El dióxido de carbono no es tóxico pero en altas concentraciones puede hacer que la respiración sea más fatigosa. En espacios cerrados como aulas, los niveles normales de CO2 deben estar entre 500-700 partes por millón. Si hay mucha concentración de CO2, es posible respirar el CO2 de otras personas que podría contener el virus COVID-19, aumentando el riesgo de contagio.