresa, basado en
una aparente cercanía con su gen-
te. Les preguntaba por la familia,
invitaba a cafés, organizaba cada
dos semanas apasionadas reunio-
nes para hablar de los proyectos y
motivarlos. “Incluso cuando salió el
informe de Gotham, insistía en que
los problemas nos hacen más fuer-
tes. Que de todo se sale”, explica un
técnico asiduo de aquellas juntas.
Procuraba darle carisma a sus
charlas.Para “mostrarse como un lu-
chador”, más de una vez sacó unos
hierros de “su mochila de la suerte”,
recuerdan los trabajadores. “Decía
que eran de un aparato ortopédico
que tuvo que llevar tras un accidente
en el que quedó gravemente herido y
en el que perdió a gran parte de su
familia”, cuentan. “Pero los compa-
ñeros que siempre se sentaban en las
■ “para
motivarnos,
nosenseñaba
unoshierros.
decíaqueeran
deunaparato
ortopédico,que
habíasuperado
unaccidentemuy
grave.peroeran
deunparaguas”
Elinicio
La red de
quioscos con
internet gratuito
en Madrid fue el
punto de partida
de los proyectos
wifi de Gowex
en 2009. Ahora
no se sabe hasta
cuándo seguirán
funcionando.
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paco campos
gerard julien

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primeras filas dicen que los hierros
eran en realidad de un paraguas”,
comentan bromeando.
Creían en Gowex y en su jefe:
“Pensábamos que esa cercanía no
se daba en otras empresas y nos sen-
tíamos bien”. Lejos queda aquella
ficción, la realidad les ha estallado
en la cara. “Le daba mucho bombo
a todos los proyectos. Sabía ven-
der la moto, y nos la vendió a no-
sotros y al resto del país”, explica
uno de los portavoces, del área de
infraestructura.
“erA COMO UNA seCTA”
Los pocos que quedan reconocen
que “nunca han tenido comité de
empresa; las relaciones iban bien
y no había problemas. Ahora ya es
tontería crearlo”. Una trabajadora
resume:“Aquello era como una sec-
ta”.De ahí que nunca nadie pudie-
ra pedir explicación sobre los con-
tratos o las diferencias salariales.
Por eso no pueden calcular el sa-
lario medio de la empresa.
Los trabajadores aún reclaman
poder personarse en la causa que
se sigue en la Audiencia Nacio-
nal como parte perjudicada. Nino
Suanzes,abogado de 70 trabajado-
res, asegura que recurrirá la nega-
tiva que les ha dado el juez Pedraz.
Suanzes les aconseja que de mo-
mento “permanezcan en sus pues-
tos de trabajo y que esperen las de-
cisiones que tome el juez”, explica
a interviú.
Pero no todo era una ficción en
Gowex. Los empleados aseguran
que los proyectos que firmaban
eran reales. “Nosotros teníamos
mucho trabajo. Los proyectos esta-
ban ahí,se diseñaban y se llevaban a
cabo”,aclaran.“Hemos perdido mu-
chos clientes.La EMT de Madrid ha
cortado la línea de wifi”, lamentan.
Hoy dirige Gowex Javier Solsona,
como administrador judicial.Era el
número tres de la empresa,tras Je-
naro y el director financiero,Fran-
cisco Martínez Marugán. Los tra-
bajadores creen que han sido muy
lentos –un mes– al asignarles un
administrador.Y algunos deploran
la elección:“Estaba imputado hasta
hace tres días y ahora lo nombran”,
protesta una empleada.Un compa-
ñero suyo la rebate: “Solsona se ha
encontrado con la mentira y no sabía
nada de la falsificación de las cuen-
tas”. Otro empleado resume califi-
cando a García:“Es una persona que
tiene su propia realidad paralela.Él
mismo se ha creído su farsa”. ■
Sedescaras
Jenaro García
no reparaba
en gastos al
elegir las sedes
madrileñas de su
compañía. Sobre
estas líneas, la
oficina cerrada
de Gowex en
la plaza María
Soledad Torres
Acosta, junto a
la Puerta del Sol.
En el centro, en la
calle Jorge Juan,
junto a Serrano;
también cerrada.
A la derecha, la
única abierta,
su central en
Castellana.
Losjefazos
Arriba, el auditor
de la firma M&A,
José Antonio
Díaz Villanueva,
antes de entrar
en prisión. En el
centro, el director
financiero y
número dos de
Gowex, Francisco
Martínez
Marugán. En
la otra página,
Javier Solsona,
el administrador
judicial.
juanjo martín
fotos: eva peñuela