El documento discute los roles de los profesores como intelectuales y la crisis educativa actual. Argumenta que las escuelas se enfocan demasiado en adiestrar a los estudiantes y someterlos bajo dominio en lugar de tratarlos como seres activos y reflexivos. Rechaza la idea de que el desarrollo solo se produce a través del conflicto. Concluye diciendo que es importante que los jóvenes tomen el mando en el futuro y que es mejor dejarlos en buenas manos.